El silencio que se instala en la habitación después de las palabras de Anastasia es tan pesado que se siente como un grueso y frío cristal que podría romperse en cualquier momento. Layeska se queda quieta en su lugar, observando a Anastasia con los ojos abiertos de par en par, su respiración pasando de tranquila a ser entrecortada y en sus labios comienza a hacerse presente el temblor de quien contiene sus lágrimas. Poco a poco, la sonrisa que hasta hace unos instantes iluminaba su rostro comienza a desvanecerse, dando paso a un gesto de confusión y profunda tristeza. Sus ojos que ante brillaban con ilusión, ahora lo hacen con las lágrimas no derramadas, es claro que aún está luchando por entender lo que acaba de escuchar de la voz de la mayor. Anastasia lo nota de inmediato y, conmovida y preocupada ante su reacción, se apresura en extender su mano hacia ella, queriendo tomarla entre sus brazos, queriendo darle el consuelo y la seguridad sabe necesita en ese momento. —Layeska…—
Anastasia se incorpora en la cama con cuidado, asegurándose de no despertar a Layeska. Después de lograr calmar su llanto, su pequeña duerme profundamente, con su pequeño rostro relajado y una ligera sonrisa aún en sus labios, como si el consuelo del abrazo de su madre la hubiera llevado a un sueño tranquilo.Anastasia no puede evitar mirarla por un momento y luego sonríe con ternura, dejando un suave beso en su mejilla antes de apartarle un mechón de cabello de su rostro y acomodarlo detrás de la oreja.Con pasos ligeros, se desliza fuera de la habitación y baja las escaleras en busca de un vaso de agua. Sin embargo, antes de llegar a la cocina, nota que las luces del pasillo exterior aún permanecen encendidas y un impulso la hace desviarse en esa dirección. Al asomarse en el cristal de la puerta, se encuentra con la figura de Dmitry sentado en el porche, con la espalda apoyada en la silla y la mirada perdida en la oscuridad de la madrugada.Por un instante, simplemente lo observa. No
Los pasillos del instituto son largos y fríos, con paredes de un blanco impecable que reflejan la luz de los enormes ventanales del pasillo. Dmitry camina lentamente, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, su mirada totalmente fija en el suelo.Según su madre, este sería su nuevo colegio, pero a él no le gusta esa idea en lo absoluto. El lugar es grande, elegante, pero también solitario y lúgubre, puede sentir como si un fantasma pudiera aparecer de un momento a otro en cualquier esquina. No es como su antigua escuela, donde siempre había risas y gritos de niños corriendo por los pasillos. Aquí, el silencio pesa demasiado.Al llegar al final del pasillo, se detiene y se acomoda los lentes con un gesto automático antes de soltar un bufido de aburrimiento. Piensa en regresar por donde vino y quedarse junto a su madre, quien seguramente sigue hablando con los profesores en la dirección. Pero justo cuando está a punto de darse la vuelta, un sonido capta su atención.Un vio
El bullicio del festival escolar se extiende por todos los pasillos del instituto hasta llenar cada rincón, las risas y charlas animadas llenan el ambiente mientras los estudiantes deambulan entre los puestos decorados con esmero.Anastasia sonríe mientras se acerca a la entrada de su salón y deja sobre la mesa una caja con botellas de agua para todo el grupo.—Sin dudas este año seremos el mejor evento del festival—son las palabras de Nadia, la líder del salón.Anastasia solo sonríe y observa por el pasillo, notando que tienen una larga fila de chicas y chicos a la espera de que su actividad comience. No puede evitar sentirse satisfecha con el resultado: después de todo, la idea del stand de besos fue un dolor de cabeza con los profesores y directores, pero ahora es seguro que será un éxito total.—¿Se imaginan que el día de hoy se forme alguna pareja? —son las palabras de Laila, mismas que salen en un tono cantarín y lleno de emoción.—Tierra llamando a Laila—responde Ilich mientras
El salón del comité estudiantil está repleto de voces y opiniones que se entrelazan en el aire. Sentados en círculo alrededor de una gran mesa de madera pulida, los miembros del comité exponen ideas y propuestas sobre cómo se debe realizar el festival de verano, pero Arman apenas si les presta atención, para él ese festival no es más que una tontería donde la mayoría de los niños mimados de la escuela, pueden presumir el dinero de sus padres.Sentado con la espalda apoyada en el respaldo de su silla, su mano se encuentra sosteniendo su rostro con aire desinteresado mientras buscando de distraerse deja que su mirada se pierda en la imagen que se filtra atreves de la ventana.Afuera, el sol de la tarde ilumina el campus del instituto. Los pasillos están casi vacíos, los estudiantes deben estar en sus últimas clases, pasando los últimos minutos en la biblioteca o en enrollándose en los laboratorios vacíos.Pero en las gradas cercanas a la cancha, ajeno a cualquier norma o responsabilidad
༻ UN MES DESPUÉS ༺ ༻ ROMA - ITALIA ༺El vestíbulo del hotel está lleno de voces, risas y pasos apurados mientras los grupos de estudiantes se reúnen en torno a sus profesores responsables. Una vez que termina de verificar el registro de sus chicos, la profesora Mariana se acomoda en el centro, sosteniendo con una mano una lista de nombres y, con la otra, un llavero del que cuelgan varias tarjetas magnéticas.—Ok chicos, silencio, por favor —pide, elevando un poco la voz para hacerse oír sobre el bullicio de sus estudiantes.Poco a poco las conversaciones se van apagando hasta que finalmente, solo queda el leve murmullo de fondo del hotel.—Antes de que comiencen, quiero recordarles que cualquier comportamiento indebido será causa para que queden suspendidos o incluso expulsados del colegio, así que les recomiendo que se diviertan y se comporten.Y sus palabras no hacen sino comenzar el run run de quejas bajas por parte de todos pues consideran que si están de viaje solo deberían co
El sol de media tarde baña la plaza con demasiada intensidad para el gusto de Grigori, y es que la luz dorada e intensa de esa hora, se refleja en la superficie cristalina de la gran fuente que se alza frente a ellos siendo el centro de atención. El guía del grupo, un hombre de mediana edad con una voz monótona, sigue hablando sin pausa sobre la historia y construcción de la fuente. Menciona fechas, arquitectos y anécdotas que, para la mayoría de los estudiantes, no son más que ruido de fondo mientras cuchichean entre ellos.Y definitivamente, para Grigori no son más que eso.Desde el momento que comenzaron con el recorrido, o desde que se detuvieron frente a la fuente, su atención no ha estado en el hombre que parlotea sin cesar y sin ánimo, sino en la persona a su lado.Arman definitivamente es el único de todos ellos que realmente le está prestando atención al hombre.Y es que el pelinegro observa con fascinación cómo los ojos del más bajo brillan de emoción mientras escucha atent
Una vez que cierra la puerta detrás de él, Arman es recibido por un aroma inconfundible: cigarrillo.Frunce el ceño de inmediato. Y aunque en otro momento reñiría con Grigori por ese tema, justo ahora no está de humor para discutir sobre ello.Con un suspiro cansado, avanza por el breve pasillo y entra del todo en la habitación y recorre el espacio con la mirada en busca de Grigori. El aroma del cigarrillo es demasiado fresco como para que él hubiese salido antes de su entrada.Aunque en un principio no lo ve en ninguna parte, cuando escucha el sonido del agua correr en la ducha, entiende que él se encuentra allí.—Claro que sí… —murmura para sí mismo, para luego dejarse caer pesadamente sobre la cama.El colchón se hunde ligeramente bajo su peso, y Arman deja que su mente vague y se pierda en otra parte.Con movimientos pausados, saca la carta de su bolsillo y la observa con detenimiento.El papel es de un tono rosado pálido, con bordes doblados con mucho cuidado. Un aroma dulce flot