Alonso molesto volvió a negar y le dijo. “En primera, Miranda es una chica de buen corazón, nunca le ha importado el dinero, en segunda su padre la obligó a casarse con el tipo y en tercera, será mejor que te alejes de ella porque ha sufrido suficiente”. Alonso se levantó, “Creo que fue una mala idea recomendarte para trabajar con Erick y Miranda, sabes… ellos han sufrido bastante por culpa de su padre, al igual que tú, pensé que al pasar por lo mismo se ayudarían entre sí”. Alonso decepcionado se alejó. Dante se quedó pensativo jugando con su vaso. Miro alrededor y una mujer le coqueteaba a lo lejos, si fuera otro momento él iría con ella, pero hoy no dejaba de pensar en Miranda y como lo abandonó en el restaurante. Miranda llegó a la casa, Erick estaba en una llamada con David, ella saludó a su sobrino y después de unos minutos ambos se despidieron. Erick se acercó a ella. “¿Cómo te fue con Dante?”. Ella hizo una mueca. “Es un hombre extraño, creo que no nos entenderemos”. El
Erick los miró a todos y les dijo. “Quiero el divorcio, yo no quiero estar más con Tamara”. El señor Raúl se levantó. “Erick piénsalo es tu esposa, que dirá la gente de ella si se divorcian, no olvides que es importante nuestro estatus, cualquier escándalo traería problemas a nuestra empresa y a la familia”. Erick les advirtió. “No pienso volver con ella en este momento, tengo mucho trabajo y debo viajar por los asuntos de Miranda”. El señor Raúl le dijo. “¿Por qué no llevas a Tamara contigo?, sería como una luna de miel”. Erick entendió que su padre estaba desesperado porque Tamara estuviera con él. “No puedo llevarla será muy cansado para ella y siempre estará sola, haré lo posible por darme un tiempo esta semana y salir con ella”. Tamara levantó la vista mirando a Erick con ojos agradecidos. Dos días después, estaban juntos en un restaurante, Tamara se comportaba como siempre, hablaba sin parar, Erick solo la soportaba por su plan, más tarde salieron rumbo a un bar a tomar un
Dinora llegó más tarde, todos estaban en el jardín, conoció al padre de Carlos y conversaron por un rato.En la cena todos estaban reunidos, Carlos se levantó y les dio la noticia. “Esta reunión es especial”. Miró a Marina, ella le dio su mano apoyándolo. “Marina y yo nos casaremos”.Dinora y David se quedaron mirándolos en silencio por unos segundos, el padre de Carlos sonrió feliz. “Excelente, felicidades”.Dinora se levantó abrazando a la pareja y miró de forma dudosa a Marina quien la ignoró, no podía hablar en ese momento.David solo estaba en silencio, no protestó.Al finalizar el día, Carlos llevó a Marina, David y Dinora a su casa, Marina se despidió de Carlos en la puerta y al entrar Dinora ya la esperaba de pie frente a la sala con los brazos cruzados. “¿Cuándo te pidió que se casaran? ¿Aceptaste tan rápido?”.Marina camino a la sala recogiendo la sala y acomodando la mesa de centro. “Lo decidimos y eso es todo, nos entendemos bien y somos adultos, ¿Por qué no casarnos?”.D
Más tarde Dante regresó, las oficinas de ambos estaban cerca, él llegó a su puerta y tocó. Al darle el pase, entró a la oficina de Miranda, ella trabajaba en unos documentos que no entendía, fruncía el ceño, se veía encantadora. “Miranda, lo que viste… yo no tengo ya nada que ver con esa mujer, terminó hace mucho tiempo”. Miranda lo detuvo interrumpiéndolo. “No tienes por qué explicarme nada, es tu vida y tú sabes lo que haces”. Dante se acercó. “Pero quiero que te importe” Ella levantó la vista mirándolo. El camino más hacia ella. “Me gustas”. Ella se quedó en silencio repitiendo en su mente las palabras, era muy joven y nunca tuvo un novio y después su padre la casó, no sabía que era que le gustara alguien, además de que lo que vivió con su esposo fue tormentoso. Ella le dijo tajantemente. “Lo siento, pero no estoy interesada”. Se hizo un silencio incómodo. Dante siguió acercándose, ella se levantó y caminó lejos de él, pero la detuvo del brazo acercándola. “¿Por qué?”. Mi
Ella lo miraba atenta, sus ojos brillaban al escuchar sus palabras y su corazón palpitaba incontrolable. Miranda respira hondo para calmarse y pensó. -Este sentimiento es a lo que llaman gustar- Ella le advirtió. “Necesito tiempo para sanar mis heridas Dante, no estoy bien”. El asintió. “Lo sé pero quiero estar ahí contigo”. Ella suspiró, el hombre no se iba a dar por vencido. “Está bien, pero poco a poco”. Él le pidió su mano. “¿Podemos?”. Ella observó la mano de Dante, estaba nerviosa y con miedo, respiró profundo y aceptó levantando su mano para alcanzar la de Dante. Él sonrió tomando su mano, caminaron hasta el auto, era un pequeño paso al largo camino que él tenía para enamorarla, Miranda lo seguía sonriendo. Se sentía a gusto con él a su lado. Ya en el auto, Miranda quería decirle que ya conocía a su mamá y que ellas tenían contacto antes del incidente, pero el teléfono de Dante sonó. “¿Tienes pistas? Genial, iré a verte más tarde”. Él colgó y sonreía. “El investigador
En la salida, Dinora estaba esperándolo en su viejo coche. Al verlo se acercó a él. “¿Qué es eso tan importante que tienes que hacer, deje un trabajo por venir aquí?”. David camino hacia ella, detrás venía la niña cargando su vieja mochila mirando a Dinora. Cuando Dinora la vio abrió mucho sus ojos y estaba a punto de decir algo cuando David la detuvo. “Cierra la boca, es solo una conocida”. Dinora se cubrió la boca para no preguntar, subieron al auto, David le dijo a Dinora a donde ir. En el coche Dinora miraba a la linda parejita. Al llegar Dinora y los dos niños se bajaron, Gloria camino hasta una vieja casa que estaba por derrumbarse. Dinora observó alrededor, la mayoría de los vecinos se habían marchado dejando las casas abandonadas. Ella miró a David que entró a la pequeña casa. “Abuela ya vine”. Gloria se acercó a un viejo sillón frente a una ventana. La mujer en el sillón poco a poco se enderezo levantando sus manos, tocó la carita de la niña y sonrió. “Mi Gloria ha ll
Alonso seguía con Dinora besándose en el pórtico de la casa de Marina. David salió de la casa ignorando a la pareja y camino hacia la casa donde estaba su padre, al llegar con las personas Erick lo presentó. “El es mi hijo David”. Dante observó al chico que también lo miraba extrañamente. “Hola”. Le dio la mano. David solo lo observó en silencio. Este hombre nunca antes lo había visto junto con su padre, era un completo desconocido al que no había investigado. Miranda le dijo. “No le gusta que lo toquen”. Dante entendió y se rasco la nuca. Carlos llegó en su coche junto con Marina al bajar lo primero que hizo fue encontrarse con la mirada de Erick, al instante todos se quedaron todos en silencio y se pusieron incómodos a todos por la extraña fijación entre ellos. Por su parte Marina no podía dejar de verlo sin que su corazón se emocionara y pensaba que sería difícil este camino largo de encontrarse con él muy seguido. Erick solo observaba a la mujer pensando en lo que David le
Marina sonrió tristemente. “¿Crees que quería ocultarlo? Cuando tuviste ese accidente casi mueres, rece y rece pidiendo a Dios que te dejara vivir y estaba feliz de que salieras de peligro, pero nunca imagine que la despertar nunca me recordarías, cuando trate de decirte quien era y sobre nosotros te daban dolores de cabeza”. Ella miró por la ventana recordando. “El doctor dijo que no podíamos presionarte y que era mejor que tu recordaras con el tiempo…” Ella sonrió y se agacho antes de mirarlo y decirle. “Pero eso nunca paso…” Marina siguió. “Cuando tu padre apareció me di cuenta de la gran farsa a la que me sometiste… te hacías llamar Daniel Montoya, tenías familia algo que habías negado y eras rico, nunca me lo dijiste, llegaste a esta ciudad con algunos cambios de ropa y sin dinero, te dimos asilo en nuestra casa, nunca me imaginé que serías alguien tan importante en USA”. Ella apretó la silla de la mesa. “Aun así no me importo que me engañaras, siempre te justifique pensando