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EL FANTASMA EN LA COCINA

La llegada de Adrián Ríos al restaurante Norton’s marcó un cambio sutil pero significativo en la atmósfera del lugar. Desde el primer momento en que cruzó las puertas, su energía vibrante y su carisma atrajeron tanto admiradores como detractores.

George Norton lo había contratado meses antes de su muerte, pero su incorporación oficial coincidió con los días más caóticos para la familia.

Adrián era un chef con un currículum impresionante: había trabajado en restaurantes galardonados y liderado proyectos culinarios que marcaron tendencias

Sin embargo, también tenía fama de ser volátil, de desafiar la autoridad y de provocar conflictos. Elizabeth lo recibió con profesionalismo, decidida a mantener el equilibrio en un equipo ya tensionado por las circunstancias.

La primera reunión con Adrián no estuvo exenta de confrontación.

Entonces, ¿soy el único que ve lo obvio? —preguntó Adrián al equipo administrativo mientras revisaban el menú de la temporada—. Este lugar necesita innovación, algo que nos diferencie de los otros restaurantes con estrellas Michelin.

Elizabeth lo miró con calma, aunque su postura recta dejaba entrever su incomodidad.

Adrián, valoro tus ideas, pero el menú actual refleja el trabajo de todo el equipo. No podemos hacer cambios tan drásticos sin considerar las implicaciones.

Adrián se recostó en su silla, cruzando los brazos con una sonrisa desafiante.

Eso es lo que dicen todos hasta que los clientes dejan de venir. Créeme, Elizabeth, el mercado no perdona la mediocridad.

La tensión en la sala era palpable. Los otros miembros del equipo intercambiaban miradas nerviosas, conscientes de que Adrián estaba desafiando no sólo las decisiones culinarias, sino también la autoridad de Elizabeth.

Gracias por tu opinión, Adrián. Lo tomaremos en cuenta —respondió Elizabeth con firmeza, cerrando la discusión.

Esa noche, mientras revisaba los números en la oficina, Elizabeth no pudo evitar sentirse frustrada. Aunque reconocía el talento de Adrián, su actitud arrogante amenazaba con desestabilizar al equipo.

Por otro lado, Adrián parecía tener un interés especial en ella. A menudo buscaba excusas para conversar, ofreciéndole sugerencias o compartiendo anécdotas de sus experiencias en otros restaurantes. 

Aunque sus intenciones no eran del todo claras, Elizabeth percibía un matiz personal en su comportamiento.

Una tarde, mientras caminaban juntos hacia la cocina, Adrián aprovechó para iniciar una conversación.

—Elizabeth, he trabajado con muchos líderes en mi carrera, pero pocos tienen tu

determinación.

Ella lo miró con una mezcla de gratitud y precaución.

Gracias, Adrián. Es un trabajo en equipo, nada más.

Él sonrió, inclinándose ligeramente hacia ella.

Es más que eso. Veo cómo manejas las tensiones, cómo haces que todos se sientan parte de algo importante. Pero no puedo evitar preguntarme... ¿todo este esfuerzo vale la pena?

Elizabeth frunció el ceño, deteniéndose en seco.

—¿Qué quieres decir?

Adrián dio un paso atrás, levantando las manos en señal de paz.

Solo me pregunto si alguna vez piensas en ti misma. Este lugar parece consumirlo todo, y no me malinterpretes, es admirable, pero también peligroso.

Elizabeth lo observó en silencio antes de responder.

Hago lo que creo correcto, Adrián. Y si eso significa dedicarse por completo a este lugar, entonces sí, vale la pena.

Aunque la conversación terminó ahí, las palabras de Adrián quedaron resonando en su mente.

Mientras tanto, Anthony, observando desde las sombras, comenzó a sentir una incomodidad creciente hacia Adrián. 

No solo por su actitud desafiante, sino por la evidente cercanía que estaba desarrollando con Elizabeth. Una noche, mientras revisaba las cuentas en su habitación, encontró una nota escrita a mano por George entre los documentos.

Adrián tiene talento, pero también necesita dirección. Confío en que Elizabeth y él encontrarán un equilibrio que beneficie a Norton’s.”.

La nota era una bomba. 

¡Su padre ya sabía de la existencia de Adrian!

¿Qué había visto George en Adrián? 

¿Es por eso que de la nada ese hombre se apareció al lugar?

¿Era él una pieza clave para su padre en el futuro del restaurante? ¿O acaso representaba una amenaza más que eliminar?

Las dudas comenzaron a consumir a Anthony. Por primera vez desde el accidente, sintió que su posición estaba en peligro, no por un error

de suplantación, sino por la presencia de un hombre que parecía estar ganándose la confianza de Elizabeth y, quizás, del resto del equipo.

Después de la rutinaria jornada de trabajo, Anthony, interpretando su papel de Mark  salió a dar un paseo con Elizabeth.

Anthony había estado serio y callado la mayor parte del tiempo.-

--Ya dime-- 

--¿Que te diga qué-- le respondió él.

--Dime lo que te parece Adrian…sabes que llegó por el aviso que acordamos publicar en busca de un nuevo chef y sabes también que cumple de sobra con lo que se requiere para el trabajo.

--Es así, pero tiene algo que, como decirlo, no me gusta.

-Bueno querido, --le dijo ella abrazandolo-- si algo he aprendido de tu madre, es tener personalidad para que sepan quien manda en el negocio. Y él debe saber que si no sabe cuál es su puesto, deberá irse.

--Quién lo diría-- exclamó Anthony. Ahora no solo tengo que aguantar los mandatos de mi madre ....¡Si no también los tuyos!

Ambos rompieron a reír a carcajadas.

Y mientras reían y caminaban como tórtolos agarrados de la mano, no pudieron percatarse de que alguien les estaba acechando.

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