La deslicé suavemente hacia abajo y me arrodillé ante ella, besé la cara interna de sus muslos dejando pequeñas marcas. La escuché jadear mientras mis labios exploraban su piel. Luego, la levanté de nuevo, pero esa vez sus piernas se enredaron alrededor de mi cuello, sus dedos se enredaron en mi pelo sosteniéndose. Agarré con firmeza su hermoso trasero al tiempo que besé su punto débil con una intensidad que la hizo estremecer. Recibí una respuesta instantánea de su cuerpo. Cada caricia, cada beso estaba calculado para maximizar su placer. Sentí como su cuerpo se tensaba nuevamente mientras mis labios y mi lengua trabajaban con habilidad sobre su llama. Las ondas de placer comenzaron a acumularse y pronto, sus gemidos se volvieron incontrolables. Con cada movimiento de mi boca y el ritmo de mi lengua, la llevé al borde de su tercer orgasmo. Su respiración se volvió errática y finalmente con un grito ahogado, su cuerpo se sacudió en un clímax intenso, sus piernas temblaron alrededo
Chocamos nuestras copas suavemente sellando un pacto silencioso. Ambos sabíamos que el camino sería complicado, pero también comprendíamos que el amor que compartíamos valía cada esfuerzo, cada lágrima y cada desafío. El reloj marcó las 12:00 y como si ese sonido marcara el comienzo de algo nuevo y poderoso me levanté con seguridad. Me acerqué a ella y la tomé suavemente por la cintura atrayéndola hacia mí. Sentí como su respiración se aceleraba mientras mis manos recorrían su espalda, acercándonos aún más hasta que no quedó espacio entre nuestros cuerpos.La miré a los ojos, los cuales reflejaban la misma emoción y anhelo que sentía dentro de mí. Con un movimiento lento casi reverente, incliné mi rostro hacia el suyo, nuestros labios a solo un suspiro de distancia. Pude sentir su calor, amaba todo lo que provocaba en ella. Nuestros labios se encontraron en un beso que al principio fue suave, lleno de promesas y ternura. Pero pronto, ese beso se intensificó. Mis labios se movían s
Sus piernas se abrieron a ambos lados, sentí el calor de su cuerpo. El vino fresco en su piel añadió más intensidad al momento, sus manos se apoyaron en mi pecho guiándola con precisión. Me miró con una intensidad ardiente y antes de que pudiera reaccionar, se montó sobre mí con un movimiento firme y seguro. Gimió en voz alta. Sonreí. Sus caderas comenzaron a moverse lentamente, provocando una fricción que nos hizo gemir a ambos. Cada movimiento que hacía dejaba ver el control que ejercía su cuerpo en perfecta sincronía con el mío. Sus movimientos eran suaves, estaba provocándome y eso me encantaba. Nuestras respiraciones se entrelazaron creando un momento de pasión y deseo. Que buena manera de recibir el año. Con cada subida y bajada, podía sentir la presión y el calor de su cuerpo, amplificando el placer hasta casi volverse abrumador. Sus manos se aferraron a mis hombros, mientras sus caderas seguían un ritmo que reflejaba tanto su deseo como el mío. Su piel sudorosa se pegaba a
Narra Alexia. Desperté con la suave luz de la mañana filtrándose a través de las cortinas. Parpadeé lentamente acomodándome a la realidad, sentí todo el cuerpo pesado, me dolía todo, una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro cuando recordé la razón del porqué me sentía como si me hubiera atravesado un camión. El calor de las sábanas y la comodidad del colchón me invitaban a permanecer allí, pero algo más captó mi atención, algo que hizo que mi corazón diera un vuelco. Él dormía a mi lado plácidamente, su respiración profunda y constante, su pecho subía y bajaba en un ritmo calmado que casi se podía sincronizar con mi propio aliento. Me cubrí la boca con la sábana ahogando un Aaaaaaah de emoción. Me pregunté; es real todo lo que pasó, todo lo que me dijo, todo lo que le dije o yo estaba soñando. Me pellizqué y definitivamente no era un sueño, mordí mi mejilla con emoción, era tan grande lo que sentía en ese momento que quería gritar, saltar como una niña pequeña, pero debía
Estaba tan concentrado en lo que hacía que no se dio cuenta de mi presencia. Me quedé allí apoyada contra el marco de la puerta simplemente disfrutando del momento, de verlo en ese ambiente tan cotidiano, pero lleno de significado. Era una visión que jamás pensé que tendría, mi corazón se aceleró al pensar en lo afortunada que me sentía de tenerlo en mi vida, no solo en los momentos intensos sino también en esos pequeños gestos como prepararme el desayuno después de una noche como la que habíamos compartido.—Todo se ve tan delicioso que no sé qué comer primero —dije con una sonrisa malvada, dejé que mi mirada recorriera lentamente desde los platos en la mesa hasta su cuerpo.Él levantó la mirada, una hermosa sonrisa se curvó en sus labios, sus ojos brillaron con diversión y deseo. Extendió los brazos invitándome a acercarme, me lanzó una mirada juguetona que me hizo estremecer.—Lo que quieras comer, todo está a tu disposición —respondió con un tono bajo y seductor, dejando clara
No pude evitarlo, me volví a reír. Luego sonreí con nostalgia y le conté la historia. Cómo inició y la razón por la que se fue. —De verdad deseo que sea muy feliz y que haya logrado olvidarme —finalicé. —Deseo lo mismo. Solté una risita, entonces de repente sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, me perdí en sus ojos.»Lo único bueno de todo esto es saber que eres sólo mía. Esa palabra “mía” se escuchaba hermosa. También le conté lo que hacía el alcohol en mí, él sonrió con maldad.—¿Y si tomas como ayer, te hará mal? Mordí mi labio inferior.—Estoy dispuesta a ofrecerme como voluntaria. De esa manera me vuelvo alcohólica. El vino en barra me encanta. Soltamos una pequeña risa, pero luego su rostro se volvió serio.—Necesito poner todo en orden para que Josh no tenga que seguir fingiendo que es tu novio —dijo con un toque de sarcasmo, lo que me hizo elevar una ceja—. Es tan considerado él, pero para qué abusar de su generosidad. —Totalmente de acuerdo. No quiero compartirte co
Dentro de todo lo que platicamos me preguntó si sabía conducir. Le dije que no. Dentro del vehículo el ambiente estaba cálido gracias a la calefacción. Me acomodé en el asiento del copiloto, mi vestido ajustado realzaba cada curva de mi cuerpo. Él se sentó detrás del volante con una sonrisa traviesa que hizo que mi corazón latiera más rápido.—¿Te gustaría que te diera unas clases? Lo miré descaradamente, mordí mi labio inferior. —Yo siempre estoy dispuesta a aprender. Con un movimiento suave él me levantó y me sentó sobre su regazo. Pasé saliva con fuerza, su calor se mezcló con el mío enviando una corriente por mi espalda. Me miró de esa manera que me hacía derramar lágrimas por las piernas. —Bueno, parece que ha llegado el momento de nuestra lección de conducción —dijo con una sensualidad que hizo que me estremeciera. Su mano se deslizó por mis caderas lentamente y la sensación de su contacto hizo que mi respiración se acelerara. La combinación de su cercanía y su toque era
…—Pasamos con su familia y luego nos fuimos juntos a coger como conejos. Tenía la cabeza en medio de sus piernas y las manos llenas, por esa razón olvidé llamar…—¡Alexia! —Gritó mamá, por poco se le salen los ojos.Me encogí de hombros. Respondí con sarcasmo.—¿Qué? No dices que nada de mí te sorprende, entonces por qué razón te escandalizas. Mamá frunció el ceño. —Que no te escuche tu papá. ¿Qué karma estaremos pagando contigo? Solté una risita. Me molestaba, pero no iba a demostrarlo. —Si me escucha se va sentir más orgulloso de mí —sonreí—. Un orgullo más a esa lista interminable.Mamá negó.—Contigo no se puede. Vienes y dices esas cosas. No te da vergüenza. Te has puesto a pensar dónde salgas embarazada. Deberías comportarte. Rodé los ojos y solté una risita endiablada.—Me preguntaste, yo solo respondí. Y si quedo embarazada, ¿no pues que quieren ser abuelos? Además tú te escandalizas por todo, eso de llegar castas al altar era en la era de los dinosaurios. Estamos en pl