Chicos....ya casi llega el final ¿Cómo creen que vamos hasta el momento?
—El abuelo está por llegar —le digo a Noah después de verificar la hora y el último mensaje de voz enviado por el viejo.Como respuesta, solo obtengo un movimiento de cabeza. Una enfermera entra a la habitación y revisa los monitores de los aparatos que, según entiendo, son lo único que mantiene a Mía con vida. Toma nota y luego habla.—En dos horas se llevará a cabo el procedimiento. Necesito saber quién de ustedes se hará carga de los procesos póstumos para poder preparar la entrega del cuerpo.—Yo —responden al mismo tiempo Noah y el padre de Mía.La mujer los mira sin expresar incomodidad o pesar alguno, indicando lo acostumbrada que está a este tipo de situaciones.—En este caso, la ley le otorga el derecho al esposo o compañero de la paciente, así que, por favor, espero a esa persona en la central de enfermería para la firma de documentos.— ¿Ni siquiera tienen la decencia de esperar a que fallezca? —dice la madre de Mía, mientras su otra hija la abraza.La enfermera sale sin vo
Me informan que todo está saliendo de acuerdo con los planes de Richard. Creí que solo era un hombre sanguinario con suerte, pero tal parece que es mucho más que eso; Posiblemente sea más astuto de lo que consideo a Noah. Los pormenores que me da Arturo me dejan asombrado y pensando en el tipo de persona a la cual le empeñé el alma por los siguientes dos años.Noah duerme profundamente en mi cama, así que me encargo de algunos temas urgentes de la oficina, ya que finalmente tengo cabeza para eso. Saber que Isabella ya está a salvo es un peso enorme que me quito de los hombros. Termino de hablar con Lissa cuando suena la llamada de Alexander, así que salgo de la habitación para no despertar a Noah y evitar que escuche detalles que no necesita saber.—Esta misma noche estaremos ahí; no les digas nada, es mejor así —dice Alexander, evidentemente con el altavoz activado.—Bien, les haré una reserva para que puedan dejar las maletas antes de pasar a la funeraria —respondo, contento de que
Salí temprano sin poder ver a Sophia y a la bebé. Noah duerme como nunca; aunque sospecho que la pastilla que el abuelo le dio, camuflada en la bebida, es la causa. Anoche también tuvo un sueño intranquilo, pero no todo el tiempo, así que creo que tiene algo más de paz mental.Según las indicaciones del abuelo, llego a las siete de la mañana al Brent's Deli Northridge para encontrarme con el señor Rajoy. Aún no llega, así que lo espero en una de las tantas mesas libres. Pido un café y me acomodo en la silla con paciencia, pero para mi sorpresa, cinco minutos después, una chica se sienta frente a mí.—Debo admitir que sí eres lindo; la pregunta es: ¿eres interesante? Ya lo averiguaré —dice con una amplia sonrisa sin dejar de mirarme.—¿Quién eres? —pregunto, mirando de arriba a abajo a la excéntrica mujer sentada frente a mí.—Eso es nuevo —dice, cambiando su expresión burlona por una de asombro—. ¿Qué crees que haces aquí?—No otra vez. Ya me escuchará ese viejo —digo en voz baja, mir
El apartamento de Noah se siente acogedor en este momento. Hacía muchos años que no estábamos unidos como una familia. Mañana es el entierro de Mía, y si este no es el momento para beber y dejar salir todo lo que se tiene dentro, no sé qué otro momento pueda catalogarse como el ideal. Bebemos y nos ponemos al día, haciendo que esto parezca más un confesionario en el cual se reparte el perdón.Al final, solo quedamos en pie Alexander, Noah y yo. Noah me mira extrañado ante lo cambiado que está Alexander, tanto así que se disculpa por un montón de cosas que ni en mente teníamos ya, pero que aparentemente lo seguían torturando. Lo más sorprendente de todo fue que nos contó cómo conoció a Isabella.—Espero que eso sea una mala broma —dice Noah tan incrédulo como yo.—Temo que no y, ¿saben qué es lo peor de todo? —continúa hablando sin esperar respuesta—. No me arrepiento de nada.Casi me ahogo con la bebida de la risa. Es una situación hilarante, pues evidentemente están enamorados, y grac
Detesto que tenga razón y que siempre me gane. Quería desquitarme, pero después de escucharlo y verlo sin camisa, cualquier intento fue inútil. Sus brazos me envuelven, y el roce de su aliento en mi oreja eriza cada centímetro de mi piel. No me agrada Alexander; Es demasiado problemático para mi hermana, pero ya me ha quedado claro que ella lo ama. Y gracias a esa situación, he conocido a este hombre, por el cual debo admitir… he perdido la cabeza.Critico el riesgo en el que Isabella está envuelta, como si yo misma no estuviera igual de expuesta. Quiero creer, como en los cuentos de hadas, que la fuerza del amor lo puede todo y crea una barrera mágica que nos protege. Nunca he sido soñadora, pero deseo de verdad tener una historia hermosa.Él me acerca a su pecho, y aunque el sueño lo vence rápidamente, no me suelta. No me importa; También yo extrañaba su calor y su contacto, y aunque no se lo diga, lo deseaba con la misma intensidad. Sin embargo, el embarazo me agota profundamente.
La ceremonia religiosa fue corta, pero emotiva, y la cremación resultó ser un proceso más largo de lo que imaginaba. Debemos esperar unos días para que le entreguen las cenizas a Noah. El abuelo ha ayudado mucho a que la relación con la familia de Mía se suavice en apariencia, y eso forma parte de la paz que necesita Noah. Salimos todos del lugar de cremación en busca de un donde comer algo. Así que, después de elegir el sitio, vuelvo al hotel por Sophía, mamá y la pequeña Elizabeth, pues ellas no quisieron acompañarnos.El celular suena en uno de los bolsillos de mi chaqueta y, al ver el nombre en la pantalla, decido estacionarme para concentrarme en la conversación con Richard.—Lamento la muerte de la chica, era muy joven —nunca le dije quién es Noah, pero a estas alturas ya lo debe saber.—Así es, tenía muchas cosas por hacer, entre ellas criar a una hija. Pero no llamas por eso, así que supongo que ya me darás las instrucciones para iniciar el trabajo —digo, seguro de que así son
El hombre sale de la clínica con una gran sonrisa mientras habla con dos mujeres que llevan las mismas pijamas de médico que usa Sophía. Lo espero recostado en su auto y, cuando me ve de lejos, su mal genio es evidente. Hace un gesto exagerado con las manos y se despide apresuradamente de sus acompañantes para llegar hasta mí.—¿Tienes idea de cuánto vale el auto en el que estás recostado? Si llega a tener una sola abolladura, me las pagarás. Sonrío ante las tontas preocupaciones que tiene el sujeto.—Tenemos una conversación pendiente, doctor Ferrer. El sujeto sigue examinando su vehículo, aunque ya me aparté de él. Así que, para captar su atención, rompo una de las luces frontales.—¡Hey! Llamaré a las autoridades —dice, tomando su celular mientras le hace señas a uno de los guardias en la puerta de la clínica—. Tendré que poner vigilancia aquí, y no solo cámaras. —Tocaste a una mujer sin su consentimiento hace unos días, y para tu mala fortuna, esa mujer es mi pareja —me mira ext
Me estiro en la silla antes de levantarme y tomar la chaqueta que dejé en el respaldo. La factura de la farola no llegó, así que sonrío: ese asunto sigue pendiente, y disfrutaré cerrar el capítulo cuando llegue el momento. Las oficinas están casi vacías normalmente a esta hora, por lo que me sorprendo cuando Cloe sube al ascensor unos pisos más abajo. —Buenas noches, jefe —me dice con su radiante sonrisa.—Buenas noches, Cloe. No deberías quedarte hasta tan tarde; no es seguro —comento, recordando cuánto se esfuerza por demostrar que puede con todo. —No se preocupe, hoy vienen a recogerme —dice, algo tímida, un gesto poco habitual en ella.—Sabía que no tardarías en encontrar pretendiente en la empresa —bromeo, curioso—. ¿Puedo saber quién es el afortunado? Quizá lo conozca. Cloe acomoda su bolso y se pasa un mechón de cabello tras la oreja.—Estoy segura de que sí. Gracias a usted lo conocí —me dice, mirándome a los ojos—. Es Fausto. La puerta del ascensor se abre en el primer pis