— ¿Qué está ocurriendo? - la mujer se impacientó - ¿Qué vas a hacer tú? Estamos en peligro - Murmuró Julieta con ansiedad. — No te asustes - el dedo índice en sus labios fue lo único que sintió antes de escuchar que la puerta se abría y el hombre salía al exterior, cuando Maximus salió toda la calidez abandono el vehículo. Julieta observó la figura de Maximus a través de las cámaras de la camioneta, el hombre caminaba con estilo, elegancia, se detuvo por delante de los vehículos, en cada una de ellas estaban dos hombres apuntando directamente con dirección al hombre. — ¿Qué se supone que están haciendo en mi territorio? - Maximus habló con una sonrisa - ¿Saben a quién están tentando en la Propia Italia. — Tienes algo que nos interesa o mejor dicho tienes algo que nos pertenece - Expresó el hombre que parecía ocupar el título de jefe entre los hombres de la camioneta, que no dudo en encarar a Maximus. — ¿Algo que les pertenece? - Maximus volvió a sonreír - Y pueden decirme que es l
- ¿Tenía otra opción? Claramente debía dejar que usted me toque si tenía un arma, maldito loco - la mujer lo fulminó con la mirada con su rostro teñido de rojo, mientras Maximus solo había sonreído. — Sé buena chica y compórtate quizás, si cooperas te daré lo que quieras más tarde - El hombre le guiño el ojo. — No quiero absolutamente nada de lo que tú quieras darme maldito abusivo - Julieta seguía tentando una mirada llena de enojo y vergüenza — Bueno yo si quiero todo lo que tú tengas - Maximus recorrió descaradamente con la mirada todo el cuerpo de la mujer, cada curva quedó ante su vista, solo en ese momento la chica se había acordado de que su cuerpo no estaba cubierto por absolutamente nada, su rostro se tiñó de un rojo intenso aún más , y su incomodidad parecía fascinante para el hombre que entrecerró sus ojos al percatarse de la actitud de ella.— Nena, me encantaría dejar que mis manos recorran tu cuerpo, pero no es tiempo de eso, vístete, más tarde me dejaré caer en los
—¿En dónde está la chica? - Preguntó un hombre colocándose de pie y estampando su puño por la mesa, Hugo se había puesto pálido y retrocedió al observar que el hombre levantó la vista y con la mirada lo estaba asesinando. — No pude traerla, ella parece ser protegida por. - Pero antes de terminar de hablar Hugo fue interrumpido. — Por supuesto que es protegida por alguien más y justamente su protector es alguien que a mí me interesa mucho - El hombre dejó ver una sonrisa peligrosa, volvió a colocar el arma por encima de la mesa y la hizo girar - Quiero a la chica conmigo y mañana mismo vas a ir a por ella no me importa que tengas que hacer quiero que la traigas Hugo. — ¿Era necesario impedir que me divorcie mi señor? Es decir evitar que mi apellido ya se desvincule de ella hoy mismo - Hugo no ocultó la mueca de desprecio en su rostro. — Olvídate de la mujer con quien mantienes tus amoríos - Aquellas palabras vinieron en tono de mando - Se te prohíbe separarte de ella, ¿me entiendes
La mujer pensó que aquí ella perdería ante él, pero entonces recordó sus palabras y armándose de valor empujó el cuerpo del hombre, para sorpresa de ella Maximus no protestó - Si quieres que yo sea tuya, primero demuéstrame de que eres capaz de protegerme de él y que aquello que me corresponde por Ley puedes hacer que vuelva a mis manos - Julieta hizo él intentó de escucharse segura mientras miraba directamente a los ojos de Maximus, el hombre no dijo absolutamente nada, pero si había dejado ver una sonrisa peligrosa, pero encantadora. — ¿Me tienes en un bajo nivel verdad? - Maximus se acercó a ella y le acarició el rostro - Esta es la actitud que quiero que demuestres con todos, que juegues con las cartas y con todas a tu favor, — el aliento del hombre se combinó con la de ella, sus labios estaban a escasos centímetros, pero antes de que Maximus logre su cometido la radio con la que contaba en el lugar se activó. — Señor, ¿Me copia? - Se escuchó la voz de un hombre, Maximus tomó el
La noche había llegado, Maximus ya estaba fuera del país según la hora que marcaba, Julieta se encontraba acostada en la oscura habitación reflexionando todos los sucesos que habían ocurrido en su vida en estos últimos días, el silencio produce cierto temor para ella, no podía seguir acostada necesitaba un poco de líquido, pero tampoco conoce la casa en la que estaba, no quería incomodar mucho menos meterse en problemas, pero reflexionó y en ese momento sintió un pequeño dolor en el abdomen y un líquido espeso entre sus piernas. - Maldición - Expresó Julieta llevándose las manos en el vientre, se introdujo en el cuarto de baño descubriendo que efectivamente la regla había llegado, eso la puso de mal humor, se había cambiado para su suerte aquella habitación estaba perfectamente equipada para sus necesidades, cuándo salió nuevamente en la habitación dejó escapar un suspiro - Nada peor puede pasar - Se dijo a ella misma, así que se colocó una bata bastante conservadora y abrió la puerta
El Gran Danés seguía avanzando, las pulsaciones de Julieta estaban desbordadas, el animal la iba a destrozar en fragmentos por la mirada que le dedicaba, en segundos la mujer analizó su alrededor y al parecer estaba en Territorio del animal, dos cortos pasos los separaba, Julieta sentía que se desmayaba, en eso también se escuchan las pisadas de otras personas, el animal dejó ver sus colmillos, Julieta se dio la vuelta lo único visible fue la luz de la Linterna, también sintió al animal cerca de ella. — Estamos en territorio de un animal muy peligroso— la voz ya se escuchaba bastante clara - Conociendo a Maximus aquella bestia debe de ser asesina. La mujer bajo la cabeza para observar al perro, por supuesto que la mascota de un Líder debe tener alto potencial en Liderazgo, Maximus es potencialmente peligroso, ya que tiene una apariencia temible por su esbelto y fuerte cuerpo, además de su temperamento serio y alto liderazgo. No hubo tiempo de reaccionar porque un disparo resonó, c
72 horas después. Roma estaba en total calma, aunque el Inframundo estaba por arder en llamas, Maximus se encontraba sentado con una sonrisa peligrosa analizando a los hombres fuertemente armados que lo rodean. - Se supone que son los mejores Guardaespaldas, que la Base está en las Mejores manos posibles, si yo estuviera fuera todo se hubiera derrumbado - Los hombres sudaron frío cuándo el hombre se había puesto de pie - Solamente lo voy a preguntar una sola vez - Maximus levantó el arma de fuego que estaba por encima de la mesa - ¿Quién se atrevió a traicionarme? ¿Quién fue tan estúpido para brindar información de la Base de ña Mafia que Domina Maximus Ferran? - Los 12 hombres se quedaron sin rastros de Sangre al escuchar las palabras del hombre - No me hagan repetir por segunda vez la pregunta de lo contrario tendré que utilizar la bala en ustedes. La fría habitación había caído en completo silencio, todos parecían contener la respiración, nadie se animaba a levantar el rostro
Julieta sabe que ya no había manera de escapar del hombre, de hecho también había pensado si había alguna manera de hacerlo y la respuesta era no, nadie era tan estúpido para llevarle la contraria a Maximus Ferran y si alguien se atreve a hacerlo el hombre ya había dejado en claro que no mata, pero destruye lentamente al traidor, la mujer levantó la cabeza que tenía agachada en ese momento sus ojos verdes miraron de manera intensa a Maximus, el hombre tampoco le había quitado los ojos de encima, pero su mirada no era fulminante ni amenazadora, era una mirada cálida que le transmitía cierta paz a la mujer. — Yo acepto casarme contigo - Esa respuesta sería el inicio de todo un calvario, una simple respuesta sería un camino que recorrer llena de espinas que dejará mucho dolor. Maximus al momento de escuchar la respuesta dada por Julieta se alejó de ella, aquella acción había tomado por sorpresa a la mujer teniendo en cuenta que el hombre parecía querer siempre estar cerca de ella, Maxi