GINA.Una suave caricia recorre mi espalda, erizando los vellos de mi cuerpo, y sonrío en respuesta, reconociendo su toque. Giro mi rostro hacia él, encontrándome con su mirada ambiciosa que observa mis labios, y luego me acerca hacia él, uniéndonos de nuevo en medio de su gran cama.Roza levemente con su boca la mía, y cierro mis ojos ansiosa por volver a sentir su toque, el cual llega en unos segundos, pero de una forma delicada, mordiendo y lamiendo mis labios como si los estuviera explorando por primera vez.— Jhared… —susurro su nombre cuando comienza a dejar besos por mi barbilla, y con mis manos me aferro a sus hombros para sostenerme aunque estemos en su cama, desnudos luego de haber disfrutado de un gran sexo hace unos minutos, pero al parecer los dos nos sentimos insaciables, pues nuestro deseo crece volviendo a explorar nuestros cuerpos.— Quédate esta noche… —me mira fijamente, y mi corazón comienza a latir acelerado, sintiendo que en cualquier momento saldrá de mi pecho,
JHARED.Apoyo mi espalda en el respaldo de mi silla, colocando mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos para realizar como un pequeño ritual para soportar la reunión que se avecina. Quisiera llamar a Gina, pues sé que ella me ayudaría a relajarme, aparte de que su compañía me agrada más de lo que debería, pero ahora ha encontrado un trabajo con el cual está muy emocionada, y por el cual debería alegrarme, pero soy un tanto egoísta al pensar que ya no quiera seguir con nuestro trato, pues yo le ofrezco dinero y placer, algo que puede encontrar en otra persona… Estoy jodido.Llaman a la puerta con toques tímidos, y suspiro volviendo a mi posición anterior, indicando qué puede pasar. — Se-señor Rogers —se asoma mi nueva secretaria, mostrando su largo cabello rubio trenzado y sus enormes gafas que combinan con su vestimenta al estilo de una oficinista en los sesenta— la señorita Alina Jones, acaba de llegar.Me levanto de golpe a punto de ir para hablar con ella sobre sus acciones que p
GINA. Me detengo nerviosa en la puerta, observando lo alterado que se encuentra con tan solo mirar sus penetrantes ojos verdes. Se acerca en silencio hacia mí, pasando por mi lado sin dirigirme otra mirada, sintiendo que hice algo que no debía. — Jhared… —susurro nerviosa, sin saber por qué él se encuentra tan alterado. Giro para mirarlo, y cierra la puerta con seguro— me están esperando… — ¿Sí? —pregunta, acercándose a mí amenazante, y trato de dar un paso hacia atrás pero me jala por el abrigo pegandome a su cuerpo en donde apoyo mis manos en sus duros pectorales sintiendo los latidos de su corazón acelerados— seguirá esperando. Une sus labios con los míos, y suelto un gemido sorprendida, aferrándome a su cuello sin poder resistirme. Él devora mis labios atrapándolo entre sus dientes para apartarse unos segundos, dejando libre mi labio, no sin antes dejar un pequeño mordisco. — Eres mía, Gina. No espera una respuesta de mi parte, y solo vuelve a besarme levantándome en sus br
GINA.Observo a la señora Olivia moverse en la cocina, preparando mi almuerzo,sin dejar que la ayude, pues Jhared le dejo específicas reglas sobre mi cuidado, y lo que no debía hacer. Ayer por la mañana, al ver que no podía quedarse junto a mí, él contrató a la señora, para qué se encargará todo respecto a la casa y a mí, sin agregar que también hay un guardia de seguridad en la puerta, como si se tratase de una prisión. Me apoyo contra el respaldo del sofá, viendo una película en el enorme televisor que cuelga en la pared, mientras me llega el delicioso olor de la comida, causando que mi estómago gruña, y si no fuera por una repentina llamada en mi celular, ya estuviera robando cualquier aperitivo de la nevera.Agarro el celular, viendo que tengo una llamada entrante de mi madre, y frunzo el ceño confundida, atendiendo sin esperar un segundo más.— ¿Hola? ¿Mamá? —pregunto dudosa.— ¡Mi bebé! —contesta feliz—. ¿Cómo estás? Tu amiga Jenny me contó que tuviste un pequeño accidente —com
GINA.— Siento que esto es como una despedida de soltera.Nos reímos de la broma de Ariana, quien se abalanza sobre mí enredando sus brazos a mi alrededor con mucho cariño, acariciando mi cabello como si fuera un gato.— Te tengo envidia en estos momentos —comenta Jenny, sentada encima de mi cama, doblando algunas prendas de ropa y colocándolas dentro de mi maleta— ¿Será que a mí me tocará en el futuro también un hombre rico que me desea solo a mí por mi cuca de oro? — Jenny —la regaño.—Qué feo tu vocabulario —le responde Ariana con cara asqueada y una pequeña sonrisa burlona.— ¡Oh! Disculpe, distinguida dama —Jenny responde sarcástica, causando que todas riamos divertidas, y yo me acerco a mi closet empacando en mi pequeño bolso mi ropa interior.— Perdonada —Ariana le lanza un beso al aire, mientras se acerca de nuevo hacia mí viendo cómo guardo las prendas— tienes buen gusto con tu ropa interior, pero te faltan los pecaminosos… —le lanzo una de mis tangas de color rojo en la car
JHARED.Observo a Gina dormida; sus labios entreabiertos, largas pestañas y el cabello sedoso deslizándose por mis sábanas. ¿En qué momento sucedió esto? ¿En qué día decidí que quería tenerla cerca? ... Siento mi corazón más cálido, y siento que quizás ella me pueda ayudar a calmar mis tormentosos pensamientos.Estiro mi mano para acariciar su rostro, pero antes de que accione, aprieto la mano en un puño, volteando y mirando al techo, tapando mis ojos con mi antebrazo, pensando en mi esposa Julia… ¿Te estoy olvidando?*Recuerdo* — Está bien, está bien —escucho a Julia acercarse a nuestra habitación, y me quedo parado en el medio de varios pétalos regados alrededor de la recámara con un sobre en mis manos. Me siento nervioso por lo que pueda pasar luego de este día, pero no hay otra persona en la que piense que sería feliz por el resto de mi vida. — ¡Te encontré!Sonríe emocionada al verme, pero al detallar toda la habitación, me mira de nuevo en un traje elegante. Puedo notar en sus
GINA.Toco suavemente la puerta de la oficina de Richard, avergonzada de haber llegado tarde, aunque haya sido para cambiar de nuevo mi yeso al haberlo estropeado. Escucho suaves pisadas acercándose, y a los segundos la puerta se abre mostrando el rostro preocupado de mi jefe.— ¡Gina! Gracias a Dios, estás bien —comenta tomando mi mano y dándole un suave beso, haciendo que me sienta un poco incómoda—. ¿Cómo estás, preciosa? Pasa.Me adentro en la oficina sintiendo la mirada de Richard en mí. Comienzo a disculparme por haber llegado tarde, sin parar de parlotear nerviosa, hasta que al mirarlo me sonríe divertido, sentándose encima de su escritorio de brazos cruzados.— Lo siento —sonrío avergonzada— quiero mantener este trabajo… —aprieto mi mano contra mi pantalón nerviosa, y él suelta un suspiro acercándose a mí.— Y yo espero que mantengas este trabajo —se agacha colocando su rostro cerca del mío haciendo que me sienta incómoda, y por lo tanto me presiono contra el sofá alejándome d
GINA.Nos quedamos en silencio dentro de su auto, sin saber hacia qué lugar dirigirnos. Él me mira tamborileando los dedos en su volante a la espera de una respuesta, pero solo puedo pensar en sus palabras anteriores que me quitaron un poco el apetito.— ¿Cuál es tu comida favorita? —me pregunta de repente, y yo frunzo mi ceño confundida.— Eh… me gusta la lasaña —comento, y él asiente poniendo el auto en marcha. — ¿Hacia dónde vamos? —pregunto mirándolo.— Al lugar donde venden la mejor lasaña —me sonríe guiñándome un ojo, y le devuelvo la sonrisa aliviando mi incomodidad un poco.— ¿Y cuál es tu comida favorita? —pregunto de vuelta, y él me mira por unos segundos antes de concentrarse de nuevo en la carretera.— La pizza —comenta, dejándome perpleja.— ¿La pizza? —me río notando cómo él también sonríe divertido—. Me esperaba que dijeras un omelet, una deliciosa langosta —bromeo.— Muy prejuiciosa, usted —me dice enarcando una de sus cejas, antes de mirar de nuevo al frente. — Tiene