ADAM.—Entonces… señor… sabe que estamos a sus órdenes… —vi como la mano de ese hombre frente a mí se extendió, pero decidí levantarme y asentirle rápido.—Mia… ¿Puedes llevar al señor a la salida? —la secretaria de mi padre asintió de forma lenta y le mostró la mano extendida con una sonrisa.El hombre caminó rápido detrás de ella y luego bajé la mirada a la carpeta que tenía para mí.Había esperado casi una semana para esto. El tiempo se me agotaba, porque debía partir a Inglaterra en unas semanas, y necesitaba saber lo que más pudiera de esa chica.Por supuesto tenía su número telefónico, pero antes de que incluso la viera por segunda vez debía saber de quién se trataba. Aunque eso no cambiaría mucho cuando de cierta forma, mi mente solo había pensado en ella sin descanso.Sara Mars. 18 años apenas, estudiante del primer semestre en diseño de modas.Levanté las cejas. Era la misma carrera que estaba estudiando mi hermana, y en la misma universidad. Sus padres eran Anthony Mars, y u
ADAM.Di una calada a un puro que me había regalado un inversor de rusia, y luego me detuve a ver a Sara desnuda en mi cama, sin poder evitar estremecerme. Llevé mis ojos al reloj que marcaban las cuatro de la mañana, pero no tenía un centímetro de ganas de dormir cuando lo que deseaba, era grabarme la forma de su cuerpo perfecto.Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, mi extremidad seguía reclamando su cuerpo, quería hundirme en esa piel todas las veces posibles, hasta que mis manos la marcaran de forma absoluta.Sin embargo, había tomado la inocencia de Sara, y solo por su consideración, tuve que dejarla tranquila y solo esperar a que ella se recuperara.Apreté mi mandíbula cuando sentí una punzada de deseo, y miré aquellas sábanas manchadas de sangre, que aún continuaban envolviendo sus piernas.Ahora sentía que el pacto entre nosotros era mucho más serio. Mucho más poderoso, más…Me quedé quieto cuando se removió, y luego vi cómo la pantalla de su celular se encendió en su t
SARA.—¡Por el amor a Dios! ¿Dónde demonios estabas? —sentí cómo mi madre me sacudió con fuerza mientras intenté pasar el trago.—Estaba en casa de Lisa… —una abofeteada fue estampada en mi mejilla, y no pude evitar que las lágrimas se escurrieran.—¡Mentirosa! —ella gritó con fuerza con toda la histeria que la dominaba en el momento, y yo caí en el sofá, mientras mis piernas se apretaron.Aún sentía la sensación de ardor y presión en mi parte íntima, incluso ese dolor que me invadió, hizo que Adam volviera a mi cabeza.Tomé mi mejilla para rastrillar mi palma, y luego escuché cómo mi mamá dijo tomando su teléfono:—Ella está aquí… —la vi caminar de aquí para allá, y luego noté como se servía una copa de licor. Para variar.Me quedé quieta en el asiento y luego pensé en mi hermano. Tal vez era el único que podía ayudarme en esto. Yo era la única hija de que tenía Stefany y Anthony, pero había otro hijo de mi padre, que los hacía pelear con frecuencia y que no era para nada del agrado
SARA.Mi agitación quemó mi garganta.Había dejado de escuchar mi nombre en la boca de Adam desde hacía unos minutos, y me apresuré a tomar un taxi, que casi me atropelló.Puse la mano en mi cuello para controlarme un poco, y el hombre me miró por el retrovisor frunciendo el ceño.—¿Señorita…?—A la estación de tren, por favor…—¿A esta hora? —sus manos tomaron el volante, cuando un hombre le pitó con fuerza—. Es un poco peligroso…Limpié las lágrimas que me brotaban cada nada y luego asentí.—Si… vaya por favor…El hombre tomó el aire y comenzó a andar mientras yo rebuscaba en mi bolso el teléfono celular.Casi no podía tener el equilibrio. Me sentía demasiado inestable. Las dagas aún seguían en mi piel y en mi memoria, y demoré más de dos minutos en encontrar el contacto de mi hermano.Alexander Mars.Los tonos se escucharon en mis sentidos, como si mi cuerpo fuese un vacío y retumbaran por todo mi ser, y entonces, caía la contestadora, una y otra vez.Sollocé un poco.No tenía idea
SARA.—¿Alex? —retrocedí un poco ante su palidez, y luego lo vi pasar un trago duro—. ¿Qué ocurre? —él negó y se despabiló con urgencia.—Nada… creo… solo he escuchado de él… —achiqué mis ojos.¿Tendrían algún conflicto? Su comportamiento era muy extraño, aunque, ¿Quién en todos los Estados Unidos no conocía a Adam?—Escucha… mejor quiero dormir… necesito pensar… —él asintió sin ponerme alguna traba y eso hizo que mi estrés aumentara.Alex envió a su servicio a preparar una habitación para mí, y no dudé en meterme en ella una vez estuvo lista.Mi hermano me dijo que descansara, y prometió que hablaríamos por la mañana.Tomé en un baño ligero soltando el aire, y luego me deslicé en las sábanas mientras mi boca se apretaba. De cierta forma quería que esto fuera una pesadilla. Aún podía sentir las huellas de Adam en mi cuerpo, y el pinchazo en mi centro recordadme que le había entregado una de las cosas más valiosas para una mujer, solo para que él me dijera que había sido una especie de
EL OSCURO SECRETO DE ADAM MUSK —CAPÍTULO 6ADAM.4 años después… —Señor… su vuelo está listo para esta noche… su apartamento será cerrado y quedará al cuidado de un ama de llaves, el director general ya ha firmado el contrato para quedarse en su nombre en la empresa, y todos los últimos detalles han sido corregidos.Asentí cuando mi asistente vino a informarme y luego giré mi muñeca para ver la hora.—Gracias…Ella asintió y se dio la vuelta, pero la llamé de inmediato, porque era obvio que debía concluir una última cosa.—Toma esta dirección… envía unas flores… esta caja, envíale esta joya también y escribe cualquier cosa de despedida. Creo que en internet hay algunas ideas… —ella parpadeó rápido, pero tomó la caja y la tarjeta con la dirección—. Si algo llama aquí… dile que no puedes dar información personal.—Si señor… por supuesto…Me recosté en el asiento, y restregué mis ojos.Después de estos largos y maldit*s años, me iba de regreso a New York, y por más de que pareciera una
ADAM. Actualidad… Me bajé del avión mientras vi como los autos y hombres de mi padre, me esperaban allí en el aeropuerto, en la parte privada de los jets. Ver toda esa seguridad me causó un malestar en el estómago de solo pensar que papá seguía viviendo con miedos. Sin lugar a dudas el aire en New York era diferente, y olía a diferente. Me metí en el auto una vez abrieron, y estos se dirigieron directo a la mansión, donde prometí a mamá quedarme por esta noche. No pasaron unos minutos que mi celular se activó cuando recibí una notificación de una modelo con la que salí estas últimas semanas, y eliminé el mensaje que solo decía: “¿Por qué te has ido así?” Guardé el móvil en mi chaqueta cuando noté que la residencia aparecía en mis ojos, y luego tomé la aspiración completa cuando vi que los tres, me esperaban en la puerta de esta. —¡Adam…! —mamá fue la primera en lanzarse a mí. Apreté su figura, y di un beso en su cabello mientras cerré sus ojos. Decir que la había extrañado er
ADAM. —Adam… —mi hermana me puso la mano en el pecho, y no sé por qué no medí la fuerza cuando la quité de mí para que dejara de tocarme o incluso asomarme su lástima—. ¡Adam! —Necesito aire… yo… déjame solo, Sofie… —ella asintió rápido, y me apresuré a quitarme la ropa para abrir la llave y dejar el agua fría correr por mi cuerpo cuando ella se fue. Muchos calambres recorrieron mi cuerpo ante el frío, y cerré los ojos, para golpear mi puño contra la pared. ¿Qué podía esperar? ¿Que ella se mantuviera sola toda la vida? Sin embargo, lo único que quería en este momento era ir tras ella, sin importar nada. Traté de dormir después de la ducha, pero con una información como esa, era imposible estar en paz. Hice unas llamadas telefónicas a Inglaterra, y luego me metí en la computadora para revisar algo de la bolsa, cuando escuché a mamá entrar en la habitación. —¿Adam? —asentí mientras ella me acercó una bebida con una sonrisa que eliminó, cuando estuvo en mi frente y vio mi aspecto—.