GINA.Observo a la señora Olivia moverse en la cocina, preparando mi almuerzo,sin dejar que la ayude, pues Jhared le dejo específicas reglas sobre mi cuidado, y lo que no debía hacer. Ayer por la mañana, al ver que no podía quedarse junto a mí, él contrató a la señora, para qué se encargará todo respecto a la casa y a mí, sin agregar que también hay un guardia de seguridad en la puerta, como si se tratase de una prisión. Me apoyo contra el respaldo del sofá, viendo una película en el enorme televisor que cuelga en la pared, mientras me llega el delicioso olor de la comida, causando que mi estómago gruña, y si no fuera por una repentina llamada en mi celular, ya estuviera robando cualquier aperitivo de la nevera.Agarro el celular, viendo que tengo una llamada entrante de mi madre, y frunzo el ceño confundida, atendiendo sin esperar un segundo más.— ¿Hola? ¿Mamá? —pregunto dudosa.— ¡Mi bebé! —contesta feliz—. ¿Cómo estás? Tu amiga Jenny me contó que tuviste un pequeño accidente —com
GINA.— Siento que esto es como una despedida de soltera.Nos reímos de la broma de Ariana, quien se abalanza sobre mí enredando sus brazos a mi alrededor con mucho cariño, acariciando mi cabello como si fuera un gato.— Te tengo envidia en estos momentos —comenta Jenny, sentada encima de mi cama, doblando algunas prendas de ropa y colocándolas dentro de mi maleta— ¿Será que a mí me tocará en el futuro también un hombre rico que me desea solo a mí por mi cuca de oro? — Jenny —la regaño.—Qué feo tu vocabulario —le responde Ariana con cara asqueada y una pequeña sonrisa burlona.— ¡Oh! Disculpe, distinguida dama —Jenny responde sarcástica, causando que todas riamos divertidas, y yo me acerco a mi closet empacando en mi pequeño bolso mi ropa interior.— Perdonada —Ariana le lanza un beso al aire, mientras se acerca de nuevo hacia mí viendo cómo guardo las prendas— tienes buen gusto con tu ropa interior, pero te faltan los pecaminosos… —le lanzo una de mis tangas de color rojo en la car
JHARED.Observo a Gina dormida; sus labios entreabiertos, largas pestañas y el cabello sedoso deslizándose por mis sábanas. ¿En qué momento sucedió esto? ¿En qué día decidí que quería tenerla cerca? ... Siento mi corazón más cálido, y siento que quizás ella me pueda ayudar a calmar mis tormentosos pensamientos.Estiro mi mano para acariciar su rostro, pero antes de que accione, aprieto la mano en un puño, volteando y mirando al techo, tapando mis ojos con mi antebrazo, pensando en mi esposa Julia… ¿Te estoy olvidando?*Recuerdo* — Está bien, está bien —escucho a Julia acercarse a nuestra habitación, y me quedo parado en el medio de varios pétalos regados alrededor de la recámara con un sobre en mis manos. Me siento nervioso por lo que pueda pasar luego de este día, pero no hay otra persona en la que piense que sería feliz por el resto de mi vida. — ¡Te encontré!Sonríe emocionada al verme, pero al detallar toda la habitación, me mira de nuevo en un traje elegante. Puedo notar en sus
GINA.Toco suavemente la puerta de la oficina de Richard, avergonzada de haber llegado tarde, aunque haya sido para cambiar de nuevo mi yeso al haberlo estropeado. Escucho suaves pisadas acercándose, y a los segundos la puerta se abre mostrando el rostro preocupado de mi jefe.— ¡Gina! Gracias a Dios, estás bien —comenta tomando mi mano y dándole un suave beso, haciendo que me sienta un poco incómoda—. ¿Cómo estás, preciosa? Pasa.Me adentro en la oficina sintiendo la mirada de Richard en mí. Comienzo a disculparme por haber llegado tarde, sin parar de parlotear nerviosa, hasta que al mirarlo me sonríe divertido, sentándose encima de su escritorio de brazos cruzados.— Lo siento —sonrío avergonzada— quiero mantener este trabajo… —aprieto mi mano contra mi pantalón nerviosa, y él suelta un suspiro acercándose a mí.— Y yo espero que mantengas este trabajo —se agacha colocando su rostro cerca del mío haciendo que me sienta incómoda, y por lo tanto me presiono contra el sofá alejándome d
GINA.Nos quedamos en silencio dentro de su auto, sin saber hacia qué lugar dirigirnos. Él me mira tamborileando los dedos en su volante a la espera de una respuesta, pero solo puedo pensar en sus palabras anteriores que me quitaron un poco el apetito.— ¿Cuál es tu comida favorita? —me pregunta de repente, y yo frunzo mi ceño confundida.— Eh… me gusta la lasaña —comento, y él asiente poniendo el auto en marcha. — ¿Hacia dónde vamos? —pregunto mirándolo.— Al lugar donde venden la mejor lasaña —me sonríe guiñándome un ojo, y le devuelvo la sonrisa aliviando mi incomodidad un poco.— ¿Y cuál es tu comida favorita? —pregunto de vuelta, y él me mira por unos segundos antes de concentrarse de nuevo en la carretera.— La pizza —comenta, dejándome perpleja.— ¿La pizza? —me río notando cómo él también sonríe divertido—. Me esperaba que dijeras un omelet, una deliciosa langosta —bromeo.— Muy prejuiciosa, usted —me dice enarcando una de sus cejas, antes de mirar de nuevo al frente. — Tiene
JHARED.La miro fijamente, sin poder apartar mis ojos de los suyos, que buscan respuestas a sentimientos que he intentado evitar, y que reconozco que una parte de mí anhela que salgan a la luz.— Jhared… Sé que con esto puede que termine todo entre nosotros… —comenta casi suplicando, y yo cierro mis ojos por unos segundos, tratando de no verla sufrir a causa de mis acciones, pero ya no hay vuelta atrás—por favor… se sincero…— No te mentiré… —comienzo a hablar luego de unos segundos, pensando que lo mejor es ser sincero con ella y conmigo mismo— te deseo como nunca he deseado a otra mujer… — comienzo tragando un nudo nervioso al sentir una fuerte opresión en el pecho, sintiéndome mal al pensar que estoy traicionando a mi esposa— tengo un gran aprecio por ti… —digo notando cómo me mira con ilusión, y mi corazón se acelera, al pensar en las mil posibilidades que podrían suceder si dijera lo que en verdad quiero decirle si no estuviera cargando con este terrible peso— por esa razón me pr
*JHARED.Me asomo por el enorme ventanal observando la asombrosa vista que me regala esta impresionante ciudad. Grandes edificios se alzan ante mí mientras la luz del sol comienza a desaparecer entre el bullicio de personas que transcurren las calles.Fue un largo viaje al lado de Richard, quien no paraba de hacerme preguntas sobre Gina, pero al saber que no le daría información, comenzó a contarme algunos detalles de nuestros clientes que serían de utilidad.No me he comunicado con ninguna persona de que hemos llegado a nuestro destino, ni he vuelto a hablar con Gina por más que piense en ella, pero conociendo a mi compañero de vuelo, sé que habrá informado a todos que nos encontramos sanos y salvos.Tocan la puerta de mi habitación, y dejo salir un pesado suspiro a sabiendas de quién será. Me acerco caminando por la enorme sala hasta abrir la puerta sin preguntar.— Richard.Aquel hombre sonríe alegre mientras a su costado una chica de cabello negro me mira evaluando todo mi cuerpo
CAPÍTULO GINA. La música retumba en mis oídos mientras bebemos como si no hubiera un mañana. Nos encontramos todas reunidas, incluyendo a Juliana, quien ahora está al tanto de mi desastrosa vida amorosa. — Necesito bailar —se levanta Ariana, bebiendo un trago de golpe y caminando hacia la pista llena de energía. Mueve sus caderas en medio de la multitud, y no pasa ni un solo segundo cuando un chico se acerca a ella uniéndose a su baile.— Deberíamos seguir el consejo de Ariana —comenta Jenny evaluando la posta de baile.— Sobre todo tú, Gina —interviene Juliana moviendo su dedo índice en círculos dentro de su vaso—. Te aconsejo que sigas adelante, ese hombre no vale la pena. Nunca te tomo en serio.Miro con tristeza mi cóctel, pues tiene razón, solo estábamos juntos para darnos placer y me pagaba por ello, yo fui la única que se ilusionó con querer más de él.— Solo era su puta, obvio que no lo fue —digo con amargura, dirigiendo las palabras hacia mí, para que entienda una vez que