C41: Déjalo ser.
El corazón de Roger latía aceleradamente mientras estaba sentado en uno de los tantos bancos largos de madera.

No era el único, había algunas personas dispersas en aquel sitio, quienes mantenían los ojos cerrados y pronunciaban sus oraciones en susurros.

No supo exactamente como llegó a ese lugar y, aunque no era un fiel creyente de la divinidad ni pertenecía a alguna religión, allí estaba, acomodado en medio de una iglesia, con la mirada fija en la cruz, la cual estaba suspendida en la pared a una cierta distancia.

—He cometido tantos errores y tampoco he sido una buena persona. ¿Será esto una especie de castigo? ¿Debería bautizarme? —murmuró, como si hablara con el mismísimo Jesús.

De pronto, un sacerdote se acercó caminando lentamente hasta donde Roger se encontraba.

—Buenas tardes —saludó con una voz suave que estaba colmada de serenidad—. Eres una cara nueva dentro de esta capilla. Si necesitas ayuda para adaptarte a nuestras normas o buscas una guía espiritual, puedes recurr
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