Lorena, que apenas asimilaba lo que Rosaura le estaba diciendo, opta por no creerle, segura de qué solo quería arruinar su momento. —Mire vieja bruja, si se quiere vengar por lo que le dije anoche busque otra manera, porque no pienso caer en su sucio juego. Yo acabo de hablar con Santiago y me dijo que me estaba esperando. ¡Así que apártese! — afirma entre dientes la mujer que terminaba de bajar la larga cola de su vestido corte princesa, y sonreía con disimulo a los invitados, mientras todos la observaban expectantes de lo que pasaría, en especial Lucía, que no se cohibía de dibujar una leve sonrisa en su rostro, mismo que dibujo hace unos minutos frente a Rosaura y sus ex cuñadas que parecían completamente confundidas al verla. Ella, más que nadie, sabía que Santiago no estaba allí, pues antes se aseguró de que así fuera. ***Horas antes*** Lucía, que muy inquieta intenta arreglarse para el matrimonio de su hermana y su esposo, recibe una llamada de Santiago que aviva sus
Mariano, que apenas entra a su habitación, luego de hablar con Gregory, se deja caer en la cama muy cansado y algo adolorido. —¡Uff! El sofá de Macarena es demasiado incómodo. —Dice en voz alta mientras masajea Su espalda y cierra los ojos por un momento recordando lo linda que se veía Macarena enojada esta mañana y también piensa en la mirada que tenía hacia Rupert, era como si algo en ella hubiera cambiado. Sin que ella se diera cuenta, llevaba unos pocos segundos despierto, percatándose de su presencia y con los ojos entreabiertos podía ver claramente a la mujer que le observaba dormir a él y a Rupert. —¿Acaso sientes algo por Rupert? — pregunta como si Macarena estuviera allí… De pronto, el sonido de su teléfono lo saca de sus pensamientos, pues es una llamada que lo tomaba por sorpresa a pesar de que la estaba esperando. —… Si es así, hazme llegar todo lo que tengas de inmediato. Dice mientras se levanta, cuelga el teléfono y se apresura a ir con Gregory. … —Gre
Lucía, que no puede disimular su asombro, mira a Gregory quien instintivamente toma fuertemente del brazo a Lorena. —Parece que el que te dejaran plantada te está haciendo decir tonterías… —¡Jajajaja! —Suelta una risa escandalosa que llama la atención de los aún curiosos que no querían irse hasta saber en qué terminaría todo. —¿¡Qué!? ¿Ahora la defiendes? Es obvio que esa mujer me odia. La vi sonreír con malicia. —Afirma, entre dientes, intentando desviar la atención de Gregory que sabía la estaba acorralando por llamarla "hermanita", lo que confirmaba todo. —Que tú pienses eso, no te da derecho a afirmar tal cosa... —¡Ja! —Se suelta de su agarre. —¿Seguro? —Se aleja y sube rápidamente a la limusina. —A la estación de policía. —Le ordena al chofer. —¿Crees que sepa algo? —Le pregunta Greg, preocupado a Lucía. —No lo dudes... —Afirma, y se desvía de la conversación, para ver a Rosaura y sus hijas, tomar un taxi de forma apresurada, mientras la pren
Lucía, que se despierta, aterrorizada por una horrible pesadilla, busca a Gregory por toda la habitación, sin encontrarlo, por lo que decide bajar a la sala, donde escucha a Lorena, afirmar con seguridad que ha descubierto su verdadera identidad. Decidida a enfrentarla, por lo grave de la situación, es cohibida por Gregory que actúa precipitadamente, y toma del brazo a la mujer, luego de romper el papel que indicaba su parentesco. —¿Y qué se supone que piensas hacer? ¿Le dirás a la policía? Porque si eso harás, deberías contarle también que Lucía se vio obligada a fingir su muerte gracias a que Santiago y tú intentaron matarla. Los ojos abiertos de Lorena por la sorpresa parecen a punto de salir a de su rostro, y la sonrisa que, hasta hace un momento tenía, se le borra. Lucía, por su parte, se queda inmóvil, aterrada, sin poder creer lo que acaba de escuchar. —¿Qué tonterías dices? ¡¡Puff!! —Se aleja nerviosa y empieza a caminar en círculos. —No tienes algo mejor que in
Mariano, que desde que había pasado la noche en casa de Macarena, no podía dejar de pensarla y en la actitud que él percibió de ella hacia Rupert, se sentía celoso, y confundido. Siempre fue un hombre mujeriego, que no se interesaba por una mujer como se ha interesado en Macarena, y ni siquiera entendía por qué. Un romance fugaz, era lo que habían vivido. Solo sexo del bueno, debí admitir, pero seguía siendo una mujer impredecible, más terca que cualquiera que conociera, con un carácter de los mil demonios. No era alguien, de quien él se enamoraría. Siendo un poco ególatra, había conocido muchas mujeres, que podían considerarse, ser más de su tipo, que Macarena. ¿Entonces, qué era ese sentimiento que no lo dejaba dormir? Debía averiguarlo. Tenía que hablar con Macarena y si era necesario, expresarle el enredo de sentimientos que tenía. Se arregla muy temprano, dispuesto a aclarar de una vez su mente y su corazón. A punto de salir se encuentra a Gregory, a quien no le presta mucha at
Una llamada libera de pensar en sus problemas a Macarena, que tomaba una copa de vino a esa hora de la mañana, después de haber tomado una decisión tan radical en su vida. —¡Hola! —Macarena, ¿puedes venir por mí? —¿Dónde estás? —En la cárcel distrital. —¿Qué haces allá? —Luego te cuento. ¿Puedes venir? —Sí, en 10 minutos estoy allá. —Cuelga y sale de inmediato en busca de su amiga. *** Luego de enfrentarse a Santiago, Lucia se toma unos minutos para asimilar lo que ha pasado. Observa como sus manos tiemblan, y sus ojos se llenan de lágrimas por los nervios y la sensación de temor que no entiende por qué se apodera de ella. Se recompone, y llama a Macarena, para luego llamar al agente que lleva su caso. No tarda nada en contestar el hombre que escucha con atención la denuncia de la mujer sobre su hermana, y la intención de testificar contra Santiago y Lorena. —¿Testificar? ¿Y qué quiere testificar contra esas personas? —Pregunta de forma tranquila pero ins
Lorena, muy asustada, busca en su bolso con desespero sus documentos. —¡Maldita sea! ¡Mi pasaporte no está! Definitivamente, tengo que ir a la casa. —Enciende el auto, y a toda prisa llega a la casa que antes era de su hermana. Rápidamente, intenta armar una maleta, y empaca todo el dinero en efectivo que puede, y cosas de valor como joyas. Observa el reloj, y sabe qué ha pasado alrededor de unas dos horas desde que fue amenazada por Lucía. —No dejaré que me arruines la vida otra vez hermana. —Afirma, y saca su teléfono. Llama con desespero a varias aerolíneas, buscando vuelos que salgan de inmediato, no importa el destino, pero la alerta de una fuerte tormenta, trunca sus planes. Intenta comunicarse con el terminal de autobuses, pero nadie contesta. —¡Ja! Parece que el destino está en mi contra. No importa. Yo cambiaré el destino. Toma las llaves de su auto, y busca una ruta rápida hacia Carolina del Norte en su celular. Ha decidido, ir hasta allí en su auto, y luego to
—Entiendo, gracias por informarme. —Cuelga el teléfono el detective, que mira a Lucía y a Macarena, que permanecen muy calladas luego de declarar. —Su hermana, acaba de ser arrestada. Macarena casi salta de alegría, pero, en cambio, Lucía no puede evitar sentir pena y tristeza por alguien a quien quería tanto a pesar de todo. Jamás imaginó que la vida la colocaría en esta situación, y ahora solo hace lo que sabe que es correcto, aunque eso le rompa el corazón. Al fin de cuentas, no puede permitirse demostrar compasión, pues nadie se lo demostró a ella. —¿Cuánto tiempo cree que le darán? —Pregunta muy seria. —La condena puede ir de 2 a 5 años. Todo dependerá de la condena que el juez le aplique a Santiago Riquelme, pues primero deberá evaluar su culpabilidad. —¿Qué? ¿Por qué tan poco? —Por qué usted ha aparecido, lo que lo convierte en un intento de homicidio. Lo que significa que la acción está incompleta. —¡Ja! ¡Ósea que debí morir para que ellos pagaran una con