El desayuno había concluido en la imponente mansión de los Kazcanov, y Brihana, con un aire de resignación, caminó hacia el estudio de su padre, tal como él lo había solicitado. Al entrar, el hombre, de rostro severo y mirada imponente, le indicó con un gesto que tomara asiento. Su padre, Anatoli, era conocido por su temperamento rudo y su carácter inflexible, pero en ese instante sus ojos parecían suavizarse levemente al encontrarse con los de su hija. "¿Cómo estás?", fue lo único que le preguntó, con una voz grave, pero cargada de un tono que denotaba preocupación. Brihana sintió un nudo en la garganta, sabía que Anatoli la entendía mejor que nadie, y aunque su forma de expresarlo no siempre era la más cálida, ella sentía el amor y orgullo que él albergaba por ella. "Todo es un desastre, papá. Mi vida apesta ahora mismo", confesó, dejando escapar un suspiro que parecía llevar consigo todo el peso de su corazón roto. Anatoli asintió lentamente, como si entendiera cada palabra sin ne
Briahan Kazcanov, una figura que parecía esculpida por los dioses mismos, descendió del auto con la gracia de una reina que pisa su palacio. Su vestido negro, ceñido a la perfección, revelaba su figura como si hubiese sido tejido por las manos más expertas de un sastre celestial revelaba tanto como insinuaba, dejando claro que era una mujer que conocía el arte de la seducción sin caer en la vulgaridad. El escote, audaz, pero sofisticado, trazaba una línea que invitaba a la admiración, mientras que el maquillaje que adornaba su rostro era una obra maestra en sí misma. Sus ojos, delineados con precisión felina, parecían dos abismos oscuros que atrapaban las miradas y las mantenían cautivas. Cada pestañeo era un latido de misterio, cada mirada un desafío silencioso.Su cabello, cuidadosamente peinado, caía en ondas ligeras que enmarcaban un rostro de facciones finas y perfectas. Sus labios, pintados de un rojo profundo, eran una declaración de poder y seducción. La chaqueta negra que de
La tensión en la sala era palpable. Todos los ojos se movían entre Brith y Brihana, conscientes de que su relación enfrentaba dificultades, pero no sabían cuán evidente era la batalla que se libraba entre ellos. Cada extremo de la mesa representaba a los accionistas mayoritarios, y estaban uno frente al otro, como dos titanes listos para chocar.Una de las inversionistas, llamada Kloer, miró a Brihana, quien opacaba toda su existencia con su belleza y su aire de confianza. "Señora Brihana, la veo con la vista baja en la carpeta. Seguro que entiende lo que dice. Se sabe que fuiste una esposa que no salía de casa; seguro que podrás manejar esto sin ningún problema", dijo con una sonrisa sarcástica.Brihana, sin siquiera mirarla, respondió con voz firme: "Empecemos". Todos los presentes sintieron que la atmósfera se volvía más tensa, como si la batalla aún no hubiera terminado. El comunicador de la familia, Edmond, comenzó a detallar su proyecto, exponiendo cada aspecto y dejando al desc
Aunque proyectaba autoridad y control, su cuerpo traicionaba sus verdaderos sentimientos. La rigidez de sus movimientos y la tensión en sus manos y mandíbula revelaban su frustración y su lucha interna. Su mirada fija en Brihana era una mezcla de deseo, enojo y una necesidad desesperada de conexión."¿Soy tan repugnante frente a sus ojos?"preguntó Brith, con un tono bajo y áspero, como si las palabras le costaran salirLiam observó a su amigo con una mezcla de incredulidad y frustración, su mandíbula apretada y los ojos llenos de una furia contenida que parecía a punto de desbordarse. Sus manos se cerraron en puños, temblando ligeramente, mientras trataba de mantener la calma ante las palabras que acababa de escuchar. Brith, por otro lado, lo miraba con una expresión endurecida, sus labios apretados en una línea tensa, como si estuviera luchando por justificar sus acciones. Pero en el fondo de sus ojos se podía percibir algo más: un rastro de dolor, de arrepentimiento mal disimulado.
El imponente edificio de cristal y acero reflejaba la luz del sol de la mañana, proyectando un aire de poder y sofisticación que solo una de las empresas más prominentes de la ciudad podía emitir. El distintivo sonido del motor de un Rolls-Royce resonó en la entrada principal, atrayendo la atención de los empleados que pasaban cerca. Cuando la puerta del auto se abrió, Brihana, con su porte elegante y su caminar seguro, descendió del vehículo.Brihana llegó a la empresa de su padre con la elegancia que siempre la había caracterizado. Bajó del Rolls Royce con una calma que ocultaba el torbellino de emociones que llevaba dentro. Caminó con paso firme hacia la entrada, y aunque hacía tiempo que no visitaba la compañía, su presencia iluminó el ambiente. Los empleados, acostumbrados a la problemática Klara, la hija menor, se sorprendieron al ver a Brihana, siempre tan sofisticada, comprensiva y amable. Las miradas de admiración y los saludos cálidos no tardaron en aparecer, aunque todos sa
El ascensor subía lentamente, emitiendo un leve zumbido que llenaba el silencio. Brihana estaba sola en el interior, apoyada contra la pared de acero inoxidable, con los brazos cruzados y la mirada perdida en la pantalla digital que marcaba los pisos. Había tenido una mañana particularmente agotadora, llena de reuniones y decisiones estratégicas que parecían no tener fin. Aunque su rostro permanecía sereno, un leve fruncimiento en su ceño delataba la tensión acumulada.Cuando el ascensor llegó al piso 12, el sonido de voces alteradas rompió el silencio. Las puertas se abrieron y, al instante, Brihana captó el eco de una discusión acalorada que provenía del pasillo. Con el ceño aún más marcado, salió del ascensor y caminó hacia el origen del conflicto. Cada paso que daba la acercaba a una escena que parecía sacada de un drama caótico.Frente a la sala de conferencias, una mujer de cabello castaño, desordenado por la furia, gesticulaba de forma exagerada mientras gritaba a una empleada
"No sé quién te crees que eres para venir aquí a insultarme en mi propia empresa. Pero te voy a decir algo: no tienes idea de lo que he pasado, ni de lo que soy capaz de hacer. Así que te sugiero que bajes el tono y pienses muy bien tus próximas palabras."La mujer tragó saliva, pero no retrocedió. Aunque su cuerpo temblaba ligeramente, su orgullo no le permitía ceder."No me importa quién seas "dijo, aunque su voz ahora tenía un leve temblor. "Nadie se mete con mi familia."El aire en el pasillo del piso 12 estaba cargado de tensión. La mujer celosa, con su rostro encendido de furia y su cuerpo temblando de indignación, seguía plantada frente a Brihana, quien se mantenía firme, con la espalda recta y una expresión de absoluta calma. La empleada, aún visiblemente afectada, se había apartado unos pasos, incapaz de contener las lágrimas que rodaban por sus mejillas.La mujer, con los ojos chispeando rabia, abrió la boca para lanzar otro insulto, pero Brihana la interrumpió antes de que
Los murmullos comenzaron a llenar el auditorio nuevamente, esta vez con entusiasmo. Los empleados parecían emocionados por la idea."Quiero que armen sus equipos,para este proyecto "añadió Brihana, con una leve sonrisa, "quiero que todos participen. Quiero que presenten sus ideas más innovadoras, sus propuestas más audaces. Y para motivarlos aún más, habrá un premio para el mejor proyecto: unas vacaciones pagadas a Maldivas, un destino turístico de ensueño, y un bono de un millón de dólares."El auditorio estalló en aplausos y vítores. La emoción era palpable, y algunos empleados incluso comenzaron a hablar entre ellos, compartiendo ideas y planes.Brihana levantó una mano, indicando que quería continuar."Sé que todos ustedes tienen un talento increíble. Y estoy segura de que, juntos, podemos crear algo extraordinario. Así que les pido que den lo mejor de sí mismos. Este es el momento de demostrar lo que pueden hacer."Con esas palabras, Brihana terminó su discurso. Los empleados la