Narrador. La chica que Gerald esperaba arribó unos segundos luego de que el hombre que labora como infiltrado en el cartel de Matías se había ido y él respiró aliviado al dar por sentado que si ella hubiera llegado un minuto antes tendría que enfrentar a aquel hombre para que no la lastimara, debido a que aquellos tipos de individuos asesinan hasta por sospecha con tal de no ser puesto en evidencia. —¡Niña al fin llegas!, ya estaba por irme. — fingió molestia por hacerlo aguardar, pero al contrario estaba feliz de que fuera de ese modo, solo que es tan arrogante que no es capaz de admitir que esa chica le hace vibrar el corazón. Esperó a que ella le atacara con su acostumbrada malcriadez, pero, por el contrario, la chica se quedó en silencio mirándolo como si le hubiera defraudado. —Agradece que vine, pues no debo estar aquí. Mi mamá me solicitó no volver a verte y estoy faltando a su orden al venir. Ya sé que eres un agente y lo que buscas al acercarte a mí. No sé por qué acepté
Narrador.Matías estaba con las piernas cruzadas muy relajado y una vez que escuchó aquello se levantó de golpe y sintió preocupación por los niños.—¡¿De qué hablas?! — exigió con el corazón a millón. Aunque es desconfiado y dicha llamada puede ser un tipo de táctica de Gerald para tener esa grabación, algo en él le hacía saber que esta vez Gerald no estaba detrás de entregarlo. —Sí. Resulta que estaba dando un paseo y por accidente oí a un tipejo que forma parte de tu anillo de seguridad pasándoles datos acerca de ti al cartel de los Cardona y al parecer tu exmujer está planeando llevarse a mis sobrinos. — Matías se quedó mudo. No porque Gerald supiera de sus viejos encuentros con Az, debido a que ella se encargó de crear el rumor de que eran parejas, sino porque conociendo lo enferma que está esa mujer de la cabeza no quería que sus hijos cayeran en sus garras."Si algún día tienes hijos con otra mujer que no sea yo, los asesinaré solo por el hecho de no ser míos" — Viste como
Narrador. Gerald, que tiene años de práctica y conoce todas las conductas de maleantes como el individuo que tenía todavía al niño agarrado de la mano. Sonrió mostrándose lo más relajado que pudo. —Ah, ya veo— Declaró y el tipo asintió simulando ser amistoso— venía a jugar con mi sobrino, es la primera vez que tenemos cercanía. Estoy alegre, esto de ser tío para mí es nuevo y no se me da muy bien. —Ya podrán tener sus momentos juntos en cuanto el patrón regrese. — El hombre tiró del brazo de Iván, quien inocente no se oponía en ir a donde fuera que lo llevara, ya que pensaba que su padre ciertamente había enviado por él. —Podrías dejar que le dé un abrazo, antes de que te lo lleves. De verdad que te lo voy a agradecer. — Puso ojos tristes y aunque eso no convenció para nada al secuestrador, igual analizó que tenía que llevarse al niño sin levantar sospecha, por lo que dejó que Iván fuera hacia Gerald, quien se colocó a su altura y le susurro. —Confía en mí. — El niño no supo cómo
Narrador.Eso de tener traidores trabajando en su organización a Matías lo tenía descontrolado y saber que habían matado al único que podía delatar si había otros más, lo dejaba aún más frustrado, sin embargo, no cuestionó el proceder de Gerald encontrando que actuó perfectamente. —Te queda limpiar el desastre, pues he utilizado el arma que tengo asignada y eso podría ser un gran problema para mí. Así que haz magia camaleón— le pidió Gerald cuando estaban solos en el pequeño estudio que tiene en ese nuevo lugar, y Tobías se echó a reír. —Papis John, el agente tiene bolitas. —Sí, es su primer muertito— se mofó Matías aprovechando la interacción con Tobías. —Par de infelices. Solo dime si te encargarás o no — le exigió fingiendo estar irritado, verdaderamente ser parte de algo donde no hay tanta formalidad le agradaba mucho. —Lo haré. Cómo tú qué vas a seguir cubriendo mi espalda. En cambio, yo te daré información de cada negocio que tenga Az y de otros más— Gerald lo miró con ojo
Narrador. A pesar del tiempo que había pasado Matías no podía dar con el paradero de Az. Estaba agotado de buscar en todos los lugares clave de los que ella le había comentado que tenía para esconderse sí en algún momento su verdadera identidad fuera descubierta por la policía. También ese tiempo transcurrido no le había servido de mucho porque seguía en lo mismo o tal vez peor, pues, ahora no sabía en cuál de sus empleados puede confiar. Sí era desconfiado, en estos momentos sospechaba hasta de su propia sombra, ya que esperaba que al entregarle la verdadera identidad de Az a la DEA. La misma se tornaría más vengativa, y aunque él no es de estar pasando información, lamentablemente Az fue la que lo conllevó a proceder de ese modo. En la habitación la luz de un nuevo día brillaba despertando a Matías que sonrió admirando al notar como el vientre de su amada estaba más grande que nunca. Como cada mañana le pasó la mano varias veces, sintió que vivir la paternidad en cada etapa era
Narrador.Ignacia había recibido varias llamadas por parte de Gregorio, en las que siempre le rogaba para que le diera una oportunidad de explicarse, y esta última llamada la conmovió más, ya que lo escucho totalmente abatido y analizó que tenía justamente un año que no le veía, y ansiaba hacerlo.«Fui demasiado dura» pensó con sentimiento de culpa.Ensimismada en esos pensamientos escuchó un arrullo que emitió Mateo, y sonrió al bebé cuando comprendió que ese sonido era su manera de exigirle que continuara alimentándole.—Eres un bebé muy inteligente, preciosura de mami— le hablaba de forma infantil.Pensó que ni siquiera le había dado la oportunidad a Gregorio de conocer a Mateo y aunque él fue un hombre cruel y malicioso que no tiene excusa para perdonarlo. Igual sigue siendo su padre y quiere seguir viviendo feliz, pero sobre todo en paz y sin rencor hacia los que ama.—Mamá, ¿estás llorando?— le preguntó Camil que no se apartaba de ella, queriendo cargar a Mateo, sin embargo,
Narrador.Las sirenas de las patrullas de la policía sonaron e Ignacia supuso que perseguirían la furgoneta en la que estaba siendo llevada, pero no; simplemente una patrulla policial pasó por el lado como si nada hubiera sucedido.Ella estaba tan ida que se sentía en otra dimensión, mientras se observaba las manos manchadas por la sangre de su padre y no se atrevió a luchar más, solo se dedicó a recrear en su mente como su padre agonizaba entre sus brazos sin poder hacer nada para salvarlo, y justo el día en que decidió perdonarlo. Todo eso la dejó traumada tanto que no paraba de llorar.«Papá cómo haré para vivir con este remordimiento tan grande», se lamentó tan desgarrada por dentro como lo está por fuera.También pensaba en el hecho de ser engañados una vez más por Patricia y aunque esta vez no los vendió por dinero sí lo hizo por liberarse de la penuria, esa mujer nunca quiso a nadie más que a sí misma, fue egoísta hasta en su último momento.En el lugar de la balacera, Alexis
Narrador. Matías estaba de vuelta en Tijuana, y tras desmontarse de su avioneta sonrió aliviado de estar nuevamente en tierra mexicana y apenas a una hora de distancia de su casa, porque ya podría ir con su capricho y sus hijos. Sin borrar la sonrisa de sus labios encendió su móvil recibiendo varias notificaciones al mismo tiempo, pero decidió omitir todas las demás y fijarse que entre esas notificaciones se encontraban unas cuantas llamadas perdidas de su gente por lo que no pensó y devolvió la llamada. —¡¡Ahhh me lleva el mismo diablo!!— gritó totalmente descontrolado cuando le comunicaron lo que estaba sucediendo y no encontraba como sacar la furia, el desasosiego y la preocupación que empezó a sentir en ese momento. —Matías, será mejor que nos vayamos directo a la casa, estando allá sabremos qué hacer. — propuso Daniel que igual recibió una llamada por parte de Soraya que estaba descontrolada y llorando sin parar al no saber qué estaba sucediendo con su hija. Matías asintió