Capítulo 34

GINA.

Toco suavemente la puerta de la oficina de Richard, avergonzada de haber llegado tarde, aunque haya sido para cambiar de nuevo mi yeso al haberlo estropeado. Escucho suaves pisadas acercándose, y a los segundos la puerta se abre mostrando el rostro preocupado de mi jefe.

— ¡Gina! Gracias a Dios, estás bien —comenta tomando mi mano y dándole un suave beso, haciendo que me sienta un poco incómoda—. ¿Cómo estás, preciosa? Pasa.

Me adentro en la oficina sintiendo la mirada de Richard en mí. Comienzo a disculparme por haber llegado tarde, sin parar de parlotear nerviosa, hasta que al mirarlo me sonríe divertido, sentándose encima de su escritorio de brazos cruzados.

— Lo siento —sonrío avergonzada— quiero mantener este trabajo… —aprieto mi mano contra mi pantalón nerviosa, y él suelta un suspiro acercándose a mí.

— Y yo espero que mantengas este trabajo —se agacha colocando su rostro cerca del mío haciendo que me sienta incómoda, y por lo tanto me presiono contra el sofá alejándome d
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