Capítulo 35

Kenia

Mi cuerpo se siente extraño, puedo recordar todo por lo que pase; pero no siento nada. Entonces deduzco que he muerto. Siento correr mis lágrimas, no pude disfrutar de mis hombres. Todo acabo tan rápido. Aun cuando no siento nada, mi cuerpo se niega a moverse. Lloro desconsoladamente, no los quiero dejar.

— ¿Nena? ¿qué sucede? −escucho a Ryan a los lejos −shhhh, calma pequeña. Todo va a estar bien te lo prometo.

Entonces todo se escucha lejos, todo se vuelve negro y en silencio.

Abro los ojos, la luz me hiere. Estoy en una habitación, a mi lado las cortinas se mueven con fuerza, el viento refresca el ambiente. Respiro profundamente, veo todo a mí alrededor con más detalle, entonces lo encuentro al fondo de la habitación durmiendo desparramado en un pequeño mueble. ¡Dios, le dará torticolis!

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