Más tarde Dante regresó, las oficinas de ambos estaban cerca, él llegó a su puerta y tocó. Al darle el pase, entró a la oficina de Miranda, ella trabajaba en unos documentos que no entendía, fruncía el ceño, se veía encantadora. “Miranda, lo que viste… yo no tengo ya nada que ver con esa mujer, terminó hace mucho tiempo”. Miranda lo detuvo interrumpiéndolo. “No tienes por qué explicarme nada, es tu vida y tú sabes lo que haces”. Dante se acercó. “Pero quiero que te importe” Ella levantó la vista mirándolo. El camino más hacia ella. “Me gustas”. Ella se quedó en silencio repitiendo en su mente las palabras, era muy joven y nunca tuvo un novio y después su padre la casó, no sabía que era que le gustara alguien, además de que lo que vivió con su esposo fue tormentoso. Ella le dijo tajantemente. “Lo siento, pero no estoy interesada”. Se hizo un silencio incómodo. Dante siguió acercándose, ella se levantó y caminó lejos de él, pero la detuvo del brazo acercándola. “¿Por qué?”. Mi
Ella lo miraba atenta, sus ojos brillaban al escuchar sus palabras y su corazón palpitaba incontrolable. Miranda respira hondo para calmarse y pensó. -Este sentimiento es a lo que llaman gustar- Ella le advirtió. “Necesito tiempo para sanar mis heridas Dante, no estoy bien”. El asintió. “Lo sé pero quiero estar ahí contigo”. Ella suspiró, el hombre no se iba a dar por vencido. “Está bien, pero poco a poco”. Él le pidió su mano. “¿Podemos?”. Ella observó la mano de Dante, estaba nerviosa y con miedo, respiró profundo y aceptó levantando su mano para alcanzar la de Dante. Él sonrió tomando su mano, caminaron hasta el auto, era un pequeño paso al largo camino que él tenía para enamorarla, Miranda lo seguía sonriendo. Se sentía a gusto con él a su lado. Ya en el auto, Miranda quería decirle que ya conocía a su mamá y que ellas tenían contacto antes del incidente, pero el teléfono de Dante sonó. “¿Tienes pistas? Genial, iré a verte más tarde”. Él colgó y sonreía. “El investigador
En la salida, Dinora estaba esperándolo en su viejo coche. Al verlo se acercó a él. “¿Qué es eso tan importante que tienes que hacer, deje un trabajo por venir aquí?”. David camino hacia ella, detrás venía la niña cargando su vieja mochila mirando a Dinora. Cuando Dinora la vio abrió mucho sus ojos y estaba a punto de decir algo cuando David la detuvo. “Cierra la boca, es solo una conocida”. Dinora se cubrió la boca para no preguntar, subieron al auto, David le dijo a Dinora a donde ir. En el coche Dinora miraba a la linda parejita. Al llegar Dinora y los dos niños se bajaron, Gloria camino hasta una vieja casa que estaba por derrumbarse. Dinora observó alrededor, la mayoría de los vecinos se habían marchado dejando las casas abandonadas. Ella miró a David que entró a la pequeña casa. “Abuela ya vine”. Gloria se acercó a un viejo sillón frente a una ventana. La mujer en el sillón poco a poco se enderezo levantando sus manos, tocó la carita de la niña y sonrió. “Mi Gloria ha ll
Alonso seguía con Dinora besándose en el pórtico de la casa de Marina. David salió de la casa ignorando a la pareja y camino hacia la casa donde estaba su padre, al llegar con las personas Erick lo presentó. “El es mi hijo David”. Dante observó al chico que también lo miraba extrañamente. “Hola”. Le dio la mano. David solo lo observó en silencio. Este hombre nunca antes lo había visto junto con su padre, era un completo desconocido al que no había investigado. Miranda le dijo. “No le gusta que lo toquen”. Dante entendió y se rasco la nuca. Carlos llegó en su coche junto con Marina al bajar lo primero que hizo fue encontrarse con la mirada de Erick, al instante todos se quedaron todos en silencio y se pusieron incómodos a todos por la extraña fijación entre ellos. Por su parte Marina no podía dejar de verlo sin que su corazón se emocionara y pensaba que sería difícil este camino largo de encontrarse con él muy seguido. Erick solo observaba a la mujer pensando en lo que David le
Marina sonrió tristemente. “¿Crees que quería ocultarlo? Cuando tuviste ese accidente casi mueres, rece y rece pidiendo a Dios que te dejara vivir y estaba feliz de que salieras de peligro, pero nunca imagine que la despertar nunca me recordarías, cuando trate de decirte quien era y sobre nosotros te daban dolores de cabeza”. Ella miró por la ventana recordando. “El doctor dijo que no podíamos presionarte y que era mejor que tu recordaras con el tiempo…” Ella sonrió y se agacho antes de mirarlo y decirle. “Pero eso nunca paso…” Marina siguió. “Cuando tu padre apareció me di cuenta de la gran farsa a la que me sometiste… te hacías llamar Daniel Montoya, tenías familia algo que habías negado y eras rico, nunca me lo dijiste, llegaste a esta ciudad con algunos cambios de ropa y sin dinero, te dimos asilo en nuestra casa, nunca me imaginé que serías alguien tan importante en USA”. Ella apretó la silla de la mesa. “Aun así no me importo que me engañaras, siempre te justifique pensando
Erick se quedó de pie en la sala de estar pensando en todo. Era evidente que él no la recordaba, tenia sentimientos encontrados y muchos problemas sin resolver, su divorcio, su padre, el negocio, era mucho para él en ese momento. Camino hacia la puerta y antes de salir. “Lo único que quería es que supieras la verdad”. David se fue dejando a Erick solo en la sala todo estaba en silencio. El chico entró a la casa, todo estaba en silencio, caminó hacia la habitación de su madre y la puerta estaba entreabierta, ella estaba de pie cerca del armario, observaba un álbum viejo al que le faltaban fotografías, suspiro y lo guardo, al girar observó la silueta de su hijo escondido detrás de la puerta. David abrió poco a poco, Marina le advirtió cansada. “Hoy no quiero hablar de esto, por favor estoy cansada”. David entendió y se fue a su habitación. Más tarde las dos parejas regresaron, encontraron a Erick tomando con una botella en la mano. Alonso se acercó a Erick. “¿Amigo qué pasa?”. E
Alonso tocó a la puerta y entró. Se sentó a un lado de su amigo, observó también las fotos y videos. Alonso le hizo un comentario. “Te veías feliz”. Erick sonrió. “Si, creo que lo era, no había traiciones, no había el peso de llevar la empresa, no tenía que ser el hijo perfecto para que mi padre estuviera contento, en USA no podía equivocarme o me llevaría de encuentro todo el negocio de la familia… Aquí era solo un simple mecánico”. Alonso preguntó. “¿Qué vas a hacer? Ella se va a casar y no habrá vuelta atrás”. Erick se rio. “No la recuerdo, me gusta, pero como ella me lo dijo, no la amo o podría decirse que sí”. El se estiro el cabello. “¡AHHHH! No sé en realidad lo que siento por ella y simplemente no puedo impedir que se case, solo soy el padre de David, ya no tenemos ninguna relación entre sí hace años”. “Y si recuerdas?”. Preguntó Alonso, había una posibilidad de que lo hiciera. Erick negó. “¿Pero Cuándo? Si lo hago será muy tarde y si nunca lo hago le quitaré su oportuni
Después de un tiempo ambos se quedaron dormidos abrazados, el día siguiente sería pesado para todos. Por la mañana Erick se levantó, observó por la ventana la otra casa, todo estaba muy tranquilo, se lavó y se vistió para bajar a desayunar, todos lo esperaban. Alonso le preguntó ya en el desayuno. “¿Estás seguro de no ir?”. Erick asintió mientras comía. “Será lo mejor, no quiero incomodar a Marina el día de su boda”. Estas palabras salieron con un sabor amargo. Alonso suspiro. “Ok”. Más tarde todos se estaban alistando, Erick ayudaba a su hijo con la corbata, se inclinó a su altura para amarrarla, David lo miraba fijamente, hoy su padre y su madre se separarían por completo y cada uno haría su vida. Erick sonrió. “Listo”. David llevaba un traje azul con corbata roja y camisa blanca, se veía muy guapo y tierno. Alonso salió de su habitación ya con su traje puesto y le dijo a David. “Es hora de irnos”. David asintió y caminó por la casa hasta la salida. Erick miró a Alonso y af