El mundo a nuestro alrededor desapareció, solo existíamos él y yo sin importar que el puto mundo ardiera por lo que estábamos haciendo. Pensé; Si tenerte conmigo significa ver el mundo arder, entonces sin vacilar seré la mano que sostenga la antorcha. Me aferré a su camisa tratando de sostenermemientras el beso se volvía más profundo y apasionado. Cada segundo que pasaba mi deseo por él crecía, estaba llorando y no con los ojos. En medio del beso un par de lágrimas se me escaparon; sentí que por fin después de tanto tiempo estaba donde debía estar. Menos mal me compró ropa interior; pensé con una sonrisa endiablada y la respiración vuelta nada cuando el beso terminó. Él mantuvo su rostro cerca del mío, movió su cabeza ligeramente para rozar su nariz contra la mía en un gesto íntimo y tierno.—Déjame sentirte cerca de mí —musitó con adoración —. Tan mía. Mi corazón latía con fuerza haciendo eco en mis oídos, el suyo le hacía competencia mientras nuestras respiraciones se mezclaba
—Cómo olvidarlo. Una golondrina, justo como acabas de llamarme hace un momento. —Bien, la razón de ese tatuaje eres tú.Un gesto de sorpresa se dibujó en su rostro. ...Narra Alan. Después de tenerla en mis brazos ya no podía dejar de pensar en ella. Su aroma se había impregnado no solo en mi piel, sino en mi alma. Pensaba en tantas cosas, pero tenía dos demasiado claras; no me arrepentía de nada, quería el divorcio. Ese día Vanessa llegó en la tarde como si nada hubiera pasado, me llevó un regalo que no abrí e intentó saludarme con un beso que esquivé. Se cruzó de brazos y me dijo; chiqui de verdad sigues enojado. Sonreí con sarcasmo. Ni siquiera preguntó cómo me fue, no respondí entonces ella empezó a contar cómo había sido su viaje. La corté abruptamente.—Tenemos que hablar.Se calló al instante y me miró desconcertada. —¿En serio te vas a molestar? ¿Cómo te fue, lograste cerrar el trato? Volví a sonreír con sarcasmo.—¿De verdad te importa o finges que sí?Puso los ojos
Joder, amaba esa manera que tenía de desafiarme, provocarme, jugar conmigo, volverme loco. Me encantaba su mirada profunda y endiablada, esa sonrisa traviesa. Amaba cada parte de ella, de esa Sirena que me hechizó con esos hermosos ojos azules. Su mirada intensa, sus palabras, sus labios, sus caricias, toda ella tomaba control de mi cuerpo, ese día me provocó una maldita erección en la cocina de su casa con todos en la sala. Sin duda alguna estábamos locos, encendimos un fuego tan grande para luego caminar sobre el filo de una navaja, un solo paso en falso y todo se iba al carajo. Saben qué es lo peor, que no estaba pensando con la cabeza bueno no con la que tenía sobre los hombros, quería tomarla en mis brazos y hacerla mía…necesitaba consumir mi droga; ella. Con ella se me nublaba lo racional, ahí entendí que si el puto mundo ardía no me importaba, yo estaba dispuesto a arder por tenerla. No quería palabras, quería hechos que le demostraran que yo quería algo serio y primero tenía
Al ver su expresión cuando llegamos a la cabaña el corazón me dio un vuelco, su hermoso rostro era un poema de confusión. Y lo mejor fue cuando empecé a decirle todo lo que sentía por ella. Sus hermosos ojos se rebozaron por las lágrimas, yo también sentí que el corazón se me iba a salir, yo también sentí que el aire era demasiado pesado, sentí un ligero temblor recorrer cada parte de mi cuerpo, no hay adrenalina más satisfactoria; escuchar una confirmación de amor de la persona que te descoloca con tan solo una mirada, una sonrisa o un simple roce. “Golondrina” repetí, me causó mucha intriga, entonces recordé esa historia que ella no me contó. Tenía tantas dudas. La manera en que me llamó, ¿tendría algo que ver con el tatuaje de su espalda? Necesitaba respuestas, tenía que hacer que me contara todo desde el inicio. Yo quería escuchar la historia de sus propios labios. Me tomó por sorpresa cuando me dijo que la razón de ese tatuaje fui yo. Se sonrojó, se reía nerviosamente e inició
Su respuesta fue un suspiro tembloroso, cerró los ojos y jadeó. Me miró; la intensidad de su mirada me hizo saber que compartía mi deseo. Con manos temblorosas agarró el borde de mi camisa, atrapé sus manos y negué. Sus pupilas se dilataron por el deseo y la curiosidad. Tomé el cinturón de mis pantalones quitándolo lentamente mientras ella siguió el movimiento, lo hice sonar en mis manos, ella mordió su labio inferior. Con cuidado, tomé sus muñecas y las até suavemente con el cinturón asegurándome de que estuvieran seguras, pero cómodas. Luego, saqué una corbata de mi bolsillo y la usé para vendarle los ojos. La oscuridad aumentó su respiración, sentí como su cuerpo se tensaba, ansioso. Me subí sobre ella con la ropa puesta y empecé a mover mis caderas, rozándola suavemente. Mis movimientos eran lentos y calculados, provocándola, creando una fricción deliciosa entre nosotros. Gimió con más fuerza, su cuerpo respondió a cada movimiento, sus jadeos se mezclaban con la música de fond
La deslicé suavemente hacia abajo y me arrodillé ante ella, besé la cara interna de sus muslos dejando pequeñas marcas. La escuché jadear mientras mis labios exploraban su piel. Luego, la levanté de nuevo, pero esa vez sus piernas se enredaron alrededor de mi cuello, sus dedos se enredaron en mi pelo sosteniéndose. Agarré con firmeza su hermoso trasero al tiempo que besé su punto débil con una intensidad que la hizo estremecer. Recibí una respuesta instantánea de su cuerpo. Cada caricia, cada beso estaba calculado para maximizar su placer. Sentí como su cuerpo se tensaba nuevamente mientras mis labios y mi lengua trabajaban con habilidad sobre su llama. Las ondas de placer comenzaron a acumularse y pronto, sus gemidos se volvieron incontrolables. Con cada movimiento de mi boca y el ritmo de mi lengua, la llevé al borde de su tercer orgasmo. Su respiración se volvió errática y finalmente con un grito ahogado, su cuerpo se sacudió en un clímax intenso, sus piernas temblaron alrededo
Chocamos nuestras copas suavemente sellando un pacto silencioso. Ambos sabíamos que el camino sería complicado, pero también comprendíamos que el amor que compartíamos valía cada esfuerzo, cada lágrima y cada desafío. El reloj marcó las 12:00 y como si ese sonido marcara el comienzo de algo nuevo y poderoso me levanté con seguridad. Me acerqué a ella y la tomé suavemente por la cintura atrayéndola hacia mí. Sentí como su respiración se aceleraba mientras mis manos recorrían su espalda, acercándonos aún más hasta que no quedó espacio entre nuestros cuerpos.La miré a los ojos, los cuales reflejaban la misma emoción y anhelo que sentía dentro de mí. Con un movimiento lento casi reverente, incliné mi rostro hacia el suyo, nuestros labios a solo un suspiro de distancia. Pude sentir su calor, amaba todo lo que provocaba en ella. Nuestros labios se encontraron en un beso que al principio fue suave, lleno de promesas y ternura. Pero pronto, ese beso se intensificó. Mis labios se movían s
Sus piernas se abrieron a ambos lados, sentí el calor de su cuerpo. El vino fresco en su piel añadió más intensidad al momento, sus manos se apoyaron en mi pecho guiándola con precisión. Me miró con una intensidad ardiente y antes de que pudiera reaccionar, se montó sobre mí con un movimiento firme y seguro. Gimió en voz alta. Sonreí. Sus caderas comenzaron a moverse lentamente, provocando una fricción que nos hizo gemir a ambos. Cada movimiento que hacía dejaba ver el control que ejercía su cuerpo en perfecta sincronía con el mío. Sus movimientos eran suaves, estaba provocándome y eso me encantaba. Nuestras respiraciones se entrelazaron creando un momento de pasión y deseo. Que buena manera de recibir el año. Con cada subida y bajada, podía sentir la presión y el calor de su cuerpo, amplificando el placer hasta casi volverse abrumador. Sus manos se aferraron a mis hombros, mientras sus caderas seguían un ritmo que reflejaba tanto su deseo como el mío. Su piel sudorosa se pegaba a