Después de aquella reunión en la cual Laura conoció a su verdadero padre, salió muy feliz del centro comunitario, sin embargo, cargaba consigo el peso de la culpa, sentía tristeza por Katherine.
—¿Estás bien Laurita? —preguntó Ignacio.
—¡Estoy feliz! —exclamó ella muy contenta—. Tengo una familia... ¿Te das cuenta? Kate es mi hermana —afirmó con la mirada iluminada—. Debo verla, necesito hablar con ella, salió corriendo muy triste —comentó entonces dejo a un lado la alegría, sus ojos se oscurecieron producto de la tristeza que sentía.
— Quizás no sea un buen momento para ir a ver a Kate —comentó el joven tratando de convencer a su esposa, de no ir a visitarla, quizás ella no estaba en condiciones de recibirlos.
Con mucho temor Gabriela, obedeció las indicaciones de los médicos, le hicieron ese examen y también una tomografía.Después de varios minutos el psiquiatra volvió a hablar con ellos.—Señora Gabriela, usted debe haber sufrido alguna situación traumatizante —explicaba el médico mientras revisaba los estudios—. No tiene tumores cerebrales. Las neuronas están funcionando no en niveles normales, pero eso lo vamos a tratar —explicó—. Le voy a recetar unos tranquilizantes y unos medicamentos que le van a servir para reforzar la memoria, por favor trate de mantener la calma, no se esfuerce por recordar, ha estado sometida a demasiado estrés, eso no ayuda, si usted desea curarse la mayor parte del tratamiento depende de su fuerza de voluntad.Gabriela observó a su acompañante con sus ojos llenos
Dos días después.Kate luego de hacer dormir a su pequeña Ángela se puso a prepararla cena. Fernando se había reintegrado a su trabajo y ella después de haber convivido con las señoras que servían en su casa aprendió a cocinar muy bien, así se entretenía y pasaba sus días entre la escuela y la cocina, inhaló profundo evocando esos tristes recuerdos, pero observó a su alrededor y se dio cuenta de que aquellos días grises quedaron en el pasado y ahora tenía la oportunidad de ser feliz.Empezó a sacar de la nevera unas legumbres cuando el timbre del departamento sonó, entonces Kate fue a abrir la puerta, sus ojos se abrieron de par en par, el miedo se apoderó de ella, pero no iba a demostrar que la presencia de aquel hombre la atemorizaba.—¿Qu&eacu
El agente García también sentía cierto miedo al dejar a Ángela al cuidado de una desconocida, pero la señora era muy experimentada y para los planes que tenía era necesario estar a solas con Kate, estaba muy nervioso, mientras conducía no dejaba de contemplarla, trataba de decirle con la mirada todo lo que ella provocaba en él. Fernando utilizó ciertos recursos al ser parte del FBI, para solicitar que los únicos comensales en el exclusivo restaurante al que llevaba a Katherine, fueran solo ellos, claro que le costó una buena cantidad de dinero, pero consideraba que ella se merecía eso y más. Llegaron al lugar, la vista del restaurante era impresionante, podían apreciar la ciudad en todo su esplendor, la decoración estaba tal cual como él pidió: luz tenue que alumbraba el sitio y en las mesas velas y flores. Katherine se sorprendió al ver toda eso, no comprendía cuál era el motivo de la celebración, era consci
Días después.Fernando sostenía en una mano la silla del auto en la cual dormía Ángela, mientras que a su otro lado sostenía la mano de Katherine, ingresaban por los pasillos de la parroquia para hablar con el Padre Fausto y pedirle que los casara, mientras avanzaban el agente García se sorprendió al ver a su madre limpiando las baldosas de los corredores del centro comunitario.Eugenia levantó su mirada hacia su hijo, quien con indiferencia giró el rostro para no verla, mientras la mujer dejaba sus utensilios de limpieza y se acercaba a conocer a su nieta.—Buenos días —saludó con Katherine, ella se dio cuenta de que la presencia de Eugenia indisponía a Fernando, tal como le sucedía con Damián, con la diferencia que la madre de su novio no era tan ruin como su padre. 
Días después. Ignacio, y Laura, tomados de la mano llegaron a la elegante mansión Blake, al pararse frente a la entrada principal, quedaron impresionados por la imponente edificación. Los guardias de seguridad al saber que ella era hija del señor Blake, le permitieron el ingreso, y después le informaron a Damián. —Señor Blake, buenas tardes —saludó el joven observando la lujosa casa—. Laurita me comento que necesita hablar conmigo. Damián se acercó a abrazar a su hija con mucho cariño, a diferencia de cómo se comportaba con Kate. —Mi niña, qué gusto tenerte en esta casa. ¿Cómo vas con tu tratamiento? —Progresando papá —comentó la joven con mucha ilusión. —Estoy segura de que te vas a sanar y vamos a recuperar el tiempo perdido. —Si papá. —Sonrió Laurita, observando a su padre. —Siéntate por
El doctor Jones, logró reanimar a su compañera quien parpadeó un par de veces, y abrió los ojos, confundida, observó a su alrededor y fijó su mirada en la joven que permanecía abrazada a un muchacho.—Tienes que ser tú —exclamó la doctora, sin perder de vista a Laura.—¿De qué hablas Emilia? —averiguó el médico confundido.—De mi hija, la niña que he buscado durante tantos años —repuso ella.Laura arrugó el ceño, y miró a su esposo, confundida, según las investigaciones su madre estaba muerta, entonces se acercó a la mujer.—Señora, creo que aquí hay un error... mi mamá murió —aseveró.La doctora negó con la cabeza, mient
Al día siguiente Fernando, fue hasta la casa de su padre, necesitaba comunicarle a él y su hermano, sobre la enfermedad de Eugenia.Cuando llegó se sorprendió al ver a una señora de más de cuarenta años, de piel trigueña, ojos marrones, cabello castaño, quién servía el desayuno en ese momento.—Gabriela, deje eso —solicitó el señor García—, quiero presentarle a mi hijo mayor.La mujer dirigió su mirada al joven, le brindó una sincera sonrisa.—Mucho gusto —pronunció ella.—Fernando, la señora Gabriela, es quien nos ayuda con la limpieza y cocina de la casa, es de quién te he hablado —explicó Ángel.—Un gusto, señora —expresó con educaci&oacut
Fernando caminaba de un lado a otro afuera de la iglesia esperando a Katherine, también sentía un ligero nerviosismo recorrerle la columna.Eugenia ayudó a su hijo a acomodarse el corbatín, mientras Ángel, trataba de tranquilizarlo.Al señor García, semanas atrás que se lo veía muy contento, Mateo, decía que todo se lo debía a Gabriela.—Hijo estoy muy orgulloso de ti —pronunció el padre de Fernando—. Por fin hiciste las cosas correctas. Kate y tu niña se merecen tener una familia — indicó emocionado.—Gracias papá, yo estoy muy orgulloso de ser tu hijo, quiero agradecerte por todos tus consejos y lo que hiciste por nosotros, prometo no defraudarte.Al señor García, los ojos se le llenaron de lágrimas, abrazó a su h