Parque Natural Regional de Perigord-Limousin.
Francia.
Sobre los árboles de madera oscura y hojas desteñidas, el rugido de Khan sonó hosco y atronador, perseguido por el eco del bosque, más amenazante aún que el propio mandato.
_ ¡Detente! _ pero la chica no lo escuchaba _ ¡Lara, no voy a repetirlo, detente!
Sobre el colchón en el que se mezclaban las hojas caídas Lara corría como si le fuera la vida en ello, poseída de una ansiedad que ni ella ni los tigres lograban contener. Los animales se desplazaban con una marcha ligera y cautelosa paralelos a su trayectoria, aunque no se podía decir que la muchacha siguiera una trayectoria predeterminada. Avanzaba al parecer sin rumbo, confundida y ofuscada por una frustración que a cada momento se acercaba más a la ira que a la tristeza.
Más de una semana.
Dos horas y ciento ochenta kilómetros más tarde, el auto se detuvo frente a una posada silenciosa y casi vacía. Los tigres los siguieron bordeando el camino, resguardándose en la oscuridad de la fronda hasta que llegara otra vez el momento de cazar.La cena fue de todo menos tranquila. La alegría de Evelett por volver a ver a su hermana sobrepasaba los límites de la buena educación, amenazando con sacar de quicio al resto de los aburridos comensales._ ¿Y sabes qué más hemos hecho? _ le dijo a Lara después de narrarle atropelladamente las peripecias de los últimos siete días _ ¡Hemos leído un libro nuevo! Se llama “El Señor de los Anillos”, y es laaaaaargo. Le he leído yo un poco a Evan y él me ha leído un poco a mí. ¡Y ya casi lo hemos terminado!_ ¿En serio? _ inquirió su hermana divertida _
París Paris se escuchaba bullicioso y alegre. Las personas acudían a las calles por docenas y a los mercados por cientos, enrolados en la agitada vida de toda gran urbe. La ciudad era un hervidero de turistas, cámaras fotográficas, y largas filas para entrar a los museos y cafés. Tal vez por eso Sean había decidido que era el mejor lugar para que el Concejo se reuniera en secreto y a la vista de todos. Nadie imaginaría que ocho transeúntes que paseaban distraídamente por el borde del Sena a pleno día, en un tranquilo distrito en las afueras de Paris, eran nada menos que los miembros más distinguidos de las Razas de la Noche y sus oficiales más devotos.El diminuto grupo llevaba ropas modernas y juveniles, incluso los más ancianos vestían con holgura y colorido, una imagen por cierto muy lejana de la que Lara había visto en el sa
Parque Natural Regional de Perigord-Limousin.Francia.Francia era sencillamente hermosa al inicio de la primavera, y el día había amanecido delicioso y soleado. Después de una hora entera de asombro de Evelett, Silver Moon había decidido finalmente parar de hablar por un rato y dejarse acariciar por la niña, que a pesar de todo parecía estar más empecinada que nunca en tratarla como a una mascota y no como a la bestia salvaje que era… o que más bien decía ser.Evan había decidido poner término al proceso adaptativo de Evelett. Para eso la solución era enfrentarla directamente con el conflicto y los animales habían estado de acuerdo. Cuanto antes se viera inmersa en la nueva realidad en la que estaba destinada a vivir, mejor se ajustaría a ella. Lara no iba a poder ocultarle para siempre la verdad, y mucho menos c
Las tres camionetas llevaban más de dos horas estacionadas frente a la posada de carretera y ninguno de los sorian se había detenido siquiera por un instante en distracciones secundarias, como preguntar si alguien había visto a dos jóvenes, una niña y un par de tigres blancos. Sabían que era muy difícil que se dejaran ver todos juntos, pero podían sentir el rastro y adentrándose un par de kilómetros en el bosque ese rastro prometía hacerse más claro, más revelador. Llevaban casi cuarenta y ocho horas de retraso con respecto a Lara, y cada día que pasaba el regente los presionaba más. La quería muerta a como diera lugar, sin excusas y lo más pronto posible.El destacamento entero penetró en la espesura y los exploradores no pidieron permiso para comenzar a buscar. Después de varios minutos Sam palpó un tocón en un pequeño cla
Ciudad de Bruges.Francia Evelett rio divertida mientras atravesaban el décimo sexto puente de la mañana. Por fortuna, los habitantes de Bruges habían sido más inteligentes que los de Venecia, y a los muchos canales que cruzaban su ciudad le habían añadido también numerosos puentes; pero aun así resultaba difícil para Evan no perderse, porque cada vez que pedía referencias a la niña, esta le daba respuestas como: “A la derecha de tal canal,” o “donde se encuentran tal y más cual canales.”Cuando Hobin le habló de Bruges, en su última llamada, Evan se lo había imaginado como un pequeño pueblo de Flandes Occidental a menos de una hora de Bruselas, no esperaba encontrarse con una ciudad de ciento diecisiete mil habitantes y una estructura vial tan compleja._ En conclusió
Algún lugar al norte de Noruega.La noche estaba tranquila de una manera que llegaba a resultar inquietante. Se podían ver cada una de las estrellas, y a pesar de la relativa calidez que se había sentido durante todo el día, la oscuridad tornaba el ambiente frío y sobrecogedor, listo para que una criatura de la noche extendiera sobre la tierra las letales dotes que había recibido de sus antepasados._ Será mejor que la disfrutes ahora. _ la voz de Moyra resonó sutil por las riberas, con un eco suave y halagador a ambos lados de la corriente de agua._ ¿A qué se refiere, señora? _ y la paciencia de Brago prefirió preguntar directamente antes de intentar desentrañar la madeja que normalmente resultaban ser las palabras de la regente._ A la noche. Disfrútala ahora. En unas pocas semanas tendremos dos largos meses de luz, puede llegar a se
Frontera Norte de Francia_ ¡Levántate! _ Lara dio un manotazo a Evan, que hacía más de una hora roncaba como si el mundo se fuera a acabar al otro día _ ¡Maldita sea, Evan, que te levantes!Volvió a golpearlo con suficiente fuerza como para que el millonario despertara sobresaltado y poniéndose los zapatos en un movimiento al parecer mecánico de su subconsciente._ ¡Ya voy! ¡Ya voy! _ pero cuando vio a Lara de rodillas junto a Evelett y comprendió que nadie los atacaba, su ánimo pareció relajarse _ ¿Qué sucede?_ Está ocurriendo de nuevo. _ murmuró ella señalando lo labios de su hermana, que se movían con lentitud _ La he escuchado en sueños y sabía que algo raro pasaba. Desperté al instante y la he visto así.Evan encendió la tenue lám
Algún lugar de Bélgica_ ¡Eres el ser más resabioso que conozco! ¡Lo juro! _ rugió la tigresa, chapoteando en el agua del arroyo para lavarse la sangre que le manchaba las patas delanteras, el cuello y el pecho.La cacería no sólo había sido todo un éxito, sino que tomándola como prueba, tanto ella como su hermano habían quedado convencidos de que ya Lara era perfectamente capaz de cazar sola. Pero Khan siempre le encontraba algún defecto en el acecho, en el ataque, en el camuflaje, para el tigre la muchacha nunca estaba lista._ Vienes diciéndome eso desde que nacimos, Liam. _ protestó el macho _ Pero sabes que soy perfeccionista y sabes que ella puede hacerlo mucho mejor._ ¿En verdad crees que lo está haciendo tan mal?Khan metió el torso entero en el agua y se refrescó el gaznate, deleit&aacut