Continuación:» Ya que por el bienestar de ese bebé tú te esforzaras por ser un mejor padre y como líder del cártel de Tijuana y tu mejor amigo te concedo a ti la oportunidad de salir de este mundo tan complicado. Haz lo que yo no puedo: aleja a tu nueva familia lejos de todo esto, y te doy mi palabra de que ningún integrante de este cartel ni de ningún otro te tocará a ti o a tu familia. Tobías se quedó perplejo Matías estaba dispuesto a romper una regla de oro por él, mientras que Matías estaba haciendo con su mejor amigo lo que deseaba con todas sus fuerzas para él, pero lamentablemente no podía porque al ser el líder estaba totalmente condenado. —No te dejaré solo Papis John, eres mi figura paterna y no te abandonaré, porque empezaría a romper mis propios juramentos, y desde que fui abandonado por mi vieja me prometí que nunca dejaré atrás a alguien que me quiera y que yo quiera. Así que líder camaleón no aceptaré su regalo, por favor no se enfade con su servidor. Tobías lloró
Narrador. Habían pasado ya 48 horas en los que Mariana no despertaba, estando bajo los fuertes efectos de los analgésicos suministrados por el médico que no había podido irse a su hogar, ya que Matías no se lo permitía. Aturdida empezó a abrir los ojos, sintiendo que todo le daba vuelta, observando cómo el espacio se tornaba borroso. —¿Dónde estoy? ¿Quién eres tú? — preguntó Mariana horrorizada viendo a ese hombre que estaba sentado en un sillón al pie de su cama, como si estuviera ahí para velar su sueño. —Soy Dylan, el conductor del señor Matías ¿No me recuerdas? — Él se levantó abriéndole las palmas de las manos en señal de que no tenía intenciones de lastimarla. — No te muevas por favor, déjame ir a buscar al doctor. Ella igual no le puso caso y se removió con el fin de pararse de esa cama. — ¡Ahhh! — Soltó un quejido lastimero cuando al mover su cadera sintió una punzada que la hizo estremecerse. Respiró profundo y luego expulsó el aire buscando relajarse, sin embargo, no
Narrador.Tobías que aún no se había marchado asintió ladeando la cabeza, suponiendo que la muchacha había elegido la misma opción que él había escogido en su lugar. Soltó un suspiro y con las manos en los bolsillos se acercó a la cama, la miró un rato y luego le dijo: —Sé que al decirte esto pueda que me cause problemas con Matías, pero igual te lo diré: gracias a ese hombre que hoy llamas delincuente, tú no eres la esposa de un viejo asqueroso que maltrata a las mujeres, ya que le hizo creer a Patricia que te quería como esposa cuando la supo negociando para venderte a un ranchero, y al ofrecerle más la mujer ambiciosa decidió conservarte. — Mariana se quedó petrificada sin poder creer que era cierto y conociendo a Patricia tampoco era mucho lo que podía dudar. —¿O piensas que el marido de Irina actuó sólo para poder librarlas a ustedes de Patricia y Miguel Martínez?, incluso de tu papito que cumplía con todo lo solicitado por Patricia así eso las perjudicara a ustedes sus hijas
Narrador. La chica que Gerald esperaba arribó unos segundos luego de que el hombre que labora como infiltrado en el cartel de Matías se había ido y él respiró aliviado al dar por sentado que si ella hubiera llegado un minuto antes tendría que enfrentar a aquel hombre para que no la lastimara, debido a que aquellos tipos de individuos asesinan hasta por sospecha con tal de no ser puesto en evidencia. —¡Niña al fin llegas!, ya estaba por irme. — fingió molestia por hacerlo aguardar, pero al contrario estaba feliz de que fuera de ese modo, solo que es tan arrogante que no es capaz de admitir que esa chica le hace vibrar el corazón. Esperó a que ella le atacara con su acostumbrada malcriadez, pero, por el contrario, la chica se quedó en silencio mirándolo como si le hubiera defraudado. —Agradece que vine, pues no debo estar aquí. Mi mamá me solicitó no volver a verte y estoy faltando a su orden al venir. Ya sé que eres un agente y lo que buscas al acercarte a mí. No sé por qué acepté
Narrador.Matías estaba con las piernas cruzadas muy relajado y una vez que escuchó aquello se levantó de golpe y sintió preocupación por los niños.—¡¿De qué hablas?! — exigió con el corazón a millón. Aunque es desconfiado y dicha llamada puede ser un tipo de táctica de Gerald para tener esa grabación, algo en él le hacía saber que esta vez Gerald no estaba detrás de entregarlo. —Sí. Resulta que estaba dando un paseo y por accidente oí a un tipejo que forma parte de tu anillo de seguridad pasándoles datos acerca de ti al cartel de los Cardona y al parecer tu exmujer está planeando llevarse a mis sobrinos. — Matías se quedó mudo. No porque Gerald supiera de sus viejos encuentros con Az, debido a que ella se encargó de crear el rumor de que eran parejas, sino porque conociendo lo enferma que está esa mujer de la cabeza no quería que sus hijos cayeran en sus garras."Si algún día tienes hijos con otra mujer que no sea yo, los asesinaré solo por el hecho de no ser míos" — Viste como
Narrador. Gerald, que tiene años de práctica y conoce todas las conductas de maleantes como el individuo que tenía todavía al niño agarrado de la mano. Sonrió mostrándose lo más relajado que pudo. —Ah, ya veo— Declaró y el tipo asintió simulando ser amistoso— venía a jugar con mi sobrino, es la primera vez que tenemos cercanía. Estoy alegre, esto de ser tío para mí es nuevo y no se me da muy bien. —Ya podrán tener sus momentos juntos en cuanto el patrón regrese. — El hombre tiró del brazo de Iván, quien inocente no se oponía en ir a donde fuera que lo llevara, ya que pensaba que su padre ciertamente había enviado por él. —Podrías dejar que le dé un abrazo, antes de que te lo lleves. De verdad que te lo voy a agradecer. — Puso ojos tristes y aunque eso no convenció para nada al secuestrador, igual analizó que tenía que llevarse al niño sin levantar sospecha, por lo que dejó que Iván fuera hacia Gerald, quien se colocó a su altura y le susurro. —Confía en mí. — El niño no supo cómo
Narrador.Eso de tener traidores trabajando en su organización a Matías lo tenía descontrolado y saber que habían matado al único que podía delatar si había otros más, lo dejaba aún más frustrado, sin embargo, no cuestionó el proceder de Gerald encontrando que actuó perfectamente. —Te queda limpiar el desastre, pues he utilizado el arma que tengo asignada y eso podría ser un gran problema para mí. Así que haz magia camaleón— le pidió Gerald cuando estaban solos en el pequeño estudio que tiene en ese nuevo lugar, y Tobías se echó a reír. —Papis John, el agente tiene bolitas. —Sí, es su primer muertito— se mofó Matías aprovechando la interacción con Tobías. —Par de infelices. Solo dime si te encargarás o no — le exigió fingiendo estar irritado, verdaderamente ser parte de algo donde no hay tanta formalidad le agradaba mucho. —Lo haré. Cómo tú qué vas a seguir cubriendo mi espalda. En cambio, yo te daré información de cada negocio que tenga Az y de otros más— Gerald lo miró con ojo
Narrador. A pesar del tiempo que había pasado Matías no podía dar con el paradero de Az. Estaba agotado de buscar en todos los lugares clave de los que ella le había comentado que tenía para esconderse sí en algún momento su verdadera identidad fuera descubierta por la policía. También ese tiempo transcurrido no le había servido de mucho porque seguía en lo mismo o tal vez peor, pues, ahora no sabía en cuál de sus empleados puede confiar. Sí era desconfiado, en estos momentos sospechaba hasta de su propia sombra, ya que esperaba que al entregarle la verdadera identidad de Az a la DEA. La misma se tornaría más vengativa, y aunque él no es de estar pasando información, lamentablemente Az fue la que lo conllevó a proceder de ese modo. En la habitación la luz de un nuevo día brillaba despertando a Matías que sonrió admirando al notar como el vientre de su amada estaba más grande que nunca. Como cada mañana le pasó la mano varias veces, sintió que vivir la paternidad en cada etapa era