La sombra de Siena cruzó el estacionamiento de la mansión de Craig pasada la medianoche. Su regreso pudo parecer extraño para los soldados, cuando no hacía dos horas aún que acababa de salir en una misión del regente, pero ninguno de los activos que patrullaban a aquellas horas iba a molestar a su superiora con preguntas indiscretas. Había cuatro autos disponibles en todo momento, pero la Primera Oficial pasó de largo, dirigiéndose a la salida este con paso apresurado, y nadie se aventuró a detenerla. Las jerarquías estaban muy bien establecidas entre los craig como para que alguien se atreviera a importunar a la mano derecha del jerarca.

La mujer salió de la Casa de la Noche y se perdió en la oscuridad con precipitación. En pocos minutos estuvo a más de diez kilómetros de la mansión, entonces se agachó y palpó la tierra bajo sus p