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Sus labios dejaron los míos y entonces comenzó a repartir besos a lo largo de mi mandíbula mientras mantenía los ojos cerrados.

La temperatura de mi cuerpo estaba subiendo cada vez más, todas estas sensaciones eran tan nuevas para mí, jamás había llegado a este límite.

No había tenido más que algunos besos, pero sin dudas nada se compara a con estos.

En el momento en el que sus labios chuparon la piel expuesta de mi cuello, mi cuerpo reaccionó por si mismo y mis caderas se levantaron para chocar contra su muslo.

Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal y comencé a sentir como mi intimidad palpitaba. Sus besos me estaban matando y ¡Dios! Se sentía tan bien. Su mano fue hacia el costado de mi cintura, acariciando y sosteniendo para que siguiera con mis movimientos, la fricción me estaba matando. Alcancé su mano y la bajé para que pudiera tocarme el trasero sientiendo como ella sonreía contra mi piel y comenzaba a acariciarme por arriba de short. Jadeé en sus labios cuando me dio un
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