Julieta se había subido ya al helicóptero que va a trasladarla de Italia a Rusia. — Mami ¿Dónde está papá? - Preguntó la pequeña niña acariciando el rostro de su madre. — Papá nos va a alcanzar enseguida - Fue la respuesta de la mujer. — ¿Vamos a esperarlo? - Alicia había bostezado, sus ojos verdes miraron con inocencia a su madre, mientras se acomodaba en los brazos de ella. — No, nos iremos con tu Tía Leticia, a papá lo veremos cuando amanezca - Julieta miró por la ventanilla, el panorama que tenía dejaba cierta similitud con un campo de batalla. — Todo hubiera sido diferente si mi hermano hubiera estado con nosotros, si tan solo hubiera crecido conmigo - Lo dicho por su hija claramente que Julieta ni se lo había esperado - ¿Por qué la gente es tan mala mamá? - Julieta frunció el ceño - Porque desafiaron a mi papá si hubieran sido inteligentes nada de esto habría pasado y Alessandro estaría conmigo, sería mi hermano mayor aunque solamente nació dos minutos antes que yo, ellos v
El helicóptero en el que viajaba Diego ya había cambiado de ruta, el vuelo duraría 9 horas aproximadamente, por supuesto que el hombre no era estúpido según su reloj, no estaban dirigiéndose a África, pero entonces la radio se conectó. — Diego Petrucci, si quieres a tus hijos con vida, ven a mi base en Rusia - la voz de Maximus se escuchó y lo expresado por el hombre había confundido a Diego — Has escuchado al jefe si quieres ver a tus hijos por última vez, sé buen chico - Deborah se encontraba apuntando a Diego desde la entrada de la cabina con dos armas de fuego. - ¿Qué significa esto? - Diego busco su pistola, pero se dio cuenta de que lo había dejado al lado de Deborah. — ¿Buscas esto? - la mujer había sonreído, pateo la pistola de Diego, entonces el hombre se dio cuenta de que su arma estaba descargada y no entendía que tipo de broma es esta - Desde el primer momento en que me acerque a ti tuve órdenes claras de engañarte— Deborah seguía manteniéndose en una postura arrogante
— Voy a hacer todo lo que quieras, pero por favor no les hagas nada - Diego se había dignado a hablar. — ¿No escuchaste lo que acabo de pedirte?, mátalos, así como no te ha importado matar a mi hijo, a mí mucho menos me importa que tú mismo mates a los tuyos y no me hagas perder la paciencia - después de expresar aquellas palabras Maximus retrocedió y Alessio avanzo otro paso. — Hazlo - Expuso con brusquedad el médico con los niños tomados de su mano - La vida de mi sobrino acabo por tu estúpido capricho de querer acabar con ni hermano, pero eso solamente te deja en claro de que no estás a la altura de él, porque mírate y analiza no eres nadie, Maximus te está enseñando que ni siquiera volviendo a nacer estarás a su altura, mátalos - Espetó Alessio. Maximis, Lucio y Silvana miran a Diego. — Si no lo haces tú lo haré yo, pero quiero que lo hagas tú, terminemos con esto de una buena vez - Sentenció Maximus. Alessio le paso dos frascos de jugo a Diego. - Es el mismo veneno que util
Con las manos en las espaldas y siendo esposadas, Julieta y Leticia eran obligadas a caminar, la buena voluntad que tenían hacían que esto fuera más rápido, eran unos 150 Soldados cubriendo la zona, las mujeres fueron trasladadas hasta un vehículo Militar, tanto Julieta y Leticia no mostraban temor y aquello fastidio a la Generala que se encontraba observando desde la distancia, una sonrisa peligrosa se vislumbró en el rostro de aquella mujer, una vez que el vehículo fue puesto en marcha la radio se conectó. — Lleven a las mujeres en la Tribu de la Sangre ellas serán muy bienvenidas, sangre fresca e Italiana - Julieta no daba señales de cambiar su reacción, pero había investigado las zonas más peligrosas y la Tribu mencionada era liderado por un Italiano, y efectivamente el propio Ejército entregaba a las mujeres para como ofrenda, se dice que debías de haber ofendido gravemente al Ejército para ser entregado a La Sangre por el propio Gobierno, puesto que el ejército se debe al Gobie
— ¿Mi papá? - Preguntó Alicia, ya el amanecer se sentía, no sabe a qué recursos habrá recurrido Maximus Ferran, no sabe de qué manera habrá puesto en peligro su vida, pero allí estaba caminando a pasos agigantados acercándose hasta el lugar en donde su hija estaba. — ¡Alicia! - La voz de su padre hizo que la niña saltará del asiento en que la habían colocado, por detrás de Maximus se observó a Alessio ambos niños han corrido al encuentro de su padre. — ¿Mi mamá? - la voz de la niña había temblado y Maximus cerró los puños fuertemente - ¿Vas a ir por mi mamá? - Esta vez la voz de Alicia se escuchó con más entereza. — Por supuesto que iré, pero antes tenía que ponerte a salvo a vos, Alicia Escúchame bien - Maximus volvió a levantar a su hija para colocarla por encima de una butaca, sus piernas largas y su mirada verde como la de su madre hicieron que Maximus se sienta impaciente - Si papá no vuelve prométeme que serás una buena niña. — Nunca seré buena si papá no vuelve con mamá cu
Julieta se detuvo para descansar unos segundos, pero entonces alguien la había jalado del cabello, ella no pudo ni siquiera gemir, su cuerpo cayó al suelo, la antorcha fue puesta muy cerca de sí rostro. — ¿Qué dirían los miembros de la Tribu si saben que ya tengo a la mujer que buscan? - Era un hombre de piel oscura, quizás lo único que tenía claro eran sus ojos, el pecho de Julieta sube y baja por la corrida que se había metido para huir de los que ya venían por ella - Conozco perfectamente este bosque, sé que querías llegar a la Laguna, pero preciosa aquello es imposible. Julieta quiso llevarse las manos hasta su arma, pero ante la caída esta había quedado en el suelo. — Ni siquiera lo intentes porque te quemo viva, esta noche serás completamente mía ya cuando me canse de tu cuerpo te mato - El hombre se veía bastante asqueroso y con más razón al mostrar como se acaricia los dientes con la lengua, entones Julieta sacó el cuchillo y de un salto como los que había aprendido en sus
— Es un precioso y sano varón, es Damian Ferran, nuestro tercer hijo, el niño que va a crecer bajo el manto del Ejército Internacional - Julieta cerró los ojos a punto de tirar del gatillo, pero entonces escuchó el grito desesperado a lo lejos parece ser la voz de Maximus. Todo el cuerpo de ella cayó en los brazos fuertes que eran bastante familiares para ella. — ¿Qué demonios te hicieron? - Maximus había llegado justo a tiempo, pero inmediatamente se había percatado de que ella estaba drogada, Maximus miró todo a su alrededor, vio los cadáveres, entonces supo que tenía que eliminar la droga del cuerpo de ella y para eso solamente había un antídoto, el hombre la sacó de allí, pero Julieta tenía el rostro muy rojo, y la respiración muy caliente. — Amor tócame - El hombre tembló ante las palabras de la mujer, pero antes de hacer algo más tenía que acabar con esto de una buena vez. — Hugo Martín ya se encuentra allí - el informe proviene de Lucio Ferran. — Vuelen todo en mil pedazos
Todo su cuerpo temblando, sus pequeñas manos tratando de ocultar su piel desnuda mientras las lágrimas caían por su perfecto rostro encantador, su mirada tenía mucho dolor. - Como fuiste tan ingenua de creer en aquel cuento del juramento al amor eterno - Hugo Martín observaba con desdén y con desprecio a la mujer con quien horas atrás se había casado, llevaban 2 años de noviazgo y unas horas de casado - Solamente he aceptado el juego del matrimonio contigo porque tu padre me lo ha rogado en su lecho de muerte, ya que no pude salvarlo le hice el favor además de que el 50% de las acciones de la Empresa Familiar es mía, nada más esperaré las 72 horas cuando vuelvas a Roma y tomaré cada porcentaje de tus acciones, el resto no me importa y nos divorciamos no eres una mujer para mí, es más estar en el mismo lugar que tú a mi me da asco no sabes que sacrificio era besarte, era asqueroso acariciarte, eres tan simple que ni siquiera puedes despertar deseo en mi cuerpo, vuelve a colocrte tus r