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Dummadur: Dualidad
Dummadur: Dualidad
Por: Ronniel Gutierrez 8A
Capítulo I: Monstruosa realidad.

Ese día empezó la Dualidad.

Parte I: Púrpura.

Capítulo I: Monstruosa realidad.

Era una noche de 2001, en una ciudad de Sudáfrica llamada Spehninburgo. Michael un hombre de color que medía 1.68, de contextura delgada y de alrededor de 28 años de edad, estaba sentado en el sillón de la sala de estar de una casa humilde conversando con una mujer rubia delgada y de rasgos finos, parecía europea, de 34 años de edad aunque aparentaba menos, tenía unos terribles moretes y rasguños en los brazos y piernas.

—Escucha Dania, basta de juegos, los números y la fecha coinciden —explico Michael con su voz calmada y razonable—1994,  siete años.

Dania con grandes ojeras en su mirada se mantuvo con un rostro de furia y desagrado.

—No sigas tratando de engañarme confiésalo —continuo hablando Michael sin obtener respuestas de la mujer.

—¡El no es tu hijo Michael! ¡Acéptalo! ¡Ya te lo he dicho miles de veces! ¡Y aun no entiendes! —respondió la mujer gritándole con frustración y tono amenazante.

—Déjame hacer una prueba de ADN.

—¡No!

—Hagámosle una prueba —repitió Michael calmado pero insistente.

—¡Te dije que no! —Respondió Dania de un grito manteniéndose firme.

—Escúchame... —Michael levanto la mano derecha levemente para tranquilizarla y tratar de hacerla entrar en razón.

Dania se levanto del sillón molesta y grito:

—¡Lárgate de mi casa o llamare a la policía!

Michael se mantiene sentado en el sillón con una cara de desilusión, levantando su palma derecha en son de paz y respondió con una voz calmada:

—Solo escucha Dania ¡Por Dios! Si la prueba da negativo jamás me volverás a ver en la vida, te dejare en paz a ti y al niño.

Dania de pie al escuchar las palabras de Michael se detuvo un instante a pensar en la propuesta con una cara más calmada y compasiva, pero repentinamente luego de unos segundos, volvió a su estado irracional respondió:

—No Michael, ¡Lárgate!

Michael puso una cara de decepción absoluta y empezó a levantarse lentamente del sillón, mientras que comento decepcionado en voz baja:

—Jamás ibas a decírmelo ¿Cierto?

Extrañamente Dania empezó a moquear y sus ojos se aguaron como si quisiera llorar, pero volteo su mirada hacia otra parte para que Michael no note sentimiento alguno.

—Descubriré si ese niño es mi hijo —dijo Michael a Dania frente a frente, señalándola con el dedo, y con un rostro y voz llenos de rabia— ¿Me escuchaste? Si ese niño es mío lo descubriré...

—Me iré de la ciudad —interrumpió Dania con una voz privada y débil, ya no se veía tan imponente.

—Si quieres denúnciame, haz lo que quieras pero a donde vayas te seguiré —Michael le dio la espalda a Dania y empezó a caminar hacia la puerta—para descubrir la verdad.

Dania se quedo paralizada mirándolo irse, Michael antes de abrir la puerta se detuvo y saco algo de su bolsillo, Dania se le quedo viendo con curiosidad, Michael tenía en su mano un reloj antiguo de titanio muy bonito, se veía costoso.

—Acepta este regalo Dania —le pidió Michael tranquilamente mientras le extiende el brazo con reloj en mano.

Dania extrañada empezó a acercarse lentamente a Michael.

—Este reloj primero fue de mi abuelo —explico Michael con honestidad y buena intención— luego de mi padre, luego el me lo dio a mí y... yo ahora quiero que lo tengas, les servirá para los gastos.

Dania tomo la mano de Michael con el reloj y empezó a moquear, las lágrimas empezaron a bajar de sus ojos y entre lágrimas dijo con una voz privada e inentendible:

—Pero... Michael él...

—Tranquila —interrumpió Michael con una voz calmada — tómalo.

—Pero él no es tu hijo. No estás seguro.

Dania entre lágrimas puso un rostro melancólico y dramático que transmitió un sentimiento de honestidad absoluta.

Michael al mirar ese rostro de mirada perdida y triste, se dio cuenta de que Dania de alguna forma u otra le dijo la verdad, pero él se resignaba a escucharla:

—Tienes razón no lo estoy, pero sé que si yo no soy el padre, alguien más lo es, y si ese alguien abandono a ese pequeño... —Michael no sabía cómo explicarse bien—ningún niño debe crecer sin un padre, quiero que tenga a alguien que llene ese vacío yo…

Dania llorando y alterada respondió interrumpiéndolo:

—Michael él ya tiene un padre.

Michael se quedo impactado por la noticia, y dio un largo suspiro para asimilar la noticia.

—Hable con su padre, el estará presente en la vida del niño, el no te necesita.

Michael se quedo callado y mirándola fijamente a los ojos.

Los ojos de Michael empezaron a aguarse y su boca se puso temblorosa, Dania soltó la mano de Michael dejándolo con la mano extendida y con reloj en mano.

—No te necesitamos Michael —le dijo Dania frívolamente y secándose pequeñas lagrimas que bajaban por sus ojos, luego dio un fuerte y tembloroso suspiro—quédate con tu reloj... y.

Dania dio una mínima pausa a sus palabras al mirar el rostro lloroso de Michael y ambos se miraron fijamente transmitiéndose tristeza y malestar, Michael luchaba por no llorar, ella igual.

—Vete, que tengas una buena vida... solo te deseo lo mejor.

Michael se quedo paralizado y temblando mientras apretaba el reloj con la mano y su rostro temblaba a causa de retener emociones. Lenta y delicadamente Dania saco las llaves de su bolsillo, se acerco a la puerta, y metió la llave quitándole los pasadores, Michael solamente se quedo parado y silencioso escuchando el pasador quitándose, Dania abrió la puerta de par a par, al instante una potente brisa fría entro a la casa, Michael volteo a ver a Dania directo a la cara, luego vio la puerta abierta y de fondo la oscuridad nocturna en el barrio horripilante y notablemente peligroso (de fondo el sonido de los grillos).

Supo que era hora de irse.

El simplemente comenzó a aceptar que ese niño tal vez no era suyo y de que ya era hora de irse y abandonar esa idea. Michael sonrió hipócritamente y le dijo frívolamente:

—Que tengas buenas noches Dania, cuida bien al niño —luego de dar esas últimas palabras Michael cruzo la puerta retirándose y dejando paso a paso la humilde casa, al llegar a la acera se volteo a mirar la casa una última vez y vio a Dania mirándolo a la distancia.

Esta cerró la puerta rápidamente y se escucho claramente como le puso los pasadores al instante.

Minutos después Dania estaba llorando frente al espejo del baño, estaba sola y pensando entre lagrimas sobre la conversación que tuvo con Michael, ella se sintió mal por haberlo tratado mal sin embargo si Michael supiera la razón por la que lo trato así, el entendiera el porqué de sus acciones.

        Repentinamente Dania dejo de llorar, y su rostro se lleno de terror cuando empezó a mirar fijamente el espejo notando detrás de ella una silueta masculina, antes de lograr hacer algo esta silueta la tomo por el cabello y le sacudió la cara contra el espejo partiéndolo, Dania cayó al suelo de cerámica desorientada y con la frente rota (completamente ensangrentada), tenia pequeños trozos de vidrio incrustados en todo el rostro y el ojo izquierdo, Dania desorientada se movió a medias arrastrándose por el suelo de cerámica cortándose con los vidrios que estaban esparcidos por el suelo (su propia sangre comenzó a correr por la blanca cerámica del baño).

Dania agonizante miro hacia el techo casi sin poder ver a causa de la sangre que bajaba por su frente, lo único que logro ver es la silueta borrosa de un hombre con una máscara roja y traje negro el cual le dijo con una voz grave e intimidante:

—Bien hecho Dania, bien hecho, como te lo explique... eres una gran actriz.

Eran más de las dos de la mañana.

Mientras que Michael con mala cara, se encontraba caminando por el solitario y oscuro barrio, con sus manos guardadas en los bolsillos, toda la zona estaba lleno de b****a dispersada a mitad de la calle, casas pobres y destruidas hechas de planchas de zinc, autos oxidados y maltratados de los años 90, perros callejeros desnutridos comiendo de la abundante b****a que había por la calle, la mayoría de los postes de luz que podían iluminar el deplorable lugar no servían, por lo cual Michael caminaba casi a oscuras esquivando b****a de todo tipo, con alguno que otro poste que serbia y daba una luz amarilla.

De fondo se escuchaban los grillos, también los perros ladrando a la lejanía, al mismo tiempo era sacudido por la brisa fría que dispersaba olor a oxido y b****a quemada, entre su caminata Michael volteo a sus oscuros alrededores, temía que algún grupo de malhechores quisiera robarle, pero para su suerte en una esquina lejana a penas iluminada por un poste vio lo que parecía ser la entrada a un bar.

 Michael pensó que ese era el mejor sitio para estar seguro, así que decidió a aproximarse al lugar, limpiando sus ojos aguados en el camino.

Luego de caminar unos minutos, Michael entro al bar, este resultando ser un bar de mala muerte, con muchos criminales sentados en cada mesa, otros jugando en una mesa de pool en el fondo, en la radio se escuchaba un rap africano con un tono amenazante y con sonidos de disparos en el bit de la canción.

 Michael sin prestarle importancia al amenazante sitio camino hacia la barra sin importarle como lo veían despectivamente el grupo de criminales que habituaban el lugar, Michael se sentó en la barra y de mala gana empezó a revisar en su bolsillo a ver cuánto tenía.

El cantinero un hombre musculoso, de color, con gran barba, media 1.95, estaba lleno de tatuajes tribales en sus brazos y cuello, este se acerco a Michael y le pregunto con su voz gruesa:

—¿En qué te puedo ayudar hermano?

Michael serio miro hacia arriba para poder mirarle la cara y le respondió:

—Quiero un trago —al instante Michael tiro un par de monedas de diez rand sobre el mesón de madera.

El cantinero mirando extrañado las pocas monedas, respondió levantando la ceja:

—No sé qué trago vayas a querer… pero definitivamente eso no te alcanza para nada.

—¿Cuánto cuesta una cerveza?

—Treinta rands.

Michael saco una última moneda de exactamente diez rand y la puso en el mesón.

        El cantinero tomo las monedas, las guardo en su delantal, se dio la vuelta, abrió el congelador y saco una cerveza nacional de botella verde con un número ocho, la destapo y se la puso en el mesón.

—Gracias —dijo Michael con voz débil y entristecida, luego agarro la fría cerveza y le dio un trago hondo, el cantinero volteo y vio que Michael era el único en la barra.

        Por lo cual le causo curiosidad ver quien era este hombre de cara triste que nunca había visto.

—¿Eres del vecindario? —Pregunto el cantinero.

—No.

—¿De qué parte de la ciudad eres? ¿Te he visto en alguna parte?

—No soy de la ciudad.

—Entiendo.

Michael le dio un último trago a su cerveza, vaciándola por completo.

—¿De dónde eres?

—Soy de Johannesburgo.

—¿O en serio? —Respondió el cantinero levemente impresionado.

—Sí.

El cantinero sonrió y respondió con algo de risas:

—Vaya ¿Y qué hará un tipo de tan lejos, en esta ciudad, y en este vecindario, con tan poco dinero?

—Resolviendo asuntos personales —le respondió Michael algo desmotivado.

El cantinero miro la cerveza vacía de Michael y le pregunto:

—¿Otra?

—No, no tengo más.

—No importa hermano, bebe otra, cuéntame tu historia.

Varios minutos después Michael ya llevaba más de diez cervezas y estaba hablándole con confianza al cantinero:

—Entonces, alguien me dijo que Dania, ¿Sabes la mujer de la que te hable? —Pregunto Michael con su voz algo ronca y una mirada perdida en sus recuerdos.

—Claro, claro, recuerdo, continua.

—Pero cuando yo tuve mi relación con ella... ella simplemente desapareció sin decir nada eso fue en el 93, luego, siete años después un compañero amigo mío me conto que ella se había ido de la ciudad porque había estado embarazada, y que posiblemente ese hijo era mío, entonces... no estaba muy bien de dinero —conto Michael gesticulando con la cerveza en mano—la muerte de mi padre me dejo deudas, así que le pedí algo de dinero prestado a ese amigo mío, pedí un permiso en la secundaria donde trabajo... soy profesor.

Michael le dio un trago a su cerveza acabándosela y poniendo la botella vacía en el mesón.

—Y viaje hasta aquí —continuo contando Michael— los primeros días investigue a penas medias a donde vivía ella, y vine hasta aquí... camine del otro lado de la ciudad.

—Vaya amigo hiciste una maratón.

—Sí, pero no me importaba, solo quería ver al niño, cuando llegue a la puerta de su casa como a las doce de la noche, ella me vio impactada, estaba asustada.

—Bueno yo no la juzgaría, si alguien tocara mi puerta a las doce de la noche pensaría lo peor.

—No pero no lo entiendes —Michael empezó a hacer gestos con las manos sobre su rostro—su rostro... ella estaba aterrada como si yo fuera a hacerle daño, como si temiera que alguien se enterara de que hablaba conmigo... me dejo pasar, el niño se despertó y bajo.

—¿Viste al niño?

—Sí.

—¿Se parecía a ti?

Michael movió la cabeza hacia un lado y se rasco la barbilla algo apenado:

—No exactamente... se parece mucho a su madre... pero hubo algo cuando lo vi fue como un agradable impacto, un sentimiento indescriptible, era como si quisiera proteger a ese niño de cualquier cosa era como...

—Lo que sentiste amigo —interrumpió el cantinero—se llama amor... o también conocido como amor paternal.

—Fue algo así... pero Dania insistió en que el niño volviera a su cuarto, ni siquiera me dio su nombre, no me lo presento ni nada, solo nos vimos y ella lo envió a la cama.

Michael suspiro profundo y con dolor dijo:

—El niño no era mío.

El cantinero puso una cara de lastima y respondió:

—O m****a.

—Ella lo recalco muchas veces, mientras que me corría, me insultaba y me trataba como si yo fuera un animal o alguien que le había hecho algo malo —explico Michael rememorándolo todo—ella tenía esos moretes y rasguños en los brazos, solo podía mirarlos cada vez que me apuntaba con su dedo.

—¿Su nuevo novio la golpea, o algo así?

—No lo sé, todo fue tan rápido y al mismo tiempo tan lento... bueno... en resumen —Michael dio un suspiro profundo y con tristeza comento—hice todo ese viaje y sacrificio en vano.

El cantinero se le quedo viendo con pinta de sentirse mal por él y le respondió:

—Pero al menos intenta hacerle una prueba.

—No servirá ella no dejara que me acerque, además no tendría como pagar la prueba.

—Denúnciala por maltrato infantil o algo así.

—El niño no estaba herido y tampoco se veía maltratado como ella.

—Bueno entonces... —el cantinero pensó y no se le ocurrió mas nada—lo siento por ti amigo.

Michael agacho la mirada con pena y tristeza.

 —Sabes quiero que entiendas que no soy un tipo insensible—explico el cantinero—pero, ¿Por qué te afecta tanto? Tu rostro hace parecer como si no pudieras continuar con tu vida.

—Tienes la razón pero... cuando me entere que existía ese niño mi vida estaba vacía, no tenía nada más que ir al trabajo todos los días con fanatismo, planificar metodologías de estudio para mis alumnos, ver la televisión, seguir esa vida plana y gris que te consume y hace que el tiempo corra rápido... pero ese niño se volvió mi única esperanza de una felicidad absoluta, de sentirme amado por alguien, me aferre a esa ilusión, pero con lo que sucedió hoy, todo se derrumbo.

Michael bajo la mirada con pena, el cantinero se quedo callado sintiendo pena por él.

—¿Sabes hombre? Tu mereces un trago —el cantinero se dio la vuelta y empezó a servir whisky—¿Por cierto como es tu nombre?

—Michael, Michael Niongo.

—Mucho gusto Michael, soy Baldu, y esta noche vas a beber amigo mío.

Michael entre su seriedad sonrió y respondió:

—Se supone que dejaría el alcohol.

—Eso dicen todos mis clientes —respondió Baldu con una sonrisa y levantando la ceja.

En la mañana siguiente Michael estaba ebrio, durmiendo boca abajo profundamente, encima de una mesa, hasta que le dieron unas palmadas en la espalda.

—Oye, Michael, despierta, vamos.

Michael se levanto lentamente y con su vista borrosa, vio que el bar estaba solo, una mujer estaba trapeando las mesas, Baldu estaba despertándolo.

—Oye, cerramos hace media hora.

Michael balbuceo mientras se levanto lentamente, su aliento olía a alcohol por completo, tenía grandes ojeras en sus ojos aturdidos.

—¿Qué horas hijo? —Pregunto Michael irracional y notablemente ebrio.

—Son las ocho de la mañana.

Minutos después Michael estaba caminando por las calles del barrio, sofocado por la luz solar, además de un notable zigzagueo en su caminar, el licor tenia a Michael entorpecido por completo, la gente que pasaba a su alrededor lo miraba y lo evitaba como si fuese cualquier borrachín o indigente de la zona, Michael cruzo por un callejón cubierto por bolsas de b****a y charcos de agua sucia y orín, al empezar a pasar por este callejón se cayó por culpa de las tantas bolsas que habían en el suelo.

Michael trato de levantarse pero su estado de ebriedad no se lo permitía, por lo cual solo se quedo tirado entre la b****a y la suciedad mirando hacia el cielo azul pensando en que estaba decepcionado de sí mismo, había recaído en su antiguo vicio, el licor. Vicio que casi lo dejo sin trabajo y sin vida social, el simplemente se sintió asqueado por lo que había hecho, por su debilidad y su falta de voluntad.

Un par de horas después Michael llego a la habitación de su hotel barato cerca del centro de la gran ciudad de enormes edificios, Michael entre su ebriedad tiro toda su ropa al suelo esta estaba mugrienta a barro, orín y alcohol, tomo una toalla y entro al pequeño y agrietado baño que había en su habitación (igual de desgastado y polvoriento que todo el hotel) Michael se dio una ducha para intentar relajarse pero, entre el pensamiento de que iba a ser con su vida lo invadía.

 Solamente le quedaba ese día de hospedaje después de eso quedaría en la calle, no tenía el suficiente dinero, para viajar a Johannesburgo, tampoco mucho dinero para la comida, solamente había una opción, vender el reloj que le dio su padre, pero para Michael deshacerse de dicho objeto no era una opción, no podía vender un regalo de su padre, eso no estaba bien, ese tipo de cosas simplemente valían más que el dinero (pero también se sintió como un hipócrita al recordar que intento regalarlo como si nada).

A la mañana siguiente Michael rodeado de grandes edificios estaba caminando por la calle cargando con sus maletas, rodeado de las muchas personas y autos en la calle.

        Michael iba pasando por una calle rodeado de todos los sonidos de su entorno, extrañamente se fijo en una mujer morena de pelo negro enrulado, y contextura delgada la cual era ciega se notaba a simple vista por su bastón y sus lentes de sol, esta iba a cruzando la calle, pasando justamente por toda la avenida, Michael se detuvo a mirarla porque le llamaba la atención ver cómo ella podría cruzar la avenida.

Repentinamente un camión de carga iba a máxima velocidad en dirección a la avenida, era evidente que iba a atropellar a la mujer, Michael volteo a los lados y vio que nadie hacia nada, la gente solo observaba como iba a suceder una tragedia, Michael sintió que tratar de hacer algo seria un riesgo muy estúpido, pero simplemente se olvido del miedo y en un impulso de adrenalina y valentía soltó sus maletas y salió corriendo hacia la avenida.

El camión estaba cada vez más cerca, Michael se apresuro y dio un salto arrojándose encima de la mujer quitándola de la avenida, el camión paso de largo a gran velocidad chocando contra un semáforo, todas las personas presentes conmocionadas  observaban la destrucción, mientras que otras personas observaban desde sus vehículos.

—¿Estás bien? —Le pregunto Michael montado encima de la mujer, la cual estaba paralizada del miedo, el bastón y sus lentes quedaron tirados por doquier.

La mujer casi sin aliento y asustada le respondió:

—Sí. Gracias.

Las personas empezaron a acercarse a ambos.

Michael se sentó en la acera adolorido se había torcido el tobillo derecho con la caída, la mujer ciega estaba rodeada por personas preocupadas que le preguntaban cómo estaba, pero la mujer solo dijo una cosa:

—Donde... ¿A dónde está la persona que me salvo?

Todos guiaron a la mujer hasta la acera donde estaba Michael tallándose el tobillo, Michael volteo hacia los lados al ver que varias personas se le acercaban junto con la mujer que había salvado.

—Allí está el hombre que la salvo —le dijo una señora que guiaba a la mujer.

—¿Cómo es tu nombre? —Pregunto la mujer ciega.

Michael adolorido se levanto, se le puso de frente y le respondió:

—Michael Niongo.

La mujer ciega le sonrió.

Minutos después ambos estaban caminando juntos por la calle Michael con el brazo derecho la tomaba del brazo y la guiaba, y con el izquierdo sostenía sus maletas, estaban entablando una conversación.

—Aun sigo sin entender Michael... ¿Por qué me salvo? —Pregunto la mujer ciega.

Michael suspiro nostálgicamente y respondió con honestidad:

—Lo hice porque tu vida estaba en peligro... y fue un instinto básico, era lo correcto, cualquiera lo hubiera hecho.

—Pues te equivocas.

—¿Porque?

—Porque no todos tienen el valor de poner su vida para salvar a la de un desconocido, tal vez yo estaría muerta si tú no me hubieses salvado... ¿Sabías que podías haber muerto?

Michael suspiro algo pensativo y respondió:

—Sí.

—¿Y no tuviste miedo?

—Pues claro que tenía miedo, pero si yo no te hubiera salvado, no hubiera podido vivir bien con el hecho de saber que pude haber hecho algo y no lo hice... tú tienes gente que te necesita, yo no.

—Pero todos tenemos a alguien que nos necesita, hasta incluso tu, solo que aun no haz conocido a esa persona.

Michael se quedo callado y pensativo.

—Y cuando esa persona llegue a tu vida, y sé que lo hará, te darás cuenta de lo importante y valioso que eres.

—A veces creo que esa persona nunca llegara —respondió Michael negativo—siento como si estuviera condenado a la soledad y el fracaso.

—Eso solo está en tu mente Michael.

—¿Tú crees? —Pregunto Michael mientras ambos caminaban por el bonito y verde parque.

—Solo fracasaras si sigues pensando así, tú te limitas a permanecer en la soledad.

Michael estaba callado y pensando en esas palabras.

—No se lo dura que haya sido tu vida Michael pero quiero que sepas que si hay algo en lo que pueda a ayudarte, ya sabes como agradecimiento por salvarme la vida, quisiera poder darte dinero o algo pero no tengo.

—¡No Jondra! Para nada, solamente permíteme acompañarte a tu casa.

Ese mismo día Michael acompaño a la mujer llamada Jondra a su casa donde vivía ella sola con su padre el cual era un hombre mayor con muchas deudas y necesidades, el padre de Jondra al enterarse de lo que Michael había hecho por su hija le dio un gran abrazo y se altero al no saber cómo recompensarlo, Michael tranquilizo al pobre hombre y le explico que no le debía nada, sin embargo Michael se estaba quedando hospedado en un hotel barato y ya no tenía dinero para pagarlo, por lo cual necesitaba un lugar donde quedarse, además en la casa de Jondra había disponible una habitación, por lo cual le ofrecieron a Michael quedarse el tiempo que necesitase.

Michael se quedo a vivir en la casa de los Mirs, (ese era el apellido de Jon el padre de Jondra el cual había enviudado hace un año) Michael estaba pensando en volver a Johannesburgo, pero un día lo llamaron de la secundaria donde trabajaba y le dijeron que estaba despedido por pasarse de los días acordados del permiso, Michael estaba ahora desempleado, ya no tenía lazo alguno que lo amarrase a Johannesburgo, más que la casa que le dejo su padre, por lo cual al ver la necesidad de la gente con la que vivía se apresuro a conseguir trabajo para ayudar con los gastos, Jondra obtenía dinero por el seguro de discapacidad y Jon conseguía dinero como obrero de una construcción haciendo trabajos pesados ​​a pesar de tener la espalda desgastada, pero él lo hacía ya que debía esforzarse para pagar las grandes deudas que les dejo su mujer al morir, Michael consiguió trabajo como profesor de preparatoria en una buena institución en la ciudad. 

Día a día el amor entre Michael y Jondra creció a tal punto que Michael se sintió aceptado y amado realmente por una mujer.

En el 2002 Michael y Jondra le contaron su amor a Jon el cual aprobó la relación gracias a su buena relación con Michael, ese mismo año Jon cayó en cama a causa de su columna la cual se había desviado gravemente al levantar un gran peso, requería de una costosa cirugía para su espalda.

Ambos hicieron lo posible por cubrir los gastos pero simplemente no lo lograron, el seguro de Jon tampoco cubría gran parte, así transcurrió todo el año 2002 dándole paso al 2003. 

A principios de año Jon moribundo y débil hablo a solas con Michael en la habitación de la clínica y le dijo unas últimas e importantes palabras:

—Se fuerte muchacho, cuida mucho a mi Jondra...

—Vamos señor Mirs no me hable así usted estará bien —le respondió Michael con un rostro serio.

Jon sonrió, tomo a Michael de la mano derecha, lo sujeto con fuerza y le dijo con optimismo y algo de cansancio:

—Se fuerte...

A Michael se le salió una lágrima al notar que lentamente la mano de Jon se debilitaba.

—Se que habrán cosas en esta vida que te harán querer quedarte en una zanja y no avanzar más —explico el débil Jon—pero no te quedes estancado... levántate y sigue luchando, aférrate a una sonrisa siempre, esa es la clave de la vida aferrarte a una sonrisa, recuerda que la vida es una lucha.

Michael movió la cabeza de arriba a abajo para responderle que sí, mientras el hombre hablaba.

—Ya sabes Michael, se fuerte y siempre aférrate a una sonrisa, cásate con Jondra, tengan hijos y sean felices, y si tienes problemas los solucionaran ¿Sabes porque?

—¿Porque? —Respondió Michael con tristeza.

—Porque el amor siempre pesa que el odio o cualquier otra maldad... —Jon respiraba cada vez más cansado—desde el día que llegaste a mi casa y me dijiste que salvaste a mi Jondra yo supe que tú eras una bendición, y no me he equivocado muchacho, no me equivoque.

Jon le sonrió y empezó a debilitarse cada vez más, tenía sueño sin embargo mientras sucumbía al sueño siguió hablando:

—Cuídala muchacho, cuídala.

Michael se le salió una lagrima y le sonrió, mientras se le hacia un nudo en la garganta.

Jon se quedo dormido cuatro horas después falleció, Michael y Jondra con tristeza realizaron los actos fúnebres y con el peso de esa pérdida decidieron seguir su consejo y continuaron con sus vidas, y se casaron en el año 2004.

 Hicieron sus vidas en la casa de Jon, Michael viajo a Johannesburgo para vender la casa de su padre y con el dinero continuo con su vida en Spehninburgo.

13 Años después.

2017

Era de día, temprano como las seis y media de la mañana y un Michael más viejo de 44 años se encontraba vistiéndose de camisa y corbata frente al espejo de su habitación para salir a trabajar.

A la habitación entro una Jondra de 40 años.

—Buenos días de nuevo cariño —dijo Michael cariñosa y amablemente al notar la presencia de su esposa por el reflejo del espejo.

—Buenos días amor —Jondra se sentó al borde de la cama mientras que Michael se acomodaba su corbata.

—¿Sabes cariño? Hay algo extraño que nunca te conté —dijo Michael—estuve pensando en ello toda la mañana.

—¿Qué?

—El día en que nos conocimos, cuando te salve del camión —explico Michael con un rostro de intriga —este camión estaba como a un metro o más de distancia, lo cierto era que, nos iba a matar. Por alguna extraña razón experimente el tiempo más lento... cerré los ojos esperando lo peor y cuando los abrí de nuevo estábamos sanos y salvos en el suelo.

—Amor a veces las cosas no tiene explicación, a lo mejor fue simple adrenalina, o simplemente Dios metió sus manos en el asunto.

—Ósea —interrumpió Michael—yo vi algo, fue por un instante, se desvaneció unos pocos segundos después del accidente, era como una silueta oscura con un casco o mascara roja, se veía borroso y aparentemente yo fui el único que lo noto, estaba entre las personas nadie más parecía notarlo.

—En todos estos años que estamos juntos ¿Por qué no me lo contaste?

—No lo sé Jondra —respondió Michael tallándose la cabeza—pensé que creerías que estaba loco, o solamente creí que lo que vi no fue más que espejismo o algo generado por el susto.

Jondra sonrió y respondió:

—Son cosas de Dios cariño, cosas que pasan, y no debemos buscarle explicación.

Michael se quedo callado pensando en esas palabras cuando de repente.

—Cariño cambiando de tema tenemos que hablar.

—¿Qué ocurre? —Respondió Michael mientras se pone su saco color gris.

—Me he sentido extraña estos días...

—¿Te sientes mal?

—No... Ósea si pero... no de mala manera —respondió Jondra algo enredada entre sus propias palabras.

—No te entiendo ¿Cómo puedes sentirte mal de buena manera?

—He tenido mareos y malestares las últimas semanas.

Michael frunció el ceño y se volteo a ver a su esposa con una cara de intriga:

—¿Qué tratas de insinuarme?

—Michael creo que estoy embarazada.

Michael se quedo perplejo y estático de la impresión.

Jondra al no escuchar respuesta, empezó a ponerse nerviosa:

—¿Michael? ¿Escuchaste cierto? ¿Estás molesto?

Michael continúo impactado.

—Escucha sé que no lo planeamos pero...

Repentinamente Michael estallo en risas, asustando a Jondra, Michael corrió hacia ella y le dio un cálido y amoroso abrazo, Jondra se quedo quieta y sonriendo.

Minutos después Michael se encontraba en el comedor de su casa sirviéndoles sándwich de jamón de pavo y queso mozzarella a su esposa y su hija de 7 años llamada Mikendra esta era de morena, de pelo enrulado color negro y ojos grandes, mientras Michael serbia en los platos Mikendra podía percibir un aura alegre de parte de su padre, Jondra solo estaba sonriendo.

—¿Papi que tienes? —Pregunto Mikendra.

—Pues nada —respondió Michael mientras se preparaba para sentarse a comer.

—¡Mentiroso! —Respondió Mikendra con ternura.

Jondra empezó a reír mientras tomo lentamente su sándwich.

—No amor no soy un mentiroso ¿Tiene algo de malo que tu padre este feliz? —Respondió Michael.

—Pues no.

—Bueno cariño entonces come tu desayuno.

—Está bien —Mikendra empezó a comer al igual que su madre y padre.

—¡Papi! —Dijo Mikendra casi instantáneamente.

—Mikendra hija come —dijo Jondra con paciencia.

—Sabes que unos niños en la escuela se estaban burlando de mama.

Michael puso una cara seria al instante y respondió:

—¿Qué?

—Hija no les prestes atención ¿Si? —Le recomendó su madre con tranquilidad.

—Los niños dicen que no quieren jugar con una niña como yo, dicen que yo voy a ser ciega como mama ¿Seré ciega como mama? Ellos dicen que ser ciego es una maldición.

—No cariño, no digas eso claro que no —le respondió su madre.

Michael no lo expresaba del todo pero estaba molesto:

—Escucha, si vuelven a decirte algo como eso, me avisas y yo mismo iré a hablar con todos y cada uno, incluyendo sus padres.

—Si está bien. Pero no me gusta que se burlen de mama.

—A mi tampoco —respondió Michael antes de darle un mordisco a su sándwich.

Mikendra volteo a ver a su madre y notando que esta tenía una cara triste.

—Mami —grito Mikendra con un rostro de inocencia.

—¿Si cariño?

—No estés triste mami, cuando yo sea grande voy a ser doctora para curarte... y así podrás ver, como papa y yo.

Jondra sonrió y le extendió su brazo:

—Ven dame un abrazo.

Mikendra se levanto de su silla y le dio un abrazo a su madre. Michael observo la escena y sonrió, recuperando su calma de nuevo.

Al rato esa misma mañana en una carretera Michael iba manejando en la vieja y barata camioneta familiar color rojo, junto a Michael estaba Jondra y Mikendra en el asiento de atrás con su mochila para la escuela.

Mientras Michael iba al volante su esposa le puso la mano en la pierna y le comento:

—Cariño, mañana deberíamos llevar a la niña al parque de diversiones, no lo sé deberíamos celebrar.

Mikendra grito alegre:

—¡Sí! ¡Sí! ¡Yo quiero!

Michael volteo a ver a su hija y sonrió, cuando volteo de nuevo a hacia adelante cruzo una avenida, y repentinamente sonó una estruendosa bocina, y un camión de carga color naranja se les cruzo por un lado chocando brutalmente.

        El auto quedo hecho trizas, el camión quedo con un gran magullón en el capo pero sin muchos daños, el gordo conductor del camión quedó inconsciente al golpearse la frente contra el volante, su botella de licor quedo tirada en el piso del camión.

El accidente provoco que muchos otros autos chocaran, mientras tanto Michael se encontraba tirado boca abajo a mitad de la carretera, con el brazo derecho apenas colgando de los tendones y nervios, se le podía ver el hueso y la carne separándose fibra por fibra, su rostro estaba lleno de moretones y cortes, su tabique partido y sobresaliendo, sus ojos cerrados por la cantidad de sangre que brotaba de un corte en su frente, de fondo solamente se escuchaba un zumbido intenso dentro del cerebro de Michael acompañado de gritos de personas horrorizadas al ver el accidente.

7 meses después.

Agosto.

Michael se encontraba en la sala de espera de una clínica, estaba de vuelta y recuperándose de sus heridas, había perdido el brazo derecho hasta el codo, tenía notables puntos de sutura alrededor de la cabeza, y apenas podía abrir el ojo derecho, el doctor llego a la sala de espera y se acerco a Michael.

—Buenos días señor Niongo —le dijo el doctor con amabilidad aunque con un rostro de preocupación.

        Michael se levanto de su asiento y le estrecho la mano al doctor de forma amistosa y respondió ansioso:

—Buenos días doctor. Dígame ¿Cómo esta ella?

—Le hicimos los exámenes recurrentes —comento el doctor con seriedad en el rostro y gesticulando con las palmas de sus manos—pero ella... como le explico. Obviamente no será la misma, vera los traumatismos de cráneo o craneoencefálicos son las lesiones físicas producidas sobre el tejido cerebral que alteran de forma temporal o permanente la función cerebral..

El rostro emocionado de Michael se apago y sucumbió en un desesperanzador realismo.

—El golpe en el cráneo le afecto sin duda la capacidad de comprender o comunicarse. Ahora ve el accidente desde una perspectiva fantasiosa el camión ahora es representado por un monstruo naranja, uno de los psicólogos dijo que posiblemente sea una forma de reprimir el trauma, pero estamos seguros de que es esquizofrenia.

Michael quedo aterrado por las palabras del doctor, pero sin embargo no se atrevió a interrumpirlo.

—Ella seguirá teniendo estas representaciones fantasiosas de la vida, no sabemos por cuánto tiempo el daño cerebral es severo y no podríamos afirmar con exactitud un tiempo prolongado para su recuperación absoluta. Por los momentos señor Niongo tendremos que seguir las indicaciones del psiquiatra y continuar con las terapias.

—¿Cuáles son las indicaciones del psiquiatra? —Pregunto Michael preocupado.

El doctor dio un suspiro y respondió:

—Seguirle la corriente a las cosas que diga, por más distorsionadas o subidas de tono que sean, no le cuente sobre su madre, mientras este así. Es mejor que viva en la ficción por los momentos.

Paso el rato y Michael con una cara de tristeza absoluta entro a una habitación de la clínica, al entrar vio a su hija dormida, y postrada en la cama de hospital, su rostro estaba completamente despellejado, y la nariz carcomida por completo, todo a causa del impacto contra el concreto, por lo cual utilizaba vendas en todo el rostro para cubrir su desfiguración, de entre las vendas apenas sobresalían unos pequeños rulos de pelo, Mikendra estaba cubierta por una gran sábana blanca para aplacar el frio de la clínica que era imbatible.

Michael se acerco lentamente con miedo a despertarla, en la habitación no había ni un solo globo, ni osito, nada para subir el ánimo, solo colores grises, un televisor pantalla plana, un par de sillones de cuero y una ventana que daba vista a la ciudad, Michael se acerco deprimido a la ventana y se quedo viendo por esta los grandes edificios de la ciudad, hasta que escucho una ligera voz desvanécete:

—¿Papi?

Michael volteo y vio que su querida hija estaba despierta y mirando fijamente hacia el techo blanco.

—¡Si cariño! —Respondió Michael emocionado y acercándose a la cama sonriendo para tratar de transmitir alegría—¡Aquí estoy! ¡Soy yo tu padre!

La pequeña Mikendra puso una pequeña sonrisa en su boca con labios despellejados y le comento algo a su padre:

—Papi, tuve ese sueño de nuevo.

—¿Cuál sueño amor? —Le respondió Michael sonriendo y haciéndole delicadas carisias en el pecho.

—Soñé —hablo con una voz débil y forzada, pero sin embargo con un gran entusiasmo infantil, y manteniendo una mirada fija hacia el techo—soñé... eso de nuevo. Soñé que íbamos todos en el auto, tú, yo, mama... era de noche en mitad de la carretera, apareció el monstruo naranja con sus ojos y boca amarilla, hizo un ruido terrible para asustarnos.

En la mente de Michael todo se representaba como el camión tocando la bocina antes de chocarlos, y la luz amarilla como el sol brillante.

Mikendra solo siguió hablando perdida de la realidad:

—Pero tú… —hablaba emocionándose—tú tenías un traje purpura y una capa amarilla, eras un superhéroe... y venciste al monstruo naranja de un golpe, ¿Cierto papi?

Michael perturbado y con los ojos aguados al escuchar las distorsionadas palabras de su hija respondió sonriendo:

—Si... si es verdad querida —Michael empezó a sonreír y luego empezó a reírse de forma nerviosa, hasta que termino estallando en lágrimas al frente de la cama, Michael simplemente se quebró en ese instante.

Mikendra sonrió y le comento una última cosa a su padre:

—¿Papi? ¿Cuándo va a venir mama?

Michael se limpio las lágrimas tratando de ser fuerte y respondió sonriendo y tratando de ser positivo:

—Pronto amor, pronto, mami solo está ocupada.

—¿Si? Pues extraño acompañarla a caminar por las tardes, recuerda que debemos ir al parque de diversiones.

En ese momento Michael comenzó a llorar sin más disimulo ya que recordó que su esposa Jondra estaba muerta y que su hija Mikendra no tenía piernas, ya que también las había perdido en el accidente.

Después de eso siguieron transcurriendo los días, y el seguro médico de Michael no podía seguir cubriendo los gastos de la clínica privada en la que estaba internada su hija, su sueldo como profesor no podía cubrir ni una de las tantas operaciones y terapias que requerían la recuperación de su pequeña, Michael entro en una etapa de auto destrucción financiera, comenzó gastando sus ahorros, vendiendo muebles, televisores, cualquier cosa, solo para que no echaran a su pequeña hija de la clínica.

Michael pensó en entrar en negocios ilícitos pero esa opción se borró inmediatamente de su mente al recordar la memoria de su padre el cual lo crio a él con un código ético (el simplemente no podía hacer esas cosas).

Michael siguió visitando todos los días la Clínica Werner en donde estaba internada su hija, las facturas de deudas no paraban de llegar, Michael fue despedido de su empleo como profesor por falta de asistencia, sus opciones cada día se hacían más limitadas, sin embargo el trataba de mantener la cordura cada día que iba a ver a su hija, y siempre le ponía una gran sonrisa tal como le dijo Jon hace un tiempo, Mikendra todos los días hablaba sobre historias de superhéroes luchando contra monstruos, Michael positivamente le seguía la corriente y le hizo creer a su hija que él era un imponente superhéroe de traje purpura que protegía al mundo.

Gracias a esa cruel mentira Mikendra se mantuvo estable por cada vez más días, de cierta forma esa terapia de seguirle la corriente estaba funcionando, cada día más Mikendra coordinaba y se escuchaba más cuerda, por otro lado Michael en un intento de continuar ayudando a su hija se contactó con una supuesta fundación sin fines de lucro que supuestamente enviarían a la Clínica Werner a actores famosos que interpretan a superhéroes en las películas, con la intención de subir de seguidores en las redes sociales y obtener mayor aceptación pública.

Michael entrego sus datos personales a la fundación, y pasaron los días, hasta que Michael descubrió que esta fundación solamente eran un grupo de e****adores los cuales le robaron todo el dinero que había recolectado de la venta de las cosas de su casa, con ese dinero Michael iba a pagar un porcentaje de la deuda con la clínica, ahora estaba quebrado tanto financiera como mentalmente, Michael alterado camino hacia la policía con el propósito de denunciar la e****a pero en el camino se consiguió con una pandilla los cuales lo golpearon y patearon, indiscriminada y brutalmente hasta dejarlo agonizante de dolor, le robaron la cartera, su anillo de bodas y un collar que siempre tenía su esposa, ese día perdió las ultimas cosas que le quedaban de su amada, Michael adolorido por la terrible golpiza, se fue a su hogar se baño, se aplico mentoles, vendas y analgésicos, para resistir el dolor, luego se compuso mentalmente y se puso la ropa que le quedaba ya que la demás la había vendido.

Michael no consiguió transporte, por lo cual tuvo que caminar una gran distancia desde su casa hasta la clínica, con un peluche purpura que tenia coincidencialmente la letra m, este peluche lo consiguió tirado y solitario en el camino.

        Al entrar al cuarto de su hija en la clínica se sentó al lado de su cama y le entrego el peluche con mucho entusiasmo. Mikendra tomo el peluche con alegría y respondió:

—¡Purpura mi color favorito! ¿Sabes papi? Me gustaría algún día poner mis vendas de este color, de purpura.

—Pues porque no cariño.

Luego de eso pasaron los días y Mikendra se encariño mucho con el peluche, lo llamo Señor Mikerton a diario hablaban de historias de monstruos y héroes, el oso le subió sin duda el ánimo a Mikendra. Así paso un mes, Michael un día fue a visitar a su hija como lo hacía normalmente y cuando se encontraba al fin en la habitación compartiendo con ella son interrumpidos por el doctor que atendía a Michael.

Este entro a la habitación con una sonrisa aterrorizadora y les grito a ambos completamente lunático:

—Tu mami murió Mikendra ¡Explícale como quedo machacada como carne molida! ¿Por qué no le cuentas eso?

Michael impactado se levanto de la silla y le grito:

—¡Doctor!

El doctor empezó a reír y siguió hablando:

—¡Cuéntale Michael! ¡Cuéntale a tu hija que su madre está muerta! ¡Cuéntale que jamás podrá caminar! ¡Que jamás será hermosa porque tiene su asqueroso rostro despellejado! ¡Dile que es una esquizofrénica! ¡Dile que solo es una enferma mental que con el solo simple hecho de existir produce lastima y nauseas!

Michael alterado y molesto le clavo un puñetazo al doctor en el rostro derribándolo, Michael eufórico y descargando toda su ira y estrés se le abalanzo encima al doctor y le clavo golpe tras golpe en el rostro con su único brazo, el doctor no se resistía solo recibía los golpes con una sonrisa retorcida mientras la sangre bajaba de entre sus labios y nariz.

Michael estaba tan furiosos que no noto el pequeño detalle de que el medidor de tensión de su hija comenzó a dejar de sonar, de repente llegaron los de seguridad y tomaron a Michael y lo quitaron de encima del doctor, unas enfermeras entraron a la sala y vieron que la niña se queda muy quieta, por la impresión de todo lo que estaba pasando, su corazón simplemente se detuvo, mientras que los de seguridad se llevaron a Michael y recogieron al doctor con su rostro amoratado, todos en el lugar ponen caras serias.

—¡¿Qué pasa?! —Pregunto Michael alterado mientras se lo llevan.

Una de las enfermeras grito:

—¡Elein! ¡Llamen a más enfermeras! ¡Llamen al otro doctor!

Michael Furioso empezó a gritar desesperado y forcejearon con los guardias de seguridad para que lo dejen ir a ver a su pequeña.

—¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡No! ¡Dios mío! ¡No! ¡No! —Michael grito sin parar mientras se lo llevaban por el pasillo y lo alejaban de la habitación de su pequeña.

Pero entre todo ese horror noto que dentro de la habitación de su hija se desvanecía una borrosa silueta oscura con mascara roja.

Michael se encontraba vestido de negro en un cementerio por la mañana, al frente de una tumba pequeña que tenia grabado las palabras:

Mikendra Niongo Mirs 2010-2017

Michael solitario en el gran cementerio se quedo mirando fijamente la dedicatoria en la tumba que decía: “Por siempre seré tu héroe” Michael tenía un gran nudo en la garganta y unas ojeras enormes, sostenía el despelucado peluche purpura del “Señor Mikerton”, Michael se agacho y puso el peluche en la tumba de su hija.

Michael pudo hacer el funeral y el entierro en un cementerio decente ya que pidió prestado dinero en un banco, contrato a un abogado y ejerció una demanda hacia el doctor el cual estaba drogado el día de la muerte de Mikendra. Michael gano la demanda obteniendo una buena suma de dinero y haciendo que el doctor perdiera su carrera y su libertad, sin embargo el dinero se fue acabando con deudas de la clínica y gastos fúnebres, y al final perdió su casa como forma de pago al banco al que le había pedido el préstamo para contratar al abogado.

Michael ya no tenía hogar, ni trabajo, ni su brazo derecho, tampoco dinero pero lo peor y lo más doloroso de todo es que ya no tenía a su familia, ver la tumba de su pequeña hija y saber que nunca jamás saldrían a pasear, que nunca podrá tomarla de la mano y salía a pasear, jamás volverá a escuchar su, jamás la vera graduarse, o casarse, ese vacío fue enorme.

Michael pensó mientras miraba la tumba, se dio cuenta de que después del accidente perdió a su amada esposa la cual estaba embarazada, y lo único que le quedo en esta vida que le importaba era su hija, y simplemente la había perdido para siempre, el estaba solo de nuevo.

Así que se puso firme y de pie y el hombre que lo había perdido todo, empezó a retirarse, caminando por el cementerio con unos cuantos billetes en el bolsillo izquierdo sin rumbo, sin nada que él quisiera, sin sentirse vivo, sin familia, sin ningún sentimiento o motivo que inspire a vivir.

Pero cuando iba a mitad de camino se detuvo por un instante y volteo a ver la tumba y miro al peluche, en ese instante sintió que no podía desprenderse de ese peluche, sintió que ese juguete era como una especie de regalo de Dios, como un objeto de felicidad para su hija, un objeto para recordarla y llevarla consigo por siempre. Michael lentamente se acerco a la tumba se agacho y tomo el peluche, lo miro fijamente, y mientras lo miraba ese peluche le recordaba la voz de su hija, le recordaba su sonrisa así que simplemente lo tomo y se fue.

Luego de ese día en el cementerio Michael se dejó llevar por sus instintos básicos, tomo su dinero y comenzó a beber de bar en bar, completamente deprimido, así paso todo ese año 2017, bebiendo licor y vagando en la calle derrochando lastima y viviendo de la miseria que le daba la gente con sencillo en los bolsillos.

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