Continuación.«¿Qué dirás Matías?» preguntó en su fuero interno y aunque dolía saber que podría dejarla en ese momento ver qué había posibilidad de que los dos salieran con vida prefería que él cediera a la petición de Az. En cambio, él empezó a carcajearse como si ella hubiera dicho algo muy gracioso.—Siempre haces cosas tan ridículas para llamar mi atención. Das pena. Ella le dio una bofetada. —¡Maldito! — chilló histérica y él resistió el ruido que creó su molesta voz. —Sabes que lo soy, y no me ofendes. –A tu propuesta mi respuesta es y seguirá siendo no. Antonieta eres tan ilusa que no, pensaste en la razón por la que me acerqué a ti en primer lugar.Ella se quedó expectante y él detuvo su confesión. —¡¡Habla desgraciado!!— Insistió con muchas dudas, pues la cercanía de Matías a ella fue un tanto inusual. —Tu padre mandó a matarme cuando estuve en prisión. Fueron muchas las veces que me enfrenté a matones crueles que querían la recompensa que tu padre ofreció por mi cabe
Narrador. Jalada por el brazo estaba siendo Ignacia cuando la pasaron por el lado de Antonieta, quien la miró con desprecio, e Ignacia igual la vio con odio intenso. Ese tipo de sentimiento que ni siquiera por Patricia que le destruyó la vida llegó a sentir.Forcejeó para poder zafarse y golpearla, pero le fue imposible: —Te vas a arrepentir de haberme dejado con vida— le sentenció con ojos rojos de lo tanto que ha llorado.—Has creado de mí un demonio sediento de sangre Antonieta Cardona.Volvió a decir con dientes apretados y dejando escapar una lágrima, no de miedo o dolor, sino de impotencia por la imposibilidad de no poder asesinarla.Az se echó a reír burlona, y al igual sus ojos estaban irritados, porque, aunque le pidiera a su gente hacer una gran celebración estaba ardida por dentro, saber que Matías prefirió morir en vez de aceptar ser su marido la terminó por despedazar.—Llévate a esta ridícula antes de que me arrepienta de no haberle partido todos los huesos— le ordenó a
Narrador. 9 días ese fue el tiempo que duró el duelo de Ignacia, y se mantuvo encerrada en ese aposento que solo le recordaba los momentos felices que vivió junto a su esposo y visualizando esas cuatro paredes sonrió amargamente. —¡Murió por mi culpa! Y vivir para recordarlo será mi condena — Esas palabras no abandonaban su mente, pues no dejaba de recriminarse. Encasillada en echarse la culpa por todo lo que ha sucedido. —Si tan solo pudiera devolver el tiempo, y aunque tuviera que repetir esos momentos en los que Matías decía odiarme, igual lo haría — habló a la nada ansiando que algo como eso pudiera pasar. Sin embargo, no era tonta y sabía que era imposible, solo un deseo infantil que se apoderaba de su desesperación. De igual modo extrañaba a sus hijos, y a su madre, pero el terror a qué Antonieta cumpliera con esa última amenaza la tenía mal y por tal razón decidió mantenerlos alejados de ella. Estaba frente al espejo mirando su reflejo y por primera vez odió tanto el co
Continuación.«Chulada en la guerra y el amor todo se vale, tú me gusta, y no te daré un motivo para perder tiempo detrás de un cadáver», pensó malicioso y puso cara de yo no fui. —No sé, pues Antonieta envió a sus perros a quitármelo. Ella odió esa respuesta, sin embargo, en su interior algo le decía que no se lo diría. —¡Ya veo! — Ignacia asintió mirando sus manos como si no hubiera nada más importante, claramente no creía en él. — Ahora dime, ¿qué te trae por aquí? Daniel y Tobías lo veían con recelo. —Calma chulada. Él se colocó ambas manos en los bolsillos delanteros de su vaquero, y la vio fijo a medida que se relamía los labios. — Pues quedaste mal y me preocupabas, pero eso no es todo. Quiero hablar contigo a solas. Tobías emitió un gruñido que dejaba ver su desaprobación. —Bien— aceptó ella y luego observó a los presentes. —Me disculpan— Demandó con semblante serio, y sin mostrar emociones. «Lo siento mucho, pero he visto que el débil es pisoteado por el fuer
Narrador.A Ignacia le costó mucho convencer a su hermano para que accediera a ayudarle y aunque él no pudo entregar al camaleón como lo solicitó su superior en su lugar había atrapado a varios narcos importantes, de modo que su jefe no se negó del todo cuando él le explico sobre el jugoso caso que tenía en su poder, pero tampoco acepto a la primera, sino que después de tres intentos de ruego fue que el hombre accedió dándole el equipo necesario para que no tuviera que involucrar a los federales, puesto que muchos dentro de esa organización trabajaban como informantes de Antonieta.En una misma noche les desmantelaron todos los laboratorios.—¡¡Me lleva el diablo!!, ¿cómo demonios pudieron darme este golpe? — Gritaba Antonieta jalando su propio cabello teniendo una crisis de histeria. Su inestabilidad emocional la hace parecer loca ante los ojos de todo el que está bajo su mando.—Alguien la delató, patrona— expuso Katy y Eddy que estaba justo allí asintió de acuerdo.—Tienes razón, c
Continuación.Ella les contó su estrategia y ellos estaban más que sorprendidos, pues la mente de Ignacia era más macabra que la de Matías.Al cabo de dos horas iban en una avioneta rumbo a Venezuela, cambiando el plan de Eddy que pidió que la DEA encontrara a la gente de Az en pleno acto: montando los paquetes a la avioneta para que fueran apresados antes de salir, sin embargo, como Ignacia pidió a su hermano la DEA llegó justamente cuando había empezado el vuelo dejando salir la avioneta. Solo atrapando a la mayoría de los peones fieles de Az que fueron puestos bajo arresto.—¿Se siente bien, señora? — preguntó uno de los hombres que iba junto a ella en la avioneta de Matías.Pues el espacio no es muy grande para tantas personas y sabía que era sofocante viajar en ella, ya que solo está preparada para transportar mercancía y no para personas, pero iban todos exponiéndose.—Estoy bien, solo que es la primera vez que me subo a esto— contestó aguantando las náuseas provocadas por lo
Narrador.De vuelta en México, Ignacia y los demás celebraban ese nuevo triunfo, y más ella que no solo había logrado obtener justicia por su padre, sino que se dio a conocer por uno de los narcos más poderosos de Venezuela.—No sabía que tenías esa creatividad. Me quito el sombrero, pues yo te quedó corto, mamis Ignacia— bromeó Tobías y chocaron palmas mientras entraban a la sala de estar.—¡Ehh, eso se escucha bonito!— dijo jocosa, aunque mayormente no dejaba de pensar en Matías, sintiendo que si él viera en lo que se ha convertido y en cómo ha aceptado formar parte del cártel estaría emocionado.—Dile a todos que hoy nos echamos unos tequilas, pero que no se pasen de copas, ni salgan deben beber aquí, saben que no podemos sal… — Detuvo sus palabras cuando Tobías le hizo un gesto para que mirase a su espalda así que se giró.—¿Qué haces aquí? — Cuestionó al visitante inoportuno—Antonieta me descubrió y necesito un lugar para esconderme. No la conoces esta loca y no se detendrá ha
Narrador.Tiempo después:“¡Cumpleaños feliz, que lo cumpla Mateo!” Gritaba Camil a todo pulmón junto a los demás niños de la familia.El pequeño estaba cumpliendo su primer año, y a pesar de todo Ignacia decidió crearle una gran fiesta, pues se propuso que iba a darles a sus hijos todo en cuanto pudiera sin necesidad de arruinar sus momentos felices.Ese día no faltó nada en esa celebración, y a pesar de la desconfianza que le generan las personas desconocidas contrató a varios animadores que pusieron a los niños a bailar y a participar en unas dinámicas que a ellos les pareció emocionante. Aunque Mateo poco disfrutó de esos juegos, ya que luego de haberse comido un gran pedazo de torta terminó agotado y se durmió dejando que los demás celebraran sin él.—Mamis Ignacia, los muchachos han pedido que vengas a compartir con nosotros. —Tobías tiró de su brazo.—Estoy con los niños. No puedo descuidarlos. — Se negó astutamente. — Dile a todos que hoy pueden embriagarse que yo me encar