Montserrat se preocupa y se llena de ansiedad, conoce los métodos de su padre y sabe que no son nada convencionales… Aunque por el camino por donde iba Patricio pronto terminará en la calle, necesita endurecerlo antes de que la bondad lo destroce.
—¿Cuándo podré realizar la llamada a la que tengo derecho? —Indaga el alemán. —Mira, no estamos en tu país, aquí las cosas se manejan de otra forma, así que calladito, te ves más bonito y te va mejor — le dice el guardia mientras le suelta un bolillazo en la espalda. —¡Ay! ¡Ay! — se queja Patricio apretando su mandíbula y maldiciendo para sí. —Muévete, tienes cinco minutos para ducharte… Si no te quedas sin desayuno —ingresa y abre la regadera, sintiendo el agua helada, sintiendo que lo refresca. Tiene que pensar cómo comunicarse con alguien para salir de ese lugar, por lo que ve es el único preso. Se recrimina por ser tan idiota, no tiene la más mínima experiencia viviendo fuera de su hogar y se aventuró a realizar un viaje solo, cuando sabe que es un completo ingenuo su mundo siempre ha estado entre las cuatro paredes de su biblioteca. Se siente impotente con todos sus conocimientos y hablar tantos idiomas de que sirve, si no es escuchado. No sabe si acaso está secuestrado y lo q
—Alemán, pensé que nos habías extrañado… Sin embargo, veo que eres un perro desagradecido y nosotros que nos consideramos tus hadas madrinas —dice Peter, fingiendo tristeza. Mientras ingresan al comedor.—Solo nos faltan las alitas… Pero somos unos angelitos —dice el Pequeño Juan mostrando sus dientes.—¿Qué es este lugar? ¿Quiénes son ustedes realmente? ¿Y qué quieren de mí? —pregunta Patricio, ya que piensa «que no es coincidencia que ellos estén ahí y no ha visto ningún otro preso».—¿Acaso no dormiste bien? ¿Qué amaneciste, muy preguntoncito?… —Lo cuestiona Peter, lanzándole una mirada desafiante. Mientras se acercan a la barra, toman las bandejas para que les sirvan el almuerzo, les acomodan una taza con una sopa de aspecto asqueroso y un puré que parece más una masa, un poco de arroz mazacotudo y patas de pollo. Patricio, al ver esa comida, siente náuseas. Sus compañeros ríen al ver su cara de asco.—Ni se te ocurra despreciarla, ya que serás castigado por ello —le dice el Urugu
Los meses han transcurrido y Patricio ha aprendido a valerse por sí mismo, ahora sabe lavar la ropa, barrer, trapear, lavar su plato y cocinar. Oficios que nunca había hecho. Cada nuevo aprendizaje que ha realizado ha sido una hazaña. Gracias a esa fuerte voluntad se ha ganado el respeto y afecto de Peter Pan y el Pequeño Juan, quienes le han enseñado a pelear. El primer día en que Patricio comenzó con los entrenamientos, no coordinaba en absoluto nada, parecía que tuviese dos pies izquierdos, además de que fuesen de plomo. El Uruguayo, no hacía más que rascarse la cabeza, pensando en cómo enseñarle a darle movilidad a esa cintura y cadera endurecida junto con esos pies de plomo. Nunca había tenido un alumno tan tieso. Así que antes de que aprendiera a dar un golpe, le enseñó a bailar. Tuvo que dibujarle en el piso cuadros para que desplazara sus pies. No fue algo fácil, pero luego de dos semanas lo logró. Con el movimiento de cintura y cadera sí fue algo más complicado, tanto as
—¿Tú aquí? —Sarah observa al hombre que tiene enfrente y piensa «Los dioses debieron tardar siglos esculpiendo a ese rostro perfecto, sus bellos ojos azules que logran oscurecer o aclararse de acuerdo a su estado de ánimo; su cuerpo posee cada músculo en su lugar, en la proporción adecuada y como si fuese poco ese uniforme de piloto que lo hace ver demasiado sexy». Trata de contener la respiración y el aire de sus pulmones, pero el palpitar y la humedad de su parte íntima es algo que no logra frenar cuando siente la suavidad de sus tersas manos acariciando las suyas al saludar. Han pasado los años y Lukas Scott Martín, sigue haciendo estragos en su mente y cuerpo; definitivamente él es su perdición. Él observa a esa bella mujer hace 5 años que no la veía. Realmente estaba tan obsesionado con su ex, la m*****a a la cual le colocó el mundo a sus pies y lo destrozó. Raisa era una modelo italiana, preciosa. Su rostro angelical era portada de innumerables revistas. Lukas la conoció en u
—¿Pero por qué? —le reclama Montse a su padre, han sido seis meses donde no ha sabido nada de Patricio. Y su corazón solo clama que esté bien. Mientras están cenando como cada jueves en la noche. —Montserrat, no entiendo a qué viene tu pregunta, si fuiste tú quien quiso incluir a Reinan… Y como si buscaras llevarme la contraria, te casaste con ese inepto—. Carlo aprieta su mandíbula y cierra sus manos con fuerza, el solo pensar que un día la vida de su única hija dependa de alguien tan débil lo tiene enfurecido. Por lo tanto, ha decidido que no tendrá tregua con Patricio. —Papá, él es hijo de tu difunto amigo y socio, además te recuerdo que ellos me acogieron en su casa, cuando tuviste el accidente donde casi pierdes la vida —Montse necesita que su padre no vaya a ser cruel con el hombre que ama. Ella conoce muy bien sus entrenamientos. …… Cuando él se recuperó luego de estar 2 años en coma, la buscó para tenerla cerca. El Pequeño Juan y Peter Pan, sus hombres de confianza, l
Patricio Planea, aprender todo lo que esos dos maleantes a los que ahora les tiene afecto le quieran enseñar, nunca más volverá a ser presa fácil de alguien. Patricio ha adoptado una rutina todas las mañanas se levanta muy temprano y sale a trotar durante una hora para luego realizar una rutina de ejercicios que el Uruguayo le ha enseñado. No importa el lugar donde esté. «EL ESCRITOR» es un hombre muy disciplinado, además de que tiene en su mente una obsesión. Montserrat Walton. Le pagará el haber trastornado su vida y esa idea fija en su mente no le permitirá darse por vencido. … En el hotel Lukas tomó a Sarah en sus brazos y la alzó estilo princesa. Ella se embriagó con la fragancia única de ese encantador hombre, cruzó las manos a través de su cuello, sus labios se atraían como imanes. No supo el momento en que se pegaron, pero sí sabía que no deseaba que se separarán. Al cruzar la puerta del Penthouse, la temperatura de sus cuerpos y los deseos se incrementaron. La raz
Horas después se encuentra en el restaurante del hotel con su jefe. Sarah lo escanea de arriba abajo. —Sarah, deja de mirarme como si fuese un bicho raro —le dice Patricio al sentir la forma en que lo mira de arriba a abajo. —Es que no queda nada del langaruto, insípido, que vi hace más de seis meses… ¡Ay, sí, como diría mi abuelita, quien pidió pollo! ¡Es que definitivamente no tiene presa mala! — Lukas, quien se encuentra a unos cuantos pasos, de espaldas a Patricio, está a punto de acercarse para marcar su territorio. «Ella no puede decirle eso a otro hombre». —Pero jefe, no crea que quiero algo con usted… Soy una mujer con un prospecto de posible novio —pronuncia haciendo comillas con sus dedos—.Y usted … —Muerde su lengua para no decir que es un hombre prohibido. Patricio no le coloca mucha atención a lo que dice, solo se acerca y la abraza, siente que tiene mucha afinidad con ella, los dos son huérfanos y cuando lo vio le dijo lo que pensaba de él. Después de saber quién er
—¡Sarah! —exclama Lukas, al verla con sus valijas listas para dejarlo. Es algo que no quiere hacer. Tenerla junto a él, lo hace sentir tranquilidad, deseo de cuidarla y protegerla.La conoce desde niña y sabe todo de ella. Le encanta hablar e ir de frente, es la mujer más sincera que ha visto. Odia que la interrumpan cuando está comiendo. Su postre favorito es el arequipe, le encanta caminar bajo la lluvia. Sus flores favoritas son las rosas blancas, tiene una tía y un tío los cuales viven en América, tiene tres primos que poco ve. La criaron sus abuelos, ya que sus padres murieron en fatídico accidente automovilístico. Es fanática del orden y el aseo…De alguna manera se da cuenta de que ella es la mujer de su vida, pero no entiende por qué razón, no logró verla antes. Con Raisa no se sentía así, no es fácil de explicar, pero verla sonreír ya lo hace feliz.—Lukas, ponte serio… No soy una niña pequeña que tienes que manipular… No me sonrías, así que vuelves a hacer que caiga ante tu