Arion no supo cómo salió de allí, los pies le pesaban como si le hubiesen colocado plomo en ellos, las lágrimas brotaron de sus ojos, todo le parecía un mal sueño, algo que le estaba sucediendo a otra persona. Se subió en el auto y lloró de manera amarga.Hizo su recorrido de regreso a la mansión y con cada kilómetro descontado para llegar allí, sus lágrimas, su dolor, se iba convirtiendo en odio hacia todos, hacia Theo, Leonor, por haber traicionado la confianza de Maya, contra los sirvientes de la casa por haberse ensañado hacia ella, contra sí mismo e incluso contra la propia Maya, porque le había hecho creer lo que no debía. ¿Qué iba a pensar luego de escuchar esa conversación con su padre? Las palabras de ese día se abrieron paso en su mente. «Está bien Theo, es verdad, si te deseo mucho… te juro que no sabía que ese hombre era tu hijo… de haberlo sabido jamás me habría entregado a él, lo hice con él, como podría haberlo hecho con cualquiera ese día, además, él no significó nada
Una semana despuésArion yacía en su habitación, con las cortinas cerradas, las luces apagadas y acostado en la cama, a veces viendo hacia el techo y otras se quedaba largo tiempo mirando la fotografía, le pasaba la yema de los dedos a la imagen, mientras su mente, quien sabe si para soportar el dolor o martirizarlo más, se imaginaba que vivía con ellos.“—Hijo, ven con papá —el pequeño levantaba los brazos, él lo subía a sus hombros y simulaba ser un avión.Él corría por el jardín riéndose a carcajada con su hijo, al mismo tiempo Maya, los observaba sentada debajo de un árbol, con su abultado vientre,—Papá, llévame a recoger flores para dárselas de regalo a mi mamita —decía el niño.—Vamos a ver quién recoge las flores más hermosas para regalárselas a tu mami —bajó a su hijo de los hombros y juntos corrieron, recogieron las flores y salieron a dárselas a Maya que los veía sonriente, estaba feliz, mientras una de sus manos posaba en su vientre.Ella los veía, los besaba a ambos y él
Arion se quedó por un momento pensativo procesando las últimas palabras dichas por el abogado y que formaban parte del contenido del testamento. —No entiendo ¿Por qué si Theo sabía que Eton era mi hijo, no me lo dijo? ¿Por qué me ocultó esa verdad? ¿Desde cuándo lo sabía? —las preguntas salían a borbotones de la boca de Arion, mientras los demás presentes se quedaban observándolo en silencio, hasta que el abogado empezó a hablar.—Su padre dejó un sobre para usted con el contenido de dos cartas, una suscrita por su madre y otra por él en donde le explica toda la verdad —el hombre se levantó de la silla y caminó hasta la caja fuerte y de allí sacó un sobre y se lo entregó a Arion. Allí está toda la verdad de su origen y de lo sucedido con Maya. Las palabras se quedaron un instante flotando en el aire y parecían no tener fin. Arion buscó en el sobre y sacó las dos cartas, pero antes de desdoblarla y leerla, el abogado lo interrumpió.—Yo te recomiendo que no leas esas cartas en este l
Llegó a su casa y fue directamente a su despacho, colocó las cartas en el escritorio y las observó con temor, porque ahora cuando había descubierto tantas cosas, solo un pensamiento tenía en su mente. Maya Sinclair fue una víctima de su familia y saber eso hacía más grave su error.Cerró los ojos, suspirando con impotencia.—No seas cobarde Arion… no le des más vueltas a esto y termina de leer esas cartas —se dijo.Con temor agarró una de las cartas. Era la de Theo.«Querido hijo, Arion.Si estás leyendo esta carta es porque ya no estoy en este plano terrenal… esta carta la escribí hace tres días, de un tiempo para acá he empezado a sentirme mal, a veces temo que sean mis últimos días, por eso quizás es que me siento avergonzado y el peso de mi conciencia me torture, pero ya no tengo fuerzas, hasta para escribir esta carta me pesa.No voy a seguir ocultando la verdad, he sido un miserable durante toda mi vida, he hecho mucho daño a las personas. La primera víctima de todo fue tu madre
Arion tomó el sobre que guardaba la carta de su madre, la giró entre sus manos y la abrió.«Amado hijo,Si estás leyendo esta carta es porque ya no estoy, y tal vez seas un hombre y está llegando a tus manos porque Theo Aetón tampoco vive. Lamento tener que confesarte que tuve secretos contigo, pero fue necesario, estabas muy pequeño y no podía decirte en ese momento la verdad, mas ahora que ha pasado el tiempo y que ya debes ser todo un hombre, llegó el momento de decirte la verdad sobre tu origen.No eres hijo biológico de Theo, te tuve por inseminación artificial, hasta este momento él cree que los espermatozoides usados son los suyo, pero no es así, tampoco los obtuve de un banco de espermas, pertenecían a mi amigo de la infancia Felipe Galanis, siempre estuvo enamorado de mí, lamentablemente, nunca pude corresponderle, aunque si lo hubiera hecho hubiese sabido lo que era sentirse amado, él se ofreció a donarlos y me pidió que por lo menos le diera el privilegio de ser el padre bi
Tres años y medio despuésNémesis Sideris, bajó del jet privado, lucía un hermoso vestido ajustado a las curvas de su cuerpo, con tacones altos y sus cabellos dorados cayendo como cascada por su espalda. Llegó al aeropuerto de Atenas, proveniente de los Estados Unidos, después de más de tres años de ausencia, los recuerdos del pasado intentaron colarse en su mente, pero los desechó mientras se aconsejaba.«Ahora no, solo espera el momento para que alimentes el odio que sientes»Bajó las escaleras del avión y la estaba esperando una limusina negra rodeada por un grupo de guardaespaldas.—Bienvenida a Grecia, señora Andrade, saludó el jefe de seguridad con una leve inclinación de cabeza.—Muchas gracias, Papadakis—respondió con seriedad.Subió al auto y el hombre tomó asiento al lado suyo, enseguida comenzaron a recorrer las calles de Atenas, por un momento se mantuvieron en silencio, cuando habían avanzado lo suficiente, comenzó a interrogarlo.—¿Qué información me tienes?—Ya tengo el
Arion no podía creer lo que había escuchado, se sentó casi sin aliento, entretanto, sostuvo su cabeza entre las manos “Se llama Eton, su nombre es Eton, como mi hijo”. Fue inevitable que las lágrimas surcaran su rostro, imaginándose las veces que a su propio hijo le tocó vivir esa situación y Maya estuvo sola, sin ningún apoyo.Mientras esperaba, Arion no podía sacarse de la cabeza la imagen de Eton. Era la viva imagen de su propio hijo, que había muerto trágicamente hacía varios años, con la diferencia de que este niño era más grande. Se recostó del asiento, tratando de contener esos demonios que lo atormentaban. Había dedicado su vida a ayudar a los niños necesitados desde entonces, era de la única manera de encontrar un poco de paz, sin embargo, con este pequeño apenas verlo sintió una fuerte conexión con él, y la fuerte necesidad de ayudarlo.Vio salir al pediatra un par de horas después y caminó hacia él.—Familiares del paciente Eton…—cuando el médico lo vio interrumpió sus pala
Arion se acercó a ella caminando lentamente, la impresión era grande, sentía que su corazón estaba a punto de colapsar.—¡Maya!La mujer lo miró de pies a cabeza, en un principio su mirada fue de desprecio, al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa de burla frente al hombre.—¿Maya? ¿Quién es Maya? Aparte de llegar tarde se atreve a venir a confundir el nombre de su socia principal. Soy Némesis Sideris, y desde hoy soy accionista de esta empresa —enfatizó la mujer.Las palabras de la mujer hicieron reaccionar a Arion, estaba impresionado “No es Maya, pero muy bien pudiera pasar por ella” pensó, la volvió a recorrer de pies a cabeza, su cabello en vez de negro era rubio, perfectamente recogido como una mujer de negocio, sus ojos en vez de azules eran verdes, su nariz era ligeramente diferente, aunque físicamente era parecidas, parecían como dos gotas de agua, su carácter era distinto, esta era más madura y tenía un aire de autoridad y elegancia que Maya no poseía, sus labios voluptuosos