Macarena, que veía la hora, cada vez se colocaba más nerviosa.—Lucia dijo que venía saliendo para acá, y mira la hora. Aún nada que llega. —Le comenta a Rupert que está sentado en la sala, acompañándola por si Santiago regresaba, pues a pesar de la orden de alejamiento, no podía estar tranquilo, a sabiendas de que lo habían dejado en libertad a tan pocas horas. La justicia era una muerda en definitiva. —Tranquila, es hora pico, de seguro el tráfico debe estar imposible. —Pero la llamo y no me contesta…Su preocupación genuina por la mujer, confirman cada vez más las sospechas de Rupert. De pronto, el timbre suena, y la mujer corre rápidamente a abrir la puerta.—¡Alicia, te estaba esperando! —Se apresura a decir, pero se encuentra con la cara de sorpresa de Mariano, que instintivamente la abraza. ¿Estás bien? —Se aleja y observa las marcas en su cuello. —¡Ese desgraciado! ¡Juro que lo mataré! —Afirma empuñando la mano con fuerza.—Ma-Mariano… —Exclama sorprendida la mujer que no s
—¡Un gusto conocerlo! —Le dice el hombre que se levantaba de su mesa para recibir a Gregory, mientras le extiende la mano. —El gusto es mío señor Roberts. ¿Trajo lo que le pedí? —Le pregunta y el hombre asiente, entregándole una pequeña caja, con un enorme anillo de compromiso. —Espero sea de su agrado. Fue hecho con las especificaciones que nos pidió. —¡Es magnífico! —Exclama maravillado. Pues hace un tiempo, había hecho un pedido especial. Había mandado a hacer una joya única, aquella con la que decidía seguir el consejo que en algún momento Mariano le dio. Le propondría matrimonio a Lucia. Quería casarse con ella, estar siempre a su lado, y esa vez en el puente, confirmó que sus sentimientos por ella, eran más de lo que él mismo podía imaginar. La propuesta de vivir una nueva vida junto a ella, era en serio. —Pues si está feliz, me gustaría que firmara algunos documentos, y pase a caja para que realice la compra, señor. —¡Perfecto! …Luego de salir de la joyería, planea organ
Una invitación sobre la mesa de noche descoloca a Lucía, que acaba de despertar. Era inevitable que no se sintiera asqueada al tener en sus manos la invitación al matrimonio de su hermana con su esposo. Enciende su teléfono que dejó cargando mientras dormía, pensando dónde estaría Gregory, quien recuerda estaba junto a ella. Varias notificaciones llegan, era Santiago, desesperado por encontrarla. Decide devolverle la llamada, dispuesta a jugarse una última carta, para que ese matrimonio no se llevase a cabo.—¡Hola! —Dice apenas le contesta, en un tono triste.—Lucía, cariño, ¿dónde estás? ¿Por qué te fuiste así?—Y cómo querías que me quedara, eres un hombre que está a vísperas de casarse. Jamás debí permitir que pasara algo entre nosotros. —¿Por qué dices eso? Sí, fue maravilloso. Escucharlo decir eso, le hace caer en cuenta a Lucía de que el muy imbécil seguramente no recuerda nada y se creyó todo el cuento de que durmieron juntos. —Sí, pero no deja de ser un error. Te casarás c
A la mañana siguiente, Macarena, que se levanta con un poco dolor de cabeza, va hacia la cocina por un poco de agua para tomarse una pastilla y se lleva una enorme sorpresa, pues no esperaba ver dormidos en su sala a Mariano y a Rupert. Frota sus ojos para confirmar que realmente no está soñando, mientras sigue viendo la imagen de los hombres completamente rendidos. Entonces ve un par de botellas de vino sobre la mesita de centro y recuerda que la noche anterior, luego de hablar con Lucía, ambos se ofrecieron a llevarla a casa, pero le tomaron la palabra a Mariano, ya que Rupert no tenía auto. Al llegar, se entretuvieron hablando sobre las acciones de Lucía, dando sus puntos de vista, lo que la llevó a ofrecerles una copa, que terminó en dos Botellas, y en una discusión entre los hombres, que por alguna razón empezaron a suponer que ella fuera quien estuviera en el lugar de Lucía. Sintiéndose incómoda por la situación, decidió dejarlos solos e irse a dormir, pero jamás imaginó
Lorena, que apenas asimilaba lo que Rosaura le estaba diciendo, opta por no creerle, segura de qué solo quería arruinar su momento. —Mire vieja bruja, si se quiere vengar por lo que le dije anoche busque otra manera, porque no pienso caer en su sucio juego. Yo acabo de hablar con Santiago y me dijo que me estaba esperando. ¡Así que apártese! — afirma entre dientes la mujer que terminaba de bajar la larga cola de su vestido corte princesa, y sonreía con disimulo a los invitados, mientras todos la observaban expectantes de lo que pasaría, en especial Lucía, que no se cohibía de dibujar una leve sonrisa en su rostro, mismo que dibujo hace unos minutos frente a Rosaura y sus ex cuñadas que parecían completamente confundidas al verla. Ella, más que nadie, sabía que Santiago no estaba allí, pues antes se aseguró de que así fuera. ***Horas antes*** Lucía, que muy inquieta intenta arreglarse para el matrimonio de su hermana y su esposo, recibe una llamada de Santiago que aviva sus
Mariano, que apenas entra a su habitación, luego de hablar con Gregory, se deja caer en la cama muy cansado y algo adolorido. —¡Uff! El sofá de Macarena es demasiado incómodo. —Dice en voz alta mientras masajea Su espalda y cierra los ojos por un momento recordando lo linda que se veía Macarena enojada esta mañana y también piensa en la mirada que tenía hacia Rupert, era como si algo en ella hubiera cambiado. Sin que ella se diera cuenta, llevaba unos pocos segundos despierto, percatándose de su presencia y con los ojos entreabiertos podía ver claramente a la mujer que le observaba dormir a él y a Rupert. —¿Acaso sientes algo por Rupert? — pregunta como si Macarena estuviera allí… De pronto, el sonido de su teléfono lo saca de sus pensamientos, pues es una llamada que lo tomaba por sorpresa a pesar de que la estaba esperando. —… Si es así, hazme llegar todo lo que tengas de inmediato. Dice mientras se levanta, cuelga el teléfono y se apresura a ir con Gregory. … —Gre
Lucía, que no puede disimular su asombro, mira a Gregory quien instintivamente toma fuertemente del brazo a Lorena. —Parece que el que te dejaran plantada te está haciendo decir tonterías… —¡Jajajaja! —Suelta una risa escandalosa que llama la atención de los aún curiosos que no querían irse hasta saber en qué terminaría todo. —¿¡Qué!? ¿Ahora la defiendes? Es obvio que esa mujer me odia. La vi sonreír con malicia. —Afirma, entre dientes, intentando desviar la atención de Gregory que sabía la estaba acorralando por llamarla "hermanita", lo que confirmaba todo. —Que tú pienses eso, no te da derecho a afirmar tal cosa... —¡Ja! —Se suelta de su agarre. —¿Seguro? —Se aleja y sube rápidamente a la limusina. —A la estación de policía. —Le ordena al chofer. —¿Crees que sepa algo? —Le pregunta Greg, preocupado a Lucía. —No lo dudes... —Afirma, y se desvía de la conversación, para ver a Rosaura y sus hijas, tomar un taxi de forma apresurada, mientras la pren
Lucía, que se despierta, aterrorizada por una horrible pesadilla, busca a Gregory por toda la habitación, sin encontrarlo, por lo que decide bajar a la sala, donde escucha a Lorena, afirmar con seguridad que ha descubierto su verdadera identidad. Decidida a enfrentarla, por lo grave de la situación, es cohibida por Gregory que actúa precipitadamente, y toma del brazo a la mujer, luego de romper el papel que indicaba su parentesco. —¿Y qué se supone que piensas hacer? ¿Le dirás a la policía? Porque si eso harás, deberías contarle también que Lucía se vio obligada a fingir su muerte gracias a que Santiago y tú intentaron matarla. Los ojos abiertos de Lorena por la sorpresa parecen a punto de salir a de su rostro, y la sonrisa que, hasta hace un momento tenía, se le borra. Lucía, por su parte, se queda inmóvil, aterrada, sin poder creer lo que acaba de escuchar. —¿Qué tonterías dices? ¡¡Puff!! —Se aleja nerviosa y empieza a caminar en círculos. —No tienes algo mejor que in