Llegó a su casa y fue directamente a su despacho, colocó las cartas en el escritorio y las observó con temor, porque ahora cuando había descubierto tantas cosas, solo un pensamiento tenía en su mente. Maya Sinclair fue una víctima de su familia y saber eso hacía más grave su error.Cerró los ojos, suspirando con impotencia.—No seas cobarde Arion… no le des más vueltas a esto y termina de leer esas cartas —se dijo.Con temor agarró una de las cartas. Era la de Theo.«Querido hijo, Arion.Si estás leyendo esta carta es porque ya no estoy en este plano terrenal… esta carta la escribí hace tres días, de un tiempo para acá he empezado a sentirme mal, a veces temo que sean mis últimos días, por eso quizás es que me siento avergonzado y el peso de mi conciencia me torture, pero ya no tengo fuerzas, hasta para escribir esta carta me pesa.No voy a seguir ocultando la verdad, he sido un miserable durante toda mi vida, he hecho mucho daño a las personas. La primera víctima de todo fue tu madre
Arion tomó el sobre que guardaba la carta de su madre, la giró entre sus manos y la abrió.«Amado hijo,Si estás leyendo esta carta es porque ya no estoy, y tal vez seas un hombre y está llegando a tus manos porque Theo Aetón tampoco vive. Lamento tener que confesarte que tuve secretos contigo, pero fue necesario, estabas muy pequeño y no podía decirte en ese momento la verdad, mas ahora que ha pasado el tiempo y que ya debes ser todo un hombre, llegó el momento de decirte la verdad sobre tu origen.No eres hijo biológico de Theo, te tuve por inseminación artificial, hasta este momento él cree que los espermatozoides usados son los suyo, pero no es así, tampoco los obtuve de un banco de espermas, pertenecían a mi amigo de la infancia Felipe Galanis, siempre estuvo enamorado de mí, lamentablemente, nunca pude corresponderle, aunque si lo hubiera hecho hubiese sabido lo que era sentirse amado, él se ofreció a donarlos y me pidió que por lo menos le diera el privilegio de ser el padre bi
Tres años y medio despuésNémesis Sideris, bajó del jet privado, lucía un hermoso vestido ajustado a las curvas de su cuerpo, con tacones altos y sus cabellos dorados cayendo como cascada por su espalda. Llegó al aeropuerto de Atenas, proveniente de los Estados Unidos, después de más de tres años de ausencia, los recuerdos del pasado intentaron colarse en su mente, pero los desechó mientras se aconsejaba.«Ahora no, solo espera el momento para que alimentes el odio que sientes»Bajó las escaleras del avión y la estaba esperando una limusina negra rodeada por un grupo de guardaespaldas.—Bienvenida a Grecia, señora Andrade, saludó el jefe de seguridad con una leve inclinación de cabeza.—Muchas gracias, Papadakis—respondió con seriedad.Subió al auto y el hombre tomó asiento al lado suyo, enseguida comenzaron a recorrer las calles de Atenas, por un momento se mantuvieron en silencio, cuando habían avanzado lo suficiente, comenzó a interrogarlo.—¿Qué información me tienes?—Ya tengo el
Arion no podía creer lo que había escuchado, se sentó casi sin aliento, entretanto, sostuvo su cabeza entre las manos “Se llama Eton, su nombre es Eton, como mi hijo”. Fue inevitable que las lágrimas surcaran su rostro, imaginándose las veces que a su propio hijo le tocó vivir esa situación y Maya estuvo sola, sin ningún apoyo.Mientras esperaba, Arion no podía sacarse de la cabeza la imagen de Eton. Era la viva imagen de su propio hijo, que había muerto trágicamente hacía varios años, con la diferencia de que este niño era más grande. Se recostó del asiento, tratando de contener esos demonios que lo atormentaban. Había dedicado su vida a ayudar a los niños necesitados desde entonces, era de la única manera de encontrar un poco de paz, sin embargo, con este pequeño apenas verlo sintió una fuerte conexión con él, y la fuerte necesidad de ayudarlo.Vio salir al pediatra un par de horas después y caminó hacia él.—Familiares del paciente Eton…—cuando el médico lo vio interrumpió sus pala
Arion se acercó a ella caminando lentamente, la impresión era grande, sentía que su corazón estaba a punto de colapsar.—¡Maya!La mujer lo miró de pies a cabeza, en un principio su mirada fue de desprecio, al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa de burla frente al hombre.—¿Maya? ¿Quién es Maya? Aparte de llegar tarde se atreve a venir a confundir el nombre de su socia principal. Soy Némesis Sideris, y desde hoy soy accionista de esta empresa —enfatizó la mujer.Las palabras de la mujer hicieron reaccionar a Arion, estaba impresionado “No es Maya, pero muy bien pudiera pasar por ella” pensó, la volvió a recorrer de pies a cabeza, su cabello en vez de negro era rubio, perfectamente recogido como una mujer de negocio, sus ojos en vez de azules eran verdes, su nariz era ligeramente diferente, aunque físicamente era parecidas, parecían como dos gotas de agua, su carácter era distinto, esta era más madura y tenía un aire de autoridad y elegancia que Maya no poseía, sus labios voluptuosos
Arion no pudo evitar sorprenderse frente a las palabras de la mujer, prácticamente, le estaba dando un duro golpe. Solo esperaba que los accionistas no se atrevieran a ir en su contra, sin embargo, una media hora después pudo comprobar que la lealtad de las personas tenía un precio.Al escucharla hablar, Arion empezó a cuestionarse los motivos de la mujer, de nuevo surgieron una serie de dudas en su interior que le hicieron entender que Némesis tenía motivos ocultos para invertir en la empresa, pero nunca pensó que llegaría tan lejos como para intentar destituirlo de su puesto de presidente de la empresa. Sin embargo, se había equivocado.Némesis había hecho sus deberes. Sabía de su relación con Maya y no importaba usarla para chantajearlo y obtener su propósito, porque sabía que él no quería que saliera a la luz nada que cuestionara la conducta de Maya, porque como no pudo protegerla en vida, estaba empeñado en por lo menos proteger su memoria. Se armó con esa información, asistió a
Arion sintió un nudo en la garganta y asintió, incapaz de pronunciar palabra. Se sentía conmovido por la confianza que el niño depositaba en él, y aunque no sabía si sería capaz de cumplir con su promesa, sabía que haría todo lo posible por hacerlo.El hombre, a pesar de tener ganas de llorar, no pudo evitar sonreír ante la inocencia de Eton, y dijo:—Claro que sí, hijo, puedes llamarme papá. Desde ahora, serás Eton Aetón —las lágrimas empezaron a rodar por sus ojos, porque recordó a ese otro pequeño, a su hijo, a quien despreció por imbécil.El niño lo vio llorando y se preocupó.—Si te dan ganas de llorar que yo sea tu hijo, entonces, no te diré papá —Arion negó con la cabeza mientras le sonreía al pequeño.—No es eso hijo… hace unos años, yo me porté mal con una personita inocente, la rabia, los celos, hicieron que actuara de una mala manera… él era mi hijo y yo lo hice a un lado y después él con su madre murieron en un accidente y los perdí… desde ese día mi corazón no ha dejado d
Némesis observaba a su pequeña hija sonriente y no pudo evitar que su corazón se llenara de júbilo, si no hubiera sido por ella, su vida no habría sido fácil, para su alivio al hacerle los exámenes no había heredado la enfermedad de su hermano, solo era portadora… claro que no había un solo momento de su vida que no recordara a su hijo Eton, su niño valiente, su pequeño gigante… jamás lo olvidaría, porque sus recuerdos dolían profundamente, sus ojos se humedecieron y su madre se dio cuenta de lo que le ocurría.—¿Lo estás recordando verdad? —interrogó la mujer sintiendo su corazón encogido en su pecho al ver el sufrimiento de su hija.—Si madre, es inevitable… siento que pude hacer más por él… que debí decirle a Arion apenas regresó a Atenas… quizás de haber actuado de otra manera, mi chiquito estaría vivo —pronunció con un sollozo.—Yo lamento no haber aparecido antes en tu vida… tal vez así, las cosas habrían sido diferente, pero como te dije, no fue hasta hace un poco más de cuatro