Temprano en la mañana, Noah se dirigió a Hidden Beauty y solicitó ver a Landon en su oficina. Nadie podía subir a su piso sin autorización, así que comunicaron al presidente que Noah Valenzuela necesitaba hablar con él de un tema urgente.Landon tenía la sospecha de que aquel sujeto ya sabía que Arantza eligió regresar a la empresa de cosméticos y probablemente quería realizar algún reclamo. No le sorprendió, pues presintió que eso sucedería. Por lo tanto, lo recibió en su despacho.—Señor Valenzuela —pronunció Landon con educación luego de que Noah haya atravesado la entrada de la oficina. Luego, se levantó del asiento que se hallaba ubicado detrás de su escritorio y se abrochó el botón del saco—. Así que decidiste hacerme una visita.—Mentiría si dijera que me complace estar frente a ti, pero esto me resulta de lo más desagradable —manifestó sin filtros. No tenía ninguna intención de actuar cínicamente delante de Landon.—Creo saber por qué estás aquí —asumió el presidente—. Es por
Arantza hizo un gesto de fastidio y exhaló de manera ruidosa.—Está bien, tendré cuidado —alegó.—Si alguna vez te sientes en peligro, contáctame de inmediato. Debes estar atenta a cualquier señal extraña que notes en él —declaró.—Creo que estás exagerando, Noah…—No, Arantza. Preocuparse nunca está de más.—Pero fue la mismísima señora Parodi quien le entregó su prestigiosa empresa a Landon. ¿Porqué lo haría si se tratara de un hombre peligroso? —cuestionó.—¿Y si Landon amenazó a la señora Parodi de alguna manera? ¿Si la extorsionó hasta conseguir que ella lo dejara estar al mando de Hidden Beauty?—Lo que dices es ridículo. La señora Parodi no es una persona que permitiría que alguien la chantajeara. Es una mujer poderosa y muy influyente —refutó.—No hay que descartar esa posibilidad. Aunque te parezca difícil de creer, es probable que eso haya sucedido.Arantza cerró los párpados y soltó un largo suspiro.—Noah, en cuanto hallen para mi reemplazo, empezaré a trabajar con Landon
Al caer la noche, Landon y Arantza se dirigieron a un restaurante y se acomodaron en una de las mesas. Luego de realizar la orden, se dispusieron a disfrutar del agradable ambiente del sitio. —Gracias por haber aceptado mi invitación —expresó Landon. —Dijiste que es para celebrar mi primer día de trabajo —le sonrió Arantza. —Claro, pero debo admitir que tengo otros motivos ocultos —expuso—. Me gustaría que conversáramos y que me dejaras acercarme a ti de una manera más personal. Arantza levantó ambas cejas debido a la impresión que le causó aquella declaración, para después esbozar una sonrisa. —En ese caso, no te molestará que yo también tenga mis propias razones para haber aceptado esta cena —insinuó. —Mencionaste que querías hacerme algunas preguntas. ¿Es sobre Lenya? —asumió. —No, es sobre ti —alegó—. Ya que dices que quieres acercarte a mí, quisiera tomarme la libertad de preguntarte cosas acerca de tu vida. Landon se quedó callado por un rato, ligeramente aturdido. Le gus
Landon y Arantza continuaron platicando mientras cenaban.—Lo siento, terminé hablando de Lenya de nuevo —expresó la muchacha con nerviosismo.—Supongo que es difícil que no la menciones, ya que ella estuvo presente en una parte muy importante de tu vida e hizo cosas por ti que nunca olvidarás —asumió.—¿Tú nunca has tenido a alguien especial, Landon? —cuestionó de repente.Aquello fue un choque directo al corazón del hombre, pues ese alguien especial estaba justo frente a él e irónicamente le estaba haciendo esa pregunta.—Sí, lo tuve —afirmó—. A mis veinte años, conocí a una mujer espléndida y singular. La primera vez que la vi estaba fuera de una oficina y no traía puesto sus zapatos, lo cual llamó mucho mi atención —expuso por una cuestión de impulso, dejándose llevar por sus emociones y sonriendo con añoranza.—¿No tenía puesto sus zapatos? ¿Era una chica tan traviesa? —aquello le resultó gracioso a Arantza, así que soltó una risita. Jamás se le habría pasado por la mente que se
La semana transcurrió con normalidad y Landon no volvió a tocar el asunto con Arantza. Se dispusieron a trabajar y se enfocaron en sus labores, aunque, de vez en cuando, se dedicaban miradas fugaces que expresaban mucho más de lo que las palabras podían.Al llegar el sábado, Landon se dirigió al gimnasio de Dimas como de costumbre. La idea era ir con Arantza como llevaban haciéndolo desde hacía tiempo, pero la muchacha le comentó que no podría acompañarlo esa mañana debido a que prometió que ayudaría a su madre a mover unos muebles y hacer una limpieza completa en la casa. Landon se ofreció a ayudar, pero Arantza insistió en que no quería incomodarlo.Mientras el hombre golpeaba con fuerza la bolsa de arena, Dimas se aproximó a él para iniciar una plática.—¿Arantza no vino contigo? —soltó. Había aprendido a tutearlo, por lo que lo trataba con confianza.—Dijo que estaría ocupada, así que vine solo —Landon detuvo sus movimientos y se secó el sudor de la frente.—Es una pena, ya me hab
Siguiendo el consejo de su empleado, Noah se dirigió a casa de Arantza durante la noche. La había llamado al celular para pedirle que lo recibiera en cuanto llegara con la excusa de que extrañaba su amistad con ella.Concluyó que debía tratar de mantenerse cerca de Arantza tanto como fuera posible, pues ella podría decirle lo que necesitaba saber sobre Landon y obtener las piezas que faltaban para armar el rompecabezas.—Tiempo sin vernos —articuló Noah cuando Arantza le abrió la puerta.—Para ser honesta, me sorprendió tu llamada —alegó—. Después de nuestra última charla, creí que estarías molesto conmigo.—No negaré que me enfada que defiendas a Landon Parodi a capa y espada, pero trataré de no perder el control —expresó—. A decir verdad, no me agrada que discutamos, pero me inquieta que confíes tanto en ese hombre.—Sabía que las cosas no iban a ser igual entre tú y yo, pero, sinceramente, me duele que nos hayamos distanciado —declaró—. Sin embargo, no quisiera que mi comportamient
—Oh, vamos. No seas obstinada —insistió Landon.—Debiste consultármelo primero —regañó Arantza.—¿Qué tipo de sorpresa hubiera sido si te lo decía? —Mi jefe no tiene por qué darme sorpresas, ni obsequios —recriminó.—Esto no es un regalo de mi parte. Es un elemento de trabajo. Me encanta llevarte a casa y no tengo ningún problema en hacerlo cada noche, pero no he dejado de pensar en que te hacía falta tu propio medio de transporte. De esa forma, tú serás la que me lleve a las próximas reuniones de negocios. Incluso, podremos viajar en este vehículo y tú conducirás. Y lo del vestido… creo que la explicación sería redundante, ¿no? Quiero que me acompañes a un evento.—¿Buscas hacerme creer que este coche corre por cuenta de la empresa? —arqueó una ceja—. No te esfuerces porque sé que no es así, tú compraste todo esto con tu dinero.—Arantza, solo acéptalo —persistió.—Ni hablar —se mantuvo firme.—Por favor, no lo rechaces —se acercó a ella y ubicó una mano en cada hombro—. Desde este
Landon y Arantza continuaron caminando dentro del salón mientras conversaban.—Esta noche, estás más hermosa que de costumbre —expresó el presidente, sonrojando a la muchacha.—Tienes buen gusto para la ropa. Este vestido que elegiste para mí es precioso —manifestó.—Y tú sabes lucirlo muy bien. Cualquier prenda se vuelve bella cuando lo traes puesto —acotó.Arantza le dedicó una sonrisa tímida. Su corazón se regocijaba siempre que recibía algún halago suyo.—Este evento solo es una reunión social sin ningún fin en particular, pero la gente asiste con su ropa más ostentosa como si estuvieran en un desfile de gala —comentó la joven, observando a su alrededor.—Solo es un encuentro de los que pertenecen a la alta sociedad. Se juntan para alardear sobre sus empresas y sobre el dinero. Incluso invitan a algunos reporteros para que sean testigos de esta aburrida fiesta —señaló—. Me abruma tanta hipocresía, pero debo estar presente, aunque nada de esto me agrade. Como soy un personaje nuevo