EMMA.La maternidad, era una locura. Y ahora lo único que pensaba todo el tiempo, es cómo lo lograban aquellas mujeres que tenían más de un hijo, cuando yo me estaba volviendo loca.Creí que Adam comía mucho porque estaba llegando al nuevo mundo, pero cuando pasó su primer mes y luego el segundo, estaba halándome el cabello del desespero cuando pasaba literal una hora o dos en el pecho, y a los cinco minutos volvía a despertarse.Culpaba a Noah todo el tiempo por haberle heredado ese carácter insatisfecho, pero cuando llegaron los 4 meses, y yo ya no daba abasto, el pediatra nos recomendó una fórmula para complementar su alimentación, para que yo pudiera descansar un poco más.Y lo necesitaba.Cuando Adam cumplió los 5 meses decidí comenzar a ejercitarme, y me tomó toda una noche convencer a Noah para contratar a una niñera, que le investigó hasta su línea genealógica.Era una mujer de una agencia, de 40 años, llamada Ana, y desde que la vi, dije que ella sería nuestra ayudadora en to
EMMA.Había pasado por esta situación una vez. Colgando el teléfono después de terminar de organizar algunas cosas de decoración para la boda, solo suspiré sin poder evitar recordar a mi padre cuando me casé en contra de su opinión en el pasado.Recuerdo cómo me esmeré y pagué casi la totalidad de la ceremonia, y como ese día pensé que iba a casarme con el hombre que amaba.Eran las siete de la noche, miré a Adam que dormía plácido en su cuna, porque se había saltado la siesta, y noté como este chico que antes eran un bebito indefenso, ya no quería que lo tomaran en brazos porque caminaba por toda la casa, mientras su nana corría detrás de él.Miré sus piernitas más largas, y como sus rodillas estaban sucias.Había acabado de cumplir su añito en octubre, y la próxima semana, que ya era noviembre, se realizaría la boda, en el día 5.No podía decir que mi tiempo con Noah era color de rosas. Necesitaba mucho para mantenerme cuerda ante sus locuras y sobre todo para colocar la mano en sus
NOAH.—¡Papi…! —levanté mi mirada cuando Sofie vino corriendo hacia el despacho de la casa con el iPad de Adam en su bracitos, y él mismo venía furioso detrás de ella con su ceño visiblemente pronunciado.Retiré la silla y me giré, y al instante, recibí el cuerpo de Sofie que saltó hacia mí. Entonces Adam se detuvo a una distancia entre nosotros.Ambos se llevaban una diferencia de edad de casi dos años, ahora mismo Adam tenía 7, y Sofie 5 y algunos meses.Pero entre ellos había una diferencia abismal. Sofie había heredado el carácter de Emma, tal vez por eso sentía que no podía amarla más de lo que la amaba, y solo quería tenerla en mis manos para que no se lastimara nunca.Sofie se había convertido en mi confidente diminuta, y hacíamos un equipo increíble. En cuanto a Adam era mi mismo yo. Solo quería proteger a su madre, y reprobaba todo el tiempo la conducta arrebatada su hermana.Por lo tanto, me hice el tonto cuando la carita de Sofie me miró.—Papá… quería un ratico el iPad de
EMMA.Sofie sopló las velas de sus 10 años, mientras Adam intentaba enterrarla en el pastel.—¡Adam! —Noah casi lo agarra del cuello para separarlo, mientras Adam seguía burlándose de su hermana.—Has arruinado su vestido, Adam… —reprimí los labios ante el grito de Noah, mientras Sofie hacia su berrinche como de costumbre, y Noah se lo comía completico.Adam solo rio y se cruzó de brazos, mientras negué para él.Era tan igual a su padre que a veces me daba miedo. Había cumplido doce, y era popular en su escuela. La capacidad que tenía su mente me asombraba porque aún y cuando era adolescente, siempre le pedía a su padre saber más del negocio, y empaparse de lo que ya sabía era suyo.Algunas amiguitas de Sofie comenzaron a murmurar cuando Adam pasó sus dedos por el cabello castaño hacia atrás y revisaba su teléfono haciendo caso omiso a su alrededor, entonces cuando pasó por mi lado, lo frené un poco.—Tomate algunas fotos… vamos, hazlo por mí… y Sofie se alegrará.Lo vi rodar los ojos
EMMA.Estaba terminando de colocarme un collar que me dio Noah en mi pasado cumpleaños, cuando Sofie, de 22 años, entró a mi habitación.—Mira mamá… —ella se veía increíble, mis ojos aún podían ver su niñez, pero era toda una mujer. Su cabello caía hasta la cintura y su esbeltez solo me robaba el aliento.Ayer había sido el cumpleaños número 24 de Adam que sí celebramos en la intimidada de nuestra casa, pero justo hoy, viernes por la noche, sería la gran fiesta que su padre le había ayudado a preparar, como él lo predijo de adolescente, aunque no había sido en su mayoría de edad.Ahora mismo iba a cenar con Noah y a tener una noche solo para los dos. Pero ya sabía yo que esta era una estrategia que él había planeado para alejarnos de la celebración de Adam, a la cual no había aprobado del todo.—Te ves hermosa… —me acerqué a ella y acaricié su mejilla—. Sofie… por favor tengan cuidado.Ella soltó el aire y negó.—Mamá… es un club privado… la elite de toda New York estará allí, y, ten
ADAM.—Entonces… señor… sabe que estamos a sus órdenes… —vi como la mano de ese hombre frente a mí se extendió, pero decidí levantarme y asentirle rápido.—Mia… ¿Puedes llevar al señor a la salida? —la secretaria de mi padre asintió de forma lenta y le mostró la mano extendida con una sonrisa.El hombre caminó rápido detrás de ella y luego bajé la mirada a la carpeta que tenía para mí.Había esperado casi una semana para esto. El tiempo se me agotaba, porque debía partir a Inglaterra en unas semanas, y necesitaba saber lo que más pudiera de esa chica.Por supuesto tenía su número telefónico, pero antes de que incluso la viera por segunda vez debía saber de quién se trataba. Aunque eso no cambiaría mucho cuando de cierta forma, mi mente solo había pensado en ella sin descanso.Sara Mars. 18 años apenas, estudiante del primer semestre en diseño de modas.Levanté las cejas. Era la misma carrera que estaba estudiando mi hermana, y en la misma universidad. Sus padres eran Anthony Mars, y u
ADAM.Di una calada a un puro que me había regalado un inversor de rusia, y luego me detuve a ver a Sara desnuda en mi cama, sin poder evitar estremecerme. Llevé mis ojos al reloj que marcaban las cuatro de la mañana, pero no tenía un centímetro de ganas de dormir cuando lo que deseaba, era grabarme la forma de su cuerpo perfecto.Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, mi extremidad seguía reclamando su cuerpo, quería hundirme en esa piel todas las veces posibles, hasta que mis manos la marcaran de forma absoluta.Sin embargo, había tomado la inocencia de Sara, y solo por su consideración, tuve que dejarla tranquila y solo esperar a que ella se recuperara.Apreté mi mandíbula cuando sentí una punzada de deseo, y miré aquellas sábanas manchadas de sangre, que aún continuaban envolviendo sus piernas.Ahora sentía que el pacto entre nosotros era mucho más serio. Mucho más poderoso, más…Me quedé quieto cuando se removió, y luego vi cómo la pantalla de su celular se encendió en su t
SARA.—¡Por el amor a Dios! ¿Dónde demonios estabas? —sentí cómo mi madre me sacudió con fuerza mientras intenté pasar el trago.—Estaba en casa de Lisa… —una abofeteada fue estampada en mi mejilla, y no pude evitar que las lágrimas se escurrieran.—¡Mentirosa! —ella gritó con fuerza con toda la histeria que la dominaba en el momento, y yo caí en el sofá, mientras mis piernas se apretaron.Aún sentía la sensación de ardor y presión en mi parte íntima, incluso ese dolor que me invadió, hizo que Adam volviera a mi cabeza.Tomé mi mejilla para rastrillar mi palma, y luego escuché cómo mi mamá dijo tomando su teléfono:—Ella está aquí… —la vi caminar de aquí para allá, y luego noté como se servía una copa de licor. Para variar.Me quedé quieta en el asiento y luego pensé en mi hermano. Tal vez era el único que podía ayudarme en esto. Yo era la única hija de que tenía Stefany y Anthony, pero había otro hijo de mi padre, que los hacía pelear con frecuencia y que no era para nada del agrado