El fin de semana le pareció extremadamente largo a Emely, quién se dedicó a estudiar para así ocupar su tiempo.El sábado por la noche llegó su mejor amiga, Lisbeth, para hacerle una reconfortante visita.—¡He venido a sacarte de tu miseria!— le dijo con tono jocoso, a lo que ella rió. Media hora las tarde estaban saliendo con dirección a la plaza. Comparon comida chatarra, gaseosas y se dispusieron a pasar un rato agradable.—¡Está deliciosa!— dijo dando otro mordisco a su hamburguesa.—Creo que han mejorado mucho—Lisbeth se limpió la salsa que caía de la comisura de su boca— al principio no eran tan buenas, pero ya ves que hasta esperan en filas por una de éstas.—Si.—A ver guapita, ¿Cómo va tu vestido?—Fabi ya me ha tomado las medidas, he escogido el modelo, está precioso Los, te enamorarás de él. Ésta semana comienza a realizarlo realmente, ya he comprado la tela y me ha dicho que comenzó con los primeros cortes, necesito comprar más encajes, pedrería, y la tela para el velo, ¡S
Emely Simmons, no entendía lo que estaba ocurriendo, pero si sabía que era algo malo, muy malo, es por ello que corrió a cambiarse de ropa, debía hablar con él.Tomó un rápido baño y se colocó una ropa sencilla aunque muy bonita, decidió usar unas gafas de sol, con la finalidad de que ocultan la inflación de sus ojos. Sin esperar más salió en busca de un taxi que la trasladará sin retraso a casa de Mateo.En cuánto llegó fue Liliana quién le abrió la puerta.—Buen día, madre.—Buen día hija, adelante— le abrió la puerta— Mateo está en la cocina, me atrapaste de salida, voy al mercado— se inclinó hacia ella y le besó la mejilla— está un poco serio, quizás tuvo algún problema en la universidad— Emely asintió y se levantó las gafas. Liliana gimió al ver su inflamado rostro— Oh, no llores hija mía, todo estará bien.En cuanto ella se fue, Emely dejó su cartera sobre el sofá y se dirigió a la cocina. Allí estaba él, sirviendose un vaso con zumo de naranja, su cabello aún húmedo por la duch
El camino de regreso a su casa fue eterno para ella, sentía que el dolor había comenzado a consumirla, que la angustia la ahogaba, quería detenerse, bajarse del taxi y gritar, gritar todo lo que pudiese hasta perder la voz, hasta desmayarse y nunca volver a despertar.Era un dolor tan grande que difícilmente podría ser puesto en palabras, no, no podía expresarlo, solo sabía que respirar dolía, caminar dolía, vivir dolía.En cuanto llego, agradeció de que la casa siguiese sola. Entró a su cuarto y lanzó su cartera al suelo, arrojó a lo lejos sus gafas, se acurrucó en su cama trayendo hacia ella los peluches que Mateo le había dado, sosteniendo a Theo contra su pecho mientras el anillo de compromiso brillaba en su dedo.Comenzó a gritar de dolor, gritos que solo eran ahogados por el peluche, lloró y gritó sin control, sintiendo como su garganta era desgarrada por el dolor.—¡Dios mío, no!— sollozaba. ¿Por qué Mateo le hacía aquello? Él sabía que le había costado mucho creer en él, darle
Al llegar a casa se encontró sola, la rabia el dolor y la ira se mezclaron con la humillación, encontró las cajas que contenían el primer pedido de copas, las rosas falsas que llevarían dentro, los bolw de cristal.—¿POR QUÉ ME PASA ESTO A MI, POR QUÉ?— preguntó en gritos mientras comenzaba a arrojar con fuerza las copas y todo a su paso, todo volviéndose añicos al impactar contra el suelo o la pared, era estúpido romper los objetos, ellos no tenían la culpa, pero no podía evitarlo, necesitaba de alguna manera liberar toda esa frustración.Al día siguiente fue a casa de Fabi, quién la recibió con abrazos y besos, era una mujer mayor, muy buena y dulce, cariñosa, una modista de gustos exquisitos y refinados.—Pasa cariño, pasa— la animó, cerrando tras ella— pasa que justo ahora estaba pegando las mangas de tu vestido. —Emely observó el enorme vestido de tela blanca sobre la mesa, las lágrimas subieron a sus ojos y no contigo el gemido de dolor— ¿Qué ocurre?— Fabi la miró asustada— ¿No
Estaba en la cocina con su madre, compartían un momento preparando una deliciosa receta de ñoquis, cuando el timbre sonó.—Yo voy— dijo Elena, sonriendo.—Gracias, madre— respondió al gesto. Escuchó las voces conversar, eran femeninas. ¿Quien habría llegado?—¡LA BUENA HIJA VUELVE A CASA, YA LLEGUÉ!—gritó Lisbeth entrando a su casa, Emely la vio y sintió deseos de llorar, no había podido hablar con ella, ya que se encontraba en el oriente del país, visitando a sus abuelos paternos, no quiso contarle lo que estaba sucediendo por celular, corrio hacia ella y la abrazó con todas sus fuerzas. — Debo irme más seguido— dijo riendo— Madre, mira nada más como me recibe después de una semana fuera— le dijo a Elena con una sonrisa— de haberlo sabido, me voy antes, me hacía falta este abrazo.—Estoy tan feliz de que estés aquí, Lis.—Eso veo— le sonrió — ¿Cómo has estado?—¿Que les parece si se van a la habitación, y yo termino con esto?— preguntó Elena sonriendo.—Gracias, madre— respondió Emel
Una semana más tarde, Emely se sentía más recuperada, había comenzado a alimentarse mejor, a estudiar más y olvidarse de las lágrimas. No entendía porqué no podía sencillamente arrancarse a Mateo del alma, ya no lloraba como antes, pero en ocasiones dejaba derramar algunas lágrimas por su amor fracasado, sin embargo no podía evitar extrañarlo, extrañar lo que le había hecho sentir. No quería asumirlo para nadie pero, las inseguridades habían vuelto, se sentía inseguridad e inconforme con su apariencia, con su cuerpo, su autoestima se había ido al suelo. Si, todos decían que era muy bonita, pero ella se miraba al espejo y ya no encontraba la belleza que antes solía ver, no sabía cómo sentirse realmente y se preguntaba si algún día podría volver a amar, después de todo aquel dolor.Precisamente por eso había evitado iniciar alguna relación. El primer amor que conoció Maikel, la había lastimado demasiado y ahora Mateo, se había encargado de destruirla emocionalmente, aquello era muy difí
Denisse, se quedó viendo fijamente la puerta por dónde las mujeres y la niña se habían marchado, sus ojos se llenaron de lágrimas comprendiendo que de manera inconsciente había sido parte de una traición, y lo peor de todo es que Emely daba la impresión de ser una excelente chica, lentamente se giró hacia su novio, mirándolo a través de la cortina de lágrimas.—Mi amor. . .— comenzó él, pero ella soltó su mano y se puso en pie de inmediato.—Ahora resulta que si soy mi amor, pero frente a Emely no dejabas de llamarme por mi nombre— Mateo suspiró y se puso en pie, mirándola con ¿arrepentimiento?, ¿Vergüenza?—Lo siento mucho— intentó tocarla, pero ella se alejó mirándolo con una mezcla de furia y tristeza.—Sentirlo no es suficiente Mateo, yo soy mujer también, lo he visto en sus ojos antes de irse, le has causado un dolor terrible.—Lo sé — dijo bajando la vista al cielo.—¡Por Dios, Mateo!, ¡Prometido, su prometido!— dijo llena de angustia.—Lo era, ya no lo soy, estamos juntos ahora
Agradecida estuvo Emely de que no había visto a Mateo en las próximas semanas, no sabía cómo podría haber reaccionado al tenerlo de frente, había llorado amargamente al descubrirse traicionada, ni siquiera había terminado la relación con ella, cuando ya estaba con otra. Ese tiempo en el muelle, era tiempo que había disfrutado con otra, y ella como tonta angustiada y muerta de miedo porque le hubiese ocurrido algo.Claro y mientras la preocupación acababa con ella, él estaba revolcándose con Denisse.¡Qué estúpida había sido!¿Cómo se podía ser tan tonta en la vida?, ¿Cómo?A pesar de que aquello le dolía terriblemente, no podía cortar la relación con Liliana o con el resto de la familia, los quería demasiado.Aquel día había pasado la tarde con Liliana. Luciana, no se encontraba ya que estaba en casa con su padre y Alexa. Emely, solo rogaba porque estuviese bien, sin embargo había pasado momentos agradables con Liliana y Jackson, quién le mostraba mucho apoyo y cariño, animándola en t