GINA.Nos quedamos en silencio dentro de su auto, sin saber hacia qué lugar dirigirnos. Él me mira tamborileando los dedos en su volante a la espera de una respuesta, pero solo puedo pensar en sus palabras anteriores que me quitaron un poco el apetito.— ¿Cuál es tu comida favorita? —me pregunta de repente, y yo frunzo mi ceño confundida.— Eh… me gusta la lasaña —comento, y él asiente poniendo el auto en marcha. — ¿Hacia dónde vamos? —pregunto mirándolo.— Al lugar donde venden la mejor lasaña —me sonríe guiñándome un ojo, y le devuelvo la sonrisa aliviando mi incomodidad un poco.— ¿Y cuál es tu comida favorita? —pregunto de vuelta, y él me mira por unos segundos antes de concentrarse de nuevo en la carretera.— La pizza —comenta, dejándome perpleja.— ¿La pizza? —me río notando cómo él también sonríe divertido—. Me esperaba que dijeras un omelet, una deliciosa langosta —bromeo.— Muy prejuiciosa, usted —me dice enarcando una de sus cejas, antes de mirar de nuevo al frente. — Tiene
JHARED.La miro fijamente, sin poder apartar mis ojos de los suyos, que buscan respuestas a sentimientos que he intentado evitar, y que reconozco que una parte de mí anhela que salgan a la luz.— Jhared… Sé que con esto puede que termine todo entre nosotros… —comenta casi suplicando, y yo cierro mis ojos por unos segundos, tratando de no verla sufrir a causa de mis acciones, pero ya no hay vuelta atrás—por favor… se sincero…— No te mentiré… —comienzo a hablar luego de unos segundos, pensando que lo mejor es ser sincero con ella y conmigo mismo— te deseo como nunca he deseado a otra mujer… — comienzo tragando un nudo nervioso al sentir una fuerte opresión en el pecho, sintiéndome mal al pensar que estoy traicionando a mi esposa— tengo un gran aprecio por ti… —digo notando cómo me mira con ilusión, y mi corazón se acelera, al pensar en las mil posibilidades que podrían suceder si dijera lo que en verdad quiero decirle si no estuviera cargando con este terrible peso— por esa razón me pr
*JHARED.Me asomo por el enorme ventanal observando la asombrosa vista que me regala esta impresionante ciudad. Grandes edificios se alzan ante mí mientras la luz del sol comienza a desaparecer entre el bullicio de personas que transcurren las calles.Fue un largo viaje al lado de Richard, quien no paraba de hacerme preguntas sobre Gina, pero al saber que no le daría información, comenzó a contarme algunos detalles de nuestros clientes que serían de utilidad.No me he comunicado con ninguna persona de que hemos llegado a nuestro destino, ni he vuelto a hablar con Gina por más que piense en ella, pero conociendo a mi compañero de vuelo, sé que habrá informado a todos que nos encontramos sanos y salvos.Tocan la puerta de mi habitación, y dejo salir un pesado suspiro a sabiendas de quién será. Me acerco caminando por la enorme sala hasta abrir la puerta sin preguntar.— Richard.Aquel hombre sonríe alegre mientras a su costado una chica de cabello negro me mira evaluando todo mi cuerpo
CAPÍTULO GINA. La música retumba en mis oídos mientras bebemos como si no hubiera un mañana. Nos encontramos todas reunidas, incluyendo a Juliana, quien ahora está al tanto de mi desastrosa vida amorosa. — Necesito bailar —se levanta Ariana, bebiendo un trago de golpe y caminando hacia la pista llena de energía. Mueve sus caderas en medio de la multitud, y no pasa ni un solo segundo cuando un chico se acerca a ella uniéndose a su baile.— Deberíamos seguir el consejo de Ariana —comenta Jenny evaluando la posta de baile.— Sobre todo tú, Gina —interviene Juliana moviendo su dedo índice en círculos dentro de su vaso—. Te aconsejo que sigas adelante, ese hombre no vale la pena. Nunca te tomo en serio.Miro con tristeza mi cóctel, pues tiene razón, solo estábamos juntos para darnos placer y me pagaba por ello, yo fui la única que se ilusionó con querer más de él.— Solo era su puta, obvio que no lo fue —digo con amargura, dirigiendo las palabras hacia mí, para que entienda una vez que
GINA.Me tambaleé un poco, mientras apoyaba mi cuerpo contra el de Simon, quien me ayudó a llegar a mi departamento. No sin antes asegurarnos que el chico no se sobrepase con Jenny, pero todo fue al revés; el pobre hombre nos observó con miedo mientras mi amiga lo arrastraba. Mientras subimos a mi departamento, no paro de charlar con Simon sobre mi desastrosa vida amorosa.—Lamento bajarte de esa nube, pero sí —veo la puerta de mi departamento y me agarro de la manilla, girando sin soltarla, mirando a mi acompañante— estoy enganchada con un hombre que solo me quiere para coger —una pequeña lagrima se resbala por mi mejilla— y a mí me gusta un montón.Aprieto mis labios con fuerza, antes de girar tratando de abrir la puerta, desesperada por huir, hasta que siento una mano en mi hombro. —Primero, es importante utilizar la llave —escucho su pequeña risa, y siento mis mejillas arder de la vergüenza mientras extiendo mi mano, pero él la esquiva abriendo la puerta por mí.—Gracias, —respo
GINA. Entro al enorme edificio de mi trabajo, saludando en recepción antes de ir hacia el ascensor, tratando que no se note lo mal que estoy por la salida de anoche. Cuando me desperté esta mañana, Simon, ya se había marchado sin dejar alguna nota o algún número para volver a comunicarnos, pues el chico es muy agradable y sé que nos llevaríamos bien… Al llegar a mi puesto de trabajo, me deslizo en mi asiento acomodando las gafas que traje para disimular mi cara de caballo por la resaca. Miro hacia el despacho de Richard, notando que aún no ha llegado del viaje, lo que quiere decir que Jhared tampoco. Lo extraño… Abro mi celular, dirigiéndome hacia los mensajes, lista para cometer un acto de valentía, sí, así lo llamaré. Comienzo a escribirle un texto sin importarme en que pensará, pues ya no tenemos un contrato, y solo soy como una fan enamorada. Mensaje: Hola, soy Gina, espero que estés teniendo un excelente viaje. Quería decirte que aquí estaré si necesitas hablar… Espero que
Jhared. Unas horas después de habernos despedido a Richard, quien se dirigía de nuevo a nuestro país. Nos encontramos sentados en la sala conversando de banalidades, causando en el Sr. Kimura una gran admiración hacia mí. —Me alegra haberte conocido en persona —me sonríe radiante—; me gustaría que hubieran más personas como tú en el mundo, apasionadas por lo que hacen. —Gracias —respondo, viendo también como su esposa me mira con cariño, y por el rabillo del ojo noto a su hija apuntando con la cámara de su celular hacia nosotros, justo cuando el señor coloca su mano en mi hombro. —Padre, guardemos este momento con una foto —la chica se levanta caminando hacia mí, colocándose a mi costado, y su padre asiente sonriendo. —¿Nos permites tomarnos una foto contigo? —pregunta el Sr. Kimura. —Para mí sería un honor —respondo, y todos nos acomodamos en la foto, y agradezco que Molly solo se quede quieta a mi lado sin hacer algún movimiento extraño. —Digan, queso —dice Molly emoci
GINA. Me quedo confundida, sentada en la cama de mi habitación, pensando que habrá querido decirme. Intenté llamarlo de nuevo, pero no obtuve respuestas. —Dios, porque siempre quiere hacerse el misterioso —me dejo caer contra las frías sábanas, mirando el enorme techo blanco de mi departamento, y en ese momento mi celular repica con una llamada entrante, así que me levanto apresurada, contestando si ver quién es. —Hola, te has arrepentido de no responderme —comienzo un poco alterada, escuchando un silencio de otro lado de la línea—. ¿Hola? De pronto estalla una fuerte carcajada, entre las cuales Richard comienza a disculparse, hasta lograr hablar con claridad… —La verdad es que has llegado a mi vida para alegrarla —comenta, y continúa—. Espero que esas palabras sean para una hermana o un hermano. Me río incómoda, levantándome de la cama para ir hacia la cocina por un vaso de agua. —Sí, un hermano —respondo abriendo la nevera. —Eso es muy reconfortante —comenta, y escucho el c