El resto de la mañana me la pasé tirado como una marmota en uno de los dos enormes sofás que hay en el salón. No estaba de humor, no quería hablar con nadie, solamente tenía la televisión puesta para que hiciera ruido, ya que no le presté la más mínima de las atenciones.
En estos precisos momentos, son las cinco de la tarde y parece que me encuentro solo en la gigantesca casa, pero no. Mi padre se encuentra descansando en su habitación, mientras que Gerben, se metió hace unas horas, justo después de comer en su laboratorio, y no ha salido desde entonces de ahí.
No sé qué hacer para que este aburrimiento pase de largo y se instale en otra persona, y una de las opciones que mejor me vendría, no la puedo hacer.
Salir a dar un paseo aunque sea a los alrededores es una de las opciones que queda descartada. Lo tengo completamente prohibido. Soy consci
Mi abuela se hallaba justo a un costado de mí, mantenía una de sus manos reposada en el respaldo de la silla donde me encontraba sentado.—¿Cuál es la habitación de Ludger? Querría ir a verlo —Hannie le pregunta directamente a Gerben.—Antes que nada —interrumpo —, quiero saber algo, algunas cosas no me cuadran.—Adelante muchacho, suéltalo —cuesta creer que este hombre que me está hablando de lo más tranquilo sea el padre de Annelien. Antes de decir cualquier cosa, inhalo y exhalo para poder decirlo —. Si en verdad sois los verdaderos padres de Annelien, ¿cómo es que conocéis a Gerben? ¿Y cómo sabéis del estado en el que se encuentra
—No tiene buena cara —siento mi cuerpo muy cansado, los ojos me pesan y no quiero abrirlos para ver caras.—Nunca la ha tenido —suelta otra persona, ahora no estoy para reconocer las voces, pero estoy casi seguro de que es Gerben la persona que ha hablado.—¿Siempre ha tenido la cara tan pálida? —porque no tengo casi fuerzas en el cuerpo, sino le metía un par de hostias para que se callara un poco. Parece que no se cansaba con tanta pregunta.—Sí.—¿Nunca se pone moreno?Me remuevo en el sitio y las voces cesan. No doy miedo para que ahora paren de hablar. Reprimo una sonrisa, y poco a poco, sin todav&
Después de lo que Antje había soltado tan repentinamente. Los cuatro nos mantuvimos en un inmenso silencio. Sin embargo, Antje, la chica que trabajaba para Gerben, no hacia otra cosa que parlotear, preguntando que si íbamos hacer algo.Yo por una parte tenía unas tremendas ganas de coger mi móvil y hacer una llamada a mi queridísima madre. No tenía ya suficiente con hacernos la vida imposible a su marido ni a su hijo; con eso no le bastaba, quería desatar por completo la guerra y llevarse por delante a cualquiera a su alrededor. No, no tiene el mínimo remordimiento de que sea algún familiar.Esta tan podrida por dentro que no se lo llega a creer del todo. Es tan miserable en esta vida, que tiene que joder la felicidad de los demás para poder sentirse
Parece que todo pasa a cámara lenta, desde que Diederik coge en brazos a Niek, cando yo me aparto hacia un lado para dejarles el camino libre, hasta que llega a la cima de la escalera y lo deja en el suelo. En ese momento me mira directamente a los ojos con el temor de haberla picado. Sin embargo, llevo mis ojos hasta ver la hora marcada en el reloj y falta casi un minuto hasta que vuelva a estar en el mismo estado.—¿Lo hemos hecho? —levanto la mirada y asiento. Voy subiendo las escaleras como si mis pies me pesaran diez kilos cada una.—Voy a subir al piso de arriba mientras que tú llevas en brazos a tu hermano, tienes que ser mucho más rápido que ahora —no podemos dejar que el tiempo corra en nuestra contra, es muy raro lo que le ocurre a Niek. Hay que descubrir de
Lake Louise. Diciembre, Canadá 2021.Ruud guardaba un secreto importante. Tan solo una persona en el pueblo sabia de él.Todos los días al caer la noche, toda la parte derecha del cuerpo se le cubría con piel de serpiente.Una de las noches más frías en el Lake Louise se encuentran un cuerpo sin vida de una muchacha flotando inerte en el agua.Ewout cuando se entera, inmediatamente se dirige a la cabaña de su amigo para contarle lo sucedido. Sabe de buena mano que Ruud no enciende para escuchar las noticias.Ewout estaba preocupado por su amigo, porque los síntomas que presentaba la chica daban indicios de que los restos de veneno que circulaban por todo su aparato circulatorio era de serpiente.
Hace unas horas había caído la noche, yo me encontraba dentro de mi cabaña desde temprano.La calma que se sentía en el interior del lugar donde me encontraba era acogedora. Sin embargo, se pierde en cuanto alguien aporrea la puerta tres veces seguidas, como si fuera una persona demente.En estos años que llevo viviendo en este sitio, solamente una persona me ha venido a visitar a mi hermosa y tranquila morada. Esa persona era Ewout.Vuelven a hacer lo mismo; golpear la puerta.Con toda la tranquilidad del mundo, me levanto de la butaca donde estaba sentado mirando fijamente al fuego de la chimenea que había encendido hace ya unas horas.Antes de hacer cualquier movimiento e ir hacia la puerta a abrirla y que entrara Ewout, cojo la sudadera negra del mismo respaldo de la butaca y me la pongo fácilmente.—¡Joder Ruud! –me maldice —Date prisa cabrón, afuer
Eran las ocho de la mañana, apenas hacia cinco minutos había sonado mi ruidoso y viejo despertador.Me encuentro boca abajo en medio de la cama, con la cara enterrada de lleno en la almohada, sin querer moverme de ella.Con tan solo pensar que van a venir mis padres y hermano se me revuelve el estómago. Aunque debo destacar que solo una persona intensifica más ese sentimiento; mi madre. Annelien Tholberg, de soltera Dirksen.Annelien es una verdadera víbora, más mala que el mismísimo demonio reencarnado en mujer. Si te quiere herir, busca la peor palabra que haya para describirte y te lo restriega y lo peor es que lo hace delante de la gente para dejarte en evidencia. Soy su hijo y he experimentado en carne propia su desagrado hacia mi persona. De todos modos, mi padre no es así, aunque al ser el títere número uno de mi madre mucho no puede hacer, lo maneja a su antojo.Ta
Antes de que me vea alguien iluminando mi cuerpo, me pongo la capucha de mi abrigo y escondo mis manos en los bolsillos de mis pantalones. Espero que esto se pase cuanto antes, no quiero llamar mucho la atención. Intento no ponerme más de los nervios y así quizás se vaya antes.Voy cada vez más despacio, intentando por todos los medios tardar más. Mi hermano se da cuenta y me coge del brazo para arrastrarme con él.—Como tardemos más, el cabreo de nuestra querida madre irá en aumento y lo sabes a la perfección. Es mejor no hacerla cabrear.¿Y él no comprende que si me ve así va a querer montar un gran escándalo?—Lleguemos tarde o no, lo va a estar. Parece que no conoces a Annelien —bufo cansado.Mi hermano frena en seco cuando se pone delante de mí, mira tras la capucha para ver si se ha quitado el color brillante.&mda