Narrador.Luisa ya estaba quedando dormida cuando sintió unos toques suaves en la puerta, aturdida se paró de la cama suponiendo que se trataba de Iván en la puerta contigua y cuando verifico se dio cuenta de que Iván dormía.—¿Qué buscas?— preguntó sin fijarse en los sudores y en cómo el cuerpo de Tobías temblaba, entonces cuando al fin lo vio hizo un sonido de asombro.—Déjame estar a tu lado— pidió como niño necesitado.—¿Estás loco?, no es debido, mira a Camil— señaló a la niña que dormía.—Juro que no te tocaré con lujuria, no quiero estar solo, por favor. Rogó juntando las dos manos, sentía miedo a caer en la tentación de ir tras su necesidad y sabía que con ella a su lado podía aplacar ese impulso tan infernal.—Bien, pero vamos a acostarnos en el sofá— propuso ella cavilando en que no podía ir a dormir junto a Tobías a su habitación dejando a Camil sola, porque una cosa era perderse por dos horas y otra distinta era dejarla dormir sola una noche completa. Ella es muy responsa
Pues pensó que para no ser el padre real su presencia no era importante, sin embargo, le fastidió ver como ella seguía con el teatro aún en una situación como esa, aunque vaciló en responder que le daba igual. Se detuvo a pensar y con malicia tramaba aprovechar la oportunidad de tener una cercanía con Ignacia.«Si ella quiere jugar a fingir yo también».—Llegaré tan pronto como pueda, no te desespere mi amor— Le aseguro con voz preocupada. Sin saber que Claudia estaba detrás de él.—¿Vas con Ignacia?—¡No me moleste! — le respondió con repudio. Él tomó las llaves del coche y salió. En cambio, ella fue corriendo por su bolso con el fijo propósito de perseguirlo para saber de qué se trataba esa llamada, sin embargo, por el tiempo que le costó detener a un taxista casi le pierde el rastro.Mientras en el hospital:—Señores, lamento deciros que según los resultados que han arrojado las pruebas que le hicimos a su hija, padece de Ataxia de Friedreich —dice el médico.—¡¿Qué, qué?! —in
Narrador.Iván fue llevado por una enfermera que le realizaría el mismo estudio médico que se le hizo a la pequeña Camil, pero a él, Ignacia lo acompañó. Aunque se le realizó ese análisis, Ignacia tenía la fiel certeza de que él no tendría el gen portador, ya que según su intuición la enfermedad provenía por parte de la familia de Sebastián. Sin embargo, no se opuso a que le estudiaran para no provocar más inquietud en Matías.—Eso es todo —expuso la sanitaria dialogando con Iván para que no estuviera asustado.—El doctor les informará sobre los resultados en cuanto estén listos —le informó la enfermera con gesto amable.—¿Es posible que pueda ver a mi hija? —Le pidió a la profesional con voz angustiada y el niño apretó su mano con muchas ganas de ir con su hermana.—Si claro, acompáñeme. —La enfermera que estaba con ellos empezó a caminar guiándolos hacia la habitación en la que estaba Camil, la niña se encontraba sedada, pero cuando la vio llegar, con los ojos a medio abrir la pudo
Narrador.Matías dejó de sentirse tan mal, al menos cuando escuchó que la nena no quería ver a su padre sino a él en primer lugar. Agarrados de las manos dieron tres pasos para ir, pero se detuvieron, puesto que justo en ese mismo momento Sebastián giro llevándose la sorpresa de que Claudia que lo había seguido estaba cerca, escuchando todo.—¡¿Qué significa esto?! —pregunta alzando la voz, exigiendo que Claudia le conteste olvidando que debía mantener la calma, pero cuando se irrita es imposible que eso pueda suceder a menos que se lo proponga y luche por ello.Ignacia suspiró al mirar como el subidón de voz que dio Sebastián atrajo las miradas de varias personas en un espacio donde se exige silencio. Negó con la cabeza e hizo un mohín al mismo tiempo que miraba a Matías.—Vine a un chequeo médico, no me sentía muy bien, estas náuseas me desesperan, parece que el ciclo del embarazo no me hará muy bien. —La mujer al verse descubierta de un momento a otro, inventó que se encontraba enf
Narrador.—Ella habla como si se refiriera al hermano de su ahora esposo —dijo Claudia que no se limitó en echarle leña al fuego. —Ya veo señora, es mejor que hablemos a solas —le solicitó para que no siguiera.—Ignacia, ¿qué acabas de decir? —exigió Matías con esa mirada que le quita el aliento, pero no por amor o placer sino por el miedo que a veces le causa, pues cuando se pone en ese plan es como si le helara el alma y la paralizara por completo.—Lo que quise decir es que… —Ella tragó grueso enfrentada por todos esos pares de ojos que la observaban como la santa inquisición miraba a una bruja de Salem.—¡Habla de una maldita vez! —Matías había dejado de comportarse bonito y complaciente, ahora estaba bien furioso, no era tonto y también recordó las palabras dichas por su madre.—¡Ahora mismo no me interesa confesarme para ser juzgada, lo único que me importa es la salud de mis hijos! —les respondió grosera a Sebastián y a Matías. Entonces, ignorándolos por completo, le volvió a
Narra Matías.Quiero devolverme, y entrar a ese consultorio, tomarla por los hombros y zarandearla con fuerza al mismo tiempo que le exijo para qué me diga el motivo o la razón que la conllevó a engañarme de ese modo; pero a la vez no quiero escuchar esa respuesta, ya que temo a que si me dice lo que me imagino que fue su motivo, duela más. Pues una cosa es suponer uno y otra es saber que mi pensamiento es verdadero.El sabor de la desilusión que tengo en este instante de mi vida es amargo, y muy seco al paladar. En mi pecho se me ha instalado un vacío profundo, y cuando creía que no podía sentir más se intensifica mi desazón.Ahora caminaba como un alma en pena, dejando que mis pies me guiaran al único lugar en el que sé qué podré estar feliz, con ellos; mis hijos. No necesito pruebas para saberlo, simplemente estoy seguro de que lo son.—¡Papito Matías has tardado muchísimo!— Veo el esfuerzo que hace mi nena preciosa, tan valiente que me llena de orgullo. La amo sin importar que
Narrador.Matías seguía mirando a Ignacia en espera de que dijera algo, pero se mantenía con los labios cerrados, totalmente muda, haciéndolo sentir aún más desesperado. También veía como ella disimuladamente se frotaba el pecho buscando aliviar el escozor que se instaló en el, pero era en vano su esfuerzo; pues el dolor no se iba a solamente aumentaba. —¡¿Me has hecho salir del hospital para nada?! — empezó por reclamar el con voz cargada de hastío. Sin embargo, su enfado era más consigo mismo que con ella, por no poder estar tan furioso como quiere y por estar viéndole un lado bonito al hecho de que ella adora a Iván sin haberle importado que es su hijo, pues muchas veces supuso que el día en que estuvieran un bebé ella lo iba a repudiar por el hecho de que es suyo.—¡De ningún modo!, no te haría salir para nada. Eso está claro, — refunfuñó irritada, estaba tan presionada que no sabía cómo canalizar todo el problema, sin embargo, no se arrepentía de haber hablado porque tarde o te
Narrador.Tras decir eso se marchó con dicho documento entre las manos y con un deje de esperanza que lo hacía sonreír aún estando destruido por dentro, e Ignacia miró hacia arriba evitando que las lágrimas abandonaran sus cuencas, pues no quería llorar. No quería hacerlo, pues deseaba afrontar todo con valentía; eso de llorar no iba a resolver cada uno de sus nuevos obstáculos y se propuso mostrarse firme. Sí que tiene dudas, e inquietudes, tanto que todo su torrente sanguíneo se convirtió en un caos. Pese a todo esto, muy en el fondo hay una pizca de esperanza, puesto que Matías no les contó a sus hijos que él es su padre y saber que los ama con locura la hace sentir tranquilizada.—Amiga, ¿cómo estás? — se sorprendió cuando escuchó la voz suave de Luisa, que llegó a su lado y como tenía la cabeza hacia arriba cerró los ojos, y puso su mejor sonrisa antes de verla.—He pasado por peores. Sin importar todo lo que está sucediendo estoy feliz porque sé que mis hijos estarán bien, e