Concentrarme en las reuniones que tuve ha sido una tarea casi imposible. Era solo cuestión de verla sentada al otro lado de la mesa de reuniones y sentir ganas de volver a tenerla entre mis brazos. Es una locura lo que estamos haciendo porque básicamente estamos mezclando absolutamente todo, y si hay una cosa que aprendí en este mundo de los negocios, es que no debe mezclarse con el placer, pero con ella rompo todas mis reglas.Ahora escucho al gerente del banco del otro lado de la línea y yo solo puedo verla a ella moviéndose de un lado a otro en su oficina a través de las puertas de vidrio que conectan su oficina y la mía.—Le enviare el documento firmado hoy mismo, no se preocupe —le informo al gerente con tal de concluir esta llamada.Una vez que ambos nos ponemos de acuerdo en los detalles, cuelgo el teléfono y me pongo de pie para ir hacia su oficina. Abro la puerta corrediza y entro bajo el efecto de esa mirada azul.—¿Te gusto tu oficina? —averiguo sonriente.—No has venido ha
Una semana después: 24 de junioEstos últimos días han sido un caos completo. Por una parte, Haizea y yo hemos estado sobrepasados de trabajo, y es que su proyecto ha sido bien recibido por todos los gerentes, aunque eso tan solo ha sido una formalidad ya que con mi sola autorización bastaba. Verla planificando los detalles con tanto entusiasmo me ha hecho muy feliz. Por otro lado, la planificación financiera para el proyecto es algo que estuvo a mi cargo, y como siempre, ha sido difícil lidiar con los bancos.A pesar de todo esto, las noches junto a ella se han vuelto toda una aventura. Perderme entre esos besos improvisados y los rincones de la casa que hemos conquistado juntos, han hecho que todo fuera mucho más fácil. Hoy, sin embargo, todo cambia una vez más ya que finalmente ha llegado la hora de que ella y yo finalmente nos vayamos lejos y solos.La observo sentada a mi lado en el avión y sonrió al darme cuenta de la manera tan entusiasta con la que mira a través de la ventanil
Al día siguiente: 25 de junioNi ella ni yo tenemos claro cuanto tiempo ha pasado, entre lo ocurrido en la habitación, y el cambio de horario, todo se ha vuelto un poco más confuso. La única certeza que tenemos es que finalmente estamos en el coche rumbo a nuestra bungaló a orillas del mar, y ella no deja de mirar todo a su alrededor.—Sé que tal vez era mejor venir en verano, pero lo único que quería es que estuviéramos solos y lejos de todo —comento obteniendo su atención.—Pero, no hace frio, al menos no en esta zona —menciona y me gusta saber que no es necesario que haga 30 grados para que el clima de verano este perfecto para ella.—Eso es verdad, esta isla se caracteriza por tener un clima bastante estable, normalmente entre los 22 y 27 grados, no está mal, ¿no? —comento.—Esta perfecto —responde y acaricia mi rostro con la yema de sus dedos dejando así un sinfín de sensaciones en mi piel—. Y si tenemos frío, estoy segura de que encontraremos la manera de elevar la temperatura —
—¿En qué piensas? —le pregunto mientras paseo la yemas de mis dedos por el centro de su espalda desnuda.Se ve perfecta acostada boca abajo completamente desnuda después de habernos vuelto fuego en esta cama. Ella me mira, mueve su cabello a un costado, y sonríe.—Es difícil pensar teniéndote a mi lado —responde y cruza sus brazos para luego apoyar su cabeza sobre estos.Su cabello rubio cae de manera desordenada y yo, en un acto reflejo lo muevo para acomodarlo.—A mí también me cuesta mucho pensar, me distraes demasiado —susurro y me acerco un poco más—. Nunca me paso esto con alguien —expreso y continúo acariciando su piel tal y como si fuese vital para seguir respirando. —¿Qué cosa? ¿Estar casado por conveniencia y tener sexo sin sentimientos involucrados? —inquiere tal y como si estuviésemos hablando de cualquier cosa.—Eres muy directa, eso me gusta mucho —menciono —Supongo que el mundo de los negocios me ha hecho ser así, supongo que a ti te pasa igual —dice como si nada.—Es
Al día siguiente: 25 de junioObservo el reloj que hay en la mesita de noche y apenas son las siete de la mañana, yo y mi maldita costumbre de levantarme temprano sin siquiera tener en cuenta el cambio de horario, o lo poco que he dormido. La miro a ella durmiendo boca abajo y su cabello dorado cayendo por su espalda, y no puedo dejar de pensar en todo lo que paso anoche en esta cama.Haizea, sin duda alguna es una mujer impresionantemente hermosa. Si ella se lo propusiera, podría tener a cualquier hombre a sus pies y soy consciente de ello. Sin embargo, no consigo sentir más que deseo por ella, y supongo que se debe al hecho de que ya no me queda corazón para amar.Resoplo al darme cuenta de lo roto que estoy y me levanto de la cama permitiendo que ella continue descansando. Camino directamente hacia el baño y abro el grifo de la ducha. Me quedo de pie frente a la encimera del lavamanos y respiro hondo.—No permitas que esa mujer te arruine este momento, has venido aquí para olvidar
Termino de cambiarme, y al salir del baño, me doy cuenta de que ella esta en la terraza. La veo sentada en la reposera y a pesar de que no la estoy viendo a la cara, puedo notar lo pensativa que esta. Rápidamente preparo dos cafés con la ayuda de la cafetera que tenemos en el bungaló, y mientras lo hago, llamo al servicio de habitación para que nos traigan un desayuno continental y luego salgo a la terraza con las dos tazas en mis manos.—¿Te sientes mejor? —averiguo sentándome a su lado y le entrego una de las tazas.Ella asiente y me mira fijamente.—Si, es solo que el vapor del baño me hizo sentir muy mal, creí que me iba a desmayar —me explica y sonrió de lado.—¿Fue eso o que no pudiste soportar tanta intensidad? —bromeo y reímos cómplices.—Eres un engreído —me regaña divertida.—¿Y crees que tengo motivos para serlo o no? —le sigo el juego y se muerde el labio inferior.—Grandes motivos —pronuncia y su mirada me recorre de pies a cabeza dejándome saber que sus palabras están ll
Dos días después: 27 de junioMiami, FloridaSi hubiese sido por mí, me hubiera quedado en Nueva Zelanda unos cuantos días más junto a ella, pero si hay algo que caracteriza a Haizea, es lo trabajadora que es. Ella ha insistido que regresáramos, que no era bueno extender nuestro viaje tal y como yo lo deseaba, así que tan solo he podido complacerla.—Haizea, ¿Qué ocurre? —le cuestiono cuando la veo terminándose de arreglar.Ella me mira a través del reflejo de espejo, y luego voltea para encontrarme frente a frente. —¿De qué hablas? —pregunta haciéndose la desentendida.—De que apenas hemos llegado esta madrugada y ya te estas yendo, ¿vas a la oficina? —averiguo un tanto confundido.—Iré más tarde, primero iré a ver a mi mejor amiga, la tengo muy olvidada desde que empezó todo esto —me cuenta tomándome por sorpresa.—De acuerdo, entonces, ¿nos vemos más tarde? —sugiero acercándome a ella y asiente.—Si, nos vemos más tarde —concuerda y me da un beso en la mejilla que me alarma.—¿Así
Haizea y yo apenas nos hemos visto el día de hoy. Sé que vino a la oficina, que estuvo trabajando en el plan de implementación del sistema de automatización, pero apenas hemos cruzado palabra. Como si eso fuera poco, al llegar a la casa, se ha encerrado en la oficina y se la ha pasado trabajando en su computadora. Termino de preparar las dos tazas de café, e inmediatamente voy hacia la oficina. Golpeo la puerta, y una vez que escucho su voz, entro y dejo una de las tazas sobre el escritorio.—Te traje café, supuse que estarías trabajando y que necesitabas esto —digo y me siento en la silla del otro lado, pero ella solo mira la taza, sonríe y respira hondo.—Te lo agradezco, pero no quiero café, después no podré dormir —menciona.No sé qué está pasando, pero está actuando de manera muy extraña.—¿Hice algo que te molestara? —me atrevo a cuestionar.Haizea asiente, pero no deja de hacer lo suyo.—Solo estoy haciendo unas mejoras al sistema —dice como si nada, pero no le creo.Bebo un s