La noche había llegado, Maximus ya estaba fuera del país según la hora que marcaba, Julieta se encontraba acostada en la oscura habitación reflexionando todos los sucesos que habían ocurrido en su vida en estos últimos días, el silencio produce cierto temor para ella, no podía seguir acostada necesitaba un poco de líquido, pero tampoco conoce la casa en la que estaba, no quería incomodar mucho menos meterse en problemas, pero reflexionó y en ese momento sintió un pequeño dolor en el abdomen y un líquido espeso entre sus piernas. - Maldición - Expresó Julieta llevándose las manos en el vientre, se introdujo en el cuarto de baño descubriendo que efectivamente la regla había llegado, eso la puso de mal humor, se había cambiado para su suerte aquella habitación estaba perfectamente equipada para sus necesidades, cuándo salió nuevamente en la habitación dejó escapar un suspiro - Nada peor puede pasar - Se dijo a ella misma, así que se colocó una bata bastante conservadora y abrió la puerta
El Gran Danés seguía avanzando, las pulsaciones de Julieta estaban desbordadas, el animal la iba a destrozar en fragmentos por la mirada que le dedicaba, en segundos la mujer analizó su alrededor y al parecer estaba en Territorio del animal, dos cortos pasos los separaba, Julieta sentía que se desmayaba, en eso también se escuchan las pisadas de otras personas, el animal dejó ver sus colmillos, Julieta se dio la vuelta lo único visible fue la luz de la Linterna, también sintió al animal cerca de ella. — Estamos en territorio de un animal muy peligroso— la voz ya se escuchaba bastante clara - Conociendo a Maximus aquella bestia debe de ser asesina. La mujer bajo la cabeza para observar al perro, por supuesto que la mascota de un Líder debe tener alto potencial en Liderazgo, Maximus es potencialmente peligroso, ya que tiene una apariencia temible por su esbelto y fuerte cuerpo, además de su temperamento serio y alto liderazgo. No hubo tiempo de reaccionar porque un disparo resonó, c
72 horas después. Roma estaba en total calma, aunque el Inframundo estaba por arder en llamas, Maximus se encontraba sentado con una sonrisa peligrosa analizando a los hombres fuertemente armados que lo rodean. - Se supone que son los mejores Guardaespaldas, que la Base está en las Mejores manos posibles, si yo estuviera fuera todo se hubiera derrumbado - Los hombres sudaron frío cuándo el hombre se había puesto de pie - Solamente lo voy a preguntar una sola vez - Maximus levantó el arma de fuego que estaba por encima de la mesa - ¿Quién se atrevió a traicionarme? ¿Quién fue tan estúpido para brindar información de la Base de ña Mafia que Domina Maximus Ferran? - Los 12 hombres se quedaron sin rastros de Sangre al escuchar las palabras del hombre - No me hagan repetir por segunda vez la pregunta de lo contrario tendré que utilizar la bala en ustedes. La fría habitación había caído en completo silencio, todos parecían contener la respiración, nadie se animaba a levantar el rostro
Julieta sabe que ya no había manera de escapar del hombre, de hecho también había pensado si había alguna manera de hacerlo y la respuesta era no, nadie era tan estúpido para llevarle la contraria a Maximus Ferran y si alguien se atreve a hacerlo el hombre ya había dejado en claro que no mata, pero destruye lentamente al traidor, la mujer levantó la cabeza que tenía agachada en ese momento sus ojos verdes miraron de manera intensa a Maximus, el hombre tampoco le había quitado los ojos de encima, pero su mirada no era fulminante ni amenazadora, era una mirada cálida que le transmitía cierta paz a la mujer. — Yo acepto casarme contigo - Esa respuesta sería el inicio de todo un calvario, una simple respuesta sería un camino que recorrer llena de espinas que dejará mucho dolor. Maximus al momento de escuchar la respuesta dada por Julieta se alejó de ella, aquella acción había tomado por sorpresa a la mujer teniendo en cuenta que el hombre parecía querer siempre estar cerca de ella, Maxi
— No tengas vergüenza - Maximus se acercó a ella - Debes de saber que serás buena en el futuro y que esté lado tuyo, me fascina. — Tú habías dicho que no te importaba que yo estuviera casada - Julieta sentía caliente sus mejillas, pero fue el propio Maximus quién le había dado la confianza de hablar. — He cambiado de parecer, vamos conmigo - el hombre estiró sus manos y Julieta no dudo en tomarlo, ella iría con el hombre a dónde él dijera, después de todo en todos sus aprietos parecía estar él. 5 minutos después dos Camionetas blindadas una por delante y otra por detrás de la Lamborghini habían tomado la carretera, Maximus tenía la mirada fija en el camino mientras Julieta solamente se dedicó a observar el paisaje de la gran Ciudad, entonces los edificios fueron remplazados por los árboles, el vehículo avanzó hasta llegara a una Colina deteniéndose por delante de unas Rejas Negras y varios hombres fuertemente armados estaban en la entrada, todos ellos se habían tensado cuándo Maxim
Esto es inadmisible - Diego Petrucci estaba con el rostro colérico - ¿Cómo es posible que teniendo todo bajo control para destruir su base y traer a la mujer ni siquiera eso hayan podido lograr? - El hombre golpeó con los puños la pared, decir que estaba enfurecido es poco - ¿En dónde está el inservible de Hugo? Traigan al imbécil aquí - Diego saco su arma de fuego, la frustración y el odio eran los sentimientos fusionados perceptibles en su mirada, mientras los subordinados contenían la respiración cuando la puerta fue abierta el rostro pálido de Hugo se había observado, el hombre no estaba mejor que los subordinados - Solamente te he pedido una sola cosa, una maldita petición y era la de actuar de héroe y salvar a la mocosa del secuestro, pero eres tan inepto que ni siquiera esa orden puedes cumplir - Diego levanto la pistola apuntando directamente a Hugo, todos en aquella habitación eran conscientes de que podría ser la última vez que vean la luz del día. — Hicimos todo lo que pud
Julieta realizó el intento de zafarse del agarre del hombre, pero no lo logró - ¿Estás celosa? - Maximus realizó aquella pregunta ya con la respuesta en su corazón. — No estoy Celosa, simplemente son cosas de mujeres, además ¿por qué yo debería de estar celosa? Puede hacer el favor de llevarme. Maximus ya no la molesto, pero puso en marcha el vehículo con su encantadora sonrisa que hizo remover algo en el interior de la mujer, pero volvió a mirar por el cristal, el interior del vehículo cayó en completo silencio, pero para nada incómodo. — ¿No piensas hablarme? - Maximusya no estaba contento con la indiferencia de la mujer. — No quiero hablar con nadie, además usted y yo no tenemos nada de que hablar - Antes de que el hombre emitiera su respuesta el teléfono de Maximus había sonado aquello lo obligo a estacionar el vehículo y salir a contestar, una acción más que llamó la atención de la mujer, pero aquello no tenía absolutamente nada que ver con ella. — Diga - las líneas faciale
— Hugo - Expresó Julieta, pero ella no estaba asustada aunque si estaba bastante sorprendida. — ¿No te da gusto verme querida esposa? - Hugo hablaba con frialdad, para el hombre después de leer el mensaje de la mujer llegó a la conclusión de que no era una opción fingir, hacerle daño y convertir todos sus días en sufrimiento era el camino después de todo a su jefe tampoco le importaba que la mujer no fuera tratada bien excepto por delante de Maximus — ¿Qué quieres Hugo, ¿no has leído mi mensaje? Te he dejado en claro que quiero ecabar con esto, y más te vale que accedas a firmar sin crear inconvenientes. — ¿Ya no puedes esperar para estar con Maximus Ferran? ¿Es por eso que quieres firmar tanto y de manera rápida los papeles de la desvinculación, para revolcarte sin compromiso con él?. — No necesito estar divorciada para estar con el Hugo- Fue la respuesta de la mujer - ¿Lo entiendes verdad? Unos documentos que para mí dejaron de tener validez no van a detenerme para intimar con é