¿Cómo se puede soportar que todo el mundo ponga las miradas sobre ti? Es lo que tendrá que hacer el detective Fernando Andrade con el siguiente asesinato que sucederá en el hospital.
Me he adelantado un poco a los acontecimientos, vamos comenzar por el principio. Fernando, nada más acabar su guardia, en lugar de irse a su casa, fue al hospital para ver a Teresa y le compró un ramo de flores.
—Hola, cariño. ¿Cómo estás? —preguntó el detective cuando llegó al despacho de la directora.
—Hola, mi amor. Creía que te ibas a ir a descansar. Gracias por las flores, me han encantado —respondió la doctora abrazándole y dándole un beso.
—No podía irme a descansar sin hacerte una visita. Te he echado de menos.
—Yo también te he echado en falta, aunque por primera vez, en mucho tiempo, he dormido del tirón.
—Me alegro, porque esta noche no vas a dormir mucho, princesa —dijo el detective dándole un beso y saliendo del despacho.
—Espera un momento,
Teresa se despertó pronto y dejó una nota a Fernando diciéndole que iba al hospital, no quería despertarle y, aunque lo que más le apetecía era desayunar con él, debía estar al lado de su amiga en estos momentos tan duros, por lo que llegó temprano para pasar un rato con ella.—Hola, amiga, ¿qué estás haciendo? —preguntó la directora al ver que Felisa estaba haciendo las maletas.—Hola, Teresa, supongo que como ya no soy monja debo abandonar la habitación —dijo la hermana.—No hace falta, sigues trabajando aquí y, por lo tanto, te puedes quedar aquí mientras sigas con nosotros.—Gracias, amiga, pero en cuanto encuentre algo me voy.—Te invito a desayunar —comentó Teresa dándola un fuerte abrazo que provocó que la hermana se derrumbara y rompiera a llorar—. Toma un poco de chocolate. —Continuó diciendo mientras le ofrecía una chocolatina.Fueron a la cafetería del hospital, pero no estuvieron mucho tiempo, pues Felisa estaba incómoda, pues pe
Teresa y Fernando estaban muy bien juntos, formaban una buena pareja y pronto descubrirían que los dos tienen grandes dotes deductivas.El tiempo iba pasando y al detective se le terminaba el tiempo para descubrir al culpable antes de interrogar a Felisa, aunque algo le decía que debía darle más tiempo, que al ser amiga de su amada, debía darle un voto de confianza y pensar que era inocente, pues no quería que Teresa sufriera, por lo que decidió ocultarle lo que había ocurrido.Por su lado, la directora había ido pronto al hospital para hacer la ronda lo antes posible e irse de compras con su amiga, pues si iba a dejar el convento, tendría que tener ropa para su día a día, a parte que le sentaría bien distraerse.Teresa entró en la habitación sin llamar y vio que estaba en ropa interior mirándose al espejo.—Hola, Felisa, ¿qué haces? —preguntó la doctora a su amiga.—Hola, Teresa, hacía tiempo que no podía ver mi cuerpo, así que quería observarlo —
Teresa casi no pudo dormir, pues, a parte de no ser su cama, también estaba nerviosa por el hombre que había ingresado y por saber los resultados del análisis del vial que había encontrado en el bolso de Felisa. Fuera cual fuera el resultado, debía informar al comité de ética y si la cosa era más fuerte, debería informar a Fernando, por lo que de una forma u otra traicionaría a su amiga, aunque era su obligación.—Buenos días, amiga, te has despertado muy pronto —dijo la monja.—No he dormido muy bien, he dado muchas vueltas a la cabeza —respondió la directora.—¿Es por el hombre que ha ingresado esta noche?—Sí, me ha sobrepasado y sorprendido.—Verás cómo es un infarto o algo así —comentó Felisa que en el fondo pensaba que no era un accidente.—No lo sé, últimamente están pasando cosas muy raras —dijo la directora.La monja dio un abrazo a su amiga y las dos juntas se fueron a desayunar chocolate con churros. Las dos ocultaban cosas
Fernando se acercó a casa de Teresa con unos cruasanes recién hechos para desayunar, pues sabía que a ella la encantaban.—Hola, amor, no te esperaba —dijo la directra cuando abrió la puerta.—Hola, corazón, quería darte una sorpresa para desayunar —comentó el detective dándole un beso.—Pasa, precioso, tengo café recién hecho.—Yo traigo tus cruasanes favoritos.—Eres un encanto —contestó ella saltando sobre él provocando que los dos cayeran al suelo.Fernando se levantó y la ayudó a levantarse y, cuando estuvo de pie, le dio un abrazo y un apasionado beso.El detective colocó los cruasanes en un plato y la directora sirvió dos tazas de café.—¿Has averiguado algo sobre el vengador, mi príncipe? —preguntó la doctora.—Todavía nada seguro, pero si voy cerrando el círculo, ya que es un policía —dijo el detective—. Te veo muy pensativa, ¿te pasa algo, cielo? —Continuó diciendo.—Tengo que contarte algo, pero no quie
Felisa apenas había dormido escribiendo la confesión para el detective Andrade, no quería olvidar ningún detalle, pues no quería que Paco ni Paloma quedaran libres. Sabía que esa confesión supondría su entrada en prisión, pero se libraría de las pesadas cadenas del remordimiento.Cuando Teresa se despertó, la enfermera estaba releyendo su declaración y pensando cómo iba a encontrar la chica que le había pedido Paco.—Hola, Teresa, espero no haberte despertado.—Hola, Felisa, no me has despertado, ¿qué tal estás?—Un poco nerviosa, pues sé que voy a entrar en prisión con esta confesión.—A lo mejor Fernando consigue que llegues a un acuerdo con el juez por colaborar y tu confesión.—Prefiero pagar por lo que he hecho, además hay cosas que no he dicho y de las que estoy arrepentida —dijo Felisa cubriendo sus ojos con sus manos.—Si quieres contármelo, te guardaré el secreto —comentó Teresa abrazando a su amiga.—Pero me da mucha
Tras pasar una tarde y una noche romántica, les tocaba volver a la realidad. Fernando y Teresa debían volver a la realidad, iba a ser unos días decisivos para la investigación, se sabría toda la verdad.Aprovechando que no estaban ni Teresa ni Fernando, Felisa aprovechó para quedar a primera hora con Paco, pues le había mandado un mensaje para verla, antes de que se destapara toda la verdad y posiblemente acabara en la cárcel. Quedaron en un parque cerca del hospital.—Buenos días, Paco, ¿estás mejor? —dijo la mujer dando dos besos al hombre.—Buenos días Felisa, un poco mejor sí, pero tengo miedo —expresó el hombre.—No te preocupes, todo saldrá bien —respondió ella dándole una palmadita en la espalda a pesar de todo lo que le había hecho Paco, al verle tan vulnerable, no pudo evitarlo.—No lo sé, pues cuando quede con Paloma, no sé si voy a poder cumplir, pues no me apetece nada.—Toma esto, es para mujeres, pero también te puede servir —d
Con el vengador encontrado y con el ladrón descubierto, el caso ya estaba cerrado, pero además habían acabado con una red de tráfico de mujeres, normal que el detective Andrade estuviera contento, pero había algo que le preocupaba y no tenía que ver precisamente con el caso.Fernando fue al hospital para buscar a Felisa, pues la llevaría él mismo al juzgado y también les acompañó Teresa, que no iba a dejar sola a su amiga en unos momentos tan delicados.Paco iría por su cuenta en compañía de su abogado, lo tenía muy difícil para no ingresar en prisión, pero lo que más le preocupaba es que iba a pasar con su hija y qué futuro le esperaba, pues no sabía lo que había hecho Felisa por ella.Por su parte, Paloma iba en el furgón policial directamente desde los calabozos de la comisaría y con la chulería de quien cree que se va a salir con la suya.Serían interrogados por separado por el juez y el fiscal en presencia de sus abogados, para que ninguno sintiera p
Poco a poco las cosas fueron volviendo a la normalidad en el hospital provincial, no fue fácil, pero gracias al trabajo de todo el personal.Junto al esfuerzo del personal, Teresa dio varias entrevistas en medios de comunicación para explicar lo que había ocurrido y las medidas que habían tomado para evitarlo.Al mismo tiempo empezaron una campaña de publicidad a nivel nacional, a través de varios medios, para dar a conocer los servicios que daba el hospital provincial. Todo lo que hiciera falta para devolverle el prestigio que había tenido siempre.La directora era una luchadora y no era nada fácil tumbarla, pues siempre se ponía en pie.Las buenas noticias y la publicidad positiva para el hospital se seguían produciendo, pues habían exculpado a Felisa de todos los cargos, pues Francisco amplió su declaración, diciendo que lo que había hecho la enfermera había sido por su culpa.Si la doctora por este motivo ya estaba exultante, su boda con Fernan