Tiempo después, la boda se celebró. Tamara estaba feliz y él solo saludaba a la gente en la iglesia, su padre se acercó advirtiéndole. “Deberías sonreír más, ¡Te estás casando por Dios!”. Erick observó a su padre con una mirada complicada. “Papá… no quiero hacerlo…” El señor Estrada lo miró confundido. “¿Qué dices?”. Erick repitió. No quiero casarme con Tamara, podrías posp…” El hombre mayor se alteró y con tono molesto le susurro para que los invitados no escucharan. “¡Estás loco! ¿Cómo vas a dejar a la pobre mujer en el altar ¿Ya olvidaste todo lo que ella ha esperado por ti?”. “Solo quiero esperar un tiempo, cuando recupere mi memoria yo…” Erick trataba de convencer a su padre. El hombre mayor negó. “Puede que nunca la recuperes, ¿Harás a Tamara esperar a un más?, recuerda que se conocen desde niños, en la adolescencia aceptamos que ustedes se casaran cuando fueran mayores, ella ha estado contigo tanto tiempo”. Erick trago pesado, observo la gente alrededor que los miraba e
El doctor Carlos llegó al centro, conversó con el director y después fue a buscar a Marina, la encontró en su clase. “Hola”. Carlos observó el cuadro que ella pintaba. Marina giro al escucharlo regalándole una sonrisa. “Hola”. Carlos sonrió y se acercó empezaron a hablar sobre la clase, Marina le mostró todo el lugar. David los observaba de reojo, desde el principio noto la actitud del doctor con su madre, muchos hombres se acercaron con esa misma intención, pero al conocer a David y su condición se alejaban, este doctor no lo hacía, al contrario, estaba muy interesado en su madre y en él y David no entendí el porqué. Además, le caía bien a David, era un hombre muy inteligente David sabía leer a la gente que se acercaba a ellos y leyendo las facciones de Carlos era bueno y amable. Carlos y Marina regresaron al aula. “Estuvieron en silencio mirándose y Marina se sintió algo incómoda, apenas lo conocía no tenía mucho tema de conversación. Él sonrió y le pido. “Me gustaría que cenár
David la miró. “No recuerdo nada de eso y como no lo recuerdo no hay ningún parentesco”. Él pensó en lo que ella decía, la vomitaba y la hacía sufrir con su excremento, el hizo una pequeña mueca riendo y pensando que sería genial haber visto la cara curiosa y los gestos de asco que Dinora hacía cuando lo cambiaba. Ella ofendida resopló y se giró a la ventana para no discutir, nunca le había ganado a este niño, mejor seguiría esperando a que su amiga llegara con el galán. Carlos llegó a la pequeña casa y ayudó a bajar a Marina. Marina sonrió agradeciendo. “Gracias, la película estuvo bien y gracias por la comida”. Carlos sonrió y le dijo. “Necesito hacer algo que he querido hacer desde el día que te vi entrar a mi consultorio”. Marina confundida preguntó “¿Qué es?”. Él se acercó, tomó su rostro y la besó. Dinora se cubrió la boca para no gritar, se levantó del sillón y brincó por la sala, David la miraba aturdido, Dinora se calmó y dijo en voz alta. “¡Guau!, en la primera cita,
Erick aturdido levantó la mirada. “¡Es ella!”. Alonso observó la computadora y preguntó. “¿Quién?”. Observo la imagen, al niño y luego a la mujer. “¿Es la mujer de la que me hablaste?”. Erick asintió con la cabeza. “Es la madre de David, el chico que pintó el cuadro”. Alonso se asombró, mirando bien al pequeño frunció el ceño. “Ese chico… ¿Se parece a ti?”. Erick miró al chico, sus grandes ojos azules le llamaron primero mucho la atención y no se fijó en las facciones del niño. Observándolo detenidamente noto el parecido. Alonso preguntó. “¿Cuántos años tiene?”. Erick buscó la fecha de nacimiento. “¿Cumplirá cinco años en unos meses?”. Alonso frunció el ceño. “Es el tiempo en que la conociste… ¿Será tu hijo?”. Erick se quedó pensativo, haciendo las cuentas el pequeño tenía la edad en que él conoció a la mujer. “Hablaré con mi padre sobre esto, me ayudará a investigar”. Erick se levantó y estaba a punto de salir. Alonso alterado le advirtió deteniéndolo. “¡No!”. Lo tomó del
Erick negó. “No sabía quién era el hombre, papá no debió obligarte, yo no lo hubiera permitido si lo supiera”. Ella solo cerró sus ojos recostándose en la almohada, después de un rato Erick salió buscando al doctor. “La señora está recuperándose poco a poco, tiene golpes viejos en su cuerpo, pero todo esto sana con el tiempo, el verdadero problema que su mente está divagando, tiene momentos de lucidez, pero es muy poco el tiempo, necesita llevarla a un especialista que pueda ayudarla”. Erick y Alonso asintieron dándole las gracias al doctor. Alonso miró a su amigo. “¿Qué haremos?”. Erick pensó por un momento y dijo en tono decidido. “La llevaremos de vuelta a USA, buscaré un especialista para que la ayude a superar esto”. Se escucharon pasos en el pasillo, un hombre mayor se acercaba a ellos, otros dos iban a su lado. El hombre sonrió. “Quiero a mi esposa de vuelta”. Erick sonrió. “No la volverá a ver y será mejor que no se atreva a volver a buscarla, los papeles de divorcio le
Erick asintió. “Eso espero papá, ese tipo debería ir a la cárcel”. El hombre afirmó. “Si, investigare lo sucedido”. No muy convencido Erick aceptó. El hombre mayor preguntó. “Tu hermana ¿Cómo está?”. Erick negó. “Ella no está bien, buscaré un especialista para que la trate”. El hombre le dijo. “Quiero verla ¿Está en tu casa?”. Erick negó recordando lo que Alonso le dijo. “No. La envié a un lugar tranquilo por unos días, cuando vuelva te avisare”. El hombre frunció el ceño mirando a su hijo. “Dame la dirección yo iré a verla”. Erick volvió a negar. “Hay que darle un par de días papá, dejémosla descansar, contrate gente que la cuidara bien”. El señor Raúl hizo una mueca. “Bien, dejemos que descanse unos días”. Tenia que hablar con ella rápidamente para que no demandará a Paul, ellos tenían demasiados negocios sucios juntos, no le convenía estar mal con el hombre. Erick salió de la oficina rumbo a su casa, al llegar Tamara estaba en la sala con unas amigas disfrutando de un caf
David sin mirar a la mujer le dijo. “Carlos Álvarez es adecuado para mi mamá, lo investigue y solo ha tenido dos novias, nunca fue mujeriego en sus relaciones, viene de una buena familia, ha estudiado varios doctorados en psicología, es muy listo y lo mejor de todo es que me cae bien”. Ella entrecerró los ojos. “¿Es por eso que a este hombre no lo ahuyentaste como a los otros?”. David giró para mirar a la mujer pensando en cómo ella sabía que él ahuyentó a los otros hombres. Ella se rio. “David, te conozco y sé lo que hiciste, no te preocupes no se lo diré a tu madre”. David suspiró. “Es solo que esperaba que mi padre… volviera, pero…” Él miró por la ventana y se quedó en silencio. Ella entendió sus palabras y no dijo nada más. David tenía afinidad por la mujer mayor, la veía como una abuela, desde que la conocieron ella siempre fue amable y ayudó en muchas ocasiones a Marina con David, lo cuidaba mientras ella tenía que trabajar o hacer algunas compras, él tenía cierto apego co
Marina le preguntó a su amiga. “¿Ya le avisaste a Alonso?”. Dinora negó. “Quiero darle la sorpresa”. Ella sonreía recordando al hombre, Alonso y ella tenían tres años saliendo, aunque vivían lejos uno del otro se llamaban a diario y Dinora lo visitaba varios fines de semana al mes, ella tenía la llave de su departamento y podía llegar sin problemas a quedarse, alonso siempre le había dicho que era Bienvenida. David entró a la cocina y miró a Dinora diciéndole. “Quiero ir contigo”. Ambas giraron para ver a David, Marina frunció el ceño y Dinora se rio. “¿Tu? ¿Qué vas a hacer en USA?”. David le explicó. “Quiero conocer y necesito visitar lugares para seguir con mis pinturas”. Marina le explicó. “David, ella va a trabajar y el tiempo que le quede estará con su novio, no podrá cuidarte”. David estaba decidido. “Sabes que me cuido mejor que ella se cuida a sí misma”. Dinora lo interrumpió enojada. “¡Oye!”. David siguió. “Me portaré bien y le haré caso, además… tendrás tiempo para e