Sentí que pasó toda una eternidad, pero en realidad solo habían transcurrido un par de días cuando Vanda entró a mi habitación y me informó de la cena que tendría con Ambrose, su señor, a la siguiente noche. En esta habitación tan lúgubre no se sabe cuándo es de día y cuándo es de noche, por lo que pude entrar en tiempo cuando ella lo mencionó.«¿Cuántos días he estado aquí encerrada?», no dejaba de hacerme la misma pregunta cada instante del día.¿Podré tener oportunidad alguna de escapar y salir bien librada de esta situación y, quizás, olvidarme de toda esta locura?***Por más nerviosa que me encuentre, tengo que hacer todo lo posible para no demostrar el miedo que ese ser me causa con tan solo tenerlo en el pensamiento. Además de que debo de convencerle para que me deje ir de este lugar. No quiero estar ni un segundo más aquí o me volveré loca.Vanda trajo consigo un traje negro con bordes de encaje muy bonito y elegante y un par de tacones del mismo color para que use en la dich
—¿Come? ¿Eso es lo único que tiene que decir? —me puse de pie y se me quedó viendo fijamente—. Es usted la persona más cínica y sin corazón que haya conocido en esta vida. Por lo menos tenga la decencia de pedir una disculpa por todo el mal que ha hecho. ¿Acaso ya se le olvidó? No se preocupe, yo le refresco la memoria. Asesinó a sangre fría a mi amigo frente a mí y luego me secuestró sin darme explicación alguna de porqué. ¿Qué clase de monstruo es usted? ¿Qué es lo que gana haciendo todo esto?—Si no te sientas a comer, te rebanaré el cuello a ti también —lo dijo con una seriedad y calma que me hizo temblar de miedo, ignorando por completo mis preguntas—. Haz silencio y siéntate a comer.—¡Yo no quiero comer nada de esto, ni mucho menos estar más tiempo aquí!—Come —insistió, dejando uno de los platos frente a mí.—¡Que no quiero! —bajo la misma furia e histeria que sentía por dentro, tiré el plato lejos de mí—. Le exijo que me deje ir ahora mismo.Sus ojos negros se tornaron en cue
—No soy suya. Las personas no somos objetos ni posesiones de nadie. Somos seres humanos, que no tienen que atravesar nada de esto, ni vivir bajo el yugo de un lunático enfermo como usted. ¿Qué le hace creer que soy suya? ¿En qué siglo vive? La esclavitud se acabó hace mucho, idiota. —Eres débil, pero para reñir, tu fuerza revive —se relamió los labios—. Tu sangre fluye muy fuerte y rápido dentro tuyo. ¿Estás enojada?—Usted es un maldito desquiciado. Debería matarme de una vez por todas, porque primero muerta, antes de ser de un completo monstruo.—Tus halagos me despiertan las ganas de morderte una vez más —sonrió ladeado—. Deberías comer más. Estás muy delgada. Necesitas un poco más de carne.¿Este me está diciendo gorda de manera indirecta? ¿Quién se cree que es este imbécil?—Come, porque necesitas estar fuerte para que pueda alimentarme de ti.—Váyase a la mierda. No voy a permitir que vuelva a morderme una vez más.Tiré el plato contra el suelo y, en el intento de levantarme de
MarianaHoy al fin pude levantarme de la cama y darme un buen baño, no solo para quitarme de encima ese mal olor que traía y el sudor de mi cuerpo, sino también a ese ser inmundo que ahora se la pasa vagando en mis pensamientos.Antes le tenía miedo incluso cuando lo pensaba, ahora solo puedo sentir una enorme rabia cada que su mirada se cruza por mi cabeza. Es el ser más cínico y desvergonzado que pueda existir. Es un demonio sin corazón.Luego de que salí de tomar el baño, vi a Vanda con la bandeja del desayuno en mano y me senté en silencio a comer de el. Hoy es uno de esos días donde el buen humor no es mi aliado y absolutamente todo me irrita, incluso no soporto que me miren. Estoy cansada de estar aquí encerrada. Necesito un poco de aire, ver la luz del sol y cerrar los ojos ante el viento que golpea mi rostro. Deseo ver la luna llena y poder pensar una vez más en la inmensidad del universo. No soporto un segundo más de estar entre cuatro paredes.—¿Se encuentra bien, mi señora?
No he podido sacarme de la cabeza todo lo que Wyatt me contó. Parece tan irreal, que si no lo estuviera viviendo, no creería ni una sola palabra de lo que dice. Ese cuento de los vampiros, de las almas gemelas, de la transformación e incluso de lo que está viviendo con Blake, su mujer, parece un invento sacado de la cabeza de un loco. Pero no, todo es real, así como su sufrimiento al tener a la mujer que ama lejos de sus brazos y sin saber cómo se encuentra.Sus lágrimas llenas de impotencia lograron dar en el centro de mi pecho. Con los días no entendía por qué se aferraba tanto a este lugar, pero al conocer su historia, esa que el mundo desconoce, lo entendí todo.El amor es capaz de transformarlo todo. En su mirada, lo único que hay, es un profundo amor por esa vampiresa de la que tanto habla. No ve el momento de estar con ella nuevamente, de tenerla entre sus brazos, de besar sus labios y unir sus vidas por lo que les resta de eternidad. De su boca puedo entender muchas cosas porq
—Si se atreve a hacerme algo, le juro que lo mato.Oí su risita burlona, poco antes de que sus labios se posicionaran en mis muslos, muy cerca de mi parte más íntima y todo mi interior tembló.—Intentalo...Besó mis muslos con suavidad, guiando su boca a mi parte íntima y contuve la respiración. No puedo mover ni un solo músculo de mi cuerpo, pero su boca por mi piel no se siente desagradable. Sus labios son muy suaves y, a pesar de que se perciben muy fríos, de ellos al contacto con mi piel brotan un calor inigualable.Aunque no podía mover el cuerpo, sí podía sentir todo lo que me estaba haciendo a la perfección, al igual como un inmenso calor crecía en el medio de mis piernas y me impedía pensar con claridad.¿Qué me pasa? ¿Por qué mi cuerpo está reaccionando de esta manera tan contradictoria? No puedo dejar de pensar en todo lo malo que me hará, más mi cuerpo parece ceder a sus suaves caricias y malintencionados besos.Su mirada se cruzó con la mía y ese rojo intenso de sus ojos m
Un suave y delicado roce, no solo me provocó cosquillas por mi cuello, sino también logró despertarme. Aturdida y sintiendo una punzada de dolor en la cabeza, abrí los ojos lentamente, pero no estaba ni un poco preparada para ver a ese demonio tan cerca de mi rostro, viéndome con una fijeza que incrementó los latidos de mi corazón.Quería gritarle que se alejara de mí y nunca más se acercara, pero las palabras no salían de mi boca. Sentía la garganta seca y que me ardía con tan solo intentar pasar saliva.¿Qué hace este demonio aquí? ¿Por qué no está Vanda en su lugar? No quiero ver esos ojos tan negros como la oscuridad ni hoy ni nunca y que parecen rasgar mi piel con su profundidad y fuerza.—Despertaras, mi dulce y pequeña rosa —susurró, esbozando una media sonrisa que me llevó a recordar lo que sucedió antes de perder la conciencia.Sentí mis mejillas muy calientes y que me sonrojaba incluso hasta el cuello, por lo que no tuve más opción que apartar la mirada de la suya y apretar
Ese demonio lo que hizo fue trabajarme. No sé cuántos días han pasado y no he sabido nada de él, pero no hay instante del día que no esté presente en mis pensamientos. Odio a mi cabeza por hacerme recordar ese momento tan vergonzoso en el que ni yo misma me reconocí.Todavía me pregunto cómo es posible que le haya permitido hacerme todas esas cosas. Recordar su expresión, pero más que todo la manera en la que me sentí, la furia y la vergüenza se apoderan de mí. Es asqueroso lo que hizo, pero a él pareció gustarle mucho. Los escalofríos me dominan cada que lo pienso.Hoy desperté sintiéndome mucho mejor. Vanda me dijo que ya no era necesario hacerme más transfusiones de sangre, por lo que mis brazos le agradecieron inmensamente por ya no sentir más ese dolor.Me estiré en la cama y sentí dolor en la espalda. Estoy cansada de estar todo el día encerrada en estas cuatro paredes, eso sin contar lo aburrida que me siento sin hacer nada más que mirar del espejo al armario o de los cuadros a