LA PETICIÓN
Capítulo 1
Alexandra Spencer daba giros alrededor de la pequeña sala de su familia, sintiéndose una bella princesa, con aquel corset que moldeaba su cintura, y un largo vestido con materiales sencillos pero que su madre termino de confeccionar para ella.
— ¿Crees que le guste a Marco? No quiero que pase alguna vergüenza por mi culpa, ya es suficiente con lo que hizo por mi —.
La pregunta de Alexandra no estaba demas, era una Omega, se casaría con el hermano del líder Alfa, Marco podía ser rechazado por todos por su amor.
La madre de Alexandra le dió una suave caricia en el rostro, mientras sus manos viejas y arrugadas terminaban los detalles de aquel vestido algo Hippie.
Le recordó que lo que Marco estaba haciendo por ella era más importante que un simple vestido, estaban destinados.
La mejor amiga de Alexandra, Mary, llegó con un par de joyas que algunos aldeanos hicieron para ella.
Todos ellos habían puesto un poco de su oro, que una Omega se casara con alguien de la familia Jerarquial era un acontecimiento.
Los Omega vivían en pequeñas chozas alrededor del pueblo donde la familia Romano era dueña y ley.
Aquellos detalles significaban mucho para Alexandra, era parte del respeto que ellos sentían por ella.
Marco llegó, como cada tarde de Viernes desde que su compromiso se hizo oficial, se amaban desde jóvenes.
El hermano menor del alfa, siempre había Sido excluido de la familia, el centro de atención fue siempre su hermano, el mayor, el alfa líder, el heredero.
Mientras caminaba por su castillo recordó ver a aquella joven de cabello negro y hermosos ojos verlo con ternura, compasión, nadie le había visto de aquella manera antes, nadie lo había visto a él en medio de aquel lujo.
Alexandra se convirtió en su mundo, en su centro y a pesar de ser una Omega en su todo.
Al inicio la relación fue escondida, nadie vería bien que el se metiera con una Omega, sin embargo la madre de Alexandra le pidió que la dejara en paz de no tomarla en serio.
Fue después de la muerte de su padre que enfrentó a su familia, y le contó todo a su madre y hermano que se opusieron.
Sin embargo la madre de los Romano decidio darle a su hijo un espacio de 5 años para que tomara una buena decisión y mantuvo la relación con reglas, esperando que se arrepintiera.
Marco, no espero un día más para hacerle la propuesta y anunciarlo al concejo, que temiendo una rebelión de los Omega como había pasado en otras manadas accedieron.
Alexandra y Marco se dirigen como cada Viernes a su lugar secreto, un poco lejos del límite permitido, en medio del bosque.
El aire impregnado de una fragancia húmeda y fresca, los árboles esponjoso y exhuberantes.
Era un lugar verde, lleno de naturaleza, pero además con la flores favoritas de Alexandra, los Girasoles.
Los dos miraban como el agua de la cascada recorría aquella bella naturaleza, como salpicaba las rocas de musgo esponjoso.
Ese lugar eran tan suyo como su amor, los besos y el deseo no se hicieron esperar, ella aún no era suya, no podía, eran las reglas.
Sin embargo nada impedía que sus cuerpos no se entrelazaran para sentir la suavidad del otro.
Alexandra se levantó del césped, dejó caer los tirantes de su vestido de tela color rosa, y este cayó al suelo mientras como una musa entraba al agua.
Marco solo podía ver aquella escena con la boca abierta, mientras con celeridad se quitaba la ropa y entraba al agua.
En medio de aquella cascada de líquido cristalino, ella lo beso colocando sus brazos en su cuello mientras el hacía lo mismo con sus manos en la cintura.
Lo único que podía separar su pasión, era la delgada ropa interior entre los dos, Alexandra con sus ojos expresivos lo vio directamente a los suyos.
— Te amo y prefiero morir si no estoy a tu lado — Sus labios pequeños carmesí solo podían decir la verdad de su corazón.
Marco aulló, sentía que no iba a seguir controlando el deseo escondido por más de cinco años, su instinto podía ser más fuerte en algunas ocasiones.
— Yo también te amo y en un par de días serás completamente mía — suspiro mientras le daba un beso.
En medio del encantamiento de su amor, no escucharon los pasos acercarse, pero si los fuertes aplausos irónicos de un hombre que posa si pie en una de las piedras grandes para ver la escena.
— ¡Bravo!— Repitió varias veces en un tono irónico.
La pareja de enamorados se alejo de inmediato, Alexandra agachó la cabeza, miró al suelo avergonzada por lo que estaba pasando.
—¡¿Que haces aquí Matías!?— Exclamó exaltado Marco mientras cubría con su cuerpo la piel de su prometida.
El hombre de cabello negro, unos ojos intensos, al igual que su mirada, y una sonrisa burlona, abrió los ojos al escuchar las recriminaciones.
— ¡Soy el alfa todo esto es mío!— grito mientras un fuerte gruñido salía de su garganta.
Marco le pidió privacidad para vestirse con su novia, además de pedirle a su hermano algo de prudencia con la imagen vista, después de esto podía dañarse la imagen de Alexandra.
Matías se sento en la roca, encendió un cigarrillo — Vistanse, pero no me voy de aquí —.
Marco ayudo a una avergonzado y sonrojada Alexandra del agua, mientras ella cubría su caso desnudez con su mano.
Mientras ella se colocaba el vestido, Matías miró de arriba a abajo a Alexandra, no dijo nada, solo frunció el ceño.
— No la mires así, es mi prometida — Marco se acercó y susurro en el oido de su hermano.
Matías soltó una risa — Jamás me fijaría en una asquerosa Omega —.
Se levantó y los miro, mientras la pareja tomada de la mano, agachó la cabeza esperando un regaño de su líder, de su jefe.
Pero Matías no dijo nada, solo se fue y siguió su camino.
Alexandra estaba muy nerviosa:
—¿Y si le dije algo a tu madre o a mi madre?— su nerviosismo era claro, la boda se cancelaría por su no virtud.
Marco la tomó de la mano, el aún no estaba preparado para dejar por completo el poder de su familia, a pesar de ser un Alfa siempre se identifico más con los Omega.
No podía prometerle que enfrentaría a su hermano, solo le repitió una y otra vez que el no diría nada, aunque no tenía la certeza de sus propias palabras.
La tarde continuo como la de todos los Viernes, la madre de Alexandra le daba un guisado a Marco y le contaba las historias que ella vio cuando era empleada de la casa.
Desde que Alexandra se convirtió en su novia, la madre Romano decidió que ningún Spencer volviera a ser sirviente y les dieron trabajos dentro de la comunidad menos fuertes.
Por eso Marco era visto como el salvador de los Spencer, y más cuando el padre de Alexandra murió cumpliendo con sus labores en la casa Jerarquial al mando del padre de los dos hermanos Romano.
Parecía que el día sería normal, pero llegó uno de los mensajeros de la familia del líder.
— Mañana los espera, el concejo, la madre Romano y nuestro líder el Alfa Matías — le entregó a la madre de Alexandra una carta con aquella invitación.
Alexandra y Marco se miraron con nerviosismo ¿Y si el había hablado?.
Prefierieron aguardar, solo les quedaba esperar la sorpresa, Marco no podía hablar con su madre o su hermano hasta la mañana.
— Pase lo que pase, yo estaré allí — Marco le dió un beso que la lleno de confianza, era lo único que necesitaba.
Alexandra se colocó su mejor vestido color verde esmeralda, mientras tomaba un poco de aire al llegar a aquel lugar con su madre.
No sé acostumbraba a la opulencia, a las miradas altivas y despreciables de quienes vivían en esa parte de la aldea.
— Aquí estamos con mi hija señora — Agachó la mirada su madre y ella mientras la madre de Marco les señalaba dos sillas para sentarse.
Marco se acercó a su novia, la tomó de la mano mientras los tres estaban ante la mirada de los alfa de su familia, todos miembros del concejo que daban guías a Matías que solo se sento en el centro con arrogancia y con una copa de whisky.
— Los citamos, porque antes de la fiesta de la luna necesitan el permiso de Matías para el matrimonio y sobre todo, como concejo debemos preguntarle si desea su derecho lobil de pernada — explico la madre de los Romano.
Alexandra abrió los ojos, miró a Marco y su madre sin entender, Marco recriminó que aquella regla estaba extinguida, pero el concejo respondió que se decidió renovar debido a los "libertinajes" de algunas lobas.
—¿Que es eso?— se quitó el miedo Alexandra y pregunto con su voz temblorosa.
Marco pidió un momento y la tomó de la mano, la saco al jardín de aquella mansión que contrastaba con la choza humilde de la hermosa joven lobo.
—El derecho de pernada es... — La voz de Marco se quebró.
La madre de Alexandra se acercó a la pareja, la tomó de la mano y soltó una lágrima.
— El alfa decide si quiere ser tu primer lobo, para definir si aún tienes virtud y si mereces casarte con su hermano, es decir, el se acuesta contigo para saber si eras pura o no — la voz de la mujer se quebro.
TRATOLucrezia Romano, la jefe Delta del concejo que ayudaba a guiar a su hijo Matías en el liderato de la manada Moonligth, mira desde la distancia la preocupación de aquella mujer inferior que quiere casarse con su hijo.Matías fuma un cigarro muy cerca de la ventana, observando la misma escena, la angustia de su hermano, no puede entender como se enamoró, cuando el siente que dentro de su corazón no pueden haber sentimientos cálidos por nadie y prefiere esa barrera antes de tener una debilidad.—¿Y si Matías no acepta?— le pregunta uno de los ancianos Delta que susurra en el oído de la matriarca lobil.— Lo hará, y se que eso va a destrozar a Marco, pero mi hijo no se casa con una asquerosa Omega — aseguro la mujer con la frialdad de una cabeza fría malvada.Marco y Alexandra entran de nuevo a la habitación, en el rostro pálido y ojos llorosos de la Omega se ve la tristeza de las palabras de aquel pacto.Su madre, María, la toma de la mano, le asegura que estará con ella, sabe lo d
MI DERECHOLucrezia estaba esperando con una gran sonrisa la llegada de Alexandra, le pidió a aquel hombre ruin que dejara a la chica inconsciente en la habitación principal mientras ella se dirigía a la fiesta de la luna.Sabía que lo mejor era que su hijo, Marco, no se enterase de su complicidad en este plan maquiavélico, ella era capaz de cualquier atrocidad.Alexandra abrió los ojos, le dolía la cabeza y en medio de un leve mareo que hizo a su cabeza dar vueltas, recordo los sucesos de hace unos minutos.Salto de un brinco de la cama de sábanas rojas, y se lanzó contra la perilla de la puerta, pero aquella gran puerta de madera era su prisión.Las lágrimas bajaban por sus pálidas mejillas dejando una leve marca quitando el suave maquillaje que su madre puso en la mañana.Matías que se encontra en casa, entro a su habitación después de una ducha, quería estar solo pues estaba en su último día de Celo y sabía que ese poder de deseo era incontrolable.Pero para su sorpresa ella estab
GOLPE RECIOArrodillada, en el suelo, con su vida vuelta pedazos, con la humillación en su cabeza, tenía ganas de llorar, de gritar.Alexandra sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas, como su vida se desmoronaba sintiendose arena en medio del mar, ver escapar a Marco de la realidad de los dos era un golpe recio al corazón.Matías esbozo una sonrisa, sentía que la omega se estaba tragando sus palabras, ella hablaba del amor y su fuerza pero Marco estaba lejos de ser digno de ese sentimiento.La jaló del brazo y la levantó del suelo con brusquedad lastimandola mientras ella seguía con la cabeza agachada.— ¿Cómo está mi madre? Uno de sus hombres le clavo un puñal — Alexandra tenía que pensar en María, su madre, lo único que le quedaba.Matías giro la cabeza, miró a todos los soldados y concejeros presentes, esperando una respuesta para la chica.— Murió, es una Omega no resistió un ataque similar — Respondió Lucrezia, quizás la única que no podía temer al Alfa, era su hijo.Alexand
PRISIONERAMarco se puso en la cima del risco más alejado de la ciudad, alzó sus brazos mientras el viento movía su cuerpo, quería lanzarse.Había tenido el peor pensamiento, acabar con su vida, con la miseria que era no ser su hermano, perder el amor de la mujer que amaba.Los árboles sonaban a su alrededor, las hijas chocaban entre ellas mientras este pensaba en que nadie extrañaría su final.Era un cobarde, pensaba que este era el final de una persona como el, que nunca había podido defender sus propios derechos.Solo se sento en ese mismo risco y empezó a llorar, sabía que después de lo que había hecho, Alexandra nunca lo perdonaría.Y no estaba equivocado, Alexandra lo aborrecía por su falta de valentía, de amor y de compresión.Matías por su parte, se encerró en su habitación, tomó un libro que su abuelo le había regalado cuando aún era un niño, y le recordó que allí encontraria las respuestas para ser un buen líder de manada.Pero aquellas páginas no le daban la respuesta o por
BLACKMOONLa manada Blackmoon y la manada Moonligth habían sido manadas hermanas desde hace siglos.Había una rivalidad no escrita entre las dos, pero a la vez sabía que dependían la una de la otra, para subsistir.Comercio, armas, todo lo necesario para llamarse aliados estratégicos, la una dependía de la otra.Las manadas tenían una vieja rencilla sobre quién era la mejor, pero a la vez sabían que una guerra era estúpida.Además Leonardo y Luciano, el padre de Matias y Marco, siempre fueron amigos y esto era un tratado de paz irrompible entre hijos.Leonardo, era el líder Alfa lobil de la manada Blackmoon, estaba algo mayor, su cuerpo estaba fallando pero el se resistia en dejar el poder.Anthony su hijo, no era el líder que el esperaba para su manada, era frío y hostil, bastante bárbaro y cruel con los inferiores.Para el lo único importante era resistir hasta tener otro heredero, ya que solo tenía a Anthony y a una hija, Cassandra, que por ser loba no podría ocupar su lugar.Antho
EL TIEMPO PERDIDOLucrezia ordenó a los mejores médicos de la manada que le dieran la mejor atención a su hijo, no iba a permitir que Marco falleciera por culpa del amor a una Omega.Lucrezia siempre había sido una Loba arrogante, interesada hacía el poder, quizás si su hijo hubiese muerto en una guerra no le dolería tanto como ver su destrucción por una Loba Omega.Matías se sentía culpable por el estado de su hermano, y eso era un gran avance en sus sentimientos, teniendo en cuenta que antes no le hubiese importado ver a su hermano destruido.Algo había hecho Alexandra en su vida, que le hacía sentir algo distinto en su corazón, algo que le hacía sentir más sentimental y odiaba eso.— Quiero ver a Alexandra — Marco se despertó, su rostro estaba algo maltratado por el sol, su alma estaba rota como su propio espíritu.Lucrezia se miró de reojo con Matías, este último decidio encerrarse en su habitación, la culpa y ese sentimiento que describía como una mancha en su pecho, que no podía
MARCAR EL FUTUROMatías siente como su rostro se desencaja de inmediato al recibir aquella noticia, Anthony es un gran mentiroso.Inventa que Alexandra se cortó las venas al llegar a la cocina para realizar trabajos de campo, y nadie pudo salvarla, al final solo era una Omega.Matías lanzó la mesa de madera por los aires, miró con rabia a Anthony, y chasqueo los dedos para ordenar a su Beta alistar todo para irse de allí.Anthony había triunfado, era imposible que dudarán de su palabra, el era un aliado de la familia Moonligth, nadie sabía la obsesión que despertaba en la cabeza de Anthony la belleza de Alexandra.Su beta, Manolo, le cuestiona esto cuando observa que se aleja Matías en su carruaje.—¿Porque le dijiste mentiras a un Romano? Si esto se descubre, tu padre te va a desterrar — Manolo era la voz de la conciencia extinta de Anthony .— El no la tendrá para esposa, cuando mi papá se muera, Alexandra será mi esclava y Matías vera como quien quería que fuese su reina me besa lo
AÑOS DE DOLORTres años después.....Alexandra se ha convertido en alguien importante para Leonardo, no solo en su enfermera personal, si no en su mano derecha.Gracias a ella la tiranía de Anthony había Sido mucho menor, pues Leonardo había dejado en ella muchas responsabilidades de la manada.Esto no le agradaba a nadie, ni al consejo y mucho menos a sus hijos, pues estos desconocían los motivos de Leonardo.Ellos pensaban que Alexandra había embrujado a su líder Alfa, que ella con sus encantos lo manipulaba como una víbora tras el poder.Anthony estaba lleno de celos, imaginar que su padre podía tener el cuerpo de Alexandra lo volvía loco, en varias oportunidades quizo darle la misma orden, que lo viera en la intimidad con Esmeralda pero Alexandra solo recibía órdenes de su líder.Esmeralda había quedado en su rostro con aquella cicatriz, perdido los beneficios de Leonardo, y solo debía confirmarse con ser la amante de Anthony y esperar que esté cumpliera su promesa.Quería venganz