Kenia
Esto jamás me había pasado. Hasta hace una semana estaba sola, ahora he salido con tres hombres. Me he acostado con uno, en nuestra primera cita. Ha sido genial, me siento en las nubes. Bruce me hace desear cosas que no quería antes. Una relación, un compañero. La noche que estuve junto a él, fue erótica, llena de pasión; pero sobre todo muy romántica. Él es muy reservado, parece que desconfía de todos. Creo que fue herido profundamente. Y sospecharlo sólo me hace querer lo proteger. Jamás pensé sentirme de esta forma por alguien.
Lo peor es que él no es el único por el que siento cosas. Ryan ilumina mi día, tengo necesidad de sentirlo, tenerlo cerca. Dios, como extraño sus besos. Sólo recordar los me hace poner caliente. Hoy me ha invitado almorzar, prometiendo que
RyanEs difícil para mí competir con Bruce, digo me lleva una gran delantera. Kenia aún tiene una mala impresión de mí, no sé si podré quitársela. Camino hacia el local donde la traeré almorzar, he planeado algo muy romántico para mi chica. Quiero que se sienta única y muy especial.Hemos llegado al restaurante, decido llevarle con los ojos cerrados, en un inicio dudo de hacerlo. Al entrar le permito abrir los ojos, su sonrisa demuestra cuán complacida esta. Hoy alquile el local sólo para nosotros, solicite decoraran con rosas blancas todo el local, incluso pétalos en el suelo. Para mi reina nada es demasiado.Pedí un trío de música clásica, entre violines y violonchelo. He pedido una comida de tres platos, con un postre de chocolate.—Ryan, que hermoso. Gracia
Kenia Finaliza la semana y todo ha sido irreal, he pasado dos noches geniales en la presencia de Bruce. Quien cada día me demuestra lo romántico y maravilloso que es. Hoy tuve que mentirle y decirle que iba a estar con Hanna −cosa que no es del todo falso, ya que la veré para almorzar −para que no viniera en la noche, quedamos en hablar mañana para planear algo. ¡Ese hombre me descoloca! Me mantiene caliente todo el tiempo.—Amiga, buen día −dice Hanna, sacándome de mis cavilaciones. Le sonrió e indicó que pase adelante a mi oficina.Luego de dos horas contándole con detalles cada cosa que me ha pasado en tan sólo una semana. Ella me mira sorprendida y asombrada. Con la boca abierta y en silencio absoluto. Nos quedamos calladas mientras ella analiza todo lo que le he dicho.&md
KeniaMiraba sus hermosos ojos azules, intentaban transmitirme su verdad. Que para mí era más bien una locura. ¿Cómo podía creer lo que él con tanto ahínco intentaba hacerme entender? Lobo. Mejor dicho, hombre lobo.¿Por qué de todos los hombres me tocaba a mi tratar con un loco? Lo peor es que realmente creí, lo que con tanta pasión me decía. El desaliento se apodero de mí, esta noche que se notaba como una gran noche romántica, se había convertido en bochorno y dolor. Ryan me gustaba muchísimo; pero, no puedo continuar con él ante esta declaración.Al ver mi actitud, ante su declaración. Me miro con dolor, se dio cuenta que no le creía; peor que lo veía como loco.—Kenia, ¿Por qué me miras así?, acaso ¿no me crees? − Me miro, con la esperanza q
Veía desde mi sala, como poco a poco la oscuridad iba quedando relegada por la luz. Amanecía. Yo había estado en la misma posición en la que me senté al llegar la noche anterior, luego de tener una noche tan desconcertante. Tenía mucho que entender, cosas que aclarar y decisiones que tomar. Así que llegué a casa y me senté a rememorar la conversación más ilógica que he tenido y seguro tendré en mucho tiempo.Para mí, luego de las explicaciones de Ryan, pequeños detalles como la pelea en el club, quedaban más que aclaradas. Aunque aún tenía que entender la actitud de Bruce. ¿Será que él también es hombre lobo? No. Si fuera así, no habríamos tenido sexo. Ryan me explico que no había método anticonceptivo que pudiera contra un hombre lobo. Sus palabras fueron “una vez que tengamos sexo, es
¿Cómo se puede sentir nostalgia, por algo que aún no tienes? La necesidad de tenerlos cerca me hace sentir vacía. Cada vez que caigo en cuenta de que no podré tenerlos ambos, me inunda la desolación y deseo correr a ellos, y solo por una vez; tenerlos a los dos al mismo tiempo. Saber que se siente ser amada por ellos. Sin tener que escoger, sin sentirme entre la espada y la pared. Puedo sentir el movimiento de la espada de Damocles sobre mi cuello, sabiendo que cualquier decisión que tome, será mi final.Desde el sábado que Bruce estuvo en casa, vivo en automático. No deseo tomar una decisión, mucho menos pensar. He conocido a dos hombres «bueno hombres como tal no, seres sobrenaturales maravillosos» justo lo que había deseado desde hace mucho. Que me tratan y me ven como lo más preciado para ellos. Jamás encontrare a otro que me pueda hacer sentir así
—Debe ser una broma, ¿verdad? −pregunta incrédula Hanna, después de contarle todo lo sucedido en mi vida en los últimos días y la decisión que debo tomar −Déjame ver si entendí, estás enamorada no uno, sino dos chicos. Que a su vez no son hombres sino…un vampiro y un hombre lobo. Kenia, ¿has perdido la razón?—No, sé que suena de locos. Yo todavía no me lo creo. Si ambos no me lo hubiesen demostrado, te daría la razón −callo por un instante, mientras respiro profundamente intentando ordenar mis ideas − Los amo a los dos; pero aun sino los amara, soy su pareja, escogida para ellos por la naturaleza. Si no les correspondo, no existirá nadie más para ellos.—Kenia, en verdad no sé qué decir. Esta situación sale incluso de lo anormal. Es algo que nunca, repito nunca ni en mis fantas&iacu
Hanna se queda dos días en casa, cuidándome y tratando de desenmarañar mis pensamientos. Sin duda, su esposo es un santo, recién casado y ya debe compartirla. El domingo en la tarde, me lleno de valor y les envió un mensaje a ambos, diciéndoles que necesito conversar con ellos, les hago saber que ambos estarán en la conversación. No tarda en llegar la respuesta, indicándome que vendrán a mi casa en la noche. Esta será la conversación más importante de mi vida, así que me voy a tomar un buen baño relajante y a prepararme para una de las conversaciones más extrañas e incomodas que tendré.Ryan Lleva toda una semana sin hablarme, su silencio me está matando. Mi hermano cada día me soporta menos, ayer casi nos vamos a las manos. Al final me r
Kenia Tengo el estómago revuelto, desde que los cité a ambos en mi casa. He conocido cada parte de loza de mi baño, los nervios no me permiten retener la poca comida que consumo. Para colmo, se me acabaron los días de gracia, mis padres me han estado bombardeando con llamadas y mensajes. Me temo que no podré seguir dándoles largas. Debo llamarles cuanto antes; sino temo que se aparezcan en mi puerta. El tiempo ha pasado lentamente, veo mi reloj cada segundo. Deseo poder saber qué sucederá esta noche. No soy muy optimista, presiento que al final ambos me dejaran abandonada. ¡Claro! ¿quién no? Con semejante barbaridad que se me ha metido en la cabeza. Decido que es vez de mirar el reloj, mejor me entretengo limpiando. Sin más me veo absorta en esa actividad, que me lleva horas, al punto que cuando reacciono es porque alguien toca mi puerta. ¡Mierda! Veo el reloj, paso el tiempo y no me arreglé,