Las horas en esta habitación tan lúgubre parecen no correr. Me he mantenido despierta no sé por cuánto tiempo, con el fin de estar lista para cuando esa cosa inmunda regrese, pero hasta el momento no ha habido ni una sola señal de su presencia. Es como si se hubiese esfumado o, mejor aún, como si la tierra se lo hubiese tragado.Esa mujer, de cabello rojizo y llamada Vanda, me ha traído comida y agua, al igual que ropa limpia. Por más desconfianza que quiera sentir a causa de su afabilidad, una parte de mí confía en ella. Es muy insistente y se preocupa demasiado porque me alimente bien. Lo único que no me permite, es salir de esta habitación tan fría y oscura, donde ni siquiera el sol entra por la ventana porque no cuenta con una. ¿Cómo puede alguien vivir en estas condiciones? Por más lujosa y bonita que sea la habitación, parece ser sacada de una película de terror muy antigua.Rodeé mi cuerpo con esa suave y caliente manta y me hice un ovillo en un rincón de esa espaciosa habitaci
La víbora era lo que menos me causaba terror, era ese siseo incontrolable que delataba un peligro desconocido e inminente frente a mí. No podía moverme y ese hecho me hacía sentir inútil y mucho más miedo.—No te metas en mis asuntos, Rea.Esa voz... es él, no me cabe ni la menor duda de que es ese monstruo infame, pero ¿qué hace en mi sueño? Ni siquiera dormida logro librarme de esa cosa.—No lo permitiré. No estás pensando con lucidez. Si vas a enfrentarte con alguien, que sea conmigo.Esa aura oscura se acrecentó tras la amenaza de la víbora, lo que voló mi cabeza y me dejó el doble de confundida. No entendía lo que estaba sucediendo a mi alrededor, ni del por qué una serpiente estaba hablando. Este sueño está siendo el más raro que alguna vez haya podido tener en mi vida, pero se siente tan real y vivido.—Si te ataco me lastimo a mí mismo.—Y su le haces daño a tu pareja, jamás te lo perdonaré, además de que nos estarías condenando a los dos.—Es una simple humana.—¿Y eso qué? A
Me volví presa de mí misma mente e ideas locas y paranoicas. Cada segundo que la paso encerrada en ese lugar me enloquece y me hace creer que todo lo malo va a pasarme. ¿Acaso Wyatt también vivió esto? Presiento aquí en mi pecho que sí y no la pasó nada bien en este lugar.A pesar de que la cama es muy cómoda y que un plato de comida no me hace falta, se siente muy deprimente y horrible estar encerrada aquí, siquiera sin ver la luz del día, ni ver a nadie más que a una mujer que busca la manera de darme aliento y convencerme de que su señor no es malo. Si no lo fuera, no me tendría aquí encerrada, no habría asesinado a Ronan como si se tratara de alguna cosa insignificante y no me hubiese traído a su guarida.Debo ser cuidadosa con Vanda. Ella, por más generosa que sea conmigo, no me puedo dejar engañar por su amabilidad. ¿Y si es falsa? No entiendo por qué me mantienen aquí secuestrada y encerrada, si no soy nadie importante, solo una simple periodista que le gusta entremeterse en la
Sentí que pasó toda una eternidad, pero en realidad solo habían transcurrido un par de días cuando Vanda entró a mi habitación y me informó de la cena que tendría con Ambrose, su señor, a la siguiente noche. En esta habitación tan lúgubre no se sabe cuándo es de día y cuándo es de noche, por lo que pude entrar en tiempo cuando ella lo mencionó.«¿Cuántos días he estado aquí encerrada?», no dejaba de hacerme la misma pregunta cada instante del día.¿Podré tener oportunidad alguna de escapar y salir bien librada de esta situación y, quizás, olvidarme de toda esta locura?***Por más nerviosa que me encuentre, tengo que hacer todo lo posible para no demostrar el miedo que ese ser me causa con tan solo tenerlo en el pensamiento. Además de que debo de convencerle para que me deje ir de este lugar. No quiero estar ni un segundo más aquí o me volveré loca.Vanda trajo consigo un traje negro con bordes de encaje muy bonito y elegante y un par de tacones del mismo color para que use en la dich
—¿Come? ¿Eso es lo único que tiene que decir? —me puse de pie y se me quedó viendo fijamente—. Es usted la persona más cínica y sin corazón que haya conocido en esta vida. Por lo menos tenga la decencia de pedir una disculpa por todo el mal que ha hecho. ¿Acaso ya se le olvidó? No se preocupe, yo le refresco la memoria. Asesinó a sangre fría a mi amigo frente a mí y luego me secuestró sin darme explicación alguna de porqué. ¿Qué clase de monstruo es usted? ¿Qué es lo que gana haciendo todo esto?—Si no te sientas a comer, te rebanaré el cuello a ti también —lo dijo con una seriedad y calma que me hizo temblar de miedo, ignorando por completo mis preguntas—. Haz silencio y siéntate a comer.—¡Yo no quiero comer nada de esto, ni mucho menos estar más tiempo aquí!—Come —insistió, dejando uno de los platos frente a mí.—¡Que no quiero! —bajo la misma furia e histeria que sentía por dentro, tiré el plato lejos de mí—. Le exijo que me deje ir ahora mismo.Sus ojos negros se tornaron en cue
—No soy suya. Las personas no somos objetos ni posesiones de nadie. Somos seres humanos, que no tienen que atravesar nada de esto, ni vivir bajo el yugo de un lunático enfermo como usted. ¿Qué le hace creer que soy suya? ¿En qué siglo vive? La esclavitud se acabó hace mucho, idiota. —Eres débil, pero para reñir, tu fuerza revive —se relamió los labios—. Tu sangre fluye muy fuerte y rápido dentro tuyo. ¿Estás enojada?—Usted es un maldito desquiciado. Debería matarme de una vez por todas, porque primero muerta, antes de ser de un completo monstruo.—Tus halagos me despiertan las ganas de morderte una vez más —sonrió ladeado—. Deberías comer más. Estás muy delgada. Necesitas un poco más de carne.¿Este me está diciendo gorda de manera indirecta? ¿Quién se cree que es este imbécil?—Come, porque necesitas estar fuerte para que pueda alimentarme de ti.—Váyase a la mierda. No voy a permitir que vuelva a morderme una vez más.Tiré el plato contra el suelo y, en el intento de levantarme de
MarianaHoy al fin pude levantarme de la cama y darme un buen baño, no solo para quitarme de encima ese mal olor que traía y el sudor de mi cuerpo, sino también a ese ser inmundo que ahora se la pasa vagando en mis pensamientos.Antes le tenía miedo incluso cuando lo pensaba, ahora solo puedo sentir una enorme rabia cada que su mirada se cruza por mi cabeza. Es el ser más cínico y desvergonzado que pueda existir. Es un demonio sin corazón.Luego de que salí de tomar el baño, vi a Vanda con la bandeja del desayuno en mano y me senté en silencio a comer de el. Hoy es uno de esos días donde el buen humor no es mi aliado y absolutamente todo me irrita, incluso no soporto que me miren. Estoy cansada de estar aquí encerrada. Necesito un poco de aire, ver la luz del sol y cerrar los ojos ante el viento que golpea mi rostro. Deseo ver la luna llena y poder pensar una vez más en la inmensidad del universo. No soporto un segundo más de estar entre cuatro paredes.—¿Se encuentra bien, mi señora?
No he podido sacarme de la cabeza todo lo que Wyatt me contó. Parece tan irreal, que si no lo estuviera viviendo, no creería ni una sola palabra de lo que dice. Ese cuento de los vampiros, de las almas gemelas, de la transformación e incluso de lo que está viviendo con Blake, su mujer, parece un invento sacado de la cabeza de un loco. Pero no, todo es real, así como su sufrimiento al tener a la mujer que ama lejos de sus brazos y sin saber cómo se encuentra.Sus lágrimas llenas de impotencia lograron dar en el centro de mi pecho. Con los días no entendía por qué se aferraba tanto a este lugar, pero al conocer su historia, esa que el mundo desconoce, lo entendí todo.El amor es capaz de transformarlo todo. En su mirada, lo único que hay, es un profundo amor por esa vampiresa de la que tanto habla. No ve el momento de estar con ella nuevamente, de tenerla entre sus brazos, de besar sus labios y unir sus vidas por lo que les resta de eternidad. De su boca puedo entender muchas cosas porq