Maximus tomó la carpeta, el hombre carecía de impulsos emocionales, pero una sonrisa con una pasión Lobuna capaz de desnudar el Alma de cualquiera se vio en su rostro coqueto que se había ensombrecido.
- Así que Hugo Martín - susurró para sí mismo — déjame a solas - Fue la orden de Maximus el subordinado obedeció rápidamente dejando al hombre a solas en aquella inmensa habitación oscura y fría, sus manos cubiertas siempre por un guante negro se posaron por encima de su pistola, abrió la cortina y dejó que la luna enfoqué ligeramente su brillo en su rostro, dejando ver el destello peligroso de su mirada - Casada con el hombre que trabaja con los que acabo con la vida de mi padre, conejita, y el trabajo sucio se paga de tu dinero, pero eres mi mujer, mi elegida nadie puede ensuciarte con sus porquerías excepto yo - Maximus salió de la habitación, unos segundos después el Rolls-Royce salió disparado de aquel terreno.Había mucho silencio la casa en dónde estaba Julieta se mantenía a oscuras, pero el ruido de la cerradura siendo forzada erizo la piel de la mujer, ella se asustó su pequeño cuerpo tembló pensando en que eran asaltantes, pero cuándo la puerta fue abierta la elegante figura oscura parado observándola quedó ante los ojos de ella, entonces Julieta supo que era alguien peor que un ladrón, no supo cómo reaccionar, Maximus tampoco había realizado algún movimiento solamente se mantuvo con su rostro inexpresivo recostado por la puerta, la oscuridad le daba un toque aún más encantador, la frialdad se apoderó de todo el interior de la casa.— ¿No vas a invitarme a pasar? - al momento de expresar aquellas palabras Maximus había sonreído, pero tomó la decisión de pasar.— ¿Necesitas alguna invitación? - Julieta lo observa de manera agraviada - ya hasta forzaste la cerradura, puedo acusarte dé.— Eres muy ruidosa, quieres que te acompañe como testigo para que tomen tus palabras— el hombre se burló, sus largas piernas habían llegado de manera rápida en dónde estaba Julieta.— ¿Por qué usted está aquí, como me encontró? Le recuerdo que usted y yo no somos ni seremos cercanos, está abusando— la mujer se había puesto de pie, pero al siguiente segundo su muñeca fue estirada fuertemente cayendo en los brazos de Maximus, la pequeña mujer emitió un pequeño grito, pero las manos del hombre le taparon la boca.— No seas tan ruidosa - Maximus se había vuelto descarado susurrando aquellas palabras al oído de la mujer - Si sigues gritando, voy a comerte - Julieta se agitó y su rostro era como un tomate maduro, el hombre quería pellizcarla - Si te portas bien te dejaré ir. — Maxmus dejó de tapar la boca de la mujercita.Julieta lo miró, aquellos ojos esmeraldas transmitían sensualidad, sus labios entre abiertos con una pequeña sonrisa era exquisito ante los ojos de la mujer.Los pensamientos del hombre tampoco estaban tan lejos de los de la mujer, los labios de Julieta merecían ser devorados con besos ardientes, que sean capaz de transmitir la sensación de tragarse el alma entera, sus grandes manos querían explorar el pequeño cuerpo, pero entonces la mujer volvió en sí apartándose rápidamente del cuerpo del hombre, esta vez Maximus no la detuvo.— ¿Cómo es tu relación con tu marido? - al momento de realizar aquella pregunta las facciones del hombre eran oscuras, sus puños estaban apretados, el ambiente fue tenso, Julieta sintió frío, se había puesto pálida, no quería que nadie más supiera que su relación estaba dañada, pero sus acciones fueron muy malinterpretadas, aquella reacción no era aquello que Maximus esperaba y aquello lo enfureció.— Los asuntos entre mi marido y Yo no es asunto suyo señor - la mujer parecía defender aquella unión, aunque su marido se divirte, pero con otra y ella tal parece ser la burla de él o su boleta a la riqueza.— ¿Cuánto amor hay en esa unión? - Fue la pregunta realizada por Maximus Ferran.— Por supuesto que hay mucho amor de lo contrario, no estaríamos casados, tenemos una excelente relación, aunque a veces el matrimonio tiene tropiezos, nosotros los superamos - Julieta no sabía que cada palabra que expresa capaz la estaba condenando a la muerte.— Ya no hables — Maximus estaba furioso - Mañana mismo vas a divorciarte de tu marido recuerda que eres mi elegida.— Una cosa le dejó en claro yo no pienso dejar al hombre que amo por un matón— al momento siguiente de expresar aquellas palabras la mujer se arrepintió, Maximus estaba a escasos centímetros de ella ya muy cerca se encontraban, Julieta retrocedió chocando por el Sofá que estaba a espaldas de ella, su cuerpo había caído al mismo tiempo que una sombra oscura se cernía por encima de ella. — ¿Qué, que vas a hacerme? - Julieta ya tenía lágrimas en los ojos era muy fácil asustarla a ella.— ¿Tú qué crees? Voy a demostrarte quién es tu dueño a partir de este momento, es mejor que seas buena - Maximus era un demonio.— No, por favor, no lo haga - Julieta realizó el intento de apartar a Maximus con sus pequeñas manos, pero era imposible, Maximus no era oponente para la fuerza de la mujer.— Voy a hacerte mía — El hombre se posicionó por encima de ella presionando por completo su cuerpo, Julieta convulsionó, pero sus ojos tenían un brillo diferente, tomando la decisión de agregar algo más.— ¿Entonces si me detengo te divorcias? - Maximus estaba sobrepasando los límites, pero ni siquiera la propia Ley le importaba nunca le importaría realmente someter a alguien, pero no a ella, con ella solamente quería lograr que ella se divorciara, le gustaba ver su pequeño rostro asustado.— Usted dijo que su mujer nunca sería obligada a nada, incluso era imposible que usted la investigue, y mira me estás obligando a.— ¿Ya aceptas ser mi mujer? - Maximus la agarró fuertemente de la barbilla - Mañana te llevaré al Palacio Civil, llama a tu marido y dile que lo esperas puntualmente - El hombre no daba oportunidad para refutar.— ¿Por qué hace esto? - Julieta estaba llorando.— Fácil, ya te he dejado en claro que eres la mujer que Maximus Ferran quiere y cuándo yo elijo, nadie es capaz de lograr que cambie de idea, a mí nadie me somete, si es sí, es si, si digo que no, es no aquellas palabras me los llevo a la tumba.— ¿Y si no quiero divorciarme? - Julieta lo miraba fijamente aunque costaba sostenerle la mirada al hombre.— La respuesta es facil, simplemente yo te amo.— la pistola se posicionó en su frente, Julieta sudo frío al sentir el cañón del arma rozando su piel, ella tembló.— Entonces máteme - Julieta se había vuelto obstinado ante el peligroso hombre que tenía por delante de ella apuntándole con un arma.— No es tan fácil matarte.— Maximus guardo el arma, posteriormente tomó en brazos a Julieta saliendo de la casa con ella, no importa cuánto la mujer pataleará, gritará el hombre la colocó en el asiento del Copiloto, en un ágil y secreto movimiento ya le había arrebatado el celular a Julieta buscando el nombre de contacto de Hugo Martín.— Mañana a las 9 nuestro divorcio, No faltes - El hombre escribió aquel texto, mientras Julieta no entendía lo que estaba haciendo, ni siquiera supo en qué momento le arrebató el celular, pero se mantuvo quieta en su asiento sin protestar.La noche paso en la Villa de Maximus, Julieta no había protestado en ningun tal como se mantuvo en el veh6, el hombre le dejó en una oscura y fría habitación mientras él se alejó, solamente la noche y la Luna sabían cuál había sido el paradero del hombre esa noche, pero se detuvo en la Base de la Mafia Italiana, allí dónde con tan solo una orden suya Toda Italia podría temblar y desaparecer, el lugar en donde son fabricadas armas Letales y otras sustancias le daba la bienvenida al hombre en Roma.— Grupo A.C es una empresa sucia, liderado por asesinos adiestrados de España sus miembros son mercenarios, vendrán a Italia y serán Oponentes dignos de usted, pero no se detienen ante nadie señor, las esposas de sus enemigos son degolladas y la cabeza de las mujeres son enviadas a sus maridos, los hijos de sus enemigos crecen en un campamento luego de que los secuestren, los convierten en esclavos - Informó su mano derecha.— Llevó años en el Mundo Negro, la Mafia me pertenece, nunca tuve una debilidad ni siquiera pienso en tener una debilidad llamado hijo de mi propia sangre, las esposas van y vienen— Maximus ajustó sus emociones rápidamente - Déjalos que vengan, ahora mismo estoy pensando en arreglar el asunto del asesinato de mi padre.Siendo exactamente las 9 de la mañana el Rolls-Royce se estacionó por delante del Palacio Civil de la misma manera que en ese preciso momento un Ferrari Negro también se estacionó, del Rolls-Royce descendió el hombre con total elegancia sonriendo, sus guardaespaldas rápidamente lo habían rodeado, mientras Julieta también descendía, Hugo también lo hizo, pero el hombre al ver a su esposa y a su acompañante se volvió más hostil y una mirada que Julieta nunca vio en él se había visto, su marido tenía una mirada asesina su aura era peligrosa, 3 pares de ojos mirándose fijamente, una mezcla de Dolor, odio, Venganza.La sonrisa en los labios de Hugo estremeció a Julieta — ¿Qué haces con él? - el hombre no ocultó el desagrado de ver a su esposa - ¿Es tu diestro de Oro? - Hugo Martín se burló. — Mantén tu distancia y cierra la boca, si no quieres que te corte la lengua por burlarte de ella en mi presencia — Maximus agarró las manos de Julieta, fue allí que la joven sintió que después de la muerte de sus padres alguien estaba para sostenerla, aunque la persona que está brindando aquella sensación en ella sea un demonio, pero un demonio encantador y ella no podía negar aquello, pese a su peligrosidad Maximus Ferran era el hombre más apuesto y peligroso de Italia — No es tu mujer, es la mía y pensándolo mejor, el divorcio es innecesario, Julieta te exijo que vengas conmigo— Al momento en que Hugo expresó esas palabras detrás de su cabeza se posó una pistola, el hombre miró a los ojos de Maximus. — No olvides ante quién estás — Maximus sonreía con suficiencia, mientras observaba como su Guardaespalda
Varios disparos se escuchó, Suéltala o te mató - Maximus Ferran tenía dos armas de Fuego en su mano, había acabado con los que custodian allí y no dudaría en acabar con Hugo. El hombre no esperaba que Maximus viniera, entonces aprovechando aquella distracción de Hugo, Julieta lo había pateado, segundos después logró colocarse de pie y fue corriendo hasta Maximus, por supuesto el hombre no permitió que Julieta se posicione por detrás de ella, él la mantuvo a su lado. - Olvídate de ella y disfruta lo poco que te quede de vida - Con aquellas palabras Maximus se alejó y Julieta fue protegida por el hombre hasta la Villa.Su cuerpo está sudando y temblando, ella emitía pequeños gemidos, como si intentará contener algún tipo de dolor, el oscuro pasillo por donde el hombre estaba transitando al momento de su llegada pareció escuchar aquel ruido razón por la cual se detuvo delante de la puerta que tenía a su derecha la abrió de manera inmediata observando como la mujer se retuerce en la cam
El rostro de Hugo se ha desencajado por completo al escuchar la voz del otro lado de la Línea - La chica no puede estar en Libertad, si firmas el divorcio, tu cuerpo se lo entregaré a mis mascotas, tráela contigo, tengo una orden muy especial para ella, por fin has hecho algo bueno Hugo Martín has escogido a la mujer correcta - el sonido de que la llamada ha terminado llego al oído del hombre, no obstante no entendía por qué su Jefe le había dado aquella orden; sin embargo, cumplirla era difícil, ya ellos estaban divorciados en palabras, solo faltaba desvincular el apellido Martín, pero intentará revertir la situación de ayer. — Julieta - Aunque el desprecio brillaba en su mirada, Hugo tenía una dulce voz - No quiero el divorcio, quiero que le demos otra oportunidad a nuestro matrimonio, tú me amas y. — Hugo, no me hagas perder el tiempo que tenga muchas ocupaciones y pensar en darte una oportunidad es una pérdida de tiempo que no puedo darme el lujo de perder, ya estamos divorciado
— ¿Qué está ocurriendo? - la mujer se impacientó - ¿Qué vas a hacer tú? Estamos en peligro - Murmuró Julieta con ansiedad. — No te asustes - el dedo índice en sus labios fue lo único que sintió antes de escuchar que la puerta se abría y el hombre salía al exterior, cuando Maximus salió toda la calidez abandono el vehículo. Julieta observó la figura de Maximus a través de las cámaras de la camioneta, el hombre caminaba con estilo, elegancia, se detuvo por delante de los vehículos, en cada una de ellas estaban dos hombres apuntando directamente con dirección al hombre. — ¿Qué se supone que están haciendo en mi territorio? - Maximus habló con una sonrisa - ¿Saben a quién están tentando en la Propia Italia. — Tienes algo que nos interesa o mejor dicho tienes algo que nos pertenece - Expresó el hombre que parecía ocupar el título de jefe entre los hombres de la camioneta, que no dudo en encarar a Maximus. — ¿Algo que les pertenece? - Maximus volvió a sonreír - Y pueden decirme que es l
- ¿Tenía otra opción? Claramente debía dejar que usted me toque si tenía un arma, maldito loco - la mujer lo fulminó con la mirada con su rostro teñido de rojo, mientras Maximus solo había sonreído. — Sé buena chica y compórtate quizás, si cooperas te daré lo que quieras más tarde - El hombre le guiño el ojo. — No quiero absolutamente nada de lo que tú quieras darme maldito abusivo - Julieta seguía tentando una mirada llena de enojo y vergüenza — Bueno yo si quiero todo lo que tú tengas - Maximus recorrió descaradamente con la mirada todo el cuerpo de la mujer, cada curva quedó ante su vista, solo en ese momento la chica se había acordado de que su cuerpo no estaba cubierto por absolutamente nada, su rostro se tiñó de un rojo intenso aún más , y su incomodidad parecía fascinante para el hombre que entrecerró sus ojos al percatarse de la actitud de ella.— Nena, me encantaría dejar que mis manos recorran tu cuerpo, pero no es tiempo de eso, vístete, más tarde me dejaré caer en los
—¿En dónde está la chica? - Preguntó un hombre colocándose de pie y estampando su puño por la mesa, Hugo se había puesto pálido y retrocedió al observar que el hombre levantó la vista y con la mirada lo estaba asesinando. — No pude traerla, ella parece ser protegida por. - Pero antes de terminar de hablar Hugo fue interrumpido. — Por supuesto que es protegida por alguien más y justamente su protector es alguien que a mí me interesa mucho - El hombre dejó ver una sonrisa peligrosa, volvió a colocar el arma por encima de la mesa y la hizo girar - Quiero a la chica conmigo y mañana mismo vas a ir a por ella no me importa que tengas que hacer quiero que la traigas Hugo. — ¿Era necesario impedir que me divorcie mi señor? Es decir evitar que mi apellido ya se desvincule de ella hoy mismo - Hugo no ocultó la mueca de desprecio en su rostro. — Olvídate de la mujer con quien mantienes tus amoríos - Aquellas palabras vinieron en tono de mando - Se te prohíbe separarte de ella, ¿me entiendes
La mujer pensó que aquí ella perdería ante él, pero entonces recordó sus palabras y armándose de valor empujó el cuerpo del hombre, para sorpresa de ella Maximus no protestó - Si quieres que yo sea tuya, primero demuéstrame de que eres capaz de protegerme de él y que aquello que me corresponde por Ley puedes hacer que vuelva a mis manos - Julieta hizo él intentó de escucharse segura mientras miraba directamente a los ojos de Maximus, el hombre no dijo absolutamente nada, pero si había dejado ver una sonrisa peligrosa, pero encantadora. — ¿Me tienes en un bajo nivel verdad? - Maximus se acercó a ella y le acarició el rostro - Esta es la actitud que quiero que demuestres con todos, que juegues con las cartas y con todas a tu favor, — el aliento del hombre se combinó con la de ella, sus labios estaban a escasos centímetros, pero antes de que Maximus logre su cometido la radio con la que contaba en el lugar se activó. — Señor, ¿Me copia? - Se escuchó la voz de un hombre, Maximus tomó el
La noche había llegado, Maximus ya estaba fuera del país según la hora que marcaba, Julieta se encontraba acostada en la oscura habitación reflexionando todos los sucesos que habían ocurrido en su vida en estos últimos días, el silencio produce cierto temor para ella, no podía seguir acostada necesitaba un poco de líquido, pero tampoco conoce la casa en la que estaba, no quería incomodar mucho menos meterse en problemas, pero reflexionó y en ese momento sintió un pequeño dolor en el abdomen y un líquido espeso entre sus piernas. - Maldición - Expresó Julieta llevándose las manos en el vientre, se introdujo en el cuarto de baño descubriendo que efectivamente la regla había llegado, eso la puso de mal humor, se había cambiado para su suerte aquella habitación estaba perfectamente equipada para sus necesidades, cuándo salió nuevamente en la habitación dejó escapar un suspiro - Nada peor puede pasar - Se dijo a ella misma, así que se colocó una bata bastante conservadora y abrió la puerta