Mateo y Alessandro están sentados frente a frente en el despacho del rubio, el gran ventanal a la espalda de este, hace que el rubio se vea como un ser poderoso, Mateo está seguro de que esa imagen debe dejar impresionado y cohibido a más de uno, con él no funciona. Alessandro está en su silla, con los codos apoyados en el escritorio, mientras Mateo le entrega una carpeta.—Aquí tienes —dice Mateo, su voz neutral mientras observa a Alessandro abrir la carpeta y revisar el contenido—. Como lo sugirió, no hay duda de que el incendio en el departamento fue provocado. Los peritos encontraron rastros de acelerantes en varias partes del apartamento, y las pruebas confirman que alguien quería asegurarse de que cuando el incendio comenzara, ni Nicole y Thiago salieran de allí.Alessandro aprieta los labios mientras examina las fotos y los informes, su expresión endureciéndose. Finalmente, levanta la vista hacia Mateo, su mirada fría y calculadora.— ¿Y sobre las llamadas y los mensajes? —preg
Cuando Rosangela entra a la lujosa oficina de Donatella, lo hace con paso firme, su expresión reflejando la inmensa rabia que siente en ese momento. Donatella levanta la vista de los documentos que se encuentra revisando y la observa por debajo de sus lentes. El sonido de los tacones resonando contra el mármol del espacio le irrita. Pero, la expresión severa en el rostro de Rosangela le indica que algo serio está pasando.—Tenemos que hablar —declara sin mayores rodeos.Donatella cierra la carpeta de documentos con calma, cruzando las manos sobre ellos mientras la observa con interés. No es común que Rosangela se presente en su oficina sin previo aviso, y menos aún que lo haga con esa actitud tan confrontativa.—¿De qué se trata? —pregunta, su tono cuidadosamente neutro, aunque la curiosidad se asoma en su mirada.Rosangela avanza un paso más, sus ojos ardiendo con la furia que no busca disimular.—De Nicole Antonelli—dice, casi escupiendo el nombre—. ¿Cómo es posible que esa mujer es
Nicole camina lentamente por el centro comercial, mirando las tiendas con atención mientras mantiene a Thiago cerca de ella. La gente pasa a su alrededor, ocupada en sus propias compras, pero Nicole apenas les presta atención, concentrada en su misión de encontrar la ropa adecuada para su hijo y para ella misma. Sin embargo, la presencia constante de Xavi detrás de ellos la hace sentir incómoda. Finalmente, se detiene frente a una tienda de ropa infantil, pero antes de entrar, se gira hacia Xavi, quien la sigue de cerca. El hombre la mira mientras mantiene sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y con una expresión impasible en su rostro. Nicole no puede evitar fruncir el ceño al observarlo. —¿Puedes dejar de mirarme de esa forma? —Xavi rompe el silencio, su tono más bien calmado, pero con un matiz de resignación y camaradería que no usaría delante de otros guardias de seguridad si estuvieran allí. Nicole lo mira fijamente, sin molestarse en suavizar su expresión de frus
Nicole se encuentra sentada en una de las mesas del McDonald's del centro comercial, en sus labios se mantiene una suave sonrisa mientras observa a Thiago correr y jugar en el parque de la sucursal. Como siempre, el pequeño se ve lleno de energía, riendo con otros niños mientras sube y baja por los toboganes. Cada vez que lo ve tan feliz, Nicole siente una sensación de alivio y ternura inundándola, Thiago es el lugar seguro de su vida.A su lado, Xavi se mantiene atento al entorno, sus ojos recorriendo el lugar con una profesionalidad que no ha perdido ni por un segundo desde que llegaron al centro comercial. Aunque la mayor parte del tiempo su atención está en los alrededores, de vez en cuando, su mirada también se fija en Thiago, observando al niño con una mezcla de vigilancia y curiosidad.Después de unos minutos, cuando finalmente parece convencido de que todo esta en calma, Xavi se permite relajar un poco su postura. La tensión en sus hombros disminuye, y se inclina ligeramente ha
Para el momento que Nicole y Thiago bajan del auto, ya el sol de la tarde se encuentra iluminando la entrada de la mansión, creando un contraste entre la calidez del entorno y la frialdad que desprende esa casa. Nicole insiste en que aquel lugar, es un museo frío y sin alma. Mientras toma la mano de su hijo para guiarlo hacia la entrada, un sonido familiar hace que se detenga. El celular en su bolso vibra, señal de un nuevo mensaje.Instintivamente, Nicole puede sentir como el nudo comienza a formarse en su estómago. No tiene que mirar la pantalla para saber que es otro mensaje anónimo. Todos sus contactos están identificados, y que aquel sea el sonido genérico de su celular, no es una buena señal. Sin embargo, respira hondo, disimulando su nerviosismo, y se inclina hacia Thiago con una sonrisa suave.—Cariño, ve entrando a la casa, ¿sí? —dice, con un tono tranquilo que busca no revelar la tormenta de nervios que está comenzando a experimentando.Escuchando las palabras de su mami, T
La única voz rompe la tranquilidad del comedor es la de Thiago, quien relata con entusiasmo todo lo que vio en el centro comercial ese día. Sus palabras se entrelazan con la emoción en su voz, mientras describe las tiendas, los juguetes y el parque de McDonald's donde jugó. Alessandro, sentado en la cabecera de la mesa, escucha atentamente a su hijo, disfrutando del brillo en sus ojos mientras habla. Por un momento no puede creer que esa imagen de él cenando junto a Thiago y Nicole después de un día de trabajo sea real.Sin embargo, su atención no está completamente en el relato de Thiago. Sus ojos se desvían de vez en cuando hacia Nicole, quien parece distante, preocupada. Aunque está sentada en la mesa, apenas ha tocado su comida, y su atención se centra más en el teléfono a su lado que en lo que ocurre a su alrededor. Cada vez que la pantalla del dispositivo se ilumina, Nicole desvía la mirada hacia él, como si temiera algo.Alessandro no puede evitar notar el gesto, la forma en qu
Bajando la mirada, Alessandro observa el cheque sobre el escritorio, y aunque cuando el pequeño papel se puede ver como algo inofensivo, suelta un profundo suspiro al tomarlo, negándose a iniciar una discusión que ambos lamenten. Abriendo el cajón de su escritorio, decide guardar el cheque en él, que lo esté aceptando no significa que tenga pensado cobrarlo. Cerrando el cajón, se recuesta en su silla, sus ojos fijos en el techo por un momento mientras busca las palabras adecuadas. Quiere hablarle de lo que ha estado haciendo, de la investigación que pidió iniciar, y de su preocupación por ella y por Thiago, pero no está seguro de cómo lo tomará. La Nicole que conoció siempre fue independiente y ahora, aunque ella no tenga la confianza de contarle nada, puede ver que protectora es una de las cualidades que puede sumarle, y no sabe si revelarle que está interviniendo será lo correcto. Tras pensarlo un poco y cerrar brevemente sus ojos, se endereza en la silla y abre sus ojos, lo mej
Nicole entra en su oficina después de tantos días de ausencia, no puede evitar sentir alivio por retomar su rutina. Tan pronto como cruza la puerta, lo primero que capta su atención es un hermoso ramo de narcisos colocado en el centro de su escritorio. Las flores están perfectamente arregladas, sus pétalos amarillos brillan como la luz de la mañana, llenando la habitación con una fragancia delicada y fresca.Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro al ver el ramo. Es un gesto sencillo, pero logra tibiar su interior. Sin embargo, su expresión se vuelve pensativa al darse cuenta de algo: George siempre le ha regalado tulipanes, nunca narcisos. ¿Por qué cambiarlo ahora? La pregunta ronda en su mente mientras se acerca al escritorio, su mano extendiéndose hacia la pequeña tarjeta que acompaña al ramo.Justo cuando sus dedos rozan la tarjeta, la puerta se abre de golpe y su secretaria entra apresurada, interrumpiendo sus pensamientos.—¡Señorita Antonelli! —exclama la joven, un poco agita