Un Castrioli abandonado

El mafioso salió de su despacho, estaba molesto, confundido y algo ansioso, había escuchado las palabras de su esposa y no le habían gustado nada

— Eleanor, ¿a dónde creés que vas? ¿qué significan esas maletas?

— Significan que saldré de viaje, me iré unos días, necesito pensar muy seriamente algunas cosas

— ¿Con tu ex jefe Santino? ¡es muy iluso de tu parte pensar que yo permitiré que te vayas a ver con ese imbécil!

— Ah, ¿con que eso es? ¡cómo siempre son tus celos enfermos los que hablan aquí, pues bien, no te estoy pidiendo permiso, saldré de viaje porque así lo quiero, y si no quieres que regrese no voy a volver, estoy harta de ti, de que me controles todo el tiempo, de no ser yo misma, esto se acabó Nathan, no soporto más vivir a tu lado!

— Eleanor, piensa bien tus palabras, estás molesta pero te estás excediendo, hablemos las cosas con más calma

— ¡No, ya no quiero hablar, quiero irme, alejarme de ti, de tu egoísmo, apenas puedo creer que mis dos hijos estén sufr
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