Después de dos días sin recibir ninguna noticia sobre Thiago, dentro de la casa de Alessandro todos se encuentran desesperados. Cada segundo que pasa parece aumentar el peso que todos llevan en sus hombros. Alessandro apenas ha dormido, y esas dos noches han sido interminables para Nicole, quien se mueve por la casa en un estado de shock constante. Después de la llamada de Alessandro con Emma Da Silva, este le contó a Nicole toda la verdad sobre George y su conexión con Francesco Da Silva. A pesar de los detalles que le dio, ella sigue sin entender por qué George querría hacerles daño. Ellos nada tienen que ver con la decisión tomada por el hombre de acabar con su vida.La casa se mantiene casi totalmente quieta, excepto por los pasos inquietos de, Leonardo, Mateo, Mario y Xavi quienes trabajan incansablemente para encontrar una pista que los lleve hasta Thiago. Aunque no lo quieran, la desesperación ha empezado a mermar la esperanza, y cada mirada intercambiada está llena de impotenc
Si alguno de ellos dice que había logrado dormir, estarían mintiendo. El amanecer apenas comienza a iluminar la casa, pero el agotamiento es evidente en cada rostro. Nadie ha podido conciliar más de diez minutos; las horas transcurren entre suspiros, miradas fijas en el teléfono, y un constante estado de tensión que los asfixia a todos. Nicole se encuentra sentada en el sofá, con las rodillas recogidas hacia su pecho, sus ojos enrojecidos e hinchados están irritados de tanto llorar. Alessandro camina por la sala, incapaz de quedarse quieto, su rostro es un mosaico de ira y desesperación.Thalia está en una esquina, su rostro apático, mientras, Enzo se mantiene de pie junto a la ventana, observando en silencio, cada tanto lanzando miradas de preocupación hacia Alessandro.El teléfono suena, rompiendo el silencio una vez. Todos se tensan. Alessandro, como un resorte, se abalanza hacia el aparato, llevándolo a su oído.—Que veloz…—la voz de George suena calmada, casi aburrida—. ¿Sabes? H
Es media tarde, y todos los ocupantes de la casa están con los nervios a flor de piel, esperando por el momento en que una llamada rompa con el ambiente. Es cerca de las cinco cuando el sonido del teléfono finalmente se hace presente. Todos reaccionan de inmediato, pero es Nicole quien, temblando, lo toma y se lo lleva al oído.—George —dice, intentando que su voz no tiemble, aunque por dentro sigue aterrada.—Ah, Nicole hermosa. Qué honor que seas nuevamente tú la que conteste esta vez—la forma en la que George habla, es la misma con la cual mantenían sus conversaciones casuales—. Te conozco muy bien. Dime algo ¿Te preguntas si todo esto es un mal sueño?Nicole lo escucha y cierra los ojos, controlando el impulso naciente de gritar y mandarlo a la mierda. Si fuera otra ocasión y situación, se permitiría perder los estribos y mandar al demonio la compostura, pero en ese momento, aún entre el miedo y el dolor sabe que necesita mantener la calma. Sabe que Thiago la necesita serena ahora
Xavi ajusta el último broche del chaleco antibalas sobre el torso de Nicole, quien permanece en silencio, con la mirada fija en la pared. A pesar del peso físico del chaleco, es el peso emocional lo que realmente está sobre sus hombros. Xavi, con tono profesional, le da una última indicación.—Lo mejor será que uses un suéter grueso que pueda disimular el chaleco bajo la ropa. No queremos que George o cualquier otra persona que pueda estar con él note que lo llevas —dice mientras da un paso atrás para observarla fijamente.Nicole asiente en silencio, sus manos temblorosas mientras se mueve y busca un suéter en el armario. Finalmente, encuentra uno de lana oscuro que cuelga pesadamente de sus manos mientras se lo pone. A medida que el suéter cubre el chaleco, su respiración se vuelve un poco más tranquila, pero su mente sigue llena de incertidumbre.Sin embargo, esa breve calma dura apenas unos segundos. La puerta de la habitación se abre lentamente, y Donatella entra con pasos suaves.
El equipo especial de rescate se mueve en completo silencio a través de las sombras que rodean la lujosa casa de Rosangela. Cada paso es calculado, cada gesto coordinado. La misión es clara: entrar, reducir amenazas y confirmar la ubicación de Thiago y el pequeño está allí, su extracción segura. Mateo, liderando el equipo, se detiene al alzar la mano, indicando al resto que deben mantenerse alertas. A través de la ventana principal, pueden ver la silueta de un hombre armado, vigilando desde una ventana en el segundo piso.—Tenemos un objetivo en la ventana, se encuentra armado —avisa uno de los miembros del equipo a través del auricular.Mateo asiente, señalando al equipo para que se dividan y rodeen la casa. El tiempo es crucial, pero la precisión es más importante. No saben si el hombre está solo o si hay más dentro, así que moverse con rapidez, pero sin hacer ruido es parte importante de su plan. Uno a uno, los hombres del escuadrón comienzan a moverse por los costados de la casa,
La risa de George resuena en el aire, cruel y penetrante, mientras observa la escena de Nicole abrazando desesperadamente a Thiago. Alessandro, da unos pasos hacia ellos, puede sentir la tensión creciendo a pasos agigantados, en ese punto no sabe quién tiene el control de nada y eso lo altera, sabiendo que George no ha terminado. El brillo en los ojos del hombre frente a él está cargado de odio, un odio profundo que ya no se puede disimular.—Te lo advertí, Alessandro —dice George con voz gélida, sus palabras teñidas de desprecio—. ¿Lo recuerdas? Te dije que tuvieras cuidado. Perderlo todo lleva a cualquiera a la locura… y a la muerte.El significado de esas palabras golpea a Alessandro de inmediato. En ese momento, todo se siente como si pasara en cámara lenta. Observa cómo George, con movimientos calculados, levanta el arma en su mano y la apunta en dirección a Nicole y Thiago. El corazón de Alessandro late con fuerza en su pecho, su respiración se vuelve errática. Todo parece ralent
Alessandro despierta lentamente, sus párpados se sienten pesados y su visión borrosa. Los sonidos lo rodean: el suave pitido de las máquinas, el murmullo distante de voces y el eco amortiguado de pasos en algún, pero todo es tan confuso. Poco a poco, comienza a distinguir la tenue luz filtrándose por las persianas y las líneas frías y limpias de la habitación. El dolor en su costado es lo primero que siente de forma más vívida cuando intenta moverse, una punzada intensa que lo obliga a detener su movimiento y respirar hondo.Al girar la cabeza, sus ojos se fijan en una figura familiar. Nicole está sentada junto a la cama, su cuerpo algo encorvado, su cabeza apoyada en el borde del colchón, con mechones de cabello suelto cayendo sobre su rostro. Su rostro está sereno, pero Alessandro puede ver el cansancio marcado en sus ojos cerrados. Sin embargo, la presencia de Nicole a su lado lo llena de un inesperado alivio.Alessandro intenta moverse de nuevo, pero el dolor es más intenso esta v
La sala del tribunal está en completo silencio mientras Rosangela se encuentra de pie frente al estrado, su mirada firme pero algo tensa mientras el juez la observa con seriedad.—Señorita Brown, ¿está consciente de lo que está declarando en este tribunal? — pregunta con calma, pero con la severidad de alguien que sabe que sus palabras tendrán un peso decisivo.Rosangela respira hondo antes de responder, su voz clara y aunque se puede percibir el leve temblor de la tensión que siente, es bastante decidida.—Sí, su señoría, lo estoy —responde, sin titubear, aunque su postura refleja la carga emocional que conlleva para ella estar allí.El juez asiente ligeramente, permitiéndole continuar.—Quiero aclarar que, aunque yo no tuve nada que ver con el secuestro ni con las acciones que el difunto señor Harrison tomó contra la señorita Antonelli —continúa Rosangela, su voz resonando en la sala—, puedo asegurar que, después de las cosas que él me dijo y con su actuar, es evidente para mí que él