— ¿Vos no tendrías que estar con el uniforme de médico?
Emily: Está en mi mochila siempre.
Exhala con fuerza, hundiéndose en el asiento.
Marco: Bueno entrá, te espero.
Emily: No quiero.
Siento su mirada sobre mí.
Marco: ¿Vinimos por nada?
Suspiro, sabiendo que estoy actuando como una indecisa.
Emily: Es que no sé... (lo miro, desesperada). ¿Qué hago?
Sonríe, frotándose la frente, como si supiera que eso pasaría.
Marco: Entrá, hacé lo que tenés que hacer para que te den la nota, actuá indiferente, ni lo saludes si no querés (vuelve a mirarme). Pensá que en el futuro no todos los pacientes que te toquen te van a caer bien (levanta los hombros, haciendo un gesto de niño indefenso).
Emily: ¿Alguna vez pensaste en estudiar psicología?
Marco
No se cuanto rato llevo perpleja, mirándolo. Desde que lo vi despierto me he quedado atontada, sin desviar la mirada de su rostro, al igual que él del mío. Sus ojos me observan y, a diferencia del rencor de hace un día, ahora solo me transmiten paz, como la mirada inofensiva de cualquier ser que acaba de despertar de un sueño profundo: no está ocultando nada. Siento como si se hubiera congelado el tiempo, como si la habitación y todo lo que está a nuestro a alrededor hubiera desaparecido, como si estuviéramos conectados entre nosotros y desconectados del mundo.— ¿Aún sigue acá?Escucho a mis espaldas y retiro la mano de la mejilla de Rafael, al ver que su mirada deja de apuntarme a mi y se direcciona a la puerta. Me volteo rápidamente, con la planilla en la cual estaba haciendo anotaciones apretada a mi pecho.— Sus prácticas son hasta las 10.
Luego de la retirada de Rivera, cierro la tapa de la planilla y guardo la lapicera en un hueco que tiene en la parte superior, tomándome mi tiempo, alargando lo más posible el rato sin cruce de miradas con Rafael que puedo obtener. Pero evidentemente, a la larga no me queda más remedio que levantar la vista cuando no tengo nada más que hacer.Él me mira justo un segundo después de que yo lo haga, colocando su celular en la pequeña mesa que tiene al costado de la cama. Me da la impresión de que antes ya se encontraba observándome, pero fingió no hacerlo mostrándose entretenido en la pantalla de su teléfono.—Eso fue intenso (murmura).Agradezco que sea él quien rompa el silencio, puesto que ya comenzaba a sentirlo incómodo e intolerable.—Si, ¿no?—Te debo una, ¿se podría decir?Pregunta y juraría hab
Estoy observándome a mi misma en el cristal de la entrada del edificio, con la mirada algo perdida, en parte por el cansancio y en parte por el aburrimiento que siempre me ha generado esperar, cuando ella sale del ascensor.Escucho en mi mente el sonido del juego de llaves que se mueven en su mano derecha, aunque realmente de este lado de la puerta nada puede oírse.Ya habiendo entrado (tras un leve intercambio de palabras sobre cómo va todo), me quito el abrigo ligero y Analía me ofrece algo para tomar. Opto por un poco de té al ver que insiste, aunque mi idea no era quedarme por mucho tiempo.Tomo asiento en el sofá y me arremango la camisa, algo acalorada por el contraste de temperatura entre la calle y el interior del departamento.—¿Y Joaquín?Pregunto para romper el pequeño silencio, refiriéndome al hermano de Rafael.Analía, quien se encontraba de espal
Se que no cuento con mucho tiempo, ya que dejé asentado que volvería dentro de dos horas, de las cuales ya pasó más de una desde que Analía jugaba con las llaves en la entrada. La tos repentina que me invade me obliga a pedir agua porque de tanto hablar tengo la boca seca (y mi taza de té se encuentra vacía por la misma razón).—Wow. ¿Tu hermano hizo todo eso?Asiento, con el cristal frío del vaso de agua que me acaba de traer pegado en los labios.—¿Quién cambia así de un día para el otro?—No quiero pensarlo tanto en realidad. Con que no me moleste soy feliz.Analía ríe y extiende la mano a la bandeja, asumo que, buscando mas bizcochuelo, pero se encuentra con el plástico seco y vacío de la bandeja.—Traigo más de esto.Miro el reloj colgado arriba de la puerta de entrada, perca
CHATS ---> Analía.Analía: Nunca se comportó de forma tan humana, al menos no tras el abandono de Víctor. Desde que se fue, la depresión de su madre aumentó tanto que mis padres comenzaron a hacerse cargo de lo que quedaba de esa familia. Pero él no se sentía cómodo con eso, y se notaba. Así que poco después, apenas tuvo la mayoría de edad, comenzó con trabajos a tiempo completo. Meses después se mudaron a ese departamento. Empezó a estudiar en el poco tiempo que le quedaba libre. Todos salían a divertirse y el solo trabajaba, estudiaba y trataba de mantener a flote a su madre.Levanto la vista y vuelvo a mirar a Analía, quien continúa tecleando lo que asumo que será su próximo mensaje. Desciendo los ojos a mi teléfono otra vez.Analía: Vivir bajo tanta presi&oa
Analía: Quería fiarme de vos porque necesito eso para pedirte un favor. Revisá el bolsillo derecho de tu mochila.Debo admitir que, si antes tenía miedo, ahora solo me encuentro confundida. Cada vez que creo haber conocido a fondo a esta chica o al menos entender su forma de ser en lo más mínimo, una nueva caja se abre dentro de la anterior. Y lo que encuentro en el bolsillo que me indicó tampoco me sirve de gran ayuda para descifrar a Analía.Emily: ¿Qué es esto?Pregunto, levantando en el aire ese metal frío y húmedo por la temperatura.Analía: Ese es el favor.Emily: No entiendo.Escribo, sin dejar de observar el objeto.Analía: Es una copia llave de su departamento. Necesito que lo cuides, Em. Tengo que volver u
—¿Hija?Mi madre.Lleva puesta una bata oscura y se dirige a mí desde la cocina con una taza en la mano. Me meto la llave al bolsillo de forma disimulada y sonrío, algo torpe para mi gusto.—¿Qué hacés ahí?—Le debo alcanzar esto a una amiga, olvidé un par cuando se los llevaba.Improviso rápidamente.—Ah, los libros. Tu padre me comentó.Honestamente, me sorprende que mi madre esté al tanto de algo de lo que ocurre en esta casa.—Si…Hago una pausa, produciendo un silencio un tanto incómodo. Bajo la vista a los libros.—…se los llevo mejor.Tomo nuevamente los libros, tras meter mi celular en el bolsillo trasero del pantalón otra vez. Ella me abre la puerta sin tener que pedírselo, viendo que tengo ambas manos ocupadas. Abandono el cálido interior de la
Rafael: Analía me dejó un mensaje avisándome que tenés su copia llave del departamento. ¿Podemos hablar de eso?Que bien. Y yo que pensaba que tendría un sábado tranquilo.Emily: Mi próxima práctica es el lunes. ¿Te parece bien?Me siento estúpida. Me lancé a la piscina desde un trampolín, pensando que mi único riesgo a correr era si “cuidarlo” salía mal, pero no me detuve ni en segundo a tener en cuenta que quizá él no quisiera que yo fuera la que lo ayudara con algo en caso de ser necesario. ¿Y que, si no quería, si no sentía cómodo? Ese accidente podría interpretarse en parte como culpa mía, desde su punto de vista.Mi teléfono vibra.CHATS ---> RafaelRafael: Perfecto. Te veo e