Soledad subió las escaleras estaba echa una furia, pues sus planes de casarse de nuevo con Leo se habían ido a la basura, camino hacia su closet y tiro todo lo que había en el.—¡Noooo! —grito mientras jalaba de sus cabellos, por qué cuando estaba por conseguir lo que había perdido por estúpida, ahora Leo se había convertido en un estúpido, pero ya habría forma de recuperarlo, aunque para ello tuviera que deshacerse de estorbos en su camino, cómo se estaba convirtiendo Victoria.La cual Soledad no sabía, pero la pequeña un día antes había ido a la habitación de Leo para pedirle que no se casará con ella, lo cual Leo después de mucho pensarlo supo tomar la decisión correcta.Solo que Soledad no lo sabía, por ahora solo quería sacar toda la rabia que llevaba por dentro, así que era mejor salir y así poder descargar toda su ira en otra cosa.Después de buscar algo que ponerse en medio del desorden que armó, se puso unos zapatos de punta y salió, no sin antes verificar que Victoria siguie
Las manos de Lucas temblaban y más al ver la cara de pocos amigos de Leo, quien miraba hacia todos lados para ver con quién estaba Lucas, solo que no había nadie, pues Soledad se había escondido justo debajo de su escritorio.—Leo, que milagro que vengas a la empresa, creí que te habías convertido en un ermitaño —dijo Lucas con bastante sarcasmo.—Esta es mi empresa y no creo que deba pedirte permiso, necesito todos los balances de las últimas inversiones, y las quiero en una hora en mi oficina. —Leo estaba furioso, y más por qué debajo del escritorio de Lucas se alcanzaban a ver unos tacones de una mujer.—Leo, pero es muy pronto para tenerlos todos listos, al menos creo demorarme un día —respondió Lucas, tratando de persuadir a Leo.—No es problema mío, los quiero en una hora sobre mi escritorio, a y dile a tu amante que ya puede salir. —Lucas giro su silla y salió de ahí hacia su oficina.Leo tenía su cabeza echa un ocho de tanto pensar, quería salir del lodo en dónde el solo se h
Sofía gritó y esos gritos fueron suficientes para que Ángel escuchará y corriera hacia el consultorio en dónde el médico trataba de levantar a Julia junto con Sofía.—¿Qué sucede? —dijo Ángel corriendo en ayuda de Julia, quien la tomó en sus brazos y la puso sobre la camilla.—Les agradezco que me dejen solo mientras reviso a la paciente —dijo el médico mirando a Sofía y a Ángel quien estaba justo al lado de Julia sosteniendo la mano.—Yo no pienso salir hasta no ver que Julia está bien —dijo Ángel mientras se interponía en medio del médico.—Por favor Angel, deja que revisen a mi hija. —Sofía caminó hacia Ángel para después tomarlo del brazo y hacer que saliera junto con ella.El cual se negó, pero termino por aceptar después de todo el quería que ella estuviese bien, los dos salieron del consultorio, solo que Angel no tenía paz, caminaba de lado a lado, lo que llamó la atención de Sofía, pues no era normal que el profesor actuará de esta forma, así que camino hacia el.—Profesor Bra
Ángel pegó un brinco para después tensar su mandíbula. Mientras aquella joven miraba la escena con algo de desconfianza, como si no fuera casualidad que aquel hombre estuviera aquí. —Nada, solo vine porque este ruido es incesante —respondió Ángel, mientras maldecía por dentro—. Fue algo que me preocupó, me parecía mejor venir a verificar que nada estuviera pasando.—Señor le pido que se retire, por favor—dijo la joven enfermera tratando de ayudar a Ethan quien empezaba a respirar con dificultad—. No puede estar aquí si no tiene permiso del médico. Ángel salió de allí como alma que lleva el diablo, pues se había esfumado la oportunidad de desconectar a Ethan, pero de algo si estaba seguro muy pronto volvería y lograría su objetivo.Mientras tanto, Sofía ingresaba a la habitación de Julia, quien acababa de abrir sus ojos.—Hija que bueno que despertaste —dijo Sofía mientras caminaba hacia la cama de Julia—. Quería hablar contigo, ver que estuvieras bien. —¿Y mi bebé?, ¿Cómo está mi b
Leo estaba como de costumbre con una botella de whisky en sus manos, el día anterior había ido a la empresa, pero no hizo que eso lo hiciera sentir mejor, al contrario, lo hizo sentir más miserable que nunca, pues no dejaba de pensar en Julia, y más por qué fue a la oficina en donde trabajaba el investigador privado Ángel Brown, solo que su secretaria le dijo que ya no estaba que se había ido del país.Leo se sintió una vez más solo, y no quiso seguir buscándola, él merecía estar solo y sin amor y más postrado en esa silla.—¡Cariño! Que bueno que te encuentro, pensé que te habías ido a la empresa —le dijo Soledad entrando a la habitación de Leo, para después correr las cortinas.—Deja todo cómo está, no te atrevas a moverlo —vociferó Leo con una su mirada puesta en la botella de whisky.—Está bien cariño, solo quería hablar hoy con más tranquilidad sobre nuestra boda, pues pienso que deberíamos seguir con lo planeado, a Victoria le hace falta una madre y yo estoy dispuesta a serlo —d
Leo se llevó sus manos a la cabeza mientras sentía que ya no aguantaba más, pero de algo estaba seguro Maya se quedaría con él, pues él necesitaba ayuda con Victoria, además que no quería tomar el control de las empresas Lennox, así que en la cena de la noche le propondría a Maya que se hiciera a cargo, ya que él no podría, pues el remordimiento y la ganas de clavarse un puñal en el pecho no se le iban a quitar.Por otro lado, Soledad había salido de la habitación de Leo totalmente sonriendo, estaba feliz y no habría nada ni nadie que le quitará su felicidad, bueno casi nadie.Soledad camino hacia su habitación entró y cerró con llave, quería guardar muy bien la foto de Julia, pues en su mente tenía algo que de seguro Leo se desengañaría de Julia y de eso estaba completamente segura.Solo que busco su bolsa en donde guardaba sus cosas importantes, pero no lo encontraba, saco casi todo lo que había en su closet y no encontró absolutamente nada, en la habitación de Soledad era como si h
Leo escucho como un fuerte golpe se había oído además de dos gritos, uno de ellos desde luego era el de Victoria, lo cual hizo que Leo se pusiera pálido por completo, pues su pequeña estaba pidiendo ayuda y él no había acudido a su ayuda, Leo pensó lo peor y quiso morir, así que empezó a rodar con más fuerza la silla de ruedas, pues temía encontrar el peor escenario.Al llegar vio a Maya tirada en el piso y a Victoria escalones más arriba, quiso pararse y bajar ayudar a Maya quien se quejaba de dolor, la impotencia empezó apoderarse de Leo, pues estaba en una silla de ruedas, así que se sentía como un completo estorbó.—Maya, ¿Estás bien? —dijo Leo acercándose al borde de las escaleras.—Ayúdame Leo —dijo Soledad con su voz entrecortada.Mientras Victoria estaba completamente asustada, pues no supo como se cayó Maya por las escaleras, si ella no la empujo.—¡Emma!, ¡Emma! —gritaba Leo desesperadamente, pues sentía impotencia al no poder hacer absolutamente nada.Emma acababa de hacer
Leo no la estaba pasando para nada bien, tenía la cabeza grande, aunque Maya no fuese mucho de su agrado no quería que nada malo le pasará, sin contar que también estaba preocupado por Victoria, quien estaba sola y asustada por lo que había pasado.—Señor Rossi. —Leo giro su cabeza y vio al médico el cual atendía a Maya.—Dígame doctor, ¿cómo sigue la señorita Salvatierra? —preguntó Leo alzando su vista para mirar al médico.—Sígame señor Rossi. —Los dos fueron directamente al consultorio.—Bueno señor Rossi lamento mucho decirle que su prometida —Leo abrió sus ojos como platos y frunció el ceño. —Sufrió una fractura simple de fémur, la señorita Salvatierra va a estar enyesada por lo menos tres meses.—Doctor la podemos llevar a casa. —Para Leo esto era un verdadero problema, y más ahora qué Maya iba a necesitar una enfermera.—Sí, claro en una hora la puede llevar a su casa, por ahora puede pasar a verla, creeme que lo va a necesitar —dijo el médico mientras estiraba su mano y desped