EL JARDÍN DE LOS AMORES PROHIBIDOS
EL JARDÍN DE LOS AMORES PROHIBIDOS
Por: Andris Lameda
CAPÍTULO 1 ENCUENTRO EN EL JARDÍN

Era el año 1840 una época marcada por el reinado de la reina victoria de Inglaterra. Dónde la clase social y sus estrictas normas de conducta marcaron para siempre está época. La era victoriana es conocida por su rigidez social, las estrictas normas de conducta y la clara división de clases sociales.

 A las afueras de Londres, sé encuentra la mansión Thornton una renombrada familia aristócrata, poseedora de muchas riquezas.

Era una hermosa mañana, el sol se filtraba a través de los grandes ventanales de la mansión Thornton, bañando de luz la sala de estar. En ella sé encuentra Isabel Thornton, una hermosa joven noble de 18 años, de espíritu libre y corazón apasionado.

Educada en las artes y las ciencias, su curiosidad y empatía la hacen cuestionar a veces las rígidas normas sociales de su época.

Sentada sé encuentra en un sillón junto al ventanal, dejó que los cálidos rayos iluminaran su rostro mientras hojeaba un libro de poesía. Era su momento favorito del día, una breve tregua de las expectativas y restricciones que su familia y la sociedad imponían sobre ella.

Isabel levantó la vista de su libro y contempló el jardín que se extendía más allá de los cristales. Era un mar de colores y aromas, cuidadosamente diseñado y mantenido por el joven jardinero.

Daniel Hartman El joven jardinero de 21 años, de origen humilde pero con una nobleza de espíritu. Trabajador, dedicado y con un profundo amor por la naturaleza. A pesar de sus diferencias sociales, Isabel siempre había sentido una conexión inexplicable con él. Sus caminos apenas se cruzaban, pero en esas raras ocasiones, sus miradas se encontraban y una corriente invisible parecía pasar entre ellos.

Ese día, Isabel sintió un impulso irrefrenable de salir al jardín. Cerró su libro con suavidad y se levantó, dispuesta a aprovechar la libertad que le ofrecía la mañana. Caminó por el pasillo, esa mañana vestía con un hermoso vestido echó de telas de lino terciopelo y lana,de un color pastel claro,con hermosas detalles de lazos y cintas volantes. sus zapatos haciendo eco en el suelo de mármol, y salió por la puerta trasera que daba directamente al jardín.

El aire fresco la envolvió inmediatamente, llenándose de una sensación de renovación. Pasando entre los rosales, tocando con delicadeza los pétalos suaves como la seda. La fragancia de las flores la envolvía, llevándola a un estado de calma.

A medida que avanzaba, escuchó el sonido familiar de una pala hundiéndose en la tierra. Isabel se detuvo y, tras unos segundos se encuentra, el origen del sonido. Allí, en una de las parcelas de flores más alejadas de la mansión, vio a Daniel, concentrado en su trabajo.

Daniel Hartman era un joven de complexión fuerte y mirada serena. Su cabello castaño caía desordenado sobre su frente, y sus manos, ásperas por el trabajo constante, manejaban la pala con destreza. Al percibir la presencia de Isabel, levantó la vista, sus ojos verdes encontrando los de ella.

Daniel :"Buenos días, señorita Thornton," inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Isabel:"Buenos días, Daniel, respondió Isabel, con una gran sonrisa que no podía contener. El jardín luce hermoso, como siempre.

Daniel: Gracias señorita. Es un placer trabajar aquí," dijo él Daniel, devolviendo la sonrisa.

Había algo en su voz, una calidez que Isabel siempre había encontrado reconfortante. Hubo un breve silencio, lleno de palabras no dichas y emociones ocultas. Finalmente, Isabel se acercó un poco más, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.

Isabel:"¿Te importaría si me quedo aquí un rato?

Isabel:Me gusta mucho esta parte del jardín," dijo ella.

Daniel: "Por supuesto, señorita. Es todo suyo," respondió Daniel, volviendo a su trabajo pero manteniendo la conversación.

Daniel :"¿Le interesa la jardinería?

Isabel: "Siempre me ha fascinado," admitió

Isabel, arrodillándose junto a una planta de lavanda y acariciando sus hojas.

Isabel:"Es increíble cómo algo tan pequeño puede crecer y convertirse en algo tan hermoso.

Daniel:asintió, apreciando su entusiasmo genuino.

Daniel:"La jardinería requiere paciencia y cuidado. Es un recordatorio constante de que las cosas buenas llevan tiempo."

Isabel: lo miró, sorprendida por la profundidad de sus palabras.

"Nunca lo había pensado de esa manera, pero tienes razón.

Isabel:a veces, en nuestra prisa por alcanzar nuestros objetivos, olvidamos disfrutar del proceso.

Daniel: sonrió, sintiéndose cada vez más cómodo en su presencia.

Daniel:"Eso es cierto. A menudo, los momentos más importantes son aquellos en los que simplemente estamos presentes.

"Mientras conversaban, el tiempo pareció detenerse. Isabel se sentía como si estuviera descubriendo una nueva faceta de sí misma, una parte que no había tenido la oportunidad de explorar en su vida controlada y restringida. Daniel, por su parte, disfrutaba de la compañía de alguien que veía más allá de su posición social.La conversación continuó, pasando de temas triviales a reflexiones más profundas. Isabel compartió sus sueños de viajar y ver el mundo más allá de los confines de la mansión, mientras Daniel le habló de su amor por la naturaleza y su deseo de algún día tener su propio vivero.

Isabel:"Me gustaría ver más allá de estos muros,"

Isabel: "A veces, siento que estoy atrapada en una jaula dorada. Dijo en un momento de vulnerabilidad

Daniel: Entiendo lo que sientes,

Daniel: "Yo también tengo mis propias jaulas, aunque sean diferentes."dijo con su voz suave y comprensiva

Sus palabras resonaron en Isabel, creando un vínculo silencioso entre ellos. Sin darse cuenta, sus manos se habían acercado, hasta el punto de casi tomarse sobre la tierra húmeda.

 Isabel retiró la mano rápidamente, sonrojándose, pero Daniel solo sonrió, entendiendo la complejidad de sus sentimientos.

El tiempo pasó rápidamente, y antes de que se dieran cuenta, el sol había comenzado a ascender, señalando el fin de su breve encuentro.

Isabel se levantó, sacudiéndose el polvo de su vestido.

Isabel: "Ha sido un placer hablar contigo, Daniel," dijo ella, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y tristeza.

Isabel: Espero que podamos hacerlo de nuevo.

Daniel: el placer ha sido mío, señorita Thornton," inclinándose ligeramente.

Daniel :"Siempre estoy aquí, en el jardín.

Isabel asintió, dándose la vuelta para regresar a la mansión. Mientras caminaba, no pudo evitar mirar hacia atrás una vez más, viendo a Daniel volver a su trabajo.

 Sintiendo un mar de sentimientos que empieza a formarse en su corazón. Quizás, en ese jardín lleno de secretos, encontraría la libertad y el amor que tanto anhelaba.

En su camino de regreso, Isabel se encontró con su madre, Lady Eleanor, quien tenía rato que la observaba con una expresión mezcla de curiosidad y desaprobación.

Lady Eleanor: "Isabel, ¿qué hacías en el jardín tan temprano?"

 Lady Eleanor, su voz suave pero firme.

Isabel: "Solo disfrutaba de las flores, madre," respondió tratando de sonar casual.

Lady Eleanor: "Recuerda, hija, que tienes deberes y expectativas que cumplir. No olvides tu posición.y no vuelvas a salir sola sin compañía.

Sus ojos reflejaban una preocupación más profunda.

Isabel: Sí, madre,

 ocultando sus verdaderos pensamientos.

 Sabía que su madre solo quería lo mejor para ella, pero en ese momento, las restricciones de su mundo se sentían más opresivas que nunca.

El día paso tranquilo entre libros de poesía, y la compañía de su madre Lady Eleanor.

Esa noche, mientras el sol se ponía y la mansión se sumía en la calma, Isabel no podía dejar de pensar en Daniel y en la conversación que habían compartido.

Por primera vez en mucho tiempo, sentía que había encontrado un alma, alguien que entendía sus anhelos y sueños.En su habitación, Isabel abrió su diario y comenzó a escribir sobre su encuentro. Las palabras fluían con facilidad, reflejando sus emociones y esperanzas.

Al cerrar el diario, hizo una promesa silenciosa: buscaría más momentos como ese, más encuentros en el jardín, donde podía ser ella misma, libre de la Expectativas de la sociedad.Con ese pensamiento, Isabel se metió bajo las sábanas y cerró los ojos, soñando con un futuro donde su amor no es

tuviera prohibido, donde pudiera encontrar la felicidad junto a Daniel, en el jardín de sus amores prohibidos.

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