EMMA.Eran las 9 de la mañana, y hoy, después de un mes entero, teníamos cita con un ginecólogo especializado, al que Noah había contratado para dirigir todo mi embarazo.No había podido ir mucho a mi casa, algunas veces recogían mis cosas, pero en este tiempo Noah y yo habíamos tomado un momento para pasarla juntos, aunque de vez en cuando íbamos a una reunión de negocios, para concretar algunos avances.Escuché cómo Max le indicó al conductor, y me recosté en el asiento.Noah había salido desde temprano a la oficina, y nos encontraríamos en la clínica en unos minutos para la cita, pero lo que me tenía los nervios de punta, era este control de rutina.No sé si todas las mujeres embarazadas les pasara lo mismo, mi mente jugaba conmigo, me mandaba pensamientos negativos de que mi bebé pudiera tener alguna cosa, y solo solté el aire, sintiendo cómo los latidos eran casi un zumbido en mi pecho.La puerta se abrió por el chofer y caminé con la bolsa de mano, acompañada por otro hombre de
NOAH.Los meses en que vi crecer esa barriga, pasaban más rápido de lo que yo quisiera. A veces quería ahorcar a Emma ante su rebeldía por querer llevar una vida cotidiana normal, cuando a veces la veía dormirse, o querer estar metida en un sofá leyendo un libro. Pero no, ella quería sobrecargarse de trabajo, y, sobre todo, llevarme la contraria en todo.La visita al médico cada mes, era mi cita preferida. Sin embargo, aún tenía este hielo en mi pecho, como si el miedo no me dejara. Por supuesto había hecho mérito como para que la vida me castigara, así que nunca perdía las mañas.Siempre vigilaba, siempre actuaba primero, y todo el tiempo tenía en la mira a quienes podían dañar a mi familia.Me había enterado de que Anthony se fue a Inglaterra con su hijo. Él ya no era pareja de la madre de este niño, incluso estaba saliendo con una modelo reconocida, pero mantenía bajo su mano a estos dos, que en algún momento estuvieron en peligro.De igual forma, siempre trataba de vigilarlo de ce
EMMA.Noah tenía cara de pocos amigos mientras iba en el auto conmigo. Lo miré de vez en cuando, apreté mis labios, y luego giré a la ventanilla.Sabía que me estaba contrariando en lo que había decidido hace mucho tiempo, pero quería hacer todo perfecto antes del nacimiento de Adam.Quería cerrar los ciclos completos, y sobre todo, no permitir que mi pasado se me acercara ni un milímetro a nosotros nunca más.Después de una media hora, el auto se estacionó y Noah fue el primero en salir.Estaba clara que estaba conteniendo su rabia. Tenía una semana pidiéndole que lo hiciera por mí, y que estuviéramos aquí hoy, era una nota en grande de que Noah me amaba con todas sus fuerzas, aunque nunca lo escuchara decirlo.El abogado nos dio la mano en la entrada de la penitenciaría donde tenían a Estela, y pasé mis manos sobre mi barriga de 7 meses de gestación.—Señores… —asentí hacia el abogado en el que Noah tanto confiaba—. Pude encontrar la forma de que el señor Musk estuviera con usted en
EMMA.Una quería que, el embarazo durara toda la vida, porque de cierta forma había sido la etapa más bella y feliz de mi vida, sin lugar a duda los mimos de Noah eran indescriptibles. Su forma de protección, y querer que yo siempre fuese su prioridad, solo hacían que amara a este hombre más de la cuenta.Pero cuando por la noche comenzaron unas puntadas un poco tolerables, supe cuándo me recosté en la cama, que no sería una noche tranquila, y como resultado, a las seis de la mañana estaba con Noah entrando a la clínica, desesperada porque sacaran a mi hijo de mí. A pesar de toda la situación, podía ver a Noah inmutable. Él quería dirigir a los médicos en este punto y decirles lo que tenía que hacer, y cuando yo estaba en medio del desespero y el dolor, tuve que halarlo de la camiseta medio puesta que se puso para salir, y hacer que me mirara.—Deja tu put* control para otro momento y deja que ellos me oliven, ¡Noah, por el amor de Dios…! —noté su mandíbula tensarse, y asintió.—Esto
EMMA.La maternidad, era una locura. Y ahora lo único que pensaba todo el tiempo, es cómo lo lograban aquellas mujeres que tenían más de un hijo, cuando yo me estaba volviendo loca.Creí que Adam comía mucho porque estaba llegando al nuevo mundo, pero cuando pasó su primer mes y luego el segundo, estaba halándome el cabello del desespero cuando pasaba literal una hora o dos en el pecho, y a los cinco minutos volvía a despertarse.Culpaba a Noah todo el tiempo por haberle heredado ese carácter insatisfecho, pero cuando llegaron los 4 meses, y yo ya no daba abasto, el pediatra nos recomendó una fórmula para complementar su alimentación, para que yo pudiera descansar un poco más.Y lo necesitaba.Cuando Adam cumplió los 5 meses decidí comenzar a ejercitarme, y me tomó toda una noche convencer a Noah para contratar a una niñera, que le investigó hasta su línea genealógica.Era una mujer de una agencia, de 40 años, llamada Ana, y desde que la vi, dije que ella sería nuestra ayudadora en to
EMMA.Había pasado por esta situación una vez. Colgando el teléfono después de terminar de organizar algunas cosas de decoración para la boda, solo suspiré sin poder evitar recordar a mi padre cuando me casé en contra de su opinión en el pasado.Recuerdo cómo me esmeré y pagué casi la totalidad de la ceremonia, y como ese día pensé que iba a casarme con el hombre que amaba.Eran las siete de la noche, miré a Adam que dormía plácido en su cuna, porque se había saltado la siesta, y noté como este chico que antes eran un bebito indefenso, ya no quería que lo tomaran en brazos porque caminaba por toda la casa, mientras su nana corría detrás de él.Miré sus piernitas más largas, y como sus rodillas estaban sucias.Había acabado de cumplir su añito en octubre, y la próxima semana, que ya era noviembre, se realizaría la boda, en el día 5.No podía decir que mi tiempo con Noah era color de rosas. Necesitaba mucho para mantenerme cuerda ante sus locuras y sobre todo para colocar la mano en sus
NOAH.—¡Papi…! —levanté mi mirada cuando Sofie vino corriendo hacia el despacho de la casa con el iPad de Adam en su bracitos, y él mismo venía furioso detrás de ella con su ceño visiblemente pronunciado.Retiré la silla y me giré, y al instante, recibí el cuerpo de Sofie que saltó hacia mí. Entonces Adam se detuvo a una distancia entre nosotros.Ambos se llevaban una diferencia de edad de casi dos años, ahora mismo Adam tenía 7, y Sofie 5 y algunos meses.Pero entre ellos había una diferencia abismal. Sofie había heredado el carácter de Emma, tal vez por eso sentía que no podía amarla más de lo que la amaba, y solo quería tenerla en mis manos para que no se lastimara nunca.Sofie se había convertido en mi confidente diminuta, y hacíamos un equipo increíble. En cuanto a Adam era mi mismo yo. Solo quería proteger a su madre, y reprobaba todo el tiempo la conducta arrebatada su hermana.Por lo tanto, me hice el tonto cuando la carita de Sofie me miró.—Papá… quería un ratico el iPad de
EMMA.Sofie sopló las velas de sus 10 años, mientras Adam intentaba enterrarla en el pastel.—¡Adam! —Noah casi lo agarra del cuello para separarlo, mientras Adam seguía burlándose de su hermana.—Has arruinado su vestido, Adam… —reprimí los labios ante el grito de Noah, mientras Sofie hacia su berrinche como de costumbre, y Noah se lo comía completico.Adam solo rio y se cruzó de brazos, mientras negué para él.Era tan igual a su padre que a veces me daba miedo. Había cumplido doce, y era popular en su escuela. La capacidad que tenía su mente me asombraba porque aún y cuando era adolescente, siempre le pedía a su padre saber más del negocio, y empaparse de lo que ya sabía era suyo.Algunas amiguitas de Sofie comenzaron a murmurar cuando Adam pasó sus dedos por el cabello castaño hacia atrás y revisaba su teléfono haciendo caso omiso a su alrededor, entonces cuando pasó por mi lado, lo frené un poco.—Tomate algunas fotos… vamos, hazlo por mí… y Sofie se alegrará.Lo vi rodar los ojos